Una bisabuela moderna

Hace un par de semanas fuimos a visitar a la bisabuela de Biel por parte de la familia de Mamífero, es decir, la madre de su padre. Es una supermujer, a sus 95 añazos y con sus achaques, vive sola, se lo hace todo ella (incluso lava la ropa a mano!) tiene el piso inmaculado, y la cabeza mejor puesta que gente mucho más joven. Es una republicana de armas tomar, más indignada que todos los del 15M juntos. Si por ella fuese, mandaba a todos los políticos al paro, o a algún sitio peor… Una mujer con mucho carácter, y muchas vivencias a sus espaldas.

Se puso loca de contenta al conocerle, le hacía mucha ilusión conocer al más peque de la familia. Fue muy emocionante verles juntos, les separan 95 años, pero en seguida conectaron: ella le hacía carantoñas y Biel le reía las gracias. Y hablando con ella, me impactó que comparta nuestro estilo de crianza, mucho más que con personas de generaciones posteriores a la suya, o algunos jóvenes de ahora. Nuestro tipo de crianza choca con el de muchos, y a menudo nuestras generaciones anteriores  lo consideran moderneces o modas pasajeras, y fue bueno comprobar que para ella, eran cosas obvias. Y es que ella viene de una época en que las mujeres lo hacían todo tal como les dictaba el instinto y como lo veían hacer a sus comadres, no como ahora, que estamos desconectadas y aprendemos de libros o artículos.

LA TETA ES LO MEJOR

Fue lo primero que nos dijo, que ella crió a sus 4 hijos así, y que a uno de ellos con sólo leche en uno de los pechos. Explicó que le hicieron unos cortes en el pezón porqué los tenía planos (omg, qué barbaridad!!), y aún con las heridas abiertas, no dejó de amamantar. Nos contó también, que uno de sus hijos cogió el tifus, y que gracias al pecho, únicamente con sus nutrientes y defensas, salió adelante. Todo un ejemplo de como las mujeres creían en su capacidad de lactar o de la calidad de su leche, aún con dificultades, no se cuestionó ni un momento poderlo hacer.

Hoy día, desde que estás embarazada, escuchas cientos de veces: darás pecho «si puedes», «ojalá» tengas leche, «intenta» darle teta al menos los primeros días/meses, no pasa nada «si no puedes», si no tienes «suficiente» leche, si tu leche no es «buena» … es tanta la duda por desconocimiento, que siembran la desconfianza en nosotras, y partimos de la base que la lactancia es algo difícil, que no está en nuestras manos, que depende de la suerte. Y claro que existen dificultades, pero lo normal es que se pueda pese a ellas, ya que es muy mínimo el porcentaje de mujeres que de ninguna manera pueden dar el pecho. No hay casi nada que no se pueda solucionar con confianza y con una buena asesora de lactancia. Antes, al no partir de la desconfianza y no tener la facilidad de adquirir leche de fórmula, no fracasaban tantas lactancias como ahora.

Decía orgullosa que ella se sacaba la teta dónde hiciera falta, y que no entiende el pudor y el escándalo que algunos le ven a alimentar a un bebé en público con lactancia materna. Esto es algo que a muchas no nos importa, pero por desgracia existen el pudor y las miradas sucias. Los pechos se tienden a ver más como un objeto sexual que como proveedores de alimento… Se percibe normal llevar un escote sugerente pero para amamantar a tu hijo prefieren que te tapes o escondas.

CHUPETE, ¿PARA QUÉ?.. HABIENDO TETA! 

Me preguntó si le daba chupete, y al contestarle que no, que lo calmaba con el pecho, me dijo que hacía muy bien. Hablamos de como les consuela la teta, de que sirve de mucho más que de alimento, lo beneficioso que es el calorcito y la seguridad que les da el contacto con el cuerpo de mamá. Me dijo: dale toda la teta que quieras, y mímalo mucho! Que esté a gustito ahora que puede, que en la vida ya se sufre mucho.

Lo típico es es que te recomienden las bondades del chupete, ese gran invento, lo tranquilos que se quedan ellos y los padres a su vez. Pero lo mismo consigue la teta, con el beneficio añadido de vincular ese efecto de calma a su madre, en vez del auto-consuelo. A esto, muchos dirían que eso les hace dependientes, que mimar y consentir a los bebés es un error… Nada más lejos de la realidad, está demostrado que debemos atender sus necesidades emocionales ya que ellos no tienen la madurez para autogestionarlas. Mimad a vuestros hij@s, que ya tendrán años por delante de independencia y tenerse que buscar la vida. Aprovechad ahora, que luego echareis de menos que os necesiten tanto! 😉

INSTINTO, CRIANZA CON APEGO Y RESPETO A LAS NECESIDADES DEL BEBÉ

Al ver que lo llevaba en la mochila me dijo: qué a gusto van ahí dentro!! No vaticinó como hace casi todo el mundo, que me dolería la espalda, que cuando pese más ya veré, que el carrito es mucho más práctico, que si puede ser malo ir ahí tantas horas, que se malacostumbrará a los brazos… Ella vio en seguida el lado positivo, y sin haberse informado previamente de los múltiples beneficios del porteo (no me extenderé ahora pues dan para otro post), se centró en que era lo mejor para el bebé.

La bisabuela de Biel entiende perfectamente que esa necesidad de contacto tan pasional que tienen los bebés es sana, normal y necesaria. En ningún momento vio raro que colechemos, que lo portee, y que estemos disponibles para él en todo momento. Para los bebés, el cuerpo de su madre es su lugar seguro, es una cuestión de supervivencia, están programados para eso. Instintivamente saben que sin el calor, la protección y el alimento cerca, morirían. Si no se sienten seguros (aunque no lloren pueden sentir desamparo) segregan cortisol, algo que les hace vulnerables a enfermar y puede marcarles de por vida.

OPINÓLOGOS, NO GRACIAS.

Cuando estás embarazada o eres madre primeriza recibes consejos, sin pedirlos, por todas partes, y además, se pone en tela de juicio como vas a hacer ciertas cosas. Te repiten tanto las cosas (normalmente son siempre los mismos temas) que si no te informas por tu cuenta, o dejas a tu instinto tomar las riendas, puedes acabar haciendo las cosas por inercia y luego arrepentirte de no haber tomado tú las decisiones. Te dicen: si lo coges en brazos siempre te tomará el pelo, si duerme en vuestra cama no lo sacarás nunca, no pasa nada por dar chupete/biberón/papillas… Obviamente no pasa nada, pero se trata de que lo hagas tomando la decisión, no por falta de apoyo o recursos.

Los padres primerizos no necesitan tantos egos con más experiencia que tu, sino creer en ellos mismos y confiar en que hacen las cosas bien. Para eso: menos hablar y más escuchar sus puntos de vista, apoyo, y respeto a su forma de criar. Las frases tipo: todos los bebés son de tal manera, o lo mejor es tal, o lo que le pasa al bebé es que tiene sueño/hambre/dolor de barriga… son erróneas. Nadie conoce mejor a su hij@ que su madre o su padre, es algo que me dijo la bisabuela cuando Biel lloró. Muchas veces, cuando ven a un bebé llorar, no pueden evitar hacer una porra: seguro que tiene sueño, dale teta a ver, tendrá frío que lleva muy poca ropa (esto te lo dicen sin que lleguen a llorar, es la frase comodín), será que le duele la tripa…

Cuando su bisabuela lo tenia en brazos y se le puso a llorar, me lo pasó y dijo: mira a ver tu que lo conoces mejor que nadie, sin más. Es de agradecer, porque aunque una sabe que conoce a su hijo, es bastante agobiante que empiecen a hacer suposiciones sobre qué le pasa, como si tu sola no pudieses «arreglarlo». Supongo que te vas impermeabilizando a los comentarios, pero cuando estrenas maternidad, generan ansiedad e inseguridades. Además quienes dicen esas cosas, suelen ser madres experimentadísimas, por lo que te pueden hacer dudar de tu instinto cuando tienes que estar conectada a él más que nunca. Quienes hablan sin tener en cuenta lo vulnerable que estás, es porque no se acuerdan ya de como lo pasaron cuando estaban en tu situación, es triste que se olviden…

En cuanto a las otras afirmaciones, las consecuencias del tipo de crianza solamente os incumben a ti y a tu pareja. No se trata de quien está en lo correcto, sino de que cada familia haga las cosas a su manera, sin coartarles con opiniones o experiencias.  Creo que todas las madres y padres intentan hacerlo lo mejor posible. Está en su mano informarse o pedir consejo, pero si no lo piden, demos por hecho que son adultos y saben lo que hacen. Si no compartimos, respetemos igualmente, y si no entendemos, podemos preguntar, que seguro tienen motivos de peso para hacer lo que hacen. La maternidad es un continuo aprendizaje y cada familia debe encontrar su camino por si misma, las experiencias de unos no tienen porqué servirles a otros.

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Abrazos mamíferos ❤

Padres primerizos vs. padres experimentados

Un estudio, en mi opinión sensacionalista y mal planteado, publicado el pasado agosto en el diario Demography, concluye que convertirte en madre o padre, te hace infeliz, estadísticamente hablando, claro… Uno de los indicadores es que, después de el/la primer/a hij@, las personas que querían tener más de un hij@, cambian de opinión y se plantan en el primer@. Me parecen datos preocupantes, pero no por la incidencia negativa de los hij@s en la vida de sus padres, no creo que el problema sea ese. Más bien, diría que se trata más de una frustración general, del ritmo de vida, o de como afrontemos la ma/paternidad.

Una quiere ser positiva, pero luego, estando felizmente embarazada, te empiezan a llover mensajes alarmantes…

Cuando vas a tener un hij@, recibes un montón de consejos y comentarios, la mayoría sin que los pidas, y muchos no son muy alentadores. Parece que, cuando esperas un bebé, los padres experimentados, sienten la necesidad de alertarte, por si te lo quieres pensar mejor… Y los padres novatos, recibimos amenazas, del tipo:

Ya verás como te cambia la vida, aprovecha ahora, que luego…

¡No vas a tener tiempo para nada!  

Es agotador cuidar de un bebé… y cuando crecen ¡es peor!

Se te acabará la buena vida, y con tu pareja no va a volver a ser igual… 

No sabes lo caro que es criar a un/a hij@…

Vas a perder tu privacidad/ independencia/ cuerpo/ tiempo libre/ vida social/ juventud/ belleza/ salud/ libertad etc…

Parece que te quieran asustar, incluso convencerte de que te has equivocado para que no corras su misma suerte. Más que aconsejar, parece que te adviertan: no sabes dónde te metes ¡ilusa! Y no digo que no sea verdad, seguro que nos cambia la vida, es inevitable. Pero creo que el tinte negativo, e incluso amenazador, sobra. Pensar en que va a ser horrible, agotador y todos los inconvenientes que puede haber, no es la mejor manera de afrontar la ma/paternidad.

La mayoría suelen hablar pensando en su propia experiencia, y dicen lo que ellos sienten, sin ponerse en el lugar de los futuros padres. No se plantean qué necesitan escuchar o no. Ser padres primerizos ya es suficientemente estresante, no hace falta que nos lo pinten tan mal. Cada uno vive las cosas como las vive, y lo que para unos es terrible, para mi puede no serlo, y viceversa. Depende de muchas variables, pero sobre todo, influirá la manera como enfoquemos las cosas.

Nosotros, que hemos perdido a un hijo, y que nos ha costado tanto conseguir y mantener los embarazos, creo que lo vemos de una manera muy distinta. Estudios como el que os he comentado, y comentarios sobre «lo duro que es ser padre/madre», creo que son una falta de respeto hacia las parejas con problemas de fertilidad, que hemos sufrido por no poder tener hijos durante años o los hemos perdido. Eso si que es duro, te cambia la vida, agota, y desestabiliza la pareja.

Creo que cuando nos embarcamos en esto de traer hij@s al mundo, siendo responsables y conscientes de buscarlos, lo hacemos con madurez y realismo. Ya sabemos que no es fácil, que puede ser muy duro, pero si lo hacemos es porque lo asumimos como contrapunto. Así que, no es necesario que vayan avisando, ni dramatizando tanto. Yo ya me he imaginado cansada, sin tiempo libre, durmiendo poco y menos, e incluso superada por situaciones que ni llego a saber. Pero acepto ese reto, entiendo que es parte de la maternidad encontrarse con momentos desagradables, imprevistos, agobios… Y he decidido que me compensa tener un hijo por encima de esos factores.

Tampoco preferiría que alguien cuidase de mis hij@s (si me lo pudiese permitir) para descansar, quiero vivirlo, creo que es parte del rol de madre/padre. Al menos, a mi modo de enfocar la maternidad, es algo que, por duro que sea, creo que nos vincula a nuestros hijos. Si lo vivimos en paz, aceptando lo bueno y lo malo, puede ser una experiencia muy enriquecedora dar tanto por ellos. Me llena superar situaciones en las que pueda dar lo mejor de mi, que requieran esfuerzo, dedicación. Si es gratificante subir una montaña, ¿como debe ser criar a un hij@?

Sabemos que es un gran sacrificio, que tendremos que prescindir de muchas cosas, cambiar rutinas, hábitos, y dedicar nuestro tiempo por completo a nuestro hijo. Somos conscientes que tener un hijo es una gran responsabilidad, y que sufriremos por su bienestar durante toda la vida. Tener hijos es irreversible, nunca dejaremos de ser sus padres. Es una gran obligación, pero la escogemos a voluntad, y con gusto deberemos llevarla.

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Tener a un pequeño ser tan dependiente y demandante puede ser agotador, física y emocionalmente. Puede agobiar sentir que tienes una vida distinta, que estás atad@, que dejas de ser tu mism@ para ser padre o madre casi en exclusiva (al menos durante los primeros años de su vida). Pero, aunque entiendo que pueda ser agotador e incluso desquiciante en ciertos momentos, para mi, es algo que no me hecha para atrás. Tengo ganas de pasar de ser pareja a familia, de ser mujer y madre, todo a la vez. Será que estoy muy maternal, pero es lo que me apetece hacer desde hace años.

Creo que los padres que lamentan haber perdido su anterior vida, o lo dicen porque están en un mal momento, o bien, no tomaron la decisión de ser padres con la suficiente consciencia. Es una pena que una familia sea infeliz, y que sus hijos sean criados por padres dolidos, simplemente por no plantearse con madurez qué implica ser padres.

A algunos les preocupa no poder tener vida íntima, o que esta cambie, y pase a un segundo plano. Esto puede hacer mella en la relación de pareja, y es algo que no sabremos como lo afrontaremos hasta que pasemos por ello. El cansancio y la dedicación que requiere un bebé, obviamente, cambia el orden de prioridades de la pareja. Por eso tenemos que tener en cuenta que es una etapa, es temporal, y aceptar, no podemos pretender que todo siga igual. Simplemente tendremos adaptarnos a la nueva situación, y sobre todo, no culpabilizar a tu pareja porque las cosas han cambiado.

Ambos deciden ser padres, así que, si hay algún punto que desequilibre la relación, se debe equilibrar también en equipo, no como enemigos. Es importante mantener la comunicación, compartir como nos sentimos, hablar de cuáles son las cosas que nos molestan sin recriminar nada, y buscar soluciones entre los dos.

Mamífero y yo, tenemos claro que nuestra vida cambiará, y es lo que queremos, por eso hemos querido tener hijos. Sabemos que pasarán a ser prioridades, estarán por encima de nuestras necesidades y serán el centro de nuestra vida. Por tanto, siendo responsables del camino que tomamos, no podremos pretender volver a nuestra antigua vida, tenemos que tenerlo claro. Por duro que sea, seguro que tiene muchas más cosas que lo compensarán de lleno, y queremos vivirlo. Además, tenemos muy claro que ya tendremos tiempo de volver a ser pareja, de volver a estar solos cuando nuestros hijos crezcan. Esos años pasarán rápido, y son pocos comparados con la vida entera.

Quizá, el hecho de tener tantos impedimentos para tener un hijo nos ha hecho idealizarlo, o a lo mejor, es que por eso, sabemos valorarlo más. En cualquier caso, yo siempre había imaginado dedicarme a mis hijos y sumergirme en ello. Nunca he temido perder mi independencia. He ido «a mi rollo» muchos años, y he sido muy feliz sin responsabilidades (al menos no tan grandes como un hijo) y creo que ya disfruté la libertad. No me preocupa nada tener prescindir de mis lecturas, aficiones y tiempo de relax. Y si tengo que pasar unos años dedicando mi poco tiempo libre a obligaciones, y dejar de jugar a juegos de mesa para jugar a juegos de niños, pues lo haré encantada, y disfrutaré con ello.

Por muy malos momentos que se pasen, creo que hay infinitamente muchas más vivencias enriquecedoras. Quizá a muchos les cueste verlo cuando están inmersos en una situación complicada, y entiendo que las cosas se pueden ver muy negras en ciertas circunstancias. Pero creo que a la mayoría de madres y padres, cuando ven a su hij@ sonreir, se les olvidan todos los males.

Yo me quedo con los consejos que me sirven, los que dicen con amor, como:

Ya verás cuanta felicidad os trae este bebé, ¡le vais a querer tanto!  

Por mi hij@ daría la vida.

Gracias a mi hij@ soy mejor persona.

De lo malo ni me acuerdo, tener un hij@ es lo mejor que me ha pasado en la vida. 

Disfrutadl@, ¡crecen tan rápido! 

Formar una familia es la etapa más bonita de la vida.

Nada es tan potente como el amor que sientes por un/a hij@.

Ser madre/padre, te cambia la vida, la mejora.

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En conclusión, por mucho que digan y adviertan, no creo que ningún padre o madre responsable, se arrepienta nunca de haber tenido hijos. La gente se suele quejar y minusvalorar lo que tienen, pero realmente, creo que solo es de «boquilla». Muy mala tiene que haber sido tu experiencia, o tu situación para que desees no haber tenido hijos. Al final, son etapas, duras quizá, pero un hij@ es un tesoro para toda la vida.

 

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Abrazos mamíferos ❤

Barrigas que pasan a ser bienes de interés turístico

Cuando estás esperando un bebé, la gente conocida, y también completos desconocidos, sienten una necesidad imperiosa de acariciarte la barriga. Existe un magnetismo, una misteriosa atracción hacia las embarazadas, seguramente sea por la ternura que despierta saber que ahí dentro hay un bebé creciendo. Pero sigue siendo la bariga de la mamá lo que tocan…  Si vas con tu barriga a una tienda, a la consulta médica o a cualquier sitio, es probable que la gente se acerque, entable una conversación contigo, e incluso se atrevan a tocarte. Normalmente la conversación es siempre igual: ¿de cuánto estás? ¿es niño o niña? ¿te encuentras bien? ¿es el primero?… Tu respondes correcta y sonriente al interrogatorio, aunque sea la enésima vez que te lo preguntan ese día, aunque no te apetezca hablar, tengas prisa, o pienses que ese o esa desconocid@ no tendría porqué saber tanto de ti. También puede ser que tengas un mal día, de esos que no quieres que te miren, (a mi me pasa a menudo y no precisamente porque me sienta mal, soy así de rarita), y te encuentras siendo el centro de atención de las miradas cuando te gustaría pasar inadvertida… Hasta ahí todo bien, no quiero ser grinch, ya sé que ser un poco antisocial es problema mío, y los demás no tienen la culpa. Además no me puedo quejar, estar embarazada es una bendición, y los que se acercan suelen ser amables, y alegrarse por tu situación. Pero me agobia que deje de ser propiedad privada, para ser algo así como un bien de interés turístico, no me adapto.

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No suelo ser muy receptiva a conversaciones con desconocidos, no me siento cómoda. Pero entiendo que despierte interés estando embarazada e intento ser amable aunque no me apetezca, por pura convención social. Pero no puedo con la gente que se toma demasiadas confianzas: toca, opina, pregunta demasiado y se mete en jardines… Sobre todo, me siento invadida cuando tocan y no son gente de confianza, ya que lo hacen siempre sin pedir permiso.

Normalmente, la gente no va tocando las barrigas o partes del cuerpo a desconocidos, por eso, no entiendo por qué por el hecho de estar embarazada, se creen con ese derecho. Cuando esperas un bebé, estás más sensible, y a mi, que me ponen tensa estas situaciones, no me gusta que mi bebé sienta que estoy incómoda. Cuando me lo han hecho, siento como se queda quiet@, (me pasa siempre como cuando estoy mal), esperando a que me relaje y me siento doblemente mal por hacerle pasar por eso.

A muchas mujeres no les importa lo más mínimo, les gusta que las miren, las toquen e incluso besen su barriga. Se sienten queridas, mimadas, admiradas por los demás y a gusto con las atenciones que despiertan. Pero a algunas mujeres, no nos gusta nada que nos toquen la barriga. A mi no me gusta el contacto físico con personas desconocidas o de poca confianza, de hecho con las de confianza tampoco soy excesivamente tocona ni cariñosa. Acepto que lo hagan las personas de más confianza, pero no los de fuera. Yo lo vivo como una invasión de mi espacio íntimo. Como si, por las buenas, te tocase un pecho, opinase de lo grande o pequeño que es, si te ves bonita o no con él… Me parece innecesario e incluso de mala educación.

Nunca me ha gustado que me miren, me analicen físicamente, me comparen…. Por desgracia, me lo han hecho toda la vida: por ser demasiado delgada, tener bastante pecho, piernas delgadas, manos huesudas… todo eran juicios de valor hacia mi cuerpo. Y ahora que me he reconciliado con él, veo que siguen opinando sobre mi peso, mi culo, mi barriga… No me parece sano para mí misma ni para los demás, opinar sobre el físico, que es como es. Dirán que soy exagerada, que tengo un complejo, que no es para tanto… Pero nadie le va diciendo a un calvo que tiene poco pelo, a una rellenita que tiene michelines, o a alguien alto que ha crecido demasiado (aunque si lo hagan en broma si tienen la confianza, o a las espaldas por criticar).

Por educación, intentamos no meter el dedo en la llaga, así que solamente pido lo mismo. Si, tengo barriga, es obvio, punto. Creo que la sociedad en general, está demasiado centrada en lo que se ve. Es triste que se comente como tienes el pelo, lo bien que te queda ese vestido, que has engordado o adelgazado… Y tan pocas veces, se tenga una conversación profunda.

Volviendo al embarazo, muchas, nos sentimos abrumadas por tanto comentario, tanta atención, comparaciones, vatinizaciones… Podemos sentirnos extrañas con nuestro nuevo cuerpo, estamos todavía adaptándonos a los cambios. Y antes de que nos hagamos a la idea, ya estamos recibiendo un montón de comentarios, sin que por nosotras mismas, podamos habernos valorado objetivamente. Para algunas, el aumento de peso, las estrías, los cambios permanentes que se puedan dar… son una preocupación, y centrando las conversaciones en lo físico, les podemos generar más ansiedad. Para otras, como me pasa a mi por lo que he pasado, el embarazo es una situación delicada, no estás tranquila. No te interesa estar hablando de cosas superficiales, tienes otras preocupaciones.

La maternidad es un tema profundo y con mucha chicha si te gusta estar informada como a mi. Pero de lo que te hablan es de la ropa, el cochecito, la habitación del bebé, teta o biberón… Te va a cambiar la vida, amenazan, estarás muy cansada, te advierten, aprovecha ahora que después… Cosas que todos hemos dicho y oído cientos de veces, nada nuevo. Sobran tantas frases hechas y consejos que no has pedido, repetidos hasta la saciedad.  Pocas veces nos preguntan como nos sentimos, o si lo que nos dicen nos hace bien, o nos agobia más. Estamos sensibles, y podemos sentirnos vulnerables e inseguras, así que, si vas a decirle algo a una embarazada, tiene que ser algo que la empodere, que le de seguridad. Mejor guardar opiniones, consejos, valoraciones, comparaciones y experiencias para cuando ella lo pregunte.

No es mi intención que nadie se sienta mal, sino dar mi visión, mi opinión, mi sentir… Aclaro que, este post no va dirigido a ti: si a ti, que me tocas la barriga con ilusión y lo haces con complicidad porque tenemos confianza. Ni tampoco escribo porqué me han molestado tus consejos, experiencias… Lo dejo en el aire, para que sepáis que existen mujeres que podemos sentirnos incómodas o saturadas con ciertas cosas. Ante la duda, no pasa nada por preguntar. Respecto a tocar barrigas ajenas, incluso si crees que tienes la confianza, puede ser que en ese momento no le apetezca, tenga un retortijón, o no quiera y punto. Normalmente, si una quiere que notes a su bebé, te lo dice: toca, que se está moviendo, o ¿te apetece sentirlo? Así que, no hay que abusar, que la barriga sigue siendo parte de nuestro cuerpo.

Dato interesante: en algunos lugares como en Pennsylvania, tocar barrigas de embarazadas, está penado por la ley. No creo que se deba llegar a este extremo, pero es una muestra de lo invasiva que puede llegar a ser la gente, y lo incómodo que es para muchas mujeres. Ahí lo dejo… http://www.ibtimes.com/pregnant-bellies-are-illegal-touch-says-new-pennsylvania-law-1442756

En mis dos embarazos largos, he tenido la suerte de estar más redondita durante los meses de invierno. Eso me ha dado la ventaja, de poder pasar desapercibida entre abrigos y jerséis anchos, y no tener que estar esquivando manos ajenas. Además, la gente ha sido bastante respetuosa por lo general.  No me ha pasado demasiadas veces entonces, pero cuando me han tocado sin avisar, lo he pasado francamente mal. No quieres ser desagradable, pero tampoco debes aguantar y estar incómoda.  Muchas veces he pensado, que de habérmelo dicho amablemente, quizá no me hubiese sentido tan invadida, y hubiese accedido, pero el hecho de que se crean con derecho, me pone nerviosa. Así que, por favor, no cuesta nada preguntar, es de buena educación 🙂

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espero no tener que hacerme una camiseta de estas…

 

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Abrazos mamíferos ❤

Lo que nunca se debe de decir, pero se dice.

Una de las cosas que nos suele suceder en un período de duelo, es que recibimos consejos, comentarios, y frases hechas con ánimo de ayudarnos. El principal problema, y en el que coincidimos la mayoría, es que nos suelen doler más ciertas palabras que el silencio. Para mí, una regla básica en cuánto a qué decir y que no a alguien que está pasando por un mal momento es: no digas algo que en otra situación no dirías.

Se suele decir cuando pierdes a un bebé, o eres infértil: «Sois muy jóvenes, tenéis tiempo.» ¿Diríamos éso a alguien que acaba de perder a su pareja? Realmente, ¿es un consuelo ser «muy joven»? ¿Es acertado, en el caso de haber perdido una pareja, decirle al viud@, que todavía es joven para buscar otro compañer@?… Nos sonaría fuera de lugar, una falta de respeto. La respuesta es no, no y no. Cuando una pareja se decide a tener un bebé, no consideran que son muy jóvenes, sino que es el momento idóneo. Así que, añadido al duelo de no poder concebir o de que tengan que enfrentar a la muerte de su bebé, se añade el duelo de tener que esperar más tiempo, de posponerlo; ver lo que consideraban presente inmediato como un futuro incierto. Además es un argumento absurdo, ya que la juventud biológica o la fertilidad no se mide en años. Por ejemplo, puedes tener 25 años y tener una reserva ovárica como la de una mujer de 40 o 50 años. El tiempo suele pesarnos mucho emocionalmente, los bebés no se conciben ni se gestan de un día para otro, así que hablar de juventud es hurgar en la herida.

A los padres que han perdido un bebé, lo que más nos dicen es: «no te preocupes ya tendrás otro». Eso tampoco se lo diríamos a una viuda: «bueno, ya tendrás otro marido». Como si el hecho de «tener otro» pudiese borrar lo que sentimos.  Es de lo más doloroso que te pueden decir, y es la frase más repetida. Lo que pasa es que los que la dicen, con la mejor de las intenciones, no están en nuestro lugar, no saben cuántas veces lo escuchamos. Ya lo sabemos, y sino ya está todo el mundo para recordárnoslo: el ginecólogo, la vecina, la panadera, tu mejor amigo, tus padres…  Si, seguramente, tendremos otro, eso mismo: otro. Y en ese momento solamente queremos recuperar al que se fue. Hablar de otro, sin que los papás lo mencionen, es pisotear el recuerdo de el que se fue.

Otra variante, es minimizar el hecho doloroso comparando. Por ejemplo: «A mi vecina/amiga/etc… le pasó lo mismo que a ti, después de X tiempo consiguió tener un bebé y ahora es muy feliz». Volviendo a la premisa de antes, ¿le diríamos éso a alguien que acaba de perder a su pareja o cualquier otro ser querido? Yo no lo haría. Que a alguien le haya pasado algo similar a lo que tu vives, no tiene nada que ver con lo que tu en ese momento vives. Es decir, la misma premisa no da, a ciencia cierta, una consecuencia igual, ni siquiera similar. Cada uno siente de una manera, y todos tenemos un montón de variables que nos influencian. Así que querer comparar o vaticinar de esa manera, es una falacia, y de las grandes. Existe, por ejemplo, la posibilidad real de no poder concebir un hijo, cosa que a tu vecina parece ser que no le pasó. Hay tantas posibilidades, y muchas son tan ajenas a nuestra voluntad, que es altamente improbable que el ejemplo de tu vecina se repita en tu amiga.

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Se tiende a minimizar tu dolor dándo ejemplos de casos peores, como: «Mi vecina perdió a su bebé con X (más que tú) semanas de gestación, eso si que es duro…» Normalmente, quién se atreve con comparativas de este tipo, además de no respetar tu dolor en absoluto, suele no haber pasado por eso en primera persona. Nadie mide el amor a su hijo por semanas, ni mucho menos es mensurable lo que se va a sufrir en relación con eso. Tengo amigas, conocidas, y he visto multitud de casos de mujeres que, habiendo tenido un aborto en el primer trimestre, años después siguen sufriendo por ello. De hecho ninguna olvida nunca, pase el tiempo que pase, que gestó a un/a hij@ que no está. Algunas no se atreven a volverlo a intentar, y están en todo su derecho de sentirse así. Otras, habiendo tenido varias pérdidas en el trimestre que sean, o enfrentándose la muerte neonatal, han seguido adelante buscado un nuevo embarazo. Y no quiere decir que sufran menos, o que sean más fuertes. Cada una lo gestiona como puede, y nadie debe juzgar sus actos, opinar, o comparar su dolor con el de otr@s. Todas tienen mi respeto, todas están luchando por sobrevivir a algo terrible, todas son valientes. A cada una le duele lo suyo y a su manera, así que, respetemos los ritmos y las decisiones de cada persona.

Algunas personas hacen comentarios del tipo: «Al menos no…» o » Hubiese sido peor si…» Realmente ¿diríamos a alguien que ha perdido a un ser querido que al menos no ha vivido lo suficiente para encariñarnos con él? O que «hubiese sido peor más adelante»… Sonaría insensible, ¿verdad? Entonces no debes decirle nunca a nadie algo así, aunque no comprendas su dolor.

Algo que me han dicho también, intentando hacerme sentir que soy muy fuerte, es: «si me pasa a mi me muero». Y puedo asegurar, que cuando se te va un hij@, te quieres morir, y lo peor es que no, sigues en esa triste realidad. Y sigues adelante por los demás: tu pareja, familia y amigos. Pero piensas una y mil veces que preferirías que hubiese vivido tu hij@ y morir tu, que sin él o ella, nada tiene sentido. Cuando se ven desde fuera, las desgracias siempre nos hacen pensar que nosotros en ésa situación no lo soportaríamos. Y cuando te tocan a tí, te das cuenta de que no se tiene elección, la realidad te obliga a salir adelante, quieras o no, por ti misma o por los que te rodean. Al final podemos con más de lo que nos imaginamos, y lo mejor, es que además, podemos aprender mucho de los golpes de la vida.

Normalmente, estos comentarios se hacen para quitar hierro al asunto, para animar, para dar una perspectiva positiva. Pero, lo cierto, es que lo que necesita alguien que está triste, con motivos de peso, es que validen su dolor, que le permitan sentirlo. Con ese tipo de comentarios, negamos su emoción actual, y les hacemos sentir incomprendidos. Eso es muy contraproducente, ya que cada etapa del duelo debe ser vivida. Es imposible saltarlas sin consecuencias negativas, y el/la doliente es el/la únic@ que debe decidir tanto en la manera como el tiempo que se dedique a cada etapa. Por la misma razón, es absurdo decir que: «se debe pasar página, que tiene que superarlo, con el tiempo que hace deberías estar bien, ya es hora de olvidar, tienes que ser positiv@, con esa actitud no vas bien…» Cada un@ hace ya todo lo posible por seguir adelante, querer acelerarlo no es lo más acertado.

Algo que ayuda mucho, y es difícil de escuchar es: «Comprendo tu dolor, y te voy a acompañar mientras lo sientes». Que te hagan saber que puedes contar con esa persona, en tu peor momento, sin pretender estar mejor o sonreír si no puedes. Hay muchas personas dispuestas a llevarte a un lugar más agradable, más cómodo para ellas. Te invitan a salir, a distraerte, a hablar de otras cosas… Pero son muy pocas las que admiten y aceptan que estás destrozad@, y aún así se van a estar contigo sin querer cambiar ni negar tu realidad. Cuando acompañas a alguien en su dolor, es suficiente con ofrecer apoyo, presencia, escucha, un abrazo, un espacio para dejar al/la doliente que exprese su dolor. Cualquiera de éstas opciones es infinitamente de más ayuda que una frase hecha ya que validan las emociones que el/la doliente siente.

Sé que somos much@s los que recibimos comentarios que nos hieren, es una queja que leo a menudo en páginas sobre duelo. Y cuando la mayoría o tus principales apoyos te acribillan, puede ser muy difícil elaborar el duelo en paz. Muchas veces callamos la opinión por no ser descortés, porque aprecias el gesto y la voluntad con la que lo dicen, por no entrar en discusiones o simplemente por olvidar el tema, que duele. Cuantas más experiencias conozco, más me alarma lo que nos llegan a decir, empezando por algunos «profesionales» sanitarios. Así que, quizá escriba más entradas sobre este tema más adelante, ya que da para mucho… No es algo en lo que se eduque, así que se extienden la opinologia y el consejo gratuito.  Me gustaría que opinásemos nosotr@s también. Así que, si queréis comentad qué cosas os han dicho o hecho, que os duelan, y por qué. O bien, lo que sí os ha ayudado o qué os hubiese gustado escuchar, y hablamos sobre ello.

 

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Abrazos mamíferos ❤