Colechando bien anchos!

Como os comenté en esta entrada, hemos vuelto a reestructurar la habitación, por cuarta vez desde que tenemos a Biel en casa. Yo soy mucho de mover muebles, es una afición que tengo y que a Mamífero le da mucho miedo, porque lo hago a lo grande. En esta última reubicación, toda la casa ha sufrido cambios, las tres habitaciones, los dos baños y el salón. Es que cuando me da la locura voy muy a fondo, y lo mejor es que me relaja!

Han sido un par de tardes en las que he dicho: Mamífero, tu coge al niño un rato que yo voy a mover cosas (él con cara de: oh, no, otra vez…). Y Mamífera de aquí para allá colocando un sofá así, otro asá, ahora no me gusta, lo vuelvo a cambiar… Paso un mueble para otra habitación, ordeno trastos y porquerías e intento tirar (lo intento, pero Mamífero sufre un diógenes tecnológico que da para muchos posts) cosas a la que no damos uso… Ahora muevo las camas, me quedo atrapada con los colchones y somieres en la habitación pequeña y debo de solucionarlo cual puzzle o pantalla de tetris sorteando el angosto pasillo… Me lo paso muy bien (menos en los momentos de rabia al ver lo desorganizado que es Mamífero con sus tesoros), me da vidilla ver las cosas reordenadas, y me descargo un montón con el esfuerzo físico de mover cosas pesadas (tanto tiempo embarazada, echo de menos hacer el bruto).

Al tema. Primero intentamos colechar modo tradicional, con la cunita pegada a la cama sin barrotes de por medio. Eso no funcionó ni el primer día. Biel se duerme en mi pecho, y no quiere que me separe lo más mínimo, normal. Así que, o le daba teta los dos metidos en la cunita (incómodo para mi), o nos poníamos ambos en la unión entre cuna y colchón (peligroso para Biel), o lo metía en la cama y se acabó el problema (opción correcta). Así que estuvimos un par de semanas así, pero de esa manera, la cuna solamente ocupaba espacio, y en la cama estábamos más estrechos.

¿Como lo hacéis para colechar con cuna? ¿Lo pasáis a la cuna cuando se duerme? Yo me duermo antes, y si intento despegar a Biel cuando está dormido, me lía un pollo…

Optamos por poner la cama en horizontal, para tener más anchura, y la cuna al final para poner nosotros los pies. Eso nos daba más espacio, pero al ser más corta la cuna que la cama de matrimonio, no era del todo cómodo, además de que se acababa separando. Esta opción la seguimos probando durante un tiempo, y le dimos la vuelta por completo a la habitación porque nos era más cómodo dormir en la pared opuesta, que era dónde dormíamos en principio, pero lo tuvimos que cambiar para que cupiese la dichosa cunita de colecho.

De un día para otro, vi que Biel empezaba a dar muchas vueltas en la cama, y empecé a temer que se cayera al suelo. Solución: como los japos, camas al suelo. De hecho así hemos dormido muchos años, y el colchón de látex es más cómodo en el suelo que con somier de láminas. Os dejo fotos para que entendáis el montaje y veáis que súper cama nos hemos currado:

Pero esta vez ya nos lo hemos montado mejor, en los pies de la cama hemos puesto un colchón de 90, y un par de mesitas al final para que no se mueva. Y a mi lado, que es dónde duerme Biel, el colchoncito de la minicuna por si se me derrama el niño por ahí. Así estamos sin peligro, anchos y cómodos todos, gatos incluidos.

Ahora os cuento mis dilemas…

Al principio le metía en un saquito, pero no nos fue práctico para dar pecho, mucha tela de por medio. Así que le tapo con nuestro nórdico, como dicen las recomendaciones, por debajo de las axilas, nunca más arriba para evitar que se ahogue. Pero mi hijo es caluroso, mucho, suda un montón si le meto en la cama con ropa. En casa no hay calefacción, así que no es que tengamos una temperatura demasiado elevada, pero al estar pegaditos, se sobrecalienta… ¿os ha pasado esto a vosotr@s? ¿como los tapáis y qué ropita les ponéis para dormir?

Yo he optado por ponerle un body sin pies finito, más que nada para que no coja frío en el torso, y eso en invierno-primavera… y a veces le sudan la espalda y los pies todavía! En verano, en pelotas, seguro.

Otra cosa que me preocupa es que le gusta dormir boca abajo. Casi siempre duerme de lado, cara a mi, amorrado a la teta, pero a veces, se empeña en girarse. Y como recomiendan que no duerman así (para evitar la muerte súbita), me pongo un poco frenética, le giro y él vuelve a darse la vuelta inmediatamente. Al final le dejo, pero duermo con un ojo medio abierto mientras está así. Se que no debería obsesionarme, de hecho cada vez me preocupa menos, ya que durante generaciones los bebés dormían así por recomendación médica incluso… Creo que si él está cómodo así, no tengo porque impedírselo, debo respetar sus preferencias. Además, el ya sabe girarse solo, o sea, que no se ahogará por no poder cambiar de postura. De hecho, cuando se pone así es cuando más profundamente le veo dormir y más alarga entre toma y toma. Y los días que tiene dolor de barriga, prefiere estar así, por algo será… ¿Que me decís? le dejo, verdad?

En cuanto a mi, estoy encantada de dormir pegadita a mi hijo, y dejaremos que sea él quien decida dormir en otra habitación cuando esté preparado. Duermo muy tranquila teniéndole cerca, no creo que pudiese hacerlo sin sentir su respiración. Y despertarme con él, aunque sean mil veces en la noche, es lo mejor del mundo, lo que más he deseado. Para dar pecho es muy práctico, le dejo las tetis a mano, y al mínimo ruidito la tiene en su boca, facilísimo. Y ahora que las tomas ya son sin pezoneras, es una gozada!! En cuanto la tiene cogida, creo que me duermo antes yo que él xD

El único punto negativo que le encuetro al colecho (son daños colaterales sin importancia) es que no puedo espatarrarme a gusto y siempre tengo que tener los brazos por encima suyo, y destapados, obviamente. Eso hace que a veces me levante bastante oxidadilla por no poder dormirme a pierna suelta, pendiente de no darle un manotazo. Eso si, me estoy acostumbrando, al principio me dolía todo, pero ahora duermo mucho más relajada y le he cogido el truco a la postura.

Eso si, a mi me gustaba dormir en bolas, la ropa me molesta, pero bien tapadita que hace fresco por aquí… Y ahora no me puedo tapar de cintura para arriba, así que tengo que llevar una camiseta para que no se me queden los brazos helados. Eso me incomoda bastante, cada vez menos porque llega el calor y no la necesitaré, pero pienso en el invierno y tiemblo… ¿Vosotras como lo habéis solucionado? ¿Algún truquillo? Supongo que me tengo que resignar a dormir medio vestida mientras que Biel sea muy bebé, pero, más adelante ya le podré tapar un poco más no?

Contadme vuestras aventuras colechantes, ¿estáis a gusto compartiendo cama? ¿o preferís tener vuestro espacio? ¿que problemas o ventajas encontráis colechando?

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Abrazos mamíferos❤

Creciendo… semanas de la 8 a la 11 (segunda parte)

 

Como os contaba en mi anterior post, Biel está más activo, se mueve con mucha fuerza, sobre todo por la mañana, que se levanta con una energía… Normalmente me despierta con un manotazo en la cara o una patada en la vejiga >:0

Tiene ratos en que se agita mucho, baila pogo y flamenco (zapatea con las piernas bien estiradas y mueve los brazos con mucho arte) y hace el gusanito cuando le levanto el culo en el cambio de pañal (subiendo el culete y arqueando el cuerpo), se sacude como una lubina recién pescada, hace el bicho-palo tieso como una mojama, el puente, y hasta se da la vuelta como un bistec!

Cuando encuentra un tope con los pies, empuja como su madre cuando le parió, con todo el cuerpo y el alma. Cambiarle de ropa o pañal haciendo todo esto ya es otro nivel (no me quiero imaginar como será cuando lo haga a voluntad…), y sostenerlo en brazos mientras se retuerce y tira hacia atrás da miedito y dolor…

Da patadas y manotazos a diestro y siniestro, incluso, se da si mismo en la cara o en la barriga con cara de locatis…Y con las manazas y piezotes que tiene, no son golpecitos, son ostiacas! Después de un rato de gym, cuando ya pensabas que lo había dado todo, empieza a acelerarse más y más… eso significa que está agotado y no puede parar, por inercia, seguiría hasta entrar en llanto horribilis… Antes que esto suceda, es mejor cambiarle el rollo e intentar que coja el sueño.

Le gusta mucho que lo levantemos en el aire y lo movamos arriba, abajo, hacia los lados… Cuánto más alto, rápido y brusco, más se ríe. Le gustan las emociones fuertes,  ya estoy visualizando que hará todo tipo de locuras… Y creo que le encantrarán las atracciones, que a mi no me gustan nada, así que me lo veo con su padre montándose en todos los cacharritos mientras yo aguanto las chaquetas. Mamífero dice que mientras estén en el parque de atracciones yo escribiré posts xD

Se entretiene mucho rascando, tocando, escarbando entre las telas y arañando todo lo que pilla. Hace un movimiento repetitivo como de arañar, luego cierra la mano como si cogiese algo, y se lleva el puño a la boca. Lo hace sobre todo cuando está mamando, supongo que es para estimular, pero también se lo hace a su padre. Parece que le relaja hacerlo, se queda como hipnotizado repitiendo esa secuencia, con la mirada perdida. Lo único malo es que tengo los pechos como la cara de Freddy Krueger…

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Los intentos de hablar son lo más divertido, vocaliza muy bien, intenta imitar lo que decimos nosotros, incluso uniendo un par de sílabas. Lo que más dice es «NGUÉ!», seguido de EH, UH, AH, OH, AAAI, GGGG, GU… y gritos varios, incluso canta sílabas largas en algún momento. También le habla a las cosas mientras las toca, las mira y les va canturreando con una voz muy dulce. Con su padre, que es más callado, toma la iniciativa cuando quiere hablar, y le llama la atención diciéndole EH! mientras levanta la cabeza y las cejas en plan: oye tu, no me vas a decir nada o que?

Tenemos unas conversaciones muy divertidas y trascendentales, hasta cuando está al pecho se distrae hablándome e intenta hacer las dos cosas a la vez. Está tan atento a todo que a veces no se puede relajar, no se centra en mamar, se va girando contínuamente a mirar si está su padre, la pantalla del ordenador, si hay ruidos, o simplemente, busca cosas que hacer. Parece que el mundo es más interesante que la teta ahora mismo, algo que hasta ahora lo evadía, y esto me huele a principio de la crisis de los tres meses…

Está tan pendiente de todo que a veces se satura y le cuesta dormirse. Si escucha algún ruido lo busca, y está muy pendiente si ve ir o venir a su padre o a mi… También, al ser más consciente de lo que le rodea, se asusta mucho más. Si te acercas de golpe o apareces de imprevisto en su plano de visión, se lleva unos disgustos pobrete… Un día estaba cambiándole el pañal en el sofá y pasó Maru por arriba y se asustó muchísimo, no se sentía nada seguro sabiendo que podían pasar esas cosas sobre su cabeza. Otro día, estábamos teniendo una conversación, y le hice un gruñidito para que se riese… pero le hice llorar 😦

Algo que hace muy bien es levantar las cejas, desde que nació, cualidad que ha heredado de su padre. Pero ahora lo hace a voluntad, él y Mamífero hacen duelos de cejas y es desternillante. Así son sus momentazos:

Él va intentando comunicarse e interactúar de muchas maneras, hasta con el llanto. Llora con pena y haciendo AI, AI o otras sílabas si tiene sueño, o diciendo HUM, HUM si tiene hambre, o NGUÉ, que es la palabra-comodín que más usa para explicar las cosas. Si está aburrido y quiere atención, llora mientras murmura entre lamentos y pucheritos. Cuando llora yo le voy hablando para tranquilizarle, le digo que le entiendo, etc.. y él me contesta. Va chapurreando sílabas largas mientras llora con  cara de pena y a trozos (como bua, ah. ah. aaaah…). Parece un llanto forzado, como si me explicase lo que le pasa, da entre penita y risa. Como está tan pendiente de todo, si lo que le pasa no es muy grave, le puedo distraer fácilmente con un ruido, cambiándole de plano, hablándole en plan divertido… Eso si, como tenga dolor de barriga, lo que suelta son gritos agudos y rítmicos, el típico llanto desquiciante.

Cuando ve o escucha algo que llama su atención, o simplemente le hablas o haces sonidos, abre los ojos como platos con cara de loquer, y yo me desorino de la risa! Le atraen mucho las pantallas, algo que no me gusta demasiado… Se atrapa mirando la tele, ordenador, móvil… y si se lo apartas o lo giras, se vuelve a buscarlo. Y cuando le apago la tele para que no la mire, le dice EH!, que es su manera habitual de llamar la atención xD

A quienes no hace demasiado caso es a los gatos, parece que no los acaba de ver, o no los encuentra atractivos todavía… y ellos van bastante a su rollo también. Lo huelen de vez e cuando y se mantienen a una distancia prudencial, sobre todo Flip (podéis conocerle aquí), y si se mueve o llora se asustan. Joy no le tiene miedo ya que es la única que ha convivido con un bebé anteriormente (os hablé de ella aquí) y es más maternal con él. Cuando Biel tenía un par de semanas siguió a Maru (si queréis saber más sobre ella) con la mirada porque le pasó por encima de su cabeza, pero de ahí no pasa. Aunque supongo que con unas semanas más le llamarán más la atención.

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Teteando con Maru y Flip

Como está tan entretenido, y tan pendiente de todo el mundo a su alrededor, ya se queda más ratitos a su rollo mirando cosas. Puede estar (si está a gusto, bien comido etc..) hasta 10 minutos estirado viendo cositas sin reclamarme. Cada semana que pasa, aguanta un par de minutos más, en los que puedo aprovechar para hacer alguna cosilla rápida como poner una lavadora o prepararme un café. Igualmente, necesita escucharme, así que le voy hablando, y él me contesta, si no voy respondiendo grita cada vez más, hasta que llora. Cuando me tiene a la vista (no más de un par de metros), alarga un poco más estos ratos, aunque procuro ir cambiándole la perspectiva y acercarme a menudo a decirle algo para que no se llegue a aburrir.

Las risitas son lo que más salen de él, es risueño y muy agradecido, todo le parece divertidísimo, y se nos cae la baba con sus risotadas. Tan alegre es, que a veces no sabe si reír o llorar, y decide hacerlo todo a la vez. Incluso cuando regurgita lo hace riéndose. Hace un par de semanas, cuando nos poníamos delante del espejo, me miraba (a la madre repetida del espejo), me sonreía, y se giraba a mirarme y sonreírme a mi. Y la semana pasada, empezó a fijarse también en el bebé reflejado, primero intrigado, y después, empezó a sonreírle también, y al ver que éste se devolvía, se han hecho buenos amigos 😀

Hasta aquí lo bueno, ahora os cuento el «lado oscuro», que no es tan tétrico como su nombre indica, pero no todo son risas y jolgorio con un bebé.

Yo estoy bastante bien, mucho  mejor que semanas atrás. Voy cansada, pero aguanto bien, a todo se hace el cuerpo. Lo que peor llevo y eso si que me desgasta es el hambre, más que el sueño. Si, paso hambre, porque cuando quiero comer él quiere también, o quiere brazos, o toca cambio de pañal, o berrinche, o estamos la mar de a gusto hablando y haciendo monerías… Y voy retrasando mi hora de comer. Dar el pecho consume mucho, y el cuerpo me pide calorías, a saco. Intento dejarme algo hecho ya el día anterior, o comida que no requiera mucha preparación, pero con un bebé es difícil organizarse cuando él marca el ritmo. Estoy pensando seriamente en ahorrar para comprar un congelador (el que tenemos es miniatura) y empezar a cocinar en cantidades industriales para tener siempre comida para calentar y listo.

Aprovecho sus ratos de sueño para hacer cosas en casa mientras le llevo en la mochila, pero cuando tengo la comida lista, parece que tiene un detector de comida preparada, y se despierta al momento. La mayoría de días acabo comiendo a la hora de merendar o se me junta con la cena y me da igual, porque si a la hora toca cenar, me la zampo tan a gusto para recuperar fuerzas. Como a trompicones con una mano mientras le doy teta, casi siempre mal y frío. Además le gusta dormir en movimiento, así que muchas veces acabo comiendo de pie mientras lo meneo, algo que no es muy cómodo, pero cuando no hay más remedio, toca hacerlo así.

Lo más duro que he pasado de momento, fue un constipado que cogí hace un par de semanas. Fueron apenas un par de días de moquetes, dolor de cabeza y unas décimas de fiebre, nada grave. Pero en esos dos días dormí apenas dos horas a ratitos espaciados, porque parece que Biel me notaba en baja forma y estaba más intranquilo de lo normal. Le costaba mucho dormirse, y claro, al estar estornudando y sonándome le despertaba cada dos por tres. Lloraba a grito pelado, enfadado por tanta interrupción y parecía que la cabeza me iba a estallar…Y cuando se dormía, yo no podía conciliar el sueño del dolor de cabeza, la moquera y cansancio acumulado que llevaba encima.

A parte de eso, lo demás es fantástico, duro, si, pero a mi me va la caña. Y con muuucha paciencia y buen humor intento no atrancarme en los baches.

Me encanta ser madre en prácticas, disfruto mucho con mi cachorrillo, nos reímos partimos el ojal con sus monerías y estamos tan a gusto los tres… No concibo la vida sin este monete enganchado a mi todo el día, aunque eso implique no tener tiempo ni de ir al baño 🙂

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Cuánto le hemos esperado, que afortunados somos de tenerle con nosotros!!

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Abrazos mamíferos ❤

Pezoneras y prepararse para la lactancia

Quería añadir a la entrada de ayer unas cuantas cosas que me parece importante que queden claras. Ya que hablé de las bondades de las pezoneras, debo remarcar que no deben usarse a la ligera, tienen un sentido y no están indicadas en todos los casos. Muchas mamás salen ya del hospital con unas pezoneras puestas (e incluso las llevan ya antes del nacimiento por si acaso…), recomendadas alegremente por algún sanitari@, sin que haya verdadero motivo para ello, y es algo que puede tener consecuencias. Introducirlas o retirarlas, es un proceso que puede confundir al bebé, sobre todo en los primeros días o meses de lactancia, por eso, debe ser supervisado y aconsejado por alguien formado en lactancia. La primera impronta que recibe el bebé debe de ser el pecho de su madre, sin interferencias, ya que esto es vital para que se establezca correctamente la lactancia.

Las pezoneras son una herramienta muy útil cuando YA existe un problema que las requiera. NUNCA deben ponerse de manera preventiva (porque dicen que facilitan el agarre, porque creo que no podré dar pecho por la forma de mis pezones, para que no me duela los primeros días…), o por tener los pezones planos o invertidos (eso no impide un buen agarre), o porque te las recomiende una amiga, ni siquiera si te lo dicen en el hospital. Un profesional de la salud que no esté debidamente formado en lactancia no debe hacer recomendaciones de este tipo. Si existe un problema de grietas o agarre debe consultarse con una asesora de lactancia o alguien formado específicamente para ello.

Cualquier interferencia en la lactancia, como el uso de pezoneras, puede repercutir negativamente en el establecimiento de esta y su duración. Las pezoneras de cera de abeja son distintas a estas, y están contraindicadas al poder contener esporas que provoquen botulismo en nuestros bebés. Muchas mujeres creen, o les recomiendan, que hay que preparar el pezón o hidratarlo de más durante el embarazo, nada más lejos de la realidad. No es necesario preparar los pechos para la lactancia, ni hidratarlos, no hay nada que haya demostrado que prevenga futuros problemas, y algunos métodos pueden ser contraproducentes.

En el pezón no hay que aplicar cremas para hidratar, curar (cremas de lanolina) o prevenir grietas de ningún tipo, eso, aunque a muchas les ha funcionado y parece que alivia, puede derivar en otros problemas. Lo único que puede ponerse en caso de grietas, es aceite de oliva y dejar el pezón al aire todo lo posible. Si la herida es más profunda o sangra, consultad con un/a expert@ en lactancia o un médico para saber como curarlas, nunca apliquéis nada en el pecho sin estar seguras de que no es nocivo para el bebé, aunque sea algo natural puede estar desaconsejado.

Tampoco son necesarios los formadores de pezón, recordemos que el bebé succiona la areola, tratar de sacar el pezón no es necesario para amamantar. Tampoco es cierto que los pezones deban endurecerse, hacer callo, o doler las primeras semanas. Si hay dolor, no vayas ala farmacia a por un paliativo, consulta con un expert@ para verificar y solucionar el problema de raíz.

El resto de mamíferas no preparan sus pezones para eso y consiguen alimentar a sus cachorros con éxito. Simplemente confía, tu cuerpo funciona, puedes hacerlo 😉 

Espero que esta información y los recursos que aporto os sean de ayuda para tener una sana y feliz lactancia 🙂

Os dejo un par de fotos de una de las tomas que hicimos ayer sin pezonera!! 😀

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Abrazos mamíferos ❤

 

Nuestra experiencia con las pezoneras

Como os conté en las entradas sobre nuestro primer mes de lactancia (podéis verlas aquí: primera, segunda, y tercera parte), estamos usando pezoneras para que Biel pueda cogerse bien al pecho, ya que tiene un frenillo tipo 4 que le acorta la lengua, dificultando que pueda alimentarse adecuadamente sin esta ayuda. Por el tipo de frenillo, no nos recomendaron la intervención, que es algo más complicada que el simple corte de la piel bajo la lengua, y eso tampoco nos garantizaba que se solucionase su problema. Nos queda entonces, esperar a que crezca su boca y mejore su agarre por si solo.

Las asesoras de lactancia nos recomendaron seguir con las pezoneras hasta que viésemos que a Biel le sea posible mamar sin ellas, y no tener prisa en sacarlas. A mi me preocupaba en un principio que le diesen algún problema, pero no tiene ningún efecto negativo para su desarrollo. Me quedaba todavía la inquietud de que eso afectase a nuestra lactancia, a la producción de leche y el correcto vaciado del pecho, o que, después de tanto tiempo con pezoneras, Biel no supiese agarrarse sin ellas.

Por lo primero, me quedé tranquila al saber que las pezoneras de ahora, que son de silicona muy fina, no interfieren en la correcta succión. Las de antes (de caucho o látex) eran más gruesas y si que podían causar problemas, pero estas son como un guante para el pezón. Podéis ver lo distintas que son las pezoneras de caucho (izquierda) o las de silicona (derecha). Yo uso esta misma, de Medela, tienen 3 tallas, y es importante elegir las adecuadas para que la lactancia no se vea afectada.

Hay muchas marcas y formas de pezonera, y suelen llevar una parte más achatada que se orienta a la nariz del bebé, para no se ahogue si se dan la vuelta o se despegan, algo que pasa muy a menudo.

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Estaba tranquila entonces con el hecho de poder mantener una buena lactancia de esta manera, pero claro, depender de las pezoneras es un engorro… Tienes que llevarlas siempre encima en su estuche, lavarlas, humedecerlas (porque secas no se enganchan nada a la piel), colocarlas bien haciendo el vacío para que no se caigan…

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Y hecho todo esto, poner al bebé al pecho, que seguramente, te dará un manotazo tirando la pezonera al suelo, y vuelta a empezar… Y si eso nos pilla fuera de casa, y porteando, es una dificultad añadida. Eso hace que tanto la madre como el bebé hambriento, pierdan tiempo y ganen ansiedad…con lo fácil que es sacarse la teta y a comer!! Por no hablar de que varias veces en la toma (o muchas si está cansado o inquieto), se saldrá la pezonera (suele ir llena de leche, mojándolo todo…), y la tendrás que colocar tantas veces como haga falta.

Y es que, claro, el instinto de monete de los bebés hace que se agarren literalmente al pecho, y si hay elementos circundándolos, los cogerán seguro. Muchas veces Biel la coge y cierra el puño bien fuerte, enfadado, y es un drama: llora de hambre porque no tiene dónde agarrarse, y no suelta la pezonera que acaba de quitarme. Otras veces la saca, y la coge con ambas manos y sigue chupando de ahí el pobre, hasta que se da cuenta que aquello no da leche… Y cuando se duerme al pecho (el 80% de las tomas), al dejar caer la cabecita, se suelta la pezonera y se desvela, o le queda a la altura del ojo o algún otro lugar molesto que le despierta. Vamos, que son un buenísimo invento, a nosotros nos han salvado la lactancia, pero tienen sus inconvenientes.

EDITO: Para enlazaros esta entrada, en la que he añadido y aclarado varios puntos sobre el uso consciente de pezoneras 😉

Yo iba probando a ver si Biel podía cogerse al pecho sin ellas, para que no se olvidase de como hacerlo, pero no, ya no reconocía el pezón. Y pese a saber que no hay ningún problema en seguir la lactancia el tiempo que sea con pezoneras, me daba mucha pena que hubiese olvidado como hacerlo… Hasta hace un par de semanas, que consiguió cogerse tras varios intentos, pero al ver que no succionaba correctamente me avisaba con un par de gruñidos de frustración (que desembocaban en llanto si no le colocaba la pezonera) que aquello no le funcionaba. Seguí ofreciéndole sin pezonera, muy de tanto en tanto para ir viendo su reacción, pero sin insistir ni agobiarle a menudo para que no cogiese aversión, y siempre me decía que no.

Hasta que la semana pasada, que estaba dándole el pecho, y en una de estas, se cae la pezonera y noté algo distinto, cuando miré, estaba enganchado al pezón directamente! 😀 Me emocioné mucho, sobre todo porqué había sido de una manera tan natural, sin pretenderlo, y salió perfecto! Siguió mamando un par de minutos más solamente, pero me esperanzó mucho ver que él solito se había reencontrado con mi pezón. Y para mayor alegría, hace unos días, hizo una toma entera sin pezonera, sin quejarse! Le di a probar a ver si lo cogía, y a la primera. Al ver que él seguía sin rechistar, lo dejé que acabase la toma, y tan a gusto.

Sigue sin cogerse bien del todo, haciendo chasquidos, pero siento que al tener la boca algo más grande, le cuesta mucho menos que antes. No hace tanto esfuerzo como cuando nació, que me machacaba los pezones de lo fuerte que tenía que chupar para que no se le escapase y sacar algo de leche. La toma no fue más larga de lo normal, y quedó saciado, no como en las primeras semanas de lactancia sin pezoneras que podía pasarse el día mamando y quedarse con hambre.

No sabéis la alegría que siento al ver que ha mejorado por si solo, y que seguramente, algún día podremos prescindir de las pezoneras. Para él será una gran mejora, porque con las pezoneras traga mucho aire y lo pasa mal con los gases… Poco a poco, iremos haciendo más tomas sin ellas hasta dejarlas, sin prisa, pero avanzamos!!  Eso me ha dado seguridad, porque al depender de las pezoneras, era un poco agobiante si Biel se ponía intranquilo en cualquier lugar, tener que ponérmelas para consolarlo. Ahora se que en cualquier momento que lo necesite, puedo darle el pecho sin hacerle esperar. Muchas veces solamente quiere un par de chupadas para tranquilizarse o acabar de dormirse, y era un engorro depender de tener siempre una pezonera limpia a mano.

Espero que esta aventurilla pezonil tenga pronto un feliz desenlace, para que ambos estemos más tranquilos y teteando mucho tiempo sin silicona entre ambos 🙂

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Abrazos mamíferos ❤

Entendiendo a mi bebé

Los bebés tienen pocas maneras de comunicarse, de hecho, deben ir aprendiendo a hacerlo desde el primer día a base de ir probando qué provoca en sus cuidadores la respuesta que necesitan. Aunque ya vienen con un «idioma» de serie, su único recurso preprogramado, el llanto. Es algo que a cualquier humano sano mentalmente le conmueve y hace que se active nuestra voluntad de atenderles. Aunque sea nada más para que se callen, porque nada molesta más que el llanto de un bebé. A mi, además de molestarme físicamente provocándome dolor de cabeza, se me remueve todo… Aunque sea el hijo de otro, me colapso, no puedo pensar ni actuar con claridad mientras escuche llorar a un bebé o niñ@. Me cuesta muchísimo con mi hijo hacer cosas sencillas y mínimas si mientras tanto está llorando, es superior a mi. Hasta acabar de vestirle se me hace difícil si se pone a llorar, estoy torpe, además claro, de que me brota leche de los pechos en cuanto le oigo… Al menos, la naturaleza tiene preparada la solución mágica a la mayoría de problemas de un bebé.

Está claro, nuestro instinto nos lo dicta: nunca, jamás, hay que dejar llorar a un bebé. Es una crueldad no responder a sus necesidades, ellos dependen de nosotros, y su salud tanto física, como emocional, depende de como les atendamos. Nunca un bebé llora por molestar, o sin motivos, ni mucho menos por manipularnos. Expresan sus necesidades de la única manera que saben hacerlo, y aunque para nosotros puedan parecer caprichos, para ellos son cosas importantísimas que no deben ignorarse bajo ningún concepto. Y no piden demasiado, no tienen grandes pretensiones. A lo mejor para un adulto es una tontería llorar porque tienes gases o te pica n pie y no entiendes que pasa, pero para ellos, son grandes preocupaciones. Debemos ponernos en su lugar y no desesperarnos porque nos exijan  o nos necesiten todo el tiempo.

En el poco tiempo que he estado conviviendo con un bebé (nunca antes lo había hecho), he tenido que aprender a entender su idioma para poder atender sus necesidades. Cada bebé es una personita distinta, así que lo que vale en mi hijo no tiene por qué funcionar en otros bebés, pero, a grandes rasgos, he sacado unas conclusiones básicas de como parece que «funcionan». Me centraré en lo que he vivido, teniendo en cuenta que hacemos lactancia materna exclusiva.

Cuando llora, primero hay que comprobar que ciertas cosas básicas estén correctas como:

  • Que no tenga frío o calor.
  • Pañal sucio.
  • Dolor de barriga.
  • Incomodidades varias…

Esto debe de saberse prácticamente al momento, normalmente ya sabes como está en términos generales: si ha hecho caritas de apretar y si lo ha conseguido o no, si no lo ha hecho, puede que el llanto sea porque le cuesta y podemos ayudarle, o a lo mejor tiene un eructo que no le sale, la postura en la que está no le gusta, la ropa sea cómoda y adecuada a la temperatura…  Así que, si descartamos que no tenga gases, ni regalito en el pañal y que esté cómodo en todos los sentidos, si sigue llorando, seguramente sea por:

  • Hambre (o también necesidad de succión simplemente).
  • Cansancio (a veces les cuesta dormirse).
  • Hiperestimulación (lo que ha hecho durante el día puede que para un bebé sean demasiados estímulos e información y se saturan).
  • Necesidad de contacto físico y emocional, atención, aburrimiento (esta es nueva ahora que empieza a interaccionar).
  • Malestar o enfermedad (algo que, a parte de algunos gases y poco más, no nos ha pasado, por suerte).

Lo ideal, es que no llegue a llorar, poder ver, entender y solventar sus demandas antes de que lo exprese con llanto. Por la expresión que tiene, como se comporta, o por el tiempo que hace desde la última toma o lo que lleva despierto, ya podemos saber que le pasa la mayoría de veces e intentar que no tenga que pedirlo. Ofrecer el pecho cuando empieza a ponerse nervioso es tarde, así que es mejor prevenir que curar.

Parecen pocas cosas a tener en cuenta, y realmente, tienen necesidades muy básicas comparadas con nosotros. Pero a veces, simplemente, estaba bien (o eso creía) y estalla… y no entiendes qué se te ha pasado por alto.O a veces, se acumula la faena: resulta que además de tener hambre, se ha hecho pipí, tiene una caquita que no sale y le está molestando cuando además, tiene sueño y necesita mimos para relajarse ante tantos problemas… Aquí es cuando hay que orgarnizarse e ir solucionando o descartando motivos, por eso, lo mejor de dar teta, es que es el comodín que ataja la mayoría de problemas de un bebé.

Si los primeros puntos, que son más concretos, están bien, entonces, amamantar normalmente, sirve para solventar el resto. Obviamente, si tiene hambre sirve, pero también le ayuda a relajarse y dormir, es una manera de ofrecer contacto físico, atención, interacción… y cuando se encuentran mal por alguna razón, también les calma, ayudándoles a sobrellevarlo. ¡La teta es mágica!

Normalmente, el dilema en nuestro caso es el sueño, lo demás puede solucionarlo la teta, pero a veces, tiene que dormirlo su padre, y claro, no tiene tetas… Y hay otras maneras de calmarle, a Biel por ejemplo, le ayuda a dormir el movimiento: andar, mecerme, botar en la pelota de pilates… le gustan también las caricias en la cara y la espalda, o simplemente, estar muy pegadito a mi, tocarme y sentirme cerquita. Hablar suave, taparle un poco la carita con la mano, dejarle succionar un dedo, hacer shhh flojito…. o ponerle boca abajo en brazos también le va bien si está irritable por no poder dormir. Pero, también es importante saber que no le va bien, claro. Lo que peor va es que quien le tiene en brazos no esté relajad@, eso está claro,  por eso no hay que insistir si un@ no está bien, mejor un cambio de manos, o respirar hondo si estás sol@. Tampoco son aconsejables los ruidos, la luz directa, demasiados estímulos visuales, las prisas por dormirlo, o el contacto visual: si le miras a los ojos, no se dormirá.

Y vosotr@s, que soluciones tenéis para calmar a vuestros bebés?

Tienen vuestr@s hij@s más problemas existenciales que los que he citado?

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Abrazos mamíferos ❤

 

 

 

Primer mes de lactancia III

 

Podéis leer la primera aquí y segunda parte aquí.

Seguimos yendo al centro de salud cada semana para pesarlo, le he he cogido aversión a esa balanza, la Pediasauria, la enfermera…Me preguntaban cada vez como era mi leche, si era aguada, que de qué color era… pues es normal, como la leche tiene que ser!! Como dice Laia, ¿acaso hay vacas que dan leche desnatada? ¿Porqué vamos a dudar de nuestra propia leche? Cuantos niños de lugares pobres crecen (incluso familias enteras) y se quitan el hambre gracias a que la mamá tiene leche, y nosotras aquí, poniendo en duda la calidad de nuestro mejor alimento…

Laia me pidió que le mandase un vídeo de Biel llorando para valorar el frenillo, y si, tal como sospechaban, tiene un frenillo submucoso tipo 4. Es un tipo de frenillo que no se ve a simple vista como los otros, y por eso, es difícil de diagnosticar. No es la típica piel que se ve debajo de la lengua, la lengua está simplemente más pegadita toda ella. Además, muchos pediatras no saben verlo (o no quieren para ahorrarse la intervención), pero se ve perfectamente cuando lloran por la manera como se arquea la lengua, y lo cortita que es (a Biel la lengua no le toca el paladar).

En muchos casos, según he leído, no afecta para nada o se soluciona el problema de lactancia con el propio crecimiento del bebé, y espero que eso sea lo que nos pase a nosotros. Al tener este frenillo a Biel le cuesta más trabajo succionar, además no hace el vacío correctamente (por eso los chasquidos) y se le sale de la boquita mucha leche. Por eso estaba tanto tiempo al pecho, me hacía grietas y no ganó peso esa primera semana. Al parecer con las pezoneras, además de ayudar a los pezones a curarse, Biel succiona mejor al tener más dónde agarrarse y eso hace que gane peso correctamente y esté menos ansioso.

Volvimos a pedir cita para que otro pediatra (Pediasaurio para nosotros) valorase el frenillo, y se quedó tan ancho diciendo que no tenía… Le pregunté que entonces por qué le costaba mamar, y la respuesta es para apuntarla en el libro de incoherencias más aberrantes dichas sobre la lactancia… agarraos donde podáis: Que a veces, el agujerito por donde sale la leche está medio tapado y hasta que no se destapa, pues les cuesta coger peso. La respuesta de Laia fue contundente: que este señor estudie anatomía, hay más de 10 conductos por los que sale la leche… Tendrá la carrera de medicina, pero sobre lactancia no sabe nada.

Esto es una locura, no se cuántas lactancias se habrán cargado estos pediasaurios diciendo estas barbaridades, y pautando suplementos biberón alegremente, sin aconsejar métodos alternativos para dar la leche, o recomendar suplemento de leche materna en vez de fórmula… Además, culpando siempre, a la mujer, sus tetas, su leche, y todo lo femenino, de los problemas de crecimiento de los bebés. Cualquier mujer sin recursos para encontrar apoyo, o con poca confianza en sus tetas, abandonaría, y no sería culpa suya perder la lactancia. Porque no es nada fácil dar pecho cuando surgen dificultades, duele, estás cansada, con las hormonas revueltas, y encima, minan tu confianza o no te apoyan. En vez de empoderarnos, darnos información y buscar alternativas, nos hacen sentir como unas irresponsables porque nos «encabezonamos» en dar teta aunque nuestros bebés no ganen peso… Pero los irresponsables son ellos, los profesionales sanitarios desactualizados, o desinformados en lactancia, que aún sabiendo que carecen de formación, se atreven a opinar. Ni siquiera te mandan a la matrona que sí se forma para ello, o a un grupo o asesora de lactancia, es lamentable…

También, existen matronas como la mía que aconsejan dar chupete a un recién nacido cuando todavía no está establecida la lactancia. A riesgo de confundir al bebé con el chupete y el pezón, o que baje la producción de leche (la estimulación es lo que hace regular la producción). Los bebés no usan el pecho de chupete, sino al revés, el chupete sustituye al pecho, y es muy peligroso para la lactancia materna confundir estos roles. Aunque no lo usen propiamente para alimentarse, es importante que se enganchen cuánto quieran para mantener la producción adecuada a sus necesidades. El pecho no es comida únicamente, calma su necesidad de succión, les relaja, les da calor, cobijo, seguridad, les ayuda a sobrellevar dolores y enfermedades, facilita el sueño, les transmite defensas y es una via de contacto directo con su madre. Además, si hubiésemos dado chupete a Biel que tenía problemas para succionar, podría haber agravado mucho el problema. Si a un bebé que coge poco peso le calmas la necesidad de succionar y no lo pones al pecho tanto como quiere, se calmaría, pero estaría perdiendo energía y tiempo que necesita para alimentarse.

Volviendo a nuestro caso, Laia nos consiguió un sacaleches para que empezase a suplementar con mi propia leche, algo que me dio mucha paz de espíritu por poder dejar de darle fórmula a Biel. Con esto comprobé que tengo muchísima leche y que obviamente, mis conductos lecheros (seguro que tienen un nombre más técnico…) están perfectamente destapados. Puedo sacar 100ml. de un pecho en unos minutos, y todavía queda leche para que Biel siga mamando si quiere. Seguí con el dedo-jeringa unos días, aunque no me hizo demasiada falta, porque Biel se queda saciado después de la toma del pecho directamente.

Ahora, seguimos con las posturas que le facilitan la succión, y las pezoneras que también parece que le ayudan a hacer tomas más productivas. La postura a caballito es la que mejor nos va a ambos, y además ayuda a que Biel haga el eructo fácilmente porque traga bastante aire al no hacer el vacío correctamente. La verticalidad para mamar le va muy bien para que se le asiente la toma, por lo que amamantar en el fular u otro portabebés en posición ventral, es ideal.

Las tomas de la noche las hacemos siempre estirados de lado, es como estamos más cómodos y Biel se relaja mucho así, le gusta saber que nos dormiremos juntos y que allí seguiré si necesita mamar más. Intento también hacer posturas ventrales, que eviten tener que luchar contra la gravedad y así no cansarme (os dejo este interesante artículo que me pasó una amiga por si queréis saber más). Y voy probando posturas a ver qué nos resulta mejor, o improvisando según convenga… He llegado a darle pecho sentándolo en el mármol de la cocina mientras me preparo el desayuno o en el cambiador para calmarle el berrinche post-cambio de pañal. Ahora dar teta es algo natural y agradable, también agotador cuando está muy demandante claro, pero por lo general, disfruto con mi monete mirándome a los ojos mientras come, esa cara de enamorado de su teta es impagable!

Entre las pezoneras y las posturas que le facilitan el trabajo, las tomas ya son más normales. Ahora ya no está tanto rato al pecho, y normalmente pasan 2 o 3 horas entre toma y toma ni está ansioso, pero lo necesita más tiempo o más a menudo yo le dejo hacer, está claro que ellos saben lo que necesitan mejor que nadie. Confío en el instinto de supervivencia de mi hijo: si quiere, que mame, cuantas veces haga falta y durante el rato que quiera.  Ya se detectar cuando se coge bien, y se que no se queda con hambre, que hago lo correcto (gracias a que me empoderó Laia ❤ ).

La siguiente semana que fuimos a pesarle, ya sin suplementos, Biel ganó 180 gramos, nos dieron el visto bueno, que estaba dentro de la tabla de pesos, por lo bajito, pero dentro de la normalidad. Respiré tranquila, necesitaba saber que íbamos bien. Y esta última semana ha cogido la directa aumentando 340 gramos, que subidón de peso y de ánimo!! Y lo hemos conseguido gracias a un buen asesoramiento, y a base de mucha teta. Esperamos que todo siga así de bien, incluso mejor, y que Biel pueda alimentarse bien sin ninguna intervención. Más adelante veremos como evoluciona y cuando podemos retirar las pezoneras. Tenemos pendiente ir a un grupo de apoyo a la lactancia, además de para devolver el sacaleches, para que nos vea la profesora de Laia en persona y darle las gracias por su ayuda.

Nuestras aventuras tetiles son una más de las muchas que han pasado tantas madres, algunas solas, otras con poco apoyo de su entorno, y muchas, por desgracia, acaban desistiendo… Como dice otra mamá bloguera en esta entrada, los ángeles de la guardia de la teta son de muchos tipos, y gracias a ellos, muchas seguimos en ello. Por suerte yo he tenido unos cuantos, mucho apoyo, fe en mi hijo y en mi capacidad de alimentarle.

Mi infinito agradecimiento a todos los que han creído en el teta-power y me han animado a seguir, y sobre todo a Laia por su apoyo y sabiduría, a Mamífero por estar sosteniéndonos y a mi hijo por demostrarme que estamos en lo correcto.

Espero que sigamos teteando hasta que uno de los dos se harte!!

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Abrazos mamíferos ❤

Primer mes de lactancia II

(Podéis leer la primera parte aquí)

Yo sabía que no hay leches malas, ni aguadas, ni relojes en las tetadas, ni cuentos de vieja… Pero me sentí fatal por no haber «engordado» a mi hijo y haberle hecho pasar hambre, aunque yo lo tenía colgado al pecho todo el día… Así de fácil y gratuito es desempoderar a una madre y hacerle dudar de la calidad de su leche.  Según Pediasauria, ella sabía que en los cursos de lactancia enseñan e insisten (y por algo será) que no existen leches malas, pero, según su gran experiencia, ha encontrado mamás que no logran engordar a sus hijos, y algunas, además, insisten, las muy inconscientes (ironía modo on)  en seguir con la lactancia… O sea, que la mujer se había actualizado yendo a cursos, pero en vez de aprender, y delegar los casos que se le escapaban del entendimiento a alguien con suficiente formación, se pasaba lo aprendido por el forro…

Insistí en que a lo mejor era un problema de agarre, frenillo, intolerancias alimentarias… Pero ella fue tajante y dijo que lo primero era que cogiese un peso correcto, que después ya valoraríamos otras cosas. En ese momento me desmoroné y lloré delante suyo. Puse todo mi empeño por seguir con la lactancia pese al dolor, y parecía no servir de nada… Sabía que si empezábamos a suplementar con biberón, la lactancia estaría vendida. Pero como era realmente urgente que aumentase de peso, fuimos corriendo a comprar leche de fórmula y biberón.

No pudimos optar a comprar una buena leche, ecológica, porque era mediodía y debíamos empezar ya. La única que había disponible era de una gran marca que no mencionaré, a la que boicoteo todo lo que puedo, que tiene cualquier cantidad de guarrerías añadidas e ingredientes de la peor calidad. Mamífero se puso a leer los componentes y al segundo le pedí que parase… Se me partía el alma de saber que le iba a dar todo eso a nuestro hijo, cosas que ni yo no tomaría…

El único biberón que había en el supermercado era de bebé «grande», hasta entonces, no sabía que habían «tallas» de biberón… no estaba informada ni preparada mentalmente para usar eso, incluso tuve que buscar información de como se prepara o esteriliza un biberón. Respeto a las familias que dan biberón plenamente informadas y por voluntad propia, pero yo, en ese momento, sabía que no era necesario y odiaba tener que dárselo. Ni siquiera quise prepararlo, y me morí de rabia al ver como Biel se tomó 30 ml. después del pecho, con hambre, y que, además después quedó saciado y tranquilo (aunque ese primer biberón lo echó entero poco después), durmiendo durante 3 horas, algo que no había sucedido antes. 

Esa misma tarde mandé a Mamífero a comprar un biberón que según dicen, emula al pezón materno, para que no se malacostumbrase, aunque claro, no es teta… Quería hacerlo con la técnica del dedo y la jeringa, pero me agobiaba no saber como medirlo (debía apuntar cuánto tomaba), si podía o debía esterilizarla… me saturé. Y escribí a Laia (no os perdáis su blog mdemamma!) a ver que me aconsejaba ella hacer en las siguientes tomas. Estuvimos hablando por teléfono, y me desahogué mucho, me sentí comprendida, sostenida, y con fuerzas para luchar por nuestra lactancia. Según ella, seguramente Biel tenía tomas poco productivas debido a un frenillo, y podríamos solucionarlo, al margen de la poca ayuda de la pediasauria. Me dio esperanzas, y me aseguró que no pasaba nada por un par de biberones, que seguro que era algo temporal, eso me tranquilizó mucho.

Me animó a darle el suplemento con la técnica dedo-jeringa ya que me preocupaba mucho que perdiese el instinto de succión al no estar establecida del todo la lactancia. Y no quería confundirlo más: primero con las pezoneras, luego biberón.. Yo ya veía que mi hijo no encontraría los pezones nunca más… Así que empecé a darle el suplemento de fórmula con esa técnica. Se trata de introducir un dedo y al lado la punta de una jeringa, y cuando succione, ir inyectándole leche poco a poco. Biel lo aceptó muy bien,  y al día siguiente ya había ganado 30g., pero nos hizo volver un par de días más adelante para seguir controlándole, e ir apuntando cuánto tomaba de suplemento.

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El primer día tomó entre unos 20 y 30 mililitros, según la toma, y en los días posteriores, fue disminuyendo, a veces 20, otras 10, y en algunas ni siquiera quería nada después de mamar. Eso era buena señal, significaba que mamaba mejor gracias a las pezoneras, se quedaba saciado, y el suplemento llegaría a ser prescindible. Como en esos días la pediatra vio la mejora que quería, le dije que quería suplementar con mi leche, que así sabríamos si realmente mi leche era «la culpable», y le pareció correcto, aunque ella seguía sospechando de mi «mala leche»…

Tuvimos que ir muy seguido, cada pocos días a pesarlo, por lo que no se veía mucho aumento de peso, pero si que iba subiendo. Yo estaba segura de estar haciendo lo correcto al insistir con el pecho, en ningún momento hice caso de la pauta de restricción de tomas o tiempo que me dijo Pediasauria. El pecho siempre a demanda, y cuando no quería más le ofrecía suplemento con la jeringa, que normalmente casi ni lo probaba. Aún así, yo me ponía de los nervios en cada visita, porque se ponía en cuestión mi capacidad de alimentar a mi hijo. Y aunque no dejé de creer en mi leche, seguía temiendo que Biel no cogiese peso, que tuviese algún otro problema y no lo detectasen por estar culpando a la lactancia…

Solamente nos hicieron llevar una muestra de orina una semana más tarde para descartar que no tuviese una infección. Eso fue otra aventura, porqué coger la muestra a un bebé es complicado… Te dan unas bolsitas (varias por si acaso) con una ranura que va pegada a la piel de alrededor del pene/vagina, esa es la parte sencilla… Se la pegas, le pones el pañal y esperas a que haga pipí, algo que no les suele gustar teniendo una bolsa  (lo incómodo que tiene que ser tener una bolsa de plástico apretujada en el pañal…). La dificultad es que no se puede contaminar la bolsita para que no salga el resultado alterado, por lo que no debe estar demasiado tiempo (si no hace hay que ir cambiándola), y si se hace caca, algo normal, no sirve la muestra. Otra problema añadido es que no se salga la orina de la bolsita y la acabe absorbiendo el pañal… Nos pasaron todas las opciones hasta que conseguimos una mini-muestra, menos mal que con un poquito ya sirve. En cuanto la conseguimos, debíamos meterla en un botecito con la misma bolsa y guardarla en la nevera hasta la visita. El resultado nos lo dieron al momento con una tira de orina en el CAP, que por suerte fue negativo.

Seguiré contándoos nuestra aventura mamífera en la siguiente entrada! 😉

 

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Abrazos mamíferos ❤

Brotes de crecimiento

Llevamos un par de días moviditos, apenas puedo moverme de su lado unos minutos al día para ducharme, para lo demás, me lo llevo  a cuestas a hacer lo que necesite. Aprovecho para escaparme algún momento cuando se duerme, a riesgo de que se despierte llorando al ver que no estoy (es lo que suele pasar, parece que tiene un detector), o cuando está su padre. Normalmente, con él se queda a gusto, pero estos días no, le dejo y vuelvo lo más rápido que puedo porque tiene un llanto inconsolable. Bueno si, le consuela la teta, es su obsesión, su droga, lo único que quiere.

Ya me había acostumbrado a estar pegada a él y ser mis tetas el centro de su universo. Lo colgaba en el fular y a hacer lo que haga falta. Aprovechando entre tomas que está dormidito ponía la directa y me daba tiempo de cocinar, limpiar el suelo, poner una lavadora, fregar los platos… e incluso relajarme leyendo algo o ponerme a escribir. Pero ahora ya estamos a otro nivel: no duerme. Si no duerme se pasa de vueltas, y si está tan cansado que no puede conciliar el sueño está irritable, llora y no se calma con nada. Es la crisis de lactancia o brote de crecimiento de las 6-7 semanas. Si nunca habéis escuchado hablar de esto o os interesa saber más, os dejo este post de Alba Lactancia.

Durante la semana pasada empezó a despertarse más pronto, sobre las 6 o las 7 y a estar muy activo toda la mañana. Teniendo en cuenta que me voy a dormir sobre las 2-3 después de la última toma, son apenas un par de horas de sueño. Las tomas pasaron a ser otra vez (como en la primera crisis) interminables, una y hasta dos horas mamando, parando, volviendo a mamar, parando… El día cunde muy poco así, pero bueno, al menos, después de la toma se dormía un par de horas.

Lo peor ha sido cuando ha dejado de poder dormirse, ahí ya me preocupé, porqué yo puedo aguantar el cansancio, pero verlo agotado a él me superaba… Una noche solamente durmió de 2 a 5, a partir de entonces, estuvo despierto hasta las 7 de la tarde. No quería nada más que teta, y yo le daba a modo buffet libre, pero no parecía tener fondo, y lo peor, se dormía, pero a los 5 minutos se despertaba con los ojos como platos y llorando. Estaba nervioso, quería seguir mamando, pero estaba hiperactivo, moviéndose sin parar, mirándolo todo, tenso… Tan pasado de vueltas estaba que no se calmaba con nada, no quería entrar en el fular, pasear tampoco le tranquilizaba, no le relajaban las caricias… Y daba mucha penita ver como cuando se conseguía dormir un momentito, se despertaba haciendo pucheros porque quería seguir durmiendo y no podía.

Ese día acabé desesperada, más que nada preocupada por él, por si eran demasiadas horas sin dormir, si le pasaba algo más que no sabía ver… Al final, gracias al consejo de una sabia amiga, nos metimos los dos en la bañera. Fue una experiencia preciosa, y funcionó, sobre todo porque nos relajamos los dos, me pegué un bañito que ya me lo merecía, y recargué las pilas para transmitirle la calma que necesitaba. Al principio lo puse a flotar unos minutos, moviéndolo suavemente, y él encantado mirando al abismo. Le puse sentado, estirado, le tiraba agüita por encima, movía el agua para que notase la sensación… Hasta que se cansó, entonces le di el pecho estirados barriga con barriga mientras me mecía con el agua y le echaba agua calentita por la espalda. Se quedó relajadísimo, no llegó a dormirse, pero bajó las revoluciones. Después, ya seco y vestido, lo cogí en brazos y caminamos por casa hasta que cayó rendido, al fin!!

Después de ese día, parece que ha necesitado recuperar horas de sueño, y ahora por las noches duerme más profundamente. Ayer, incluso, me despertaba yo antes durante la noche preocupada porque le «tocaba» una toma y él seguía durmiendo. Y las horas que está más activo entre tomas ahora son las diurnas, pasando mucho ratos mirando a su alrededor con los ojos muy abiertos, incluso cuando mama, para y se queda mirando a algún lado.

Durante estas crisis e enfada mientras mama, y si no lo hace, todavía más. Las tomas son intermitentes, está muy inquieto. Se cae de sueño y al momento se revuelve buscando el pecho nervioso, patea, se araña la cara, respira fuerte, me agarra para seguir mamando, para, llora, sigue, deja el pezón y se enfada al momento porqué quiere más, continúa con mucha ansia, mueve la cabeza, estira, se queja, llora, sigue mamando, para y regurgita, pero quiere seguir, me araña o coge el pezón y lo retuerce, se pone tieso arqueando la espalda y estirándose entero, mama un poco más, gruñe, vuelve a llorar, se coge otra vez y parece que está a gusto, a punto de dormirse, escupe el pezón y abre los ojos como platos buscándolo, no lo encuentra, le ayudo, se calma, al poco, vuelve a cabrearse… Así durante horas, todo el día…

Los días siguientes ( y todavía dura ) ha seguido más demandante de lo normal, haciendo muchas tomas, continuamente, largas, y necesitando muchísimo contacto, más del habitual. Es igualmente agotador, casi todos los días no como hasta las 7 u 8 de la tarde, pero ahora que va durmiendo a ratos es más llevadero. Ahora pasa del estado hiperactivo a dormir profundamente, y de estar modo zen a llorar a pleno pulmón.

Si no supiese que es una crisis me preocuparía, pensaría que mi leche esta mala (no hay leche mala, pero se escuchan tantas barbaridades que se interiorizan minando nuestra seguridad), que no produzco suficiente, o incluso que el bebé está mal, le duele algo, está enfermo, incómodo o le sienta mal la comida. Pero no, a lo mejor la única verdad a medias es que no le gusta el cambio en la leche, la cantidad y el sabor nuevo le extrañan, pero pronto se acostumbrará.

Durante estas crisis es cuando muchas mamás abandonan, o bien siguen pero se frustran porqué no entienden que está pasando, se sienten absorbidas por la lactancia, superadas, y comprensiblemente agotadas. Si lo comentas en la consulta de el/la pediatra y éste/a no está muy informado sobre la lactancia, seguramente te dirá que son cólicos (parece que cualquier cosa que no saben explicar la causa son cólicos…), o peor, te mandará una ayudita de fórmula para que el bebé se quede satisfecho y tu descanses mas. Mal, muy mal.

Precisamente, los bebés están programados para estimular más la producción durante estas crisis, adecuándola a las nuevas necesidades de alimento. Separarse del bebé, darle suplementos o ponerle un chupete para calmarle sería un grave error ya que están «tan pesados» porque deben, y les va la comida en ello. Así que hay que cargarse de paciencia y ponerlo al pecho tantas veces como quiera. Es importante aceptar que durante unos días estarás agotada y no darás para mucho, pero que es algo pasajero y normal que debéis pasar. También te puedes llegar a sentir culpable porque hay momentos en que lo soltarías y te irías bien lejos, te agota, necesitas espacio, tiempo, respirar y despegarte de tu bebé. No vale la pena sentirse mal por ello, sabes que estás haciendo lo mejor, pero es humano sentir que no puedes más.

Apenas me estoy adaptando y sacando lo mejor de mi misma para entender a mi hijo, ponerme en su lugar y darle lo que necesita. No se si tendrá algo que ver, pero me da que éstas crisis están ligadas a los avances evolutivos que hacen. Justamente, la semana antes de la crisis empezó a hacer cosas que antes no hacía, está mucho más espabilado, atento, risueño y interacciona mucho más. Pasó de sonreír mecánicamente a reír con la boca abierta cuando le hablamos. De seguirnos con los ojos y la cabeza cuando nos ve, a girarse a mirar cuando escucha algo y estar mucho más atento a todo lo que pasa a su alrededor. De no controlar nada su cuerpo a hacer intentos de coger o tocar cosas. Empezó a llamar nuestra atención tosiendo, haciendo ruiditos nuevos e incluso parece que intenta repetir los sonidos que le hacemos.

Se da cuenta de muchas cosas, y sabe hasta cuando es el momento en que nos estiramos a dormir en la cama y se relaja. En general, parece que entiende mucho más lo que pasa a su alrededor. Días atrás hemos recibido visitas y ha estado con muchas personas distintas, siempre muy atento e interesado por lo que le hacían o decían. Supongo que ha recibido muchos estímulos positivos y ha madurado muchas cosas. Y claro, tanto aprender siendo tan pequeñito pasa factura, y quizá por eso ha estado más irritable, cansado y a la vez, atento a todo lo nuevo. ¿Que pensáis?

Y vosotr@s, ¿como habéis vivido estas crisis? ¿Algún consejo para sobrellevarlo mejor?

 

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Abrazos mamíferos ❤