Las rutinas de los bebés, a demanda.

Muchas veces nos dicen eso de: «tenéis que seguir unos horarios para que el bebé se acostumbre», «tiene que aprender/acostumbrarse a…» o «las rutinas les van muy bien a los bebés». Pues ni si, ni no, ni tampoco.

Los bebés son personitas, y lo pongo en diminutivo cariñoso, no porque sean personas de menor rango. Como el resto de personas, existen bebés que necesitan estructurarse el tiempo más que otros para sentirse seguros, y hay otros, que gozan del caos y la improvisación, o simplemente, no se les da bien eso de casar sus necesidades con el reloj.

Yo soy de estas últimas, incapaz de forzarme a comer, dormir o ir al baño porque toca. Siempre he llevado muy mal lo de madrugar para ir a trabajar porque aunque esté cansadísima, me pueden dar las 6 de la mañana y si no estoy por la labor de dormir, me tengo que ir al trabajo de empalmada. Mientras que otros días me caigo de sueño a las 8 de la tarde, lo que dicte mi caprichoso biorritmo. Ni siquiera ahora con un bebé que voy falta de sueño, puedo dormirme sin más para aprovechar que él duerme también.

Si, es un caos, lo sé, pero no me va peor que intentando marcarme una rutina. Sobrevivo igual: cansada, pero sin sentir que fallo en algo por no cumplir un horario. Tampoco creo que quienes son fieles a la rutina puedan pretender llevarla a rajatabla sin que les pete la vena.Vamos, que si es tu hora de comer pero el bebé demanda algo, tu tienes que ceder. O si es la hora del baño, pero el bebé tiene hambre o está molesto, no le vas a hacer pasar un mal rato porque toque, no?

Y en cuanto a los adultos bien estructurados, que los hay, y bastante estrictos (y felices que son), supongo que también flexibilizan. Si no tienen hambre no van a comer a la fuerza, o si? Y si cada día salen, por ejemplo, a hacer gestiones a las 5 de la tarde, pero un día se encuentran mal, o simplemente no les apetece, pues no pasa nada, verdad?

De la misma manera, creo que los bebés, como personitas, tienen sus necesidades y preferencias también, pero no nos las pueden explicar. Y tiene que ser muy incómodo para ellos seguir una rutina impuesta, que no han elegido ellos, ni pueden retocar o negociar, ni saltársela excepto fuerza mayor. Entonces lloran, o están quejicosos, o no se pueden dormir, o comen poco, les sienta mal…

Está claro que si ambos en la pareja trabajan, unos mínimos horarios hay que seguir para cumplir, pero para el bebé, una jornada de estricta puntualidad no es lo óptimo. Los bebés no están programados para seguir horarios, más bien, tienen el don de ser inoportunos, intempestivos y caóticos. Nosotros nos beneficiamos de esas rutinas, no ellos, aunque a algunos bebés, también parece que les da cierta calma y seguridad poder adivinar qué pasará mediante la repetición de rutinas día a día.

No dudo de los beneficios de esto, pero no lo necesito en mi vida, ni tampoco mi hijo, por ahora. Si parto de la base que doy pecho a demanda, la teoría de la rutina se va al garete. Y lo he intentado, siguiendo, claro está,la demanda de mi hijo. He tratado de hacer la «última» toma de la noche en la cama, acostados con la luz de ambiente que es como se duerme. Con tiempo de sobra, horas, para ver si dejándolo así, podíamos cenar. Pues no, no sirve, ni con baño relajante antes, ni habiéndolo cansado previamente ni poco ni demasiado para que no se sobreestimule… No ocurre porque yo lo pretenda, es más, parece que si lo pretendo, siente esa tensión y no puede cumplir mis expectativas.

Puede ser que no tenga hambre, o que tenga antes de lo previsto y no tenga sueño… Sus tomas son imprevisibles, pueden espaciarse 3 horas o media. Puede no dormirse, o dormir 5 mintuos, desvelarse, llorar, hacer una caca, volver a la teta, la toma puede durar 2 minutos o una hora y media… pero lo que yo pretendo, que es que se duerma un par de horas (o al menos media para cenar tranquila), eso no sucederá porque yo quiera, o le acostumbre, o le induzca a hacerlo. A veces, sin pretenderlo sucede y punto, y entonces hay que aprovechar, si se puede. No creo que sea sano para ninguno estar planeando las cosas y generar tensiones innecesarias cuando él ya tiene suficiente con entenderse a sí mismo y gestionar sus emociones sin poder verbalizarlas.

A lo mejor funciona tener ciertas rutinas flexibles preestablecidas, sin horarios, pero que sigan un patrón cada día para que lo reconozca el bebé. Seguramente a eso es lo que llaman rutinas… para mi es del todo imposible. Será que no soy capaz, ni conmigo misma, entonces menos con mi hij@. Para mi los días no son ni siquiera parecidos entre ellos. A veces como a las 6 de la tarde o las 8, si es que se le puede llamar comer… mientras que otros días estoy de suerte y como cuando el resto de españoles lo hacen. Hay días que no me cunden lo más mínimo, llega la noche y no he hecho nada. Mientras que otros, por alineación planetaria será, hago limpieza, comidas, lavadoras, escribo un post, alimento, limpio, cuido a mi hijo e interactúo con él, atiendo a los animales, y me sobra tiempo para perderlo mirando las redes sociales o leyendo algo interesante. ¿Como puede ser? Creo que la respuesta es: la vida no es un lugar seguro (como dice el balconero). Por eso opto por no pretender nada, y parece que cuanto menos abarco, más consigo. Los bebés son esponjas de nuestras emociones, y si vas relajada, ellos también lo están, entonces las cosas suelen ir rodadas.

En los demás aspectos, sigo en mi línea de crianza respetuosa: todo, absolutamente todo es a demanda. Si quiere brazos, interactuar, dormir más o menos tiempo, bañarse o no… No soy partidaria de imponer nada, y menos a los bebés, que deben aprender a conocer y manifestar sus necesidades, y tener la seguridad de que serán respetadas y tenidas en cuenta. Si empezamos a sesgarlas desde tan pequeños, como van a saber escucharse y respetarse a si mism@s?

Si yo quiero bañarlo porque me va bien a cierta hora, antes no he podido y después «toca» cenar, por ejemplo, debería tener en cuenta también si a él le va bien ese momento. A lo mejor tiene hambre, dolor de barriga, o simplemente, veo que no le va a sentar bien ese sobreestímulo y después va a llorar lo nunca escrito porque no era su momento. A base de ensayo y error voy viendo si para él es buen momento, mejor esperar, o dejarlo para mañana que total, no tiene que fichar en ningún sitio de punta en blanco.

Seguramente os habrá pasado que tenéis un compromiso a una hora estipulada, y con un bebé, todo es sortear imprevistos para llegar a tiempo, o no muy tarde al menos… Intentas empezar a prepararte y preparar al bebé con horas de antelación: que la bolsa con los indispensables para salir esté lista, preparas un par de mudas por si acaso, lo tienes todo listo para salir. Entonces se dan un número incontable de pruebas que superar:

Tiene hambre, pero no va a comer en 20 minutos como siempre, entonces tardará media hora o más. Entre medias se cabreará y llorará porque un pedete o un eructo le están cortando el rollo para comer del tirón y quedarse a gusto. Paráis, le meneas, cambias la postura, llora, no sale, pruebas todo lo que os funciona normalmente y no, solamente necesita MÁS tiempo. Algo que a ti se te va agotando para llegar puntual. De tanto meneo e incomodidad vomita, no regurgita como normalmente, no, hecha toda la papa quedando empapad@ de arriba abajo, y seguramente pillarás tu también… Toca cambio de ropa, entonces. A esas alturas el bebé ya está de mala leche por todo, es normal, quería comer y todo son problemas, y encima percibe que mamá o papá se están poniendo histéricos por momentos y sabe que él tiene mucho que ver en su estado de ánimo. Como no puede explicar nada, llora, patalea y berrea con toda su alma, haciendo que vestirle sea todavía más difícil y eso implica más tiempo. Le consuelas para poder acabar de meterle ese piezote peleón en el pantalón. Besos, arrumacos, paseíllo por toda la casa con botes y tirabuzones para que se le pase el mal rollo a ritmo del mantra: ya pasó cariño. A lo mejor con todo ese berrinche y los meneos suelta el gas que le molestaba y estáis de suerte. Acabas de vestirle cuando recupera el buen humor, algo que los bebés tienen de sobras, que no todo son cosas malas… Se ríe, le haces carantoñas y pedorretas para que no pierda el buenrollismo mientras acabas de limpiar y vestir a la velocidad del rayo. Cuando lo consigues, vuelves a la carga: sacas la teta, a ver si ahora come a gusto. Parece que todo va bien, tanto, que empieza a adormilarse… Sabes que no ha comido suficiente y que si se duerme, en 15 minutos se despertará poseíd@ por el hambre voraz que olvidó que tenía. Intentas que no se duerma, le tocas, le hablas, te mueves… no hay manera, y a lo peor, lo único que conseguirás es que se cabree, llore y toque calmarle, one more time. Cuando parece que nada puede torcerse más, tu hij@ afloja el intestino… y tendrás suerte si no es una caca explosiva de esas que hacen que lo tengas que cambiar de arriba abajo y que no tengas tú también un cerco color mostaza en tu ropa… y el drama podría seguir, incluso empeorar.

maxresdefault.jpg

Y en estas, que tu que has empezado a prepararlo todo dos horas antes de salir, vas a llegar a tu cita una hora tarde, como poco 🙂

Es imposible ser inflexible con un bebé, no se puede prever todo y es estresante para ambos tener que cumplir ciertas expectativas. Lo mejor es tomárselo con filosofía e intentar no contagiarle con nuestra ansiedad. Y siempre que sea posible, no tener compromisos ineludibles o que precisen de puntualidad extrema. Y, oye, si a vosotros os funcionan bien las rutinas, perfecto, seguid con ellas!! Pero a mi no me vendáis humo, que mi hijo no lleva reloj, y dice que hace lo que quiere cuando quiere, y a mi no me importa que así sea 😉

Si te ha gustado lo que has leído, no dudes en compartir, comentar, darle a me gusta y seguir mi blog! Gracias por leerme 🙂

Abrazos mamíferos ❤

Primer mes de lactancia III

 

Podéis leer la primera aquí y segunda parte aquí.

Seguimos yendo al centro de salud cada semana para pesarlo, le he he cogido aversión a esa balanza, la Pediasauria, la enfermera…Me preguntaban cada vez como era mi leche, si era aguada, que de qué color era… pues es normal, como la leche tiene que ser!! Como dice Laia, ¿acaso hay vacas que dan leche desnatada? ¿Porqué vamos a dudar de nuestra propia leche? Cuantos niños de lugares pobres crecen (incluso familias enteras) y se quitan el hambre gracias a que la mamá tiene leche, y nosotras aquí, poniendo en duda la calidad de nuestro mejor alimento…

Laia me pidió que le mandase un vídeo de Biel llorando para valorar el frenillo, y si, tal como sospechaban, tiene un frenillo submucoso tipo 4. Es un tipo de frenillo que no se ve a simple vista como los otros, y por eso, es difícil de diagnosticar. No es la típica piel que se ve debajo de la lengua, la lengua está simplemente más pegadita toda ella. Además, muchos pediatras no saben verlo (o no quieren para ahorrarse la intervención), pero se ve perfectamente cuando lloran por la manera como se arquea la lengua, y lo cortita que es (a Biel la lengua no le toca el paladar).

En muchos casos, según he leído, no afecta para nada o se soluciona el problema de lactancia con el propio crecimiento del bebé, y espero que eso sea lo que nos pase a nosotros. Al tener este frenillo a Biel le cuesta más trabajo succionar, además no hace el vacío correctamente (por eso los chasquidos) y se le sale de la boquita mucha leche. Por eso estaba tanto tiempo al pecho, me hacía grietas y no ganó peso esa primera semana. Al parecer con las pezoneras, además de ayudar a los pezones a curarse, Biel succiona mejor al tener más dónde agarrarse y eso hace que gane peso correctamente y esté menos ansioso.

Volvimos a pedir cita para que otro pediatra (Pediasaurio para nosotros) valorase el frenillo, y se quedó tan ancho diciendo que no tenía… Le pregunté que entonces por qué le costaba mamar, y la respuesta es para apuntarla en el libro de incoherencias más aberrantes dichas sobre la lactancia… agarraos donde podáis: Que a veces, el agujerito por donde sale la leche está medio tapado y hasta que no se destapa, pues les cuesta coger peso. La respuesta de Laia fue contundente: que este señor estudie anatomía, hay más de 10 conductos por los que sale la leche… Tendrá la carrera de medicina, pero sobre lactancia no sabe nada.

Esto es una locura, no se cuántas lactancias se habrán cargado estos pediasaurios diciendo estas barbaridades, y pautando suplementos biberón alegremente, sin aconsejar métodos alternativos para dar la leche, o recomendar suplemento de leche materna en vez de fórmula… Además, culpando siempre, a la mujer, sus tetas, su leche, y todo lo femenino, de los problemas de crecimiento de los bebés. Cualquier mujer sin recursos para encontrar apoyo, o con poca confianza en sus tetas, abandonaría, y no sería culpa suya perder la lactancia. Porque no es nada fácil dar pecho cuando surgen dificultades, duele, estás cansada, con las hormonas revueltas, y encima, minan tu confianza o no te apoyan. En vez de empoderarnos, darnos información y buscar alternativas, nos hacen sentir como unas irresponsables porque nos «encabezonamos» en dar teta aunque nuestros bebés no ganen peso… Pero los irresponsables son ellos, los profesionales sanitarios desactualizados, o desinformados en lactancia, que aún sabiendo que carecen de formación, se atreven a opinar. Ni siquiera te mandan a la matrona que sí se forma para ello, o a un grupo o asesora de lactancia, es lamentable…

También, existen matronas como la mía que aconsejan dar chupete a un recién nacido cuando todavía no está establecida la lactancia. A riesgo de confundir al bebé con el chupete y el pezón, o que baje la producción de leche (la estimulación es lo que hace regular la producción). Los bebés no usan el pecho de chupete, sino al revés, el chupete sustituye al pecho, y es muy peligroso para la lactancia materna confundir estos roles. Aunque no lo usen propiamente para alimentarse, es importante que se enganchen cuánto quieran para mantener la producción adecuada a sus necesidades. El pecho no es comida únicamente, calma su necesidad de succión, les relaja, les da calor, cobijo, seguridad, les ayuda a sobrellevar dolores y enfermedades, facilita el sueño, les transmite defensas y es una via de contacto directo con su madre. Además, si hubiésemos dado chupete a Biel que tenía problemas para succionar, podría haber agravado mucho el problema. Si a un bebé que coge poco peso le calmas la necesidad de succionar y no lo pones al pecho tanto como quiere, se calmaría, pero estaría perdiendo energía y tiempo que necesita para alimentarse.

Volviendo a nuestro caso, Laia nos consiguió un sacaleches para que empezase a suplementar con mi propia leche, algo que me dio mucha paz de espíritu por poder dejar de darle fórmula a Biel. Con esto comprobé que tengo muchísima leche y que obviamente, mis conductos lecheros (seguro que tienen un nombre más técnico…) están perfectamente destapados. Puedo sacar 100ml. de un pecho en unos minutos, y todavía queda leche para que Biel siga mamando si quiere. Seguí con el dedo-jeringa unos días, aunque no me hizo demasiada falta, porque Biel se queda saciado después de la toma del pecho directamente.

Ahora, seguimos con las posturas que le facilitan la succión, y las pezoneras que también parece que le ayudan a hacer tomas más productivas. La postura a caballito es la que mejor nos va a ambos, y además ayuda a que Biel haga el eructo fácilmente porque traga bastante aire al no hacer el vacío correctamente. La verticalidad para mamar le va muy bien para que se le asiente la toma, por lo que amamantar en el fular u otro portabebés en posición ventral, es ideal.

Las tomas de la noche las hacemos siempre estirados de lado, es como estamos más cómodos y Biel se relaja mucho así, le gusta saber que nos dormiremos juntos y que allí seguiré si necesita mamar más. Intento también hacer posturas ventrales, que eviten tener que luchar contra la gravedad y así no cansarme (os dejo este interesante artículo que me pasó una amiga por si queréis saber más). Y voy probando posturas a ver qué nos resulta mejor, o improvisando según convenga… He llegado a darle pecho sentándolo en el mármol de la cocina mientras me preparo el desayuno o en el cambiador para calmarle el berrinche post-cambio de pañal. Ahora dar teta es algo natural y agradable, también agotador cuando está muy demandante claro, pero por lo general, disfruto con mi monete mirándome a los ojos mientras come, esa cara de enamorado de su teta es impagable!

Entre las pezoneras y las posturas que le facilitan el trabajo, las tomas ya son más normales. Ahora ya no está tanto rato al pecho, y normalmente pasan 2 o 3 horas entre toma y toma ni está ansioso, pero lo necesita más tiempo o más a menudo yo le dejo hacer, está claro que ellos saben lo que necesitan mejor que nadie. Confío en el instinto de supervivencia de mi hijo: si quiere, que mame, cuantas veces haga falta y durante el rato que quiera.  Ya se detectar cuando se coge bien, y se que no se queda con hambre, que hago lo correcto (gracias a que me empoderó Laia ❤ ).

La siguiente semana que fuimos a pesarle, ya sin suplementos, Biel ganó 180 gramos, nos dieron el visto bueno, que estaba dentro de la tabla de pesos, por lo bajito, pero dentro de la normalidad. Respiré tranquila, necesitaba saber que íbamos bien. Y esta última semana ha cogido la directa aumentando 340 gramos, que subidón de peso y de ánimo!! Y lo hemos conseguido gracias a un buen asesoramiento, y a base de mucha teta. Esperamos que todo siga así de bien, incluso mejor, y que Biel pueda alimentarse bien sin ninguna intervención. Más adelante veremos como evoluciona y cuando podemos retirar las pezoneras. Tenemos pendiente ir a un grupo de apoyo a la lactancia, además de para devolver el sacaleches, para que nos vea la profesora de Laia en persona y darle las gracias por su ayuda.

Nuestras aventuras tetiles son una más de las muchas que han pasado tantas madres, algunas solas, otras con poco apoyo de su entorno, y muchas, por desgracia, acaban desistiendo… Como dice otra mamá bloguera en esta entrada, los ángeles de la guardia de la teta son de muchos tipos, y gracias a ellos, muchas seguimos en ello. Por suerte yo he tenido unos cuantos, mucho apoyo, fe en mi hijo y en mi capacidad de alimentarle.

Mi infinito agradecimiento a todos los que han creído en el teta-power y me han animado a seguir, y sobre todo a Laia por su apoyo y sabiduría, a Mamífero por estar sosteniéndonos y a mi hijo por demostrarme que estamos en lo correcto.

Espero que sigamos teteando hasta que uno de los dos se harte!!

12939610_10207491975351186_1500724260_n

 

Si te ha gustado lo que has leído, no dudes en compartir, comentar, darle a me gusta y seguir mi blog! Gracias por leerme 🙂

Abrazos mamíferos ❤