Aritz

Necesito escribir tu nombre, se me atraganta tenerlo tan callado… Como no tengo ocasión de pronunciarlo tanto como quisiera, escribo sobre ti.

13090085_10207670579256172_274456814_n.jpg

Bordados por una amiga de mi madre durante sus embarazos 

 

Te echo de menos. Echo de menos no haberte conocido fuera de mi.

Siento tu ausencia en cada detalle. Un vacío inmenso que es tu lugar, uno que nadie puede ocupar.

Tengo otro hijo. Un hijo que al que quiero tanto como a ti, porque una madre no hace distinciones.

No es justo que comparen. No puede competir la muerte con la vida.

No puede medir el amor hacia un hijo en meses. El tiempo no puede definir algo tan grande.

Su presencia no me aleja de ti. Estás más cerca que nunca, aunque algunos pretendan que eres pasado.

Tu hermanito me da la vida. Aquella que se me fue contigo.

Él vino a compensar el daño. Aunque el dolor permanece, amortiguado, y endulzado por su llegada.

Sonrío con su presencia. Seguiré llorando por tu ausencia.

Beso a Biel. Cuando lo hago, vuelvo a besarle para intentar darle todo el amor que me quedo para ti.

Veo crecer a mi bebé. Me pregunto como serías tu ahora.

Huelo su piel. Al hacerlo, me duele no poder recordar tu olor.

Tenemos cientos de imágenes y recuerdos suyos. Todos los que me faltan de ti, duele no poder volver a ver tu cara nunca más…

Miro sus manos, son grandes y fuertes. Siento todavía como eran las tuyas, tan diminutas y frágiles entre mis dedos.

Acaricio su piel, tan delicada. Y mientras lo hago, recuerdo la suavidad de la tuya.

Viste tu ropa, usa tus cosas, tiene tus ojos… Vive por ti, por ambos, lleva tu mirada para que te veamos en vida, y parezca que vives a través de él.

Duerme plácidamente mi hijo pequeño. Recordándome tu rostro de sueño eterno, en paz.

Todos se interesan por él, dicen que es hermoso. No fue así cuando tu naciste, no te nombraron, no preguntaban, no saben que eras tan perfecto como él.

Biel recibe el cariño y las palabras que a ti no te llegaron… Por eso repito una y mil veces cuánto te queremos, que precioso bebé eres.

Él es el centro de las miradas y la atención, mientras que nadie parece recordarte…  y cuando alguien lo hace, fugazmente, pronunciando tu nombre, sonrío, orgullosa de que hablen de mi otro hijo.

Tanto te amo, tanto le quiero… Los dos sois parte de mi, uno crece a mi lado, el otro permanece etéreo, presente.

Parí dos hijos, pero en este plano, vivo con uno.

Al tener un hijo vivo estás más presente que nunca. Soy madre de la vida y madre de la muerte.

Te quise antes de que existieras, y te quiero más allá de tu existencia física.

Contigo aprendí a vivir con la muerte presente, para poder ver la vida en su totalidad.

Las madres cuando engendramos vida y la sostenemos, somos dichosas creadoras y protectoras. Después de ti, entendí que también podemos albergar muerte, y mantenerla presente con el amor infinito de quien ama más allá de lo tangible.

Conocedora de que mis entrañas y mi cuerpo son una jaula, una limitación física que me mantienen al margen de tu existencia; acepto ser madre incompleta en esta vida porque desde tu eternidad me enseñaste que existes en mi, en todo.

Soy feliz a pesar de no vivirte, puedo vivir a tu hermano, y abrazar tu muerte.

Aunque no me entiendan, aunque te tengan menos en cuenta, para mi sois dos caras de la misma moneda.

No hay día que no piense en ti, necesito nombrarte, recordarte, hacerte partícipe de nuestra felicidad.

Sigues recibiendo mi amor en cada gesto que le dedico a Biel, siempre.

Mis dos hijos, cada uno en su camino, iluminando el mío.

Aritz, tu hermano pequeño está aquí por ti, gracias por habernos llevado hasta él.

Os quiero mis niños ❤

 

Si te ha gustado lo que has leído, no dudes en compartir, comentar, darle a me gusta y seguir mi blog! Gracias por leerme 🙂

Abrazos mamíferos ❤

Vídeos sobre duelo

Hace unos días, la Fundación Era en Abril a la que estoy suscrita, publicó varias entradas en las que se enlazan vídeos, documentales, y películas. Me ha parecido interesante enlazarlas aquí para tod@s aquell@s a los que pueda interesar, y tenerlas en el apartado de recursos.

Todavía no he visto todos los vídeos, lo voy haciendo poco a poco, porque estoy sensiblona y no quiero ponerme demasiado triste. Pero se que todos ellos tienen como argumento central la pérdida de uno o más hijos, y su duelo.

Os dejo los enlaces:

Película: La memoria del agua.

Cortometraje: Bebés invisibles.

Cortometraje: Peekaboo.

Película: The deafening silence.

Documental: Still loved.

Película: La mujer del chatarrero.

 

Algunos están en su versión original, pero vale la pena verlas si entendéis el inglés. No voy a comentar nada sobre los vídeos que ya he visto, porque no tendría sentido explicar un vídeo antes de que lo veáis. Tanto el  argumento como el impacto emocional que nos pueda causar, es algo que me gusta respetar para que cada un@ saque su conclusión y sea natural. A medida que las vayáis viendo, podemos ir comentándolas, a ver que os parecen 😉

Agradezco a Era en Abril los valiosos recursos que nos brinda, y la maravillosa labor de apoyo y visibilización del duelo que hacen.

 

Si te ha gustado lo que has leído, no dudes en compartir, comentar, darle a me gusta y seguir mi blog! Gracias por leerme 🙂

Abrazos mamíferos ❤

 

Hace un año que te fuiste…

Pocos recuerdan la fecha, pero hoy hace un año que nació y murió nuestro hijo Aritz. Llevo toda la semana pensando en él, echándole de menos, y acariciando a su hermano que es el único que puede recibir todo lo que no le pude dar a él. Hace un año estaba yo pariendo, hace un año que le conocimos y nos tuvimos que despedir de él también.

Han pasado muchas cosas desde entonces, pero para mi parece que fue ayer. Tengo grabada su preciosa cara, tan relajada, en paz. Tenía la boquita de Mamífero, los ojos pequeños y achinados como los de su padre también. Las manos más diminutas que he visto jamás, y la piel más suave que el terciopelo. A nadie le importa, nadie pregunta como era… Por eso lo digo, nuestro hijo era hermoso. Perfecto todo él, un bebé normal, nada parecía indicar que estaba tan enfermo…

Ahora debería estar celebrando un cumpleaños, cuidando y disfrutando a un bebé de un año… Pero hace un año que nació, y ya estoy preparándome para un nuevo nacimiento.  A mi cuerpo no le he dado a penas tiempo de volver a la normalidad, es como si llevase dos años embarazada.. De hecho en este período, he pasado más de doce meses gestando vida. Mucha espera, paciencia y energías invertidas. Y sobre todo, hemos generado mucho amor, que espero poder volcar en Biel.

El año pasado perdimos lo más importante que unos padres pueden perder, pero también hemos ganado. Este año hemos aprendido a sobrevivir esa ausencia. Quizá desde fuera no se valora, pero ser padres sin hijo es una batalla diaria que duele cada día. Pero hemos ganado un hijo eterno, hemos aprendido a amar lo intangible.

Con todo el dolor de mi alma escribo para él como lo he hecho desde su marcha. Soltando, sin apenas rectificar una palabra, para que se vayan las lágrimas, y se quede solamente su esencia. Lo único que importa es recordarle con amor, siempre, y vivir agradecidos por todo lo que nos ha enseñado.

Todavía en duelo, aún puérpera y embarazada a la vez, me siento en paz. Con dolor, si, con miedos, también, y con las emociones a flor de piel, pero feliz. Muchos me llaman fuerte, valiente, luchadora… Otros se dirigen a mi como la de siempre, sin apenas darse cuenta de que estoy, todavía inmersa en algo muy intenso.

No merezco esos adjetivos, cualquiera en mi situación lo llevaría igual, incluso mejor. Si he sido valiente, es porque tocaba, no porque tenga una capacidad superior, y si sigo en pie, luchando, es porque se lo debo a Aritz. A los que pasáis por alto y normalizáis la situación, me gustaría pediros que se respetéis el dolor que todavía atravesamos, que no se haga el silencio ante su recuerdo. Es el mejor regalo, que le recordéis y le nombréis como alguien que vivió y existe para nosotros. Y lo mejor que nos podéis decir, es llamarnos padres, en presente, porque es como nos sentimos.

Con mucho que decir, acabo esta entrada, por hoy, porque es imposible acabar de expresar lo que siento.

Te echamos de menos hijo, t’estimem.

 

 

Si te ha gustado lo que has leído, no dudes en compartir, comentar, darle a me gusta y seguir mi blog! Gracias por leerme 🙂

Abrazos mamíferos ❤

 

 

 

Un aborto más…

Como os dije en la entrada de ayer, hoy os comparto como me sentía quince días después de mi último aborto…

Mañana tengo que ir al hospital, la última vez que pisé ese lugar fue para recoger la necropsia de nuestro hijo. Nada más pensarlo me entra pánico, y se agolpan en mi cabeza imágenes. Revivo el parto, la primera ecografia y el feliz sonido de su corazón, y la última en la que no había latido… el miedo y la angustia de las visitas a urgencias, la ilusión con la que acudíamos a los controles, la frialdad de mi ginecólogo diciéndome que era un «aborto», cuando nos dijeron que era un niño y pudimos llamarte Aritz… 

Recuerdo tanto lo bueno como lo peor, supongo que mi cabeza necesita compensar tanto dolor con las imágenes felices. Gana la tristeza ahora mismo, la melancolía, el vacío, le hecho de menos… Nunca más volveré a tener un embarazo tan feliz, las buenas esperanzas siempre andarán teñidas de inseguridad, miedo y angustia.

He vuelto a perder un embarazo, otra vez. Duele, son tantas veces, tanto tiempo luchando… Pensaba que con el embarazo de Aritz, los abortos tempranos se habían solucionado, que algo había cambiado, pero no. 

Pasamos el proceso en casa, lejos de ese hospital maldito, ya conozco a mi cuerpo y se lo que debo hacer. Quise afrontarlo en la intimidad, a mi ritmo, con calma, sin protocolos ni violencia. Mi cuerpo y mi mente, así como ese bebé, me pedían nido, paz, cariño. Sabía que debía evitar los miedos y el estrés, para poder fluir. 

Tuve que defenderme de los miedos de mi madre, no la culpo por temer a algo tan horrible y desconocido, pero necesitaba apoyo. Intenté explicarle que me encontraba bien, y que estaría atenta a cualquier hemorragia o síntoma de infección. No había motivos para alarmarnos todavía, y no tenía porque pasar por una intervención y sus riesgos innecesariamente. 

Mientras defendía mi derecho a dejar a mi bebé marcharse en paz, y aún sabiendo que ya he pasado por esto, afloraban mis miedos… ¿y si no lo expulso del todo? ¿y si tenemos que acabar en urgencias? ¿Y si pasa algo que afecte a mi, ya pobre, fertilidad?… Pensar en eso no me convenía, sabía por propia experiencia que tenia la capacidad y tiempo de sobra para hacerlo sola.

Me dejó agotada discutir eso en un momento así, no volví a mencionar el tema para callar a la inseguridad,  volver a confiar en mi misma, y conectar con mi cuerpo. Tanto me afectó, que no se lo dije a mi padre, por no volver a pasar por lo mismo… Pasaron unos días hasta que tuve fuerzas para decírselo, pero ya se lo había dicho ella. Así que estaba preocupado, enfadado y seco conmigo. Aunque le pedí disculpas por no haberle avisado, y le dije mis motivos, estaba dolido. Me pareció injusto que en un momento así nadie escuchase lo que necesitaba. Entiendo que se preocupe, pero no que se enfade. Otro problema añadido. No hemos vuelto a hablar desde entonces… 

Apenas hacía unos días que me sabía embarazada, y empecé a sospechar cuando al repetir el test días después, la línea apareció más leve. Repetimos unos cuantos los días siguientes, pensando que era defecto de los test, ya que estaban a punto de caducar. Fuimos a comprar uno a la farmacia, queriendo creer que ese si que se marcaría bien. Pero nos dio el mismo resultado… Un miércoles, el dia 27 de Mayo, me hice el test por la mañana y ya estaba completamente blanco. Ese blanco que a las que buscamos durante tanto tiempo un embarazo, nos duele tanto…

Esa noche, tuve el primer manchado, y horas después empezó todo. Los dolores me indicaban que sería rápido, y así fue. Esa misma noche salió un pequeño coágulo, i a su lado una nube de tejido rojizo. Sin duda aquello era nuestro bebé… Se lo enseñé a Mamífero, y con mucho dolor, me despedí de él… 

Sangré durante un par de días más, con dolores parecidos a los de una regla. Le siguieron cinco días más de restos, poca cantidad, y dolores más suaves. Fue relativamente fácil físicamente, estoy agradecida de que no se complicase ni se alargase demasiado.

Al principio me lo tomé bastante «bien», con lo que he pasado ya, era consciente de que estas cosas pasan. Pero esta semana me ha invadido una honda tristeza, vacío infinito, desesperanza, rabia, impotencia… La gran duda de si conseguiremos ser padres de un bebé vivo. No entiendo el sentido de todo esto, no se que camino debemos tomar si esto se alarga más años. 

El detonante fue la visita con mi comadrona, una semana después del aborto. Ya tenía hora de visita concertada, quise ir pronto para empezar los controles cuanto antes y tomar medidas para cuidar ese embarazo. Tuvimos que esperar nuestro turno un buen rato, como de costumbre, reviviendo cuando esperábamos con ilusión para escuchar el corazón de Aritz. 

No sabía como reaccionaría ella, ni como explicárselo, temía que ella tampoco entendiese porque no había ido al hospital. Cuando pasamos a la consulta, ella se alegró mucho de vernos al pensar que volvíamos con un embarazo, se lo conté de golpe y cambió su cara. Por suerte, no me echó en cara no haber ido al hospital, aunque si que le desconcertó mi manera de actuar, imagino que por no ser lo habitual. 

Hablamos de los anteriores abortos, y nos dijo que si queríamos ser padres, que fuésemos a por todas, directos a fertilidad. Otra vez, pensar en pruebas, esperas… Pero era lo que debíamos hacer, para evitar perder más embarazos teníamos que dar con el problema. Ya nos habían hecho algunas pruebas sin encontrar nada, sabíamos que para las siguientes debíamos ir a un centro distinto, y entrar en la lista de espera, es desesperanzador… Es como volver a empezar de cero, una vez más. 

Nos dio hora para comprobar con una ecografia si había expulsado todo, una semana después. Es mañana, volveremos a pisar esa sala en la que supimos que nuestro hijo ya no tenía vida. Como odio esa sala, ese hospital. Me avisó que me ponía la hora en obstétricas, es decir, que estaríamos en la sala de espera con felices embarazadas, y yo vacía. Pero eso ya me ha pasado muchas veces en estos años. 

Lo más deprimente es que ahora debemos dejar pasar un ciclo, hasta volverlo a intentar. Apenas hace un par de ciclos que dejamos de esperar el tiempo que nos recomendaron después del parto de Aritz, y volvemos a estar encallados. Me siento como si no pudiésemos avanzar, no podemos seguir peleando por nuestro sueño. Se que solamente es un ciclo más, de entre tantos que hemos esperado, pero me entristece. Se me hace una eternidad…

Si tuviésemos algo de dinero podríamos salir a comer, despejarnos, irnos un par de días, intentar distraernos… Pero es el peor de los meses, hemos cobrado medio sueldo, y encerrados en casa esto se hace insoportable. No puedo dormir, me levanto sin ganas de nada, tarde, y cuando me animo a salir a pasear, se pone a llover como si fuese el fin del mundo. Comería hasta reventar para calmar la ansiedad, pero la despensa está bajo mínimos… parece que no tengo derecho a compensar mis penas con ningún placer. 

Suerte de Mamífero, que está muy pendiente de mi, es mi gran apoyo. Me despierta paciente y amoroso, sabiendo que no quiero abrir los ojos porque me cuesta vivir esta realidad. Mientras duermo, al menos, el tiempo pasa rápido, cuando consigo dormirme, claro. El cansancio que acumulo hace que coja un sueño muy profundo. Él me deja dormir un poco más, es el único vicio que tengo, dejarme descansar. Vuelve más tarde con abrazos, sonrisas y caricias… Consigue hacerme reír otra vez…  por las mañanas, alargamos esos momentos felices todo lo que podemos. Hace que tenga ganas de volver a empezar, tenerle a mi lado es el motor que me permite seguir adelante. 

Mientras tanto, la gente opina, los que nos quieren nos ofrecen consejos, y normalmente, aunque no sea su intención, hacen daño. Nos repiten una y mil veces:

«sois jóvenes» (claaro), «no tiene porque volver a pasar» (no tiene porqué pero ya llevamos unas cuantas…), «no os obsesionéis» (como si fuese anormal preocuparse con lo que nos pasa), «podéis tener otro hijo» (si, otro), «tenéis que pasar página y tirar adelante» (venga, el siguiente!!), «no os podéis hundir» (no tenemos derecho ni motivos suficientes…), «mujer abortada, mujer preñada» (que bonita y graciosa la rima!) …

Lo dicen con cariño, no saben que decir, pero duele igualmente, y cansa…  Cuando tienes tal dolor, cada uno lo gestiona como puede, y nadie debe de cuantificar tu dolor, ni decirte como llevarlo. Si simplemente se limitasen a estar presentes, a ofrecer ayuda, escuchar si quieres decir algo, decir lo siento, dar un abrazo… Pero tener que escuchar esas frases hechas, lo que en ese momento no quieres ni necesitas oír, te hace sentir incomprendida. Reabren heridas, y atrasan el proceso.

Además tienes que considerarlo un gesto amable, escondiendo lo que sientes, que es lo que nunca se debe de hacer cuando estás mal.  Te dicen que no te hundas cuando es dónde estás, en la mierda, y es lo normal estar así, lo que toca. Pero sientes que, a sus ojos, lo estás llevando fatal. Nadie puede opinar cuánto tiempo debes estar triste, nadie sabe como es tu dolor, es tuyo. Necesitas comprensión, no que te juzguen, que te permitan estar en el lugar que estás. 

Alguien que se levanta cada mañana con una pena tan grande no debería ser juzgada, el simple hecho de seguir viviendo, de conseguir salir de la cama, sonreír un instante… Son grandes victorias a tener en cuenta, son un gran esfuerzo por salir adelante, aunque después te caigas mil veces más. Las recaídas son parte del proceso, es dejar ir lo que sientes sin aparentar lo que no es. 

Después de seis meses de haber perdido a nuestro hijo, sumamos un aborto más a nuestras espaldas. Hemos estado esforzándonos mucho para seguir este camino de subidas y recaídas, y seguimos adelante. Habíamos conseguido recuperar de nuevo la alegría por un nuevo embarazo, y de nuevo otro mazazo. 

Mañana nos toca enfrentarnos a ese hospital, a esa sala, a ese doctor… La última vez que estuve ante ese ecografo, fue para confirmar también, que no quedaban restos de lo que acompañaba a mi hijo. Mi útero estaba vacío, y verlo así, fue lo más triste que me pasó después de días de haber parido. Como si fuese una broma macabra, el ginecólogo me dio la imagen de mi útero vacío… Guardo esa ecografia, es la última que cierra el ciclo del crecimiento de nuestro hijo. 

Tengo miedo de revivir demasiadas emociones, solo quiero que pase el día, la semana, el mes… Me aterroriza pensar que queden restos y tener que pasar por un legrado después de todo… o que encuentre algo que no esté bien, y eso nos aleje más de nuestro sueño. 

Por momentos, me viene a la cabeza la estúpida idea de que podría estar embarazada, que quizá solo ha sido un sangrado y algo sigue vivo ahí dentro. A lo mejor, pienso inocente, la vida nos da una sorpresa, y mañana es un día feliz. No estoy loca, se que no es posible, que es enfermizo, pero es mi único consuelo ahora mismo. Prefiero tener vivo un único pensamiento positivo que luche contra todo lo negativo. No me cojo a eso como una esperanza, pero sería bonito, ¿verdad?

Siendo realista y práctica, necesito ir a esa ecografia y verlo por mi misma. Otra vez, confirmar que mi útero sigue deshabitado, para poder empezar a asumir otra pérdida, y como dicen, seguir adelante.

 

1456141_10202537802037412_387156677_n.jpg

Si te ha gustado lo que has leído, no dudes en compartir, comentar, darle a me gusta y seguir mi blog! Gracias por leerme 🙂

Abrazos mamíferos ❤

 

 

Opciones ante un aborto temprano, y porque elegí el manejo expectante

El aborto, se define como la interrupción de un embarazo antes de los 180 días de gestación, y puede ser espontáneo o inducido. Es un proceso en el que se expulsa el producto gestacional por vía vaginal, acompañado de sangre, y mediante contracciones del útero. Existen varios procedimientos que podemos seguir, os los detallo un poco a continuación.

 

Podemos elegir un aborto quirúrgico si así deseamos. Si no se termina de expulsar todo, o existe un riesgo para la mujer, también se opta por esta vía. Previa desinfección, se dilata el cuello uterino, y se practica un legrado (raspado), o una aspiración que es menos invasiva. El procedimiento de vaciado se hace preferentemente con control ecográfico para mayor seguridad.

Para estos procedimientos, al precisar de anestesia (general o local a elección de la paciente), es conveniente no haber comido en las 8 horas previas a la intervención, y acudir acompañada. Si se la anestesia es local, las molestias suelen ser parecidas a las de una menstruación. El proceso no suele durar más de 15 minutos, y después, se tiene a la paciente una hora en observación. Normalmente no es necesaria la hospitalización, y se hace un control en las semanas posteriores para verificar que no queden restos, y si quedasen, debe repetirse la intervención.

Hasta las 18 semanas de gestación, el proceso quirúrgico es similar aunque con anestesia general, pudiendo requerir a partir de las 12, medicación para ablandar y dilatar el cuello del útero. También requiere un mayor tiempo de observación posteriormente. A partir de las 19 semanas de gestación, además de la medicación para prepararación cervical previa, puede requerirse medicación para inducir las contracciones, y posteriormente, se requieren 24 horas de ingreso en observación.

Antes de la séptima semana de gestación, en el caso que no desees ni necesites un legrado, y quieras acelerar el proceso, existe la opción del aborto farmacológico. Se toma una medicación (bajo prescipción médica), que puede desencadenar el proceso, aunque no siempre es efectiva, y puedes esperar a que ocurra en tu domicilio, o bien en el hospital, dónde te sientas mejor.

Si se opta por un manejo expectante, el proceso es distinto, se trata de dejar que el cuerpo empiece por si mismo el proceso de dilatación y expulsión. Es un proceso más largo y doloroso físicamente, pero para muchas mujeres, es la mejor manera de despedirse de su bebé, y lo prefieren al tener menores riesgos y ser menos invasivo.

El sangrado puede ser escaso, y durar un mínimo de 3-5 días, aunque se estima una media de 8-10 días, pero también puede permanecer hasta la siguiente menstruación. Eso depende de cada caso en particular, por lo que hay que estar atentas que no se produzcan hemorragias intensas o dolor excesivo. Se sienten contracciones en la expulsión, y normalmente después de haber expulsado el saco gestacional, el sangrado debe ir disminuyendo a medida que se acaba de expulsar el tejido endometrial.

El dolor es como las de una regla intensa, y se pueden tomar los mismos analgésicos que usarías para paliar un cólico menstrual, si lo deseas. Aunque se de sangrado, es posible que no se haya expulsado todo, por lo que se recomienda un control ecográfico cuando se termina el proceso y con una regla de por medio (que acaba de limpiar) para verificarlo.

 

 

VENTAJAS, DESVENTAJAS Y RIESGOS

La mujer tiene derecho a optar por un aborto quirúrgico, una inducción farmacológica del aborto, o bien, el manejo expectante del mismo. Todas las opciones son igual de válidas, aunque tienen ciertas ventajas y desventajas que la mujer debe de saber y valorar para decidir.

Las principales ventajas del procedimiento quirúrgico son principalmente el factor tiempo y la sensación de seguridad que puede aportarle a la mujer el entorno clínico. Cuando una mujer sabe que su bebé no vive o debe interrumpir el el embarazo por alguna razón, tener que esperar a que se desencadene el proceso puede ser muy duro emocionalmente. Por lo que si prefiere acabar cuanto antes, elegir este proceso es lo mejor para ella. Además, el procedimiento quirúrgico suele ser poco doloroso en comparación con el manejo expectante, y los días de sangrado suelen ser menos al ser un proceso más rápido.

Por otro lado, el manejo expectante, ha demostrado tener numerosos beneficios, y menores riesgos que el procedimiento quirúrgico. Según un estudio publicado por la Biblioteca de Salud Reproductiva de la OMS (os dejo el enlace al final), el riesgo de infecciones y hemorragias es menor si se opta por el manejo expectante.

Además de los riesgos asociados a la anestesia, un legrado conlleva mayor riesgo de abortos futuros y deja una cicatriz en las paredes del útero que puede dificultar un nuevo embarazo. Entre otros riesgos, existe riesgo de perforación de útero, disminución del grosor uterino, y la aparición de adhesiones o adherencias.  El proceso quirúrgico inhibe el baño hormonal de oxitocina, que es un antidepresivo natural que ayuda a empezar el proceso de duelo y hacerlo más llevadero.

13769051423_f8f4eda2ce_o.jpg

 

PORQUE ELEGÍ EL MANEJO EXPECTANTE

En mi caso, por tener problemas de implantación, y abortos de repetición, lo último que me convenía era legrarme, así que lo tenía muy claro. Y en el caso de no haber una expulsión completa, siempre quedaba la opción de acudir al hospital. Solamente me apoyaba Mamífero, mis padres no entendían mi postura de no querer ir al hospital. Es difícil afrontar tus propios miedos a que algo vaya mal, y añadir la presión externa.

Quiero dar luz a las mujeres que, como yo, deciden hacer un manejo expectante del aborto, y dejar que todo siga su curso. Ya que por lo general carecemos de información, apoyo médico y de nuestro entorno, y normalmente no nos dan opciones, cuando es nuestro derecho.

Obviamente, es algo que debe hacerse siempre que tu salud no esté en peligro, y ser consciente de que lo que puede suceder para actuar ante hemorragias, infecciones u otras complicaciones. Es una decisión muy personal, que debe tomarse bien informada y segura, ya que en una situación así, el estrés y el miedo pueden complicar el proceso.

Por supuesto, si prefieres acudir a un hospital, la decisión es igual de respetable. Lo vital es que elijas lo que te haga sentir más segura, y tranquila. Cuando el aborto no se ha desencadenado por si solo y es inducido (bien por estar retenido, o por ser electivo), también se puede provocar la expulsión mediante medicación. En ese caso, el proceso que sigue es parecido al de un aborto espontáneo, así que la información que comparto también te puede ayudar a lidiar con el proceso.

Un aborto no deja de ser un pequeño parto, intervienen los mismos mecanismos, y nuestra amiga oxitocina, que nos proporciona placer y contracciones, es muy tímida y miedosa. Por eso debemos estar cuanto más relajadas y seguras, mejor, para ayudar a que las contracciones aparezcan, sean efectivas y ayuden a nuestro útero a limpiarse.

Es importante controlar que no se de un volumen de sangrado excesivo, ni dolores muy agudos. Y que en los días posteriores, vigilar que no haya fiebre, o malos olores. Mientras que no se de ninguno de estos síntomas, es seguro estar en casa, dejar pasar el tiempo, y no tener ninguna prisa por acelerarlo. Y cuando aparezca la siguiente regla, es recomendable verificar con una ecografía que se ha expulsado todo correctamente.

Físicamente, y de cara a la recuperación anímica también, es beneficioso que el proceso se desencadene por si solo. Y este era uno de mis principales motivos para elegir el manejo expectante, poder elaborar bien el duelo desde primer momento y dejar que cuerpo y mente asimilasen lo que pasaba.  El subidón de oxitocina es de gran ayuda, aunque la pena inmensa no te la quita nadie, pero el cuerpo sabe lo que hace, y nos da esa ayuda para encarar la nueva situación. Después de varios abortos, y de haber tenido un parto natural, no tengo dudas de que he podido seguir adelante con más facilidad gracias a respetar los tiempos y dejarme fluir.

En la siguiente entrada, os comparto lo que escribí durante mi último aborto, que fue después del embarazo de Aritz y antes del de Biel. Tuve tres abortos más, antes de concebir a Aritz, todos ellos se detuvieron entre la 5a i 6a semana de embarazo. Siempre los he pasado en casa, o en el el trabajo. Por suerte, nunca me han legrado. Así que comparto este como reflejo de los anteriores ya que fueron procesos similares.

 

Os dejo estos enlaces por si queréis tener más información, espero que os sea de ayuda, aunque deseo que no los necesitéis por estar sufriendo un aborto.

Parir los restos, manejo expectante del aborto espontáneo, artículo de EPEN:

https://www.elpartoesnuestro.es/blog/2010/02/14/parir-los-restos-manejo-expectante-aborto-espontaneo

Información sobre el legrado, ventajas, desventajas y peligros, artículo de EPEN:

https://www.elpartoesnuestro.es/informacion/embarazo/el-legrado

Conducta expectante versus tratamiento quirúrgico para el aborto espontáneo, informe de la biblioteca de salud reproductiva de la OMS:

http://apps.who.int/rhl/pregnancy_childbirth/antenatal_care/miscarriage/awcom1/es/

Relato sobre el manejo expectante del aborto: mi segundo parto, publicado en Mimos y Teta:

http://mimosytetablog.com/relato-sobre-el-manejo-expectante-del-aborto-mi-segundo-parto/

 

Si te ha gustado lo que has leído, no dudes en compartir, comentar, darle a me gusta y seguir mi blog! Gracias por leerme 🙂

Abrazos mamíferos ❤

Cuando los hijos se hacen esperar…

Para muchos, tener hijos es algo que sucede, sea buscado o encontrado. Se supone que es tan sencillo como dejar de poner medios y quererse mucho. Pero para muchas otras personas, es una verdadera odisea, que conlleva mucho sufrimiento, esfuerzo, valor, dedicación, energía… Tanta implicación repercute en nuestro estado anímico y en la salud. Pero no solo eso, también puede afectarnos como pareja, o a nuestra economía, a la vida social y familiar, al trabajo…

Los que no han pasado por ello no nos entienden, para ellos es un regalo de la vida al que no han esperado y desesperado, sufrido por su ausencia, ni luchado para consguirlo, ni perdido cuando pensaban tenerlo, ni llorado cuando lo imaginaban… Nosotros si, durante años quizá, y duele cada día, cada ciclo perdido, cada aborto, cada problema que se cruza en nuestro camino.

Nos sentimos solos, incomprendidos, nadie parece querer escuchar tu dolor, tu duelo, tu pena… Pocos preguntan, y muchos opinan. Te dicen que eres joven, que no te preocupes, que cuando menos te lo esperes lo conseguirás… o peor, te dicen que con esa actitud no lo haces bien, y te sientes culpable, impotente, no puedes tomártelo bien.

Solamente tú y tu pareja sabéis por lo que estáis pasando, todo empezó con alegría y optimismo, como todas las parejas, ¿que habéis hecho mal? Ya lo habéis probado todo,  y nunca llega. ¿Porque nosotros? Te repites esa pregunta mil veces, y no hay respuesta.

Tus amigas, hermanas, cuñadas, compañeras de trabajo, vecinas, la clienta a la que atiendes, conocidas y desconocidas van quedando embarazadas. Todo a tu alrededor rebosa vida, y tu tan vací@. Te duele en el alma sentirte así, pero no lo puedes evitar. No puedes compartir el dolor que sientes al verles, no lo entenderán, te juzgarán.

Síndrome-del-Ovario-poliquístico-y-la-infertilidad

 

Nadie entiende porque no puedes sonreír, te lo recriminan, y te sientes egoísta por no estar a la altura. Eres tu quien actúa distinto, te sientes fuera de lugar, y te lo hacen saber: estás mal, lo haces mal, no te queremos ver así, cambia la cara, no te lo tomes así, no es para tanto, peor sería si… O simplemente no dicen nada, te ignoran a ti y a tu realidad. Quieren que seas la persona que eras antes, ahora no les sirves.

A tu alrededor ves familias con hijos, algunos no parecen felices, otros se quejan… Que dura es la maternidad, que cansad@ estoy, mi vida no es lo que era, a ver cuando empieza el cole y desconectamos, no tengo tiempo para nada, mis hijos me agotan… Y tu piensas lo injusta que es la vida.

Lo deseas demasiado, quizá no sea el momento, ser madre no es lo único en el mundo, se puede ser feliz sin hijos, si no te relajas no lo conseguirás, no pasa nada por adoptar, tómate un respiro, no puedes tomártelo tan a pecho, no es tan grave, ya está bien de darle vueltas al tema, no te lo tomes así, cuando seas madre/padre ya te enterarás de lo que es sufrir, no pasa nada, hay muchos avances en tratamientos de fertilidad, fulanita no podía tener hijos y ya va por el cuarto, menganita lo consiguió relajándose y yendo de vacaciones, cuando menos te lo esperes ocurrirá, ya está bien con ese tema, piensa en otras cosas …

Tantas tonterías te dicen, tan fáciles de pronunciar desde el otro lado, tan vacías de sentido, consuelo y empatia…

Y tan pocas veces escucharás: te comprendo, tienes derecho a sufrir, lo estás haciendo muy bien, lo que sientes es normal, te apoyaré en lo que necesites, me importa lo que estás sintiendo, respeto tu sentir, entiendo que esto os afecte, es muy injusto lo que os pasa, es humano derrumbarse, respeto tu dolor, es lógico que te duela ver niños/bebés/embarazadas, la situación es muy difícil pero sois capaces de superarlo, admiro vuestra determinación, estáis haciendo lo correcto, si lo necesitas hablamos de ello, ¿como lo lleváis?

Vas al médico y te pregunta si tienes hijos y te parte el alma la respuesta que le tienes que dar. Ves un bebé y sientes que tu estómago se encoge de dolor. Te cruzas con una embarazada o una pareja con un bebé y sientes que eso nunca os pasará a vosotr@s. En las noticias hablan de un bebé abandonado y quieres matar por él. Ves a un padre/madre gritar, ignorar o despreciar a su hijo y te dan ganas de partirle la cara. Llega la menstruación y te duele como si perdieses un hij@… Realmente lo has perdido, todas las esperanzas puestas en ese óvulo se van cañerías abajo.

Volver a empezar cada ciclo, cada tratamiento es esperar una eternidad, quizá para nada. Cada día parece tener el triple de horas. Mes a mes te desgarra la realidad de sentir que estáis siempre en el mismo punto. Cada pérdida sientes que has perdido un trozo de ti mism@ que no recuperarás. La candidez y la inocencia se han ido, hay huecos que debes reparar para continuar y se te agotan los recursos.

Un test de embarazo negativo os fulmina, un test de embarazo positivo os da miedo. No dais nada por seguro. La desconfianza y el miedo a volver a tener una decepción os corta las alas y solo podéis esperar con el corazón en un puño, desde la distancia para que duela menos. Pero si duele, y no por más acostumbrarse duele menos.

No quieres cumplir años, eso lo hace más difícil, más lejano. Las fechas señaladas son otro contador más del tiempo que ha pasado. Cuesta seguir viviendo mientras tanto, y nadie te lo pone más fácil porque no te pasa nada.

El mundo se empeña en convencerte de que no es tan grave y tu solo necesitas algo de empatia, reconocimiento, saber que no estas loc@. Te dicen que no tienes motivos para llorar, que eres débil, exageras, que debes seguir adelante, no te puedes hundir. Y eso te hunde más y más.

Te preguntas si volverá a ser como antes, y sabes que no, que esta experiencia os ha cambiado. ¿Merece la pena? Si, claro que si. Seguiremos persiguiendo nuestro sueño hasta que podamos.

A tod@s mis compañer@s con problemas de infertilidad, esterilidad, pérdidas a sus espaldas, o que carecen de medios, pareja o posibilidades para concebir un hijo; que llevan tanto luchado, tanto perdido y tan poco valorado:

Os admiro, sois más fuertes y valientes que la mayoría, que no os digan lo contrario. Los que hemos pasado por esto sabemos lo que vale un/a hij@, lo que somos capaces de soportar, lo buenos padres y madres que somos aunque no tengamos a nuestros hij@s aquí.

Somos madres y padres invisibles en esta sociedad, pero lo somos.

 

Si te ha gustado lo que has leído, no dudes en compartir, comentar, darle a me gusta y seguir mi blog! Gracias por leerme 🙂

Abrazos mamíferos ❤

 

 

 

 

 

 

 

 

Diada de Petits amb Llum 2015

Hoy, en Barcelona, la Asociación Petits amb Llum, junto con las familias, han celebrado una diada en memoria de nuestros hij@s en el Parque jardins de les infantes. Con suelta de globos, manifiesto, inflables para los niños, bar, mesa de información…

Seguro que ha sido muy bonito y emotivo poder compartir el recuerdo de nuestros hijos con todas esas familias a la vez. Nosotros no hemos podido ir, a ninguna de las concentraciones, por distancia y porque mi pareja trabaja. Pero me hubiese encantado poder participar.

Una chica, majísima, que administra el grupo de apoyo en facebook Grup de Dol gestacional i neonatal Catalunya, y que gestiona la página Maternidad Arcoiris, ha hecho posible que participemos en la diada sin estar presentes. Me mandó un mensaje preguntándome si quería que hiciese una estrellita de recuerdo para nuestro hijo Aritz, y así poder soltarla con otras en uno de los globos. Con ese cariño, de mamá arcoiris hacia otra semejante, se acordó de nosotros, y nos ofreció este bonito gesto.

Éstas han sido algunas de las fotos que me ha mandado y quiero compartir con vosotr@s:

12167647_10207732540935571_257849426_n Artiz

Nos ha hecho muy felices saber que ha habido un lugar en ese homenaje para nuestro hijo, te estamos infinitamente agradecidos ❤ Ha sido muy atenta y cariñosa, ofreciéndonos apoyo, preguntando como llevo el embarazo, y enviándome muy buena energia.

Su pareja, me contactó hace unas semanas, para ofrecernos unas sesiones de hipnoparto, para que afrontemos el embarazo y parto con más calma. Me pareció un detallazo, y estoy deseando poder conocerle y hacerlas. De momento no hemos podido ir por trabajo y distancia también, pero lo tenemos muy presente para cuando mi pareja esté más tranquilo laboralmente. Os comparto su página por si os interesa contactar con él, creo que es un valioso recurso, además de ser una gran persona:

http://www.coachingpersonalbarcelona.com/es/noticias-detalle/Sesiones-gratuitas-de-HipnoParto-para-mamas-que-esperan-Arco-Iris/

Gràcies a tots dos!!! Espero que no us molesti que parli de vosaltres per aquí 😉

Petons i abraçades multicolors ❤

12170739_10207733796246953_987657370_n

¡¡Vuela alto hijo!!

 

Si te ha gustado lo que has leído, no dudes en compartir, comentar, darle a me gusta y seguir mi blog! Gracias por leerme 🙂

Abrazos mamíferos ❤

Carta de agradecimiento a nuestro hijo Aritz

Hoy, ya que es un día señalado en conmemoración a nuestros hijos, quiero compartir con vosotr@s una carta que escribí para nuestro hijo Aritz. Dos semanas después de su partida, la madrugada del 21 de diciembre de 2014.

No os olvidéis hoy de encender una velita por todos ellos, a las 19h. en cualquier parte del mundo ❤

Os copio primero un fragmento que encontré después de escribir mi carta, que es muy simbólico, sobre el cambio de ciclo. Es una especie de oración wicca para el solsticio de invierno (Yule), que me parece muy hermosa, enlaza y describe muy bien como me sentía en esa transición…

» Esta es la noche del solsticio, la noche más larga del año. Ahora las tinieblas triunfan, y aún así queda todavía un poco de luz. La respiración de la naturaleza está suspendida, todo espera, todo duerme. El rey oscuro vive en cada pequeña luz. Esperamos al alba, cuando la gran madre dará nuevamente, a luz al sol, con la promesa de una nueva primavera. Así es el nacimiento eterno, donde el tiempo nunca se detiene, en un círculo que lo envuelve todo. Giramos la rueda para sujetar la luz. Llamamos al sol del vientre de la noche. Así sea. «

Rueda de la vida pagana

Rueda del año pagana

Esta es la carta de agradecimiento que le dediqué a nuestro hijo. La transcribo de mi libreta, traducida, ya que siempre escribo en catalán.

wicca2

Solsticio de invierno, la noche más larga, y el día más corto.

Hace dos semanas que te fuiste, y parece una eternidad… Han sido noches realmente oscuras y largas sin ti. Días, horas y minutos densos y difíciles. Una pesadilla que dura demasiado tiempo, y muy poco, para poder asimilarlo como algo real. Un fin demasiado abrupto.

Mi útero palpita, empequeñeciéndose por tu ausencia, y me recuerda cuando jugabas dentro de mí… A veces, sonrío recordándolo, y otras lloro, pensando en lo felices que éramos contigo y cuánto te echamos de menos. Tu nos enseñaste a serlo, cuánta felicidad cabía en nosotros, pequeño-gran maestro.

Nos regalaste seis meses de la más absoluta dicha, que aunque ahora parezca lejana y dormida, todavía revive con tu recuerdo. En cuanto recuperemos las fuerzas, la retomaremos, y crecerá con nosotros tu legado. Tú siempre estás, y permanecerás con nosotros, vivirás en nuestra alegría, y luciremos nuestra felicidad para que puedas expresarte en nuestras sonrisas.

Con nosotros queda el recuerdo de esos meses felices, en los que saboreamos contigo cada momento mientras te esperábamos, celebramos tu crecimiento cada semana, cada recuerdo, anécdota… Disfrutamos pensando en todo lo que queríamos hacer contigo, y para ti. Aprovechamos cada instante, por suerte, juntos los tres, cada día, amándonos. Tu padre nos cuidó muchísimo, no lo tuvo fácil, pero lo hizo a la perfección. Gracias a él llegaste a este mundo, y con su ayuda, creciste y viviste sano dentro de mí. Es un gran compañero, un padre amoroso y entregado… Sin duda, es con quién quiero seguir el camino de aumentar nuestra familia.

Gracias a ti hijo mío, he aprendido a vivir desde la calma, a sopesar lo que realmente importa. A dejar atrás lo malo, y quedarme con lo bueno, lo único que importa. Desde esta nueva perspectiva, me he reencontrado con tu padre, sin intención de cambiar nada de nosotros mismos. La única pretensión que tengo, es exprimir cada instante de felicidad, y apoyarnos en los baches. Con lo que hemos vivido, me he dado cuenta de que es el hombre de mi vida ( junto a ti ). No le ha superado el dolor, ha madurado con él. Es más fuerte de lo que pensaba, ha sabido contenerme en situaciones límite, desde el amor más puro. Le amo infinitamente, cada día que pasa más.

Tu etapa de vida terrenal, ha supuesto para nosotros una unión más firme, y nos ha hecho más fuertes. Hemos crecido, gracias a ti. Desde que anidaste en mi vientre, empecé a querer mejorar como persona, a moldear mis defectos. No quería hacerte daño con mis miedos, por ser demasiado ansiosa o negativa. Quise ver la vida de otro color para transmitirte la mejor versión de este mundo. Te estoy inmensamente agradecida por enseñarme a disfrutar el ahora, a valorar lo que tenemos. Eso ya es parte de mi nueva yo, la que quiero seguir siendo de ahora en adelante. He aprendido a confiar en mí misma, en mi fortaleza natural. A agradecer y respetar mi cuerpo como templo de la vida que es. 

Tu me diste la seguridad que me faltaba, y por eso, ni siquiera en los peores momentos, tuve miedo. No me asustaba el dolor, ni siquiera cuando estaba en urgencias se me pasaba por la cabeza  la idea de perderte. Confiaba, los dos lo hacíamos, queríamos creer que estabas bien. Solamente me angustiaba tu bienestar, que no sufrieras. Nunca temí por mi misma, sabía que podía con todo.

Fue una gran lección hijo mío, ahora sabemos que en un futuro, debemos confiar en nuestra capacidad, no dejar lugar al sufrimiento, es lo único que podemos hacer. El miedo a lo que pueda pasar no os llevará a ninguna parte, no cambiará nada. Solamente aportaría más angustia, y eso no quise trsnsmitírtelo a ti, ni lo haré con tu/s herman@/s.

De la confianza y la seguridad, debemos sacar la fuerza y la entereza para luchar por nuestros derechos y una atención médica y emocional dignas. Contigo he vivido una dura experiencia, sumada a un trato indigno, que no vamos a volver a permitir. Me enseñaste que puedo parir, mi cuerpo sabe hacerlo. Nadie me va a decir como hacerlo, no me van a hacer sentir que ese proceso no me pertenece, nunca más. Gracias por permitirme tener esa experiencia tan empoderante.

Has sido tan buen maestro, en una vida tan corta, has cambiado tanto… y lo sigues haciendo. Soy otra, ya no somos los mismos. Seguiremos ese camino que nos has mostrado, contigo en otra dimensión, pero a nuestro lado. Y allí estarás, como referencia, cuando la cruda realidad nos vuelva a dar en la cara. Con lo que hemos aprendido, y lo que seguiremos cosechando, sabremos enfrentar y aprovechar lo que venga. 

Pasan los días, dolorosamente, nos alejan en un espacio físico y temporal. Tu alma, está con nosotros, eterna. Tan eterno como el vacío físico que dejaste en nuestra familia, eres irreemplazable. De la misma manera que la tristeza y la nostalgia me atrapan, también me invade la gratitud de haberte dado la vida, de haberte gestado, amado, parido y conocido. Todo lo que hemos vivido contigo e incluso, lo que imaginamos y nunca ocurrirá, es un bonito recuerdo. 

A partir de hoy, afortunadamente, las tristes noches, la parte del día más difícil de superar, se acortarán. Darán paso a la luz, día a día, en una transición lenta y dolorosa. La naturaleza es así, todo sigue, transmuta, y cuando te das cuenta, estás en algo totalmente distinto. Pasarán días eternos, llenos de dolor, indignación, ira, resentimiento, pena y vacío… sin ti. Cada uno de los días a partir de ahora, estará cojo, falto de una pieza clave. Espero que aprendamos a transitar esta nueva realidad imperfecta. Poco a poco, el cambio de ciclo nos llevará a la dulce primavera. Aquella en la que deberías haber nacido, si todo no se hubiese precipitado… Y entonces volveremos a llorarte, y a sonreírte. 

Cada día te recordaremos, existirás en nuestras nuevas alegrías y deseos, serás la luz guía de nuestras esperanzas. Seguramente caigamos muchas veces, empezar nuevos ciclos sin ti será duro. Pero sabremos disfrutarlos también en tu honor, como hacíamos tiempo atrás contigo. Aprovechando cada momento, cada oportunidad. 

Te queremos hijo, eres y serás parte de nuestra vida. El primer tesoro vital que hemos creado. Nunca, jamás, te olvidaremos. Siento una inmensa gratitud de haberte dado la vida, junto a tu padre. Si volviese atrás en el tiempo, volvería a buscarte y a disfrutarte, aunque implique volver a perderte.

Pequeño Aritz, eres un alma preciosa, irrepetible, un bebé perfecto. Gracias por existir. 

T’estimem, ara i sempre Aritz.

Emabarazada de tres meses :)

Embarazada de tres meses de ti 🙂

 

Si te ha gustado lo que has leído, no dudes en compartir, comentar, darle a me gusta y seguir mi blog! Gracias por leerme 🙂

Abrazos mamíferos ❤

Resultados de la necropsia de Aritz

Le precede la entrada Trámites después del parto de Aritz

Poco después de un mes del parto, recibí la llamada del hospital. Habían llegado los resultados, y justo esa semana tenía la cita de postparto con mi ginecólogo, así que no hizo falta que me diese hora. Impacientes, llegamos ese día a la consulta, y tuvimos que esperar un rato que se hizo larguísimo. Iba concienciada de que sería un día desagradable, que el ginecólogo seguramente seguiría en su línea de frialdad, y me predispuse a ser fuerte para afrontarlo.

Cuando entramos, buscó un sobre, era marrón y acolchado, y sacó unos papeles de dentro. Yo no hacía mas que pensar si estarían las huellas, y como no dijo nada, y para no hacerme ilusiones, pensé que no habrían podido. Mientras sacaba y desdoblaba los papeles, nos fue explicando que no habían encontrado nada concluyente. Gran decepción, esperaba que encontrasen una explicación… Dijo que el bebé había muerto a causa del desprendimiento de placenta, cosa que ya sabíamos, y que además le habían encontrado neumonía aguda.

Dijo que era muy extraño, que no entendía a qué podía deberse ya que dentro del útero no respiran (obvio…). Tanto el líquido, como el cordón y las membranas tenían una infección, pero no se sabía como había llegado hasta allí (según él, apareció sin más..). Pensé que debía pensar que éramos tontos, ya que un bebé en el útero no respira, pero si que traga líquido amniótico, el cual estaba infectado, así que por eso nuestro hijo tenía neumonía. Me dio la sensación de que no nos quería dar muchos datos, ni que le hiciésemos preguntas, ya que en seguida cambió de tema. Le pregunté si podía ser debido a mi infección de orina, y me lo negó. No le creí. Dijo que no valía la pena darle más vueltas, que estas cosas pasan, que no tiene por que volvernos a pasar ya que el bebé estaba perfectamente formado y sano hasta entonces, así que simplemente tuvimos mala suerte. Me sonó a discurso psicológico barato, no consideraba mis preguntas, no quería aclarar mis dudas, y respondía con evasivas del tipo: tenéis que olvidaros y buscar otro bebé. Con la «tranquilidad» que nos dio, y sus pocas explicaciones, no era como para ponerse a pensar en un nuevo embarazo, la verdad…

Al menos, tenía para nosotros una grata sorpresa: sacó de entre los papeles medio folio con unas huellitas diminutas… Las dos manitas y los dos pies, que se veían muy bien. Cuando las vi se me llenaron los ojos de lágrimas… Lo habíamos conseguido, eran sus huellas, la única prueba física que tenemos de su existencia. Eso nos hizo compensar las pocas explicaciones que nos dieron, y salimos de la consulta aliviados por tener un recuerdo, nuestro tesoro. Cuando le hecho mucho de menos, las saco, las toco y le digo cuánto le queremos…

Lo comparto con vosotr@s:

12030779_10206201696855030_908378664_n

Otra vez, salí de la consulta sin que me preguntase como estaba, y eso que era la visita postparto. No estuvimos allí más de cinco minutos. A mi tampoco se me pasó por la cabeza con tantas emociones. Pero igualmente, como ya os conté en la entrada sobre mi puerperio sin Aritz, ya me había preocupado yo de ir a ver a mi comadrona, a la médico de cabecera, y de pedir una ecografia. Así que si hoy estoy viva y sana, no es precisamente por la atención médica de mi ginecólogo.

Una vez en casa, y con la intranquilidad de no haber sacado nada en claro, me puse a leer detenidamente las hojas del informe. Me pasé una semana consultando en internet cada palabra, cada síntoma que tuve. Me bajé y revisé complicados y extensos textos médicos sobre corioamnionitis, sus causas, consecuencias y el tratamiento. Concluí que la razón más probable por la que mi hijo pudo ponerse enfermo fue mi infección de orina. No tuve ningún otro síntoma ni infección, y como leí, las bacterias pueden llegar hasta el útero, en raras ocasiones, pero puede pasar. Me hicieron montones de tactos las semanas previas al parto, lo que aumenta la probabilidad de que las bacterias puedan subir y llegar al bebé. Tampoco supe cuando fisuré la bolsa, debido al sangrado, que me impedía discernir si tuve pérdida de líquido amniótico,  y si estuve con la bolsa rota un par de días la infección pudo extenderse a sus anchas. Me indicaron tomar paracetamol cada 8horas para los «dolores», que resultaron ser contracciones, así que la última semana antes del parto lo tomé. El paracetamol es antitérmico y por eso nadie cayó en la cuenta de que podía estar con fiebre (infección), sin que tuviese la temperatura alta.  Pero en ningún reconocimiento, ni en mis visitas a urgencias, me hicieron cultivos, ni amniocentesis para saber si tenía infección en la bolsa. De pura suerte me salvé de que la infección pasase a mi sangre y estuviese en riesgo mi vida. Estas son mis conclusiones, ya que no me han dado más explicaciónes. Pero me cuadran a la perfección, y justifican por qué querían despacharme tan rápido y que no me cuestionase por qué no se dieron cuenta antes de que tenía tal infección como para llevarse a mi hijo, y ponerme a mi en peligro.

Lo único que tenemos son sus huellas, y el informe, que es dónde están todos sus datos médicos. Esto, junto con los papeles de mi embarazo y ecografías, lo guardo como oro en paño. Es lo más parecido a su documento de identidad pero con datos tan precisos y extraños como: cuánto pesó su estómago, cerebro, pulmones… Lamentablemente, en el lugar dónde debería aparecer su nombre, se lee: «feto de» y mi nombre…

Os comparto lo datos más significativos, al menos para mi:

Aritz midió 30,2 cm y pesó 640 gramos. Sus pies medían 4,1cm, y su cordón 19cm.

Su peso y medidas eran concordantes a su edad gestacional. Sin malformación alguna ni ningún órgano dañado.

Su diagnósitco:

*Placenta con corioamnionitis aguda moderada, con áreas de infarto focal y hematoma marginal.

*Funisitis aguda.

*Neumonía aguda intrauterina masiva bilateral.

*Sistema nervioso central y glándulas suprarrenales con signos de autolisis que limitan el valor diagnóstico histológico.

Tengo pendiente ir al hospital dónde le realizaron la necropsia, para pedir una segunda opinión, y para ver si guardan en el registro alguna fotografía. Es un trámite doloroso, pero que quiero hacer, ya que es lo único que nos queda por intentar. Se de muchas familias que han conseguido fotografías incluso años después, no en todos los hospitales las tienen, pero por intentarlo, que no quede… Este verano nos decidimos a ir, la verdad es que nos costó mucho y pasamos muchos nervios. Tenemos el hospital a dos horas de casa, y aprovechando que nos surgió una gestión que hacer por allí, fuimos sin llamar antes ni pedir cita, improvisando.

Al llegar allí, vi un edificio con un cartel que indicaba anatomía patológica, y tuve la sensación de que nuestro hijo estaba allí. Me entristeció, pero a la vez, era como visitarle, y me emocionó pensar que posiblemente estábamos muy cerca después de tanto tiempo separados… Como ya os conté, no quisimos enterrarle ni realizar ningún otro ritual, así que el único lugar «físico» donde podía estar, o dónde sabemos que estuvo por última vez, es en ese edificio. Eso me hizo replantearme si me hubiese gustado tener un lugar al que ir a visitarle. Todavía no lo tengo claro, ya que, no me gustaba la idea de relacionar un lugar con él, prefiero imaginarle, y le siento, cerca de mi espiritualmente. Pero, inevitablemente, ahora para mi ese hospital es como su «tumba»… Y no es un lugar bonito de visitar, ni de tenerlo como referencia… Así que no sé que es peor.

Entramos al hospital, y me tocó explicárselo a una administrativa, que me mandó a otra administrativa, la cual, nos dijo que la persona que hacía ese tipo de peticiones no estaba. Le pedí si me podía dar un teléfono y cuando encontrarla para no tener que hacer otro viaje en balde, y me lo facilitó. Pero ahí quedó la cosa, no he vuelto a tener fuerzas para llamar, así que, lo dejo para más adelante. Espero tener fuerzas para poder hacerlo y contároslo algún día…

 

Si te ha gustado lo que has leído, no dudes en compartir, comentar, darle a me gusta y seguir mi blog! Gracias por leerme 🙂

Abrazos mamíferos ❤

Trámites después del parto de Aritz

La primera mañana en casa después del parto, me despertó una llamada de teléfono, no lo cogí. No tenía ganas de hablar con nadie. Pero, arrepentida, y miré el número, un móvil, y llamé por si era del hopital. Me responde alguien que debía ser el ginecólogo de guardia, le explico quién soy y le pregunto si sabe por qué me han llamado. No sabe nada, pero llego a la conclusión de que había llamado mi ginecólogo. Llamo al hospital directamente, como siempre, tardan en coger la llamada. Cuando consigo hablar con alguien, me pasan la llamada a la consulta. Tardan en cogerla, y al final, me atiende la enfermera, que dice que ya se ha marchado. Le explico, y en seguida me dice que lo siente mucho. Me dice que sabe que me ha llamado por algo de la necropsia, pero nada más, así que me quedo con la duda. Me dice que me llamará al día siguiente.

Así fue, me llamó por la mañana, para decirme que teníamos que ir al hospital a firmar el consentimiento y rellenar unos papeles. Me dice que es bastante urgente porque hasta que no lo hagamos no se lo pueden llevar. Yo me pensaba que ya lo habíamos hecho, al menos lo hablamos… Podríamos haber hecho este trámite cuando estaba ingresada, y así no tendríamos que volver a ese lugar y ver a ese hombre… Además, justamente teníamos el coche en el taller, ya que las desgracias no nunca vienen solas. Así que, le dije que ese mismo día no podríamos ir, que al siguiente estaríamos allí. Aproveché y le pedí por favor que le sacasen las huellas a nuestro hijo. Me contestó que sería complicado, que estaba en formol y eso podía deformar los tejidos. Otra vez su falta de tacto, y poca predisposición a ayudarnos. La imagen de mi hijo en formol me parte el alma…  Aunque sé que hablo con una piedra, insisto, que lo intenten al menos, que es nuestro único deseo. Se sacó la responsabilidad de encima contestándome que lo diría a los de anatomía patológica del hospital al que lo mandarían. Le di las gracias, y nos despedimos hasta el día siguiente. Ni siquiera me preguntó cómo me encontraba…

Se lo conté todo a mi pareja, que se indignó tanto como yo al pensar que podrían haber hecho esa gestión mientras estábamos allí. Ese día lo pasé nerviosa al pensar que teníamos que volver allí, era lo último que queríamos hacer… Pasé muy mala noche, y me desperté muy nerviosa. Tomé un cafe, y cuando me vestí no me entraba ningún pantalón. De un día para otro mis caderas se habían ensanchado muchísimo… Me puse el más ancho que encontré, aunque no me cerraba y parecía que iba a romperse de un momento a otro. De camino allí, hablamos de que teníamos que hacer todo lo posible para conseguir sus huellas, era nuestro derecho, y deberían habérnoslo ofrecido ellos. Parece obsesivo, pero sentía que no podía, otra vez, perder la oportunidad de conservar algún recuerdo suyo.

Cuando llegamos al hospital preguntamos por él, nos hacen esperar mientras le avisan. Yo tiemblo, él está también nervioso. Cuando por fin llega, nos dirigimos hacia un despacho, nos sentamos, y saca un formulario. Nos dice que es un trámite burocrático que debe hacer, pero que le parecen absurdas algunas preguntas como si estoy casada o no, desde cuándo estamos en pareja… que es como de la época de Franco. Con desgana, empieza a rellenarlo, con datos míos, datos del parto, de mi pareja… Son un par de hojas a dos caras, y veo arriba del todo un espacio dónde indicar el nombre del bebé. El sin dudar, ni preguntar nada, escribe hijo de… y mi nombre, sólo el mío, y se queda tan ancho. A mi me duele ese detalle, tiene dos padres, y un nombre muy bonito, que pensamos para él especialmente, mucho antes de concebirlo. Ahora, además de no aparecer en el registro de nuestra familia por ser demasiado prematuro, en el único documento en el que constará su existencia, consta como hijo de… Cuando acaba de rellenarlo, firmamos los dos, y nos dice que aproximadamente en un mes recibiremos los resultados.

Le vuelvo a comentar lo de las huellas, y nos mira con incredulidad, contestando que no es el protocolo, que no nos puede asegurar nada. Mira a mi pareja, como si él fuese el más «racional» de los dos, ya que es el que está más callado. Y continúa argumentando que es muy tarde, que deberíamos haberlo pedido antes, que el formol puede impedir que salgan bien… Mi pareja responde, enfadado, que lo intente, que no le cuesta nada pedirlo, y que las queremos salgan como salgan. Al ver su determinación, parece que entra en razones y se lo toma más en serio. Nos dice que esperemos fuera, que va a llamar al hospital a ver qué le dicen. Le vemos desde fuera,  se pasa un buen rato al teléfono, se nos hace muy largo. Mientras tanto, aparece por el pasillo un vecino del pueblo al que tenemos mucho aprecio, que se acerca a nosotros sonriendo. Tal como se acerca, me doy cuenta de que se fija en mi barriga, en segundos,me parece que hace cálculos y llega a la conclusión de que debería estar más gordita… Nuestras caras debían acabar de darle los datos necesarios, y parece que lo entiende todo sin que abramos la boca. Nos saludamos con un par de besos, y nos despedimos con un par de palabras. Siento que ha sido muy respetuoso al no hacernos ninguna pregunta, se lo agradezco de corazón.

Sale mi ginecólogo, diciendo que han sido muy amables y han accedido a intentarlo. Respiramos aliviados, mientras nos aclara que nos están haciendo un favor, que eso está fuera de todo protocolo… Le damos las gracias por pedirlo, y nos despedimos fríamente. En ningún momento me preguntó como me encontraba, si tenía fiebre, algún dolor, qué tal el sangrado… Parecía un administrativo más que un médico.

Nos fuimos bastante aliviados, con la enorme esperanza de recuperar un valioso recuerdo que dábamos por perdido. Pero debíamos esperar un mes largo para saber si lo conseguiríamos, y qué le había pasado a nuestro hijo. Se hizo muy largo, y tuve mucho tiempo para indagar en internet sobre lo que pudo haber pasado. También encontré páginas de apoyo, foros, casos similares, y valiosa información. Lo único que en ese momento me podía tranquilizar era darle una explicación a aquella desgracia.

Leyendo mucho sobre el tema, vi que en otros países, cuando un bebé fallecía, aunque los padres no quisieran, el hospital se encargaba de guardar recuerdos del bebé. Toman fotografías, mechones de pelo, huellas, y hacen una cajita o álbum bonito con todos esos tesoros. Si los padres en el momento no lo quieren, se guarda como parte del archivo, y si algún día lo desean, pase el tiempo que pase, pueden ir a buscarlo. Además, cuando los padres lo necesitan, les dejan quedarse en una habitación con su bebé, el tiempo que necesiten. Son habitaciones bonitas, confortables, con una cama de matrimonio y baño. Y pueden estar allí el tiempo que necesiten para despedirse de su hij@, incluso pueden bañarlo, vestirle, hacerse fotografías, y les dejan un cuaderno dónde pueden escribir, poner sus huellas, o lo que deseen. Me parece hermoso, y humano. Un espacio dónde empezar a asumir y salir del hospital con un duelo bien empezado. Es muy triste que aquí no sea normal tener ese trato deferente y respetuoso hacia las familias. Se hace muy duro salir de golpe al mundo, con los brazos vacíos, y aterrizar en una casa, que normalmente, está cargada recuerdos. Algunos hospitales y personal sanitario empiezan a concienciarse, pero el protocolo «normal», no lo tiene en cuenta. Y, realmente, cuando no te queda nada de tu hij@, tener cualquier cosa suya es un recurso vital para poder elaborar el duelo. De hecho, los psicólogos así lo aconsejan, e incluso animan al personal sanitario a que ofrezcan y les expliquen a los padres que les irá bien conocer a su hij@. Creo que es importante guardar un recuerdo bonito del día que nació, ya que lo que pesa es la parte nefasta, y es sanador tener algo positivo a lo que agarrarse. Al menos, para mí, es importante tener la imagen grabada de nuestro hijo, fue lo único bueno de ese día.

***Se me hacía muy larga la entrada, como de costumbre, así que, en esta entrada os cuento los resultados de la necropsia de Aritz.

Si te ha gustado lo que has leído, no dudes en compartir, comentar, darle a me gusta y seguir mi blog! Gracias por leerme 🙂

Abrazos mamíferos ❤