Sobre mi parto…

Se que muchos estáis esperando que escriba mi parto, Mamífero es el primero que me lo recuerda a menudo 😉

Si,tengo que hacerlo, quiero hacerlo. Fue el día más bonito de mi vida y merece una entrada, por lo menos. Lo que pasa es que tengo que dedicarle mucho tiempo y energía recabando datos, traduciendo tantas emociones a palabra escrita… Sacando de mi subconsciente desde los pequeños detalles, hasta lo más importante y significativo que se me ha olvidado. ¿Cómo puede ser? He olvidado detalles importantísimos de un día tan esperado!!!

Será que no estaba en plena consciencia, que eso para mi no pasó. Lo viví con tal intensidad que mi cerebro no pudo participar. Mamífero dice que cuando me preguntaban si quería cambiar de postura o algo, yo siempre decía: no se. Y no lo recuerdo, pero, claro, no sabía, no pensaba. Estaba en un trance similar al de la meditación en el que la mente va en piloto automático. La cabeza estaba lejos, yo era puro cuerpo.

Un parto sin epidural se vive desde otro plano, visceral, con la cabeza ida. Ese «planeta parto» del que tanto se habla, existe, y lo que pasa ahí, ahí se queda. No importa el dolor, no es tan grave.  No importan las horas, el tiempo es relativo. No importa si lloras o gritas, no eres consciente. No importan las caras de quienes te atienden, no las recuerdas. No importa si estabas atenta a lo que pasaba, estabas dónde debías, conectada con tu cuerpo y tu bebé.

Del parto de Aritz tengo grabados a fuego cada segundo, cada detalle, recuerdo el lugar al milímetro, cada contracción… Todavía puedo revivir el dolor emocional y físico, tal cual lo sentí entonces. Vivir algo tan duro genera un estrés postraumático que hace que los flashbacks y la ansiedad al recordarlo voluntariamente o no, te acompañen siempre. En cambio, del nacimiento tan feliz y respetado de su hermano puedo escribirlo en apenas un par de líneas.

Si le doy vueltas, recuerdo momentos, y puedo hilvanar los hechos para darle un sentido a mis divagaciones. Tengo que hacerlo con tiempo, calma, y ayuda de Mamífero. Él estuvo presente en todo momento, y puede recordar más cosas. A veces, hablando, le pregunto como fue tal cosa, o me da detalles e información que yo no sabía. Es extraño que otro recuerde mejor tu parto que tu misma! Por eso quiero escribirlo algún día, a todo lujo de detalles, para no acabar de olvidar esas horas tan mágicas 🙂

A líneas generales puedo deciros que:

  • El olor de un recién nacido, de TU cachorro es indescriptible y embriagador.
  • Cuando nace tu hijo no te crees lo que está pasando, es como si, de golpe, cayeses del planeta parto a la Tierra.
  • Fue un parto respetadísimo, me trataron con mucho cariño y profesionalidad aún en los momentos más críticos.
  • La dilatación fue maravillosa, agradable, íntima, fácil y bastante rápida… me sentí como en casa.
  • Mi hijo es un campeón, aguantó un expulsivo de 5 horas sin ningún tipo de sufrimiento, y una salida muy dura para él.
  • El dolor no fue insoportable, en serio, no le tengáis miedo. Recuerdo mucho más doloroso el parto de Aritz, simplemente, porque estaba aterrorizada.
  • Lo peor fueron el calor y la sed, es lo que más me desconcentraba y fue muy agobiante.
  • El agotamiento se disipa en el momento en que tienes a tu bebé en el pecho, es impresionante como el subidón hormonal ayuda en la recuperación.
  • Algo que todos me preguntan: Si, repetiría un parto natural sin epidural, sin duda. En ningún momento pensé en pedirla, no sentí que no pudiese con ello.

Comparto con vosotros una foto de la dilatación, estando de unos 7 centímetros. Ese rato lo recuerdo muy bien, y con mucho cariño. Con la luz ténue, y Mamífero (que no aparece porque estaba haciendo la foto) sentado detrás de mi. Solos los dos, hablando, riendo, comiendo, bebiendo… e imaginando que en pocas horas tendíamos a Biel e brazos. Estoy sentada en la pelota, colgada del fular (que bien me fue ese combo), y comiendo anacardos entre contracciones 🙂

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Quiero también, dejar constancia en el Hospital de Olot de lo bien tratada que me sentí, y felicitarles por la gran labor que hacen para adecuarse a las necesidades de las familias en los nacimientos. Fue clave la buena actitud de la matrona, que creyó en mi cada momento, animándome, acompañando, sin intervenir, respetando mi voluntad y explicándome amorosamente cada paso a dar. Me hicieron sentir muy capaz, fuerte, y adulta. Algo que por desgracia, no pasa en todos los nacimientos, en los que se ningunea e infantiliza a la mujer, dejándola en el plano de la niña que no sabe parir.

Pedí una hoja de aclamaciones el día que me dieron el alta, pero todavía no he podido rellenarla….  Intenté recordar los nombres de las mujeres que nos acompañaron en el nacimiento de Biel para mencionarlas, pero no los he podido retener 😛

Cambiar de hospital y escoger ese fue lo mejor que pude hacer, y repetiré,  en un próximo parto. El personal tanto de paritorio, como de la planta de maternidad son excelentes, están bien actualizados en cuanto a cuidados en el nacimiento y postparto, y la lactancia. Ojalá todos los centros y personal evolucionen en esta línea, que la violencia obstétrica termine, que nadie más tenga que sufrir la mala praxis y faltas de respeto en momentos tan delicados.

Espero tener tiempo pronto para compartir con vosotros el nacimiento de Biel, que fue muy emocionante y intenso. Con mi empoderamiento, mis falquezas, y el final más feliz.

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Abrazos mamíferos❤

Mi plan de parto

El plan de parto es un documento en el que se recogen las preferencias de los padres desde que se ingresa, hasta el día del alta, contemplando todas las posibilidades y variables. Aunque algunos centros ofrecen su protocolo de nacimiento, pero es de vital importancia leerlo, informarse, y tomar decisiones para hacer uno propio, ya que cada mujer puede desear algo completamente distinto, y todas las opciones son válidas.

Es un derecho del paciente presentar su plan de parto, y no hay una manera estandarizada de hacerlo. Es un documento que debe presentarse en el hospital en el que se dará el nacimiento, previamente a este, y debéis solicitar el sello del centro conforme lo reciban. De igual manera, os recomiendo poner un par de copias en la bolsa del hospital, una para vosotros, y otra para entregarla el mismo día del parto, para asegurar que lo tienen presente. Una opción para aseguraros de que el hospital recibe el plan de parto, y tener un comprobante de ello, es mandar una copia mediante burofax, tal como explica mi compañera de el Pollito Mamífero en esta entrada.

Cualquiera de los puntos, son revocables en el momento, dependiendo de las circunstancias y la opinión de los profesionales, pero siempre con el consentimiento de la paciente o de su pareja.

El objetivo es que se respeten nuestras elecciones y que transcurra en un ambiente respetuoso tanto con nosotros como para el bebé. Para mi, al optar por un parto natural y preferentemente sin epidural, hay varios puntos que para mi son de vital importancia, como el respeto de los tiempos, el libre movimiento, la no intervención innecesaria, la tranquilidad… Por eso, y al haber tenido una mala experiencia previa en el parto de Aritz, hemos optado por pedir el traslado a un hospital con protocolo de parto natural, más adecuado a nuestras necesidades.

Quien desee usarlo como plantilla, puede hacerlo libremente rellenando los espacios de datos personales, y obviamente, valorando punto por punto si es lo que deseáis o no. Yo he elaborado el mío a partir de 4 planes distintos que he leído (uno de ellos es el de la mamá de pollito), y he buscado mucha información para tomar mis decisiones. Podéis encontrar en internet numerosos planes, plantillas, y guías estandarizadas para elaborarlo.

Si esperáis un bebé os recomiendo hacerlo, no solamente para transmitir al centro vuestras opciones, sino también para hacer una reflexión acerca del mismo proceso de parto, lo que puede suceder y que tanto la mamá como su acompañante tengan claro lo que desean.

A continuación os dejo el mío, espero que os sea de utilidad para elaborar el vuestro, y para plantearos cuáles son vuestras preferencias 😉

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Abrazos mamíferos ❤

 

Estimados profesionales del Hospital (rellenar):

Dejando constancia escrita del Plan de Parto y Nacimiento buscamos primordialmente facilitar el diálogo entre el personal sanitario que nos atienda y nosotros (mi pareja y yo), expresando nuestras preferencias, necesidades, deseos y expectativas, siempre considerándome una mujer gestante con futuro parto de bajo riesgo y en ningún caso, una enferma.

Asimismo, soy consciente de las dificultades y/o imprevistos que puedan presentarse y por lo tanto, yo, la gestante, me reservo el derecho de cambiar (de manera, escrita u oral) cualquier preferencia aquí plasmada dependiendo del desarrollo de los acontecimientos. Así como espero que se me informe de cualquier posible intervención esperando mi consentimiento antes de cualquier práctica, según establece el art. 4.1 de la Ley 41/2002, de 14 de noviembre.

Pedimos disculpas de antemano si en este plan de nacimiento incluimos peticiones que ya están en el protocolo del hospital. Y somos conscientes de que cualquier variación en el mismo es posible a última hora, ya sea por nuestra parte o porque las circunstancias así lo precisen.

Por eso, yo, (rellenar nombre) con DNI nº (rellenar) y teléfono (rellenar) presento este Plan de Parto y Nacimiento con fecha prevista para (rellenar), en el Hospital (rellenar), con el fin de que sea añadido a mi historia clínica y pueda ser leído por los profesionales implicados en la atención de mi parto.

Mi pareja, (rellenar), con DNI nº (rellenar) , y yo hemos escogido su hospital por la atención respetuosa y protocolo de apoyo al parto natural y la lactancia materna que ofrecen a las embarazadas.

Gracias a; nuestra matrona (rellenar), y a las clases de preparación al parto que estamos siguiendo, nos decidimos  poner en contacto con ustedes, y tras poder ver sus instalaciones personalmente queremos que nos acompañen en este momento tan especial de nuestras vidas en el que recibiremos a nuestro hijo, (rellenar nombre). Para ello, hemos pedido un cambio voluntario de hospital de referencia, trasladándonos del ( rellenar nombre antiguo hospital) al suyo.

Para que el nacimiento del pequeño (rellenar) sea lo más natural y menos intervenido posible deseamos evitar a toda costa una inducción al parto y una cesárea. En caso de que surja una situación que se presente como una emergencia médica, sepan que contarán con nuestra total cooperación una vez que hayamos recibido explicación de la necesidad médica y que hayamos contado con tiempo para consultar la decisión entre nosotros.

Deseamos recibir explicaciones claras sobre todos los procedimientos, sobre el progreso de la labor a medida que se evalúe, y sobre cualquier posible complicación que se presente. En ausencia de circunstancias especiales, solicitamos que se respeten las siguientes peticiones.

  1. LLEGADA AL HOSPITAL

1.1. PROCEDIMIENTOS DE RUTINA A LA LLEGADA AL HOSPITAL

SI autorizo:

La medición de la temperatura corporal, pulso y tensión arterial considerando que son procedimientos que deben hacerse pues pueden tener implicaciones para el desarrollo del parto.

NO autorizo:

  • La colocación de una vía con suero ni medicación que no sea necesaria.
  • La amnioscopia, como prueba de rutina porque conozco los riesgos que conlleva.

De ser alguna de las dos extremadamente necesarias, no se realizarán sin antes obtener mi consentimiento informado.
Deseo se favorezca la micción espontánea y no el sondaje (si fuera estrictamente necesario se aplicaría únicamente con mi consentimiento).

1.2. PERSONAL SANITARIO, INFORMACIÓN E INTIMIDAD

  • En todo momento mi pareja permanecerá a mi lado, si no existe contraindicación.
  • Deseamos (mi pareja y yo) que todo profesional que me atienda se presente y me explique el motivo de su presencia. Deseo ser atendida por una matrona, y que, en la medida de lo posible, me asista el mismo equipo durante todo el proceso (entendiendo por supuesto, los cambios de turnos de personal).
  • Deseamos ser informados si voy a ser atendida por profesionales en periodo de formación (MIR, matronas en formación…) y en tal caso, esperar mi consentimiento.
  • Deseamos estar informados en todo momento sobre la evolución del parto y que se nos haga partícipe de las decisiones sobre el mismo.
  • Deseamos que durante la dilatación y el parto solamente esté presente el personal indispensable, entendiendo que podría ser necesaria la intervención de un ginecólogo o pediatra si surgiera algún imprevisto. Si el proceso de dilatación discurre con normalidad, deseamos estar mi pareja y yo solos todo el tiempo posible.
  • Deseo dar a luz en un ambiente tranquilo, cálido e íntimo (luz tenue, silencio, pocos espectadores…). Por lo que solicitamos que cualquier persona llame a la puerta antes de entrar y tenga la amabilidad de presentarse.
  • La información sobre posibles complicaciones y sobre ventajas/inconvenientes de posibles tratamientos o pruebas, así como el asesoramiento sobre pruebas alternativas será siempre bien recibida. Si yo no pudiera atender, mi marido se encargará, ya que él sabe perfectamente mis preferencias.
  • Deseo que se nos informe en todo momento de los procedimientos a seguir, y que no se me realice ninguna maniobra ni se me administre medicación alguna sin consentimiento previo. 

 

2. BORRAMIENTO Y DILATACIÓN

  • Deseo dilatar en la intimidad con mi pareja.
  • Elegimos que el inicio de la labor sea espontáneo, así que no precisaré inducción innecesaria.
  • El respeto por mis tiempos de parto, por las necesidades que puedan presentarse y por nuestra intimidad creemos que es fundamental para culminar con una labor satisfactoria.
  • Si se encontrase la presencia de meconio en el líquido amniótico, autorizo a que se realice una prueba de PH, para valorar la gravedad de la situación y poder decidir.

2.1. BOLSA AMNIÓTICA

Si llegase al hospital con la bolsa amniótica intacta:

  • NO autorizo la amniorexis artificial como proceso rutinario (esto incluye la maniobra de Hamilton), prefiriendo dejar que el proceso siga su curso natural, facilitando así, un parto respetado. Según entendemos el único caso en que este procedimiento estaría justificado sería para extraer sangre al feto y medir el PH del bebé.

2.2. TACTOS

  • Solicito que se me hagan el mínimo número de exámenes vaginales (siempre con permiso previo) para evitar rotura prematura de membranas y favorecer la introspección.
  • NO autorizo a que se me realice ninguna maniobra añadida a los tactos (maniobra de Hamilton, separación de membranas u otras), y sin ser informada debidamente de los motivos de ésta.

2.3. MONITOREO FETAL

  • NO deseamos que el monitoreo fetal sea continuo siempre y cuando el parto no sea de alto riesgo.
  • SI preferimos una MONITORIZACIÓN INTERMITENTE, que no restringe tanto los movimientos.
  • Si el uso de las correas fuera necesario, me gustaría utilizar unas inalámbricas, si las tuvieran, para poder seguir moviéndome libremente.

2.4. VÍA INTRAVENOSA

  • NO deseo que se me aplique una vía intravenosa rutinaria porque dificultará mis movimientos. En el caso de que fuese estrictamente necesario colocarla, se nos informará cuáles sustancias se administrarán por gotero.

2.5. ENEMA Y RASURADO PÚBICO

  • NO deseo la administración rutinaria del enema ya que no se aconseja.
  • NO deseo la práctica rutinaria del rasurado perineal al no ser necesario.

2.6. ADMINISTRACIÓN DE OXITOCINA SINTÉTICA

  • NO queremos la administración de oxitocina sintética como proceso rutinario porque estamos al tanto de sus efectos secundarios. Se procurará un ambiente para que yo pueda segregar de manera natural mi propia oxitocina (aclarado en el último párrafo del punto 2).
  • En caso de labor estacionada o lenta nos gustaría practicar la estimulación natural de oxitocina -del pezón o clítoris-, y contar con privacidad ininterrumpida para hacerlo así. Entre mi marido y yo haremos uso de los masajes perineales en la intimidad, e intentar así mantener la integridad de mi periné.
  • Si fuera estrictamente necesaria la administración de esta sustancia, se me aplicaría la dosis mínima siempre priorizando el bienestar fetal.
  • Permitan que la labor siga su curso natural sin comentarios sobre “apurar las cosas” o “acelerar la labor”.

2.7. EPIDURAL

  • NO deseo la administración de esta anestesia, en el caso de que el dolor fuese insoportable me reservo el derecho de poder cambiar de opinión y quisiera siempre y cuando fuera posible la dosis mínima (walking epidural), para aún con anestesia poder moverme.
  • Agradeceríamos que no se nos hagan ofrecimientos o sugerencias de anestésicos o analgésicos o conducción de la labor, a menos que así se solicite. Pero estamos abiertos al uso del óxido nitroso.

Preferimos utilizar técnicas alternativas para paliar el dolor, tales como:

  • Relajación (meditación), así como técnicas de respiración y vocales.
  • Aromaterapia.
  •  Luz tenue, ambiente cálido e íntimo.
  • Música suave de nuestra preferencia.
  • Masajes por parte de mi pareja con técnicas de frío y calor.
  • Uso del agua caliente (ducha o bañera si fuera posible).
  • Uso de materiales de apoyo (como por ejemplo pelota de pilates).
  • Métodos que activan los receptores sensoriales periféricos como la práctica de TENS (estimulación nerviosa eléctrica transcutánea), si disponen de ellos.
  • Inyecciones de agua estéril.
  • Óxido nitroso (si disponen de él).

 

2.8. MOVIMIENTO LIBRE DURANTE LA DILATACIÓN

  • Me gustaría poder ir al baño las veces que quiera, hacer uso de la bañera como método alternativo al dolor y, en su defecto, poder darme una ducha caliente.
  • Así como poder deambular, moverme y posicionarme libremente.

 

2.9. ALIMENTOS Y BEBIDAS

  • Deseo poder tomar alimentos o bebidas de fácil digestión si el parto se prolonga.

 

3. FASE DE EXPULSIVO.

  • Si fuera posible, NO deseo pasar a paritorio, preferimos quedarnos en la sala de dilatación o en la habitación.
  • Desearía disfrutar de una atmósfera de luces tenues y ambiente tranquilo, con palabras suaves de aliento, sin comentarios que puedan distraerme.
  • Deseamos el menor número posible de observadores sanitiarios.

3.1. PUJOS.

  • Quiero que mis pujos sean ESPONTÁNEOS, no dirigidos, pudiendo seguir mis instintos, siempre que no se me haya administrado la epidural y por esta causa sea necesario dirigirlos.
  • NO deseo realizar los pujos en apnea, prefiero realizarlos en espiración, más eficaces para preservar la musculatura perineal.

3.2. MOVIMIENTO DURANTE EL EXPULSIVO.

  • Deseo tener LIBERTAD DE MOVIMIENTO durante el proceso expulsivo, pudiendo adoptar la postura que más me convenga en cada momento, evitando la litotomía.

3.3. EPISIOTOMÍA.

  • NO deseo que se me practique este corte de manera rutinaria y sin razón de peso. En el caso que fuera estrictamente necesaria, se realizará una vez que se obtenga mi consentimiento. Soy consciente de que podrían producirse desgarros, pero a no ser que este se prevea de grado 3 prefiero que todo se desarrolle de forma natural. En todo caso, me gustaría que se me explicara siempre la situación y poder decidir.

3.4. MANIOBRA KRISTELLER.

  • NO deseo que se me practique bajo ninguna circunstancia esta maniobra para acelerar el expulsivo, por estar contraindicada por la OMS y por la SEGO dado que conlleva múltiples riesgos.  Esta maniobra podrá ser evitada si se me permite moverme, se respeta el ritmo de mi parto, no se dirigen mis pujos, se me alienta y ofertan métodos alternativos a la epidural…

3.5. PARTO INSTRUMENTAL.

A no ser que sea estrictamente necesario, NO deseamos que se usen elementos externos como:

  • Fórceps.
  • Ventosa.
  • Espátulas.

Si fuera indispensable, se hará con mi consentimiento previo, y con mi pareja presente en todo el proceso.

3.6. NACIMIENTO.

  • Deseo que seamos su padre y yo las primeras personas que establezcan contacto físico con nuestro bebé. Desearía poder recibirlo yo en el momento del nacimiento, y si no me sintiese capaz, que lo hiciese mi pareja.
  • Nos gustaría que se le deje salir por sí mismo sin tirar de él.
  • Me gustaría hacer uso de un espejo para ver como nace nuestro bebé si disponen de él.
  • Permitan el nacimiento completo del bebé previo a la succión de nariz y garganta, y ésta sólo en el caso de que fuera necesario.
  • Nos gustaría colocar al bebé sobre mi vientre nada más nacer, para favorecer el agarre espontáneo al pecho, por lo que agradeceremos su ayuda y asesoramiento. Si esto no fuese posible, mi pareja realizará el primer contacto piel con piel (método «papá canguro»).
  • Para mi, y para el bienestar de nuestro bebé, la lactancia materna es primordial, así que agradeceremos su respeto, paciencia, atención y asesoramiento en este ámbito. Así como poder realizar un auto-enganche satisfactorio, sin necesidad de pezoneras u otros artilugios. Si éste es precoz, además, me ayudara con el alumbramiento de la placenta.
  • Nada más nacer, deseamos estar unos minutos a solas con nuestro bebé, en un ambiente tranquilo y con luces tenues.

4. ALUMBRAMIENTO.

  • Nos gustaría poder tomar fotografías en el caso que nos apetezca.

4.1. CORDÓN UMBILICAL.

  • Queremos que el corte del cordón se produzca una vez deje de latir. Me gustaría que lo cortase mi pareja si él lo desea así.
  • Si mi bebé viniese con vueltas de cordón al cuello, y estas no impiden su salida con libertad, no deseo que este se corte para garantizarle así el oxígeno que necesita a través de la placenta hasta que comience a respirar por sí mismo.

4.2. ALUMBRAMIENTO ESPONTÁNEO DE LA PLACENTA.

  • Se esperará al menos media hora para el alumbramiento espontáneo de la placenta.
  • En este tiempo solicitamos intimidad para llevar al bebé al pecho y realizar la estimulación natural de los pezones para asistir en la expulsión de la placenta.
  • Me gustaría que se me informase del alumbramiento y estado de la placenta, y si fuera posible poder verla y tocarla.

4.3. ALUMBRAMIENTO DIRIGIDO DE LA PLACENTA.

  • Si no ha sido posible el alumbramiento espontáneo, acepto el uso de masajes como primera opción.
  • Como segunda opción, en el caso de que sea necesario un alumbramiento dirigido, SI autorizo la administración de oxitocina sintética, queriendo la dosis mínima en la medida de lo posible.
  • No autorizo la tracción del cordón para el alumbramiento de la placenta.
  • Tras el alumbramiento de la placenta, no deseo la administración de oxitocina sintética para la contracción del útero.

5. CUIDADO Y ATENCIÓN AL RECIÉN NACIDO.

  • Deseo que los primeros cuidados se le proporcionen sin separarlo de mi, o de su padre si yo no estuviese en condiciones.
  • Para que se promueva la lactancia materna desde el primer minuto, espero el apoyo del personal. NO autorizamos la administración de ningún biberón, sueros, infusiones, tetinas, ni chupetes a nuestro bebé.
  • Si por fuerza mayor, alguna revisión o prueba deba realizarse en una sala determinada y yo no esté en condiciones de acompañarle, su padre le acompañará.
  • Para realizar cualquier tipo de revisión o prueba (rutinaria o no), será necesario pedirnos el consentimiento informado. 
  • Todo cuidado inicial, revisión del pediatra o cualquier otro procedimiento se hará en un ambiente tranquilo y silencioso, e idealmente, transcurridas dos horas desde el nacimiento.
  • NO autorizamos la aspiración de secreciones ni sondajes al bebé si no es estrictamente necesario.
  • NO se realizarán las curas del cordón con yodo, preferimos un desinfectante líquido a base de clorhexidina o alcohol de 70º.
  • NO deseamos que se bañe, perfume o vista al bebé. Postergar la limpieza o frotación para permitir que la capa de vérmix caseoso sea reabsorvida. En el caso de que la limpieza sea recomendable, usar un paño suave.
  • Si no es necesario, NO aceptamos que se le administre ningún colirio oftálmico, pomada o gotas, ni ningún otro medicamento preventivo o curativo sin presentar signos patológicos y sin nuestro consentimiento expreso.
  • Aceptamos que se le realice el test de Apgar, la prueba del talón y revisiones no invasivas, siempre haciendo piel con piel conmigo. NO permitiremos que se le introduzca el dedo (permeabilidad anal). 
  • Autorizamos a que se le administre vitamina K por vía oral, aunque precisen varias tomas, no es necesario que se la inyecten.
  • NO queremos que se le administre ningún tipo vacuna nada más nacer. 
  • Por favor, usad un paño de tela suave entre el bebé y la balanza cuando se le vaya a pesar o medir.
  • Revisar el frenillo lingual.
  • Si nuestro bebé necesita ser ingresado en Neonatos, por favor permitan que mi marido o yo misma le acompañemos y realicemos todos los cuidados rutinarios necesarios posibles. Le daré pecho, por lo que deseo ayuda para extraerme la leche si fuera necesario y sobre todo acceso para poder amamantarla a libre demanda. Solicitamos acceso ilimitado a la Unidad de Neonatos y aplicación de la metodología “canguro” de ser necesario para ella.

5. EN CASO DE CESÁREA.

5.1. PREPARACIÓN Y ANESTESIA.

  • Solicito que mi compañero esté conmigo todo el tiempo, incluyendo el tiempo de preparación y aplicación de la anestesia.
  • Prefiero anestesia epidural. En caso de ser necesaria anestesia general, deseo que mi pareja continúe en la sala de operaciones durante todo el procedimiento.
  • Si hiciese falta anestesia general, si tras la operación, tuviese que estar en la sala de «despertar», deseo que mi bebé y su padre permanezcan a mi lado, y que sea él quien reciba al bebé. Aunque yo permanezca anestesiada, preferiría tener al bebé sobre mi pecho, y despertarme con él al lado. Si no fuese posible, será su padre quien realice piel con piel con el bebé.
  • Nos gustaría que una matrona u otro sanitario nos explicase como se está desarrollando la operación en todo momento.
  • NO autorizo a que aten mis brazos.

5.1. NACIMIENTO.

  • Por favor, permítanme bajar la barandilla o tela para poder atestiguar el nacimiento de mi hijo.
  • El cordón no se pinzará ni cortará hasta que deje de latir, y nunca antes de que mi hijo inicie la respiración. Si hubiera que practicar una reanimación se realizará junto a mí y con el cordón sin pinzar para que el bebé siga recibiendo oxígeno.
  • Mi compañero siempre que sea posible desea cortar el cordón.
  • Preferimos que no se le aspiren las mucosidades si el inicio de la respiración es espontáneo.
  • De igual modo que un parto vaginal, le daré el pecho a mi bebé, así que deseo que mi marido me lo coloque sobre mí inmediatamente después del nacimiento, mientras no haya ninguna emergencia médica. Ya que es mi deseo expreso el intentar el agarre espontáneo, aunque sea en la sala de operaciones, siempre que no exista complicación médica.
  • Durante el nacimiento de mi bebé deseo que el ruido sea el mínimo posible. Necesitamos un ambiente tranquilo, silencioso y respetuoso.
  • Deseo que, a pesar de ser una cesárea, se fomente el contacto piel con piel sobre mi pecho mientras terminan su trabajo de sutura. Esto favorecería tanto el comienzo de la lactancia materna como su recuperación. Denme al bebé inmediatamente y no lo limpien.
  • Si fuera necesario realizar pruebas de forma urgente o reanimación al bebé, quisiera que lo realizaran en mi presencia o la de mi pareja.
  • NO consiento que se me administre ninguna droga o medicación que me impida atender al bebé o me induzca al sueño, excepto analgésico local después de la cesárea.
  • Deseo estar acompañada en el postparto inmediato por mi pareja y el bebé y que este no sea separado de mí o de su padre en ningún momento.

6. ESTANCIA EN EL HOSPITAL.

  • Deseamos que la duración de la estancia en el hospital sea la mínima posible siempre que no hayan complicaciones.
  • Durante el ingreso, practicaré colecho con el bebé.
  • NO administren a mi bebé leche artificial si no está realmente justificado (como en el caso de hipoglucemia grave), y en el caso de estarlo, ruego que se nos informe previamente y se nos expliquen los motivos. El complemento lo administraremos yo o su padre mediante una jeringa o un vasito. No autorizamos el uso de biberón.

 

Agradecemos de antemano su atención y dedicación, y esperamos que todo fluya con normalidad y naturalidad en la venida al mundo de (rellenar nombre del bebé).

 

Fecha:                                                                                          Firma:

 

 

Parto de Aritz, parte III: Tengo que parir.

Se me hace una eternidad lo que tardan en preparar la habitación, siento que pariré allí en cualquier momento. Cuando llegué a urgencias ya estaba de 6 centímetros, sin vuelta atrás. Ahora debo estar muy avanzada porqué casi no tengo descanso entre contracciones y son cada vez más potentes. Voy superándolas como puedo, y excepto mi pareja, nadie me acompaña ni me dicen nada para sobrellevarlo. Me retuerzo en ésa estrecha camilla, no tengo dónde cogerme, no puedo incorporarme, estar así es una tortura… Aguanto las ganas de empujar, no quiero parir, y menos aquí.

Por fin llega el celador, a media contracción, me espera, y aunque necesitaría tomar aliento,sé que son tan seguidas que intento bajar tan rápido como puedo a la silla. Cogemos mis cosas y vamos al ascensor, y aguanto el dolor en silencio. Empiezo a estar muy mareada, tengo calor y sed, el estómago vacío y revuelto… Me parece que estoy a punto de desmayarme, y no puedo ni articular palabra. Salimos del ascensor y siento que vamos rapidísimo girando por los pasillos, bajo la mirada para no marearme más. El celador va saludando a sus compañeros, siento que todos me miran aunque no les veo. Llegamos a un pasillo y pregunta a las enfermeras: ¿es vuestra, verdad? Responden que si, y vamos hasta la última habitación del pasillo. Hay una ventana enorme por la que entra el sol, radiante, como me gustaría no estar aquí.

Vuelvo a la realidad, tengo que parir. Al menos tengo una habitación individual, lo cual es un lujo ya que necesito intimidad. Me tengo que levantar, y aviso que estoy muy mareada. Me ayudan, es una cama alta, y en cuanto me apoyo en ella, siento que es blandita, muy cómoda. Un alivio para mi dolorido cuerpo después de la dureza de la camilla y la silla. Cuando se va, le pido a mi pareja que me de zumo, aprovechando que estamos solos. Sé que no me dejarían beber, pero necesito azúcar para seguir con ésto consciente. Bebo poco, pero me ayuda mucho con el mareo y recobro energías.

Aparecen tres enfermeras y mi querido ginesaurio, que sigue serio y sin apenas hablar. Tiene que estar cabreado porqué le voy a ocupar la hora de comer. Me dice que cuando tenga ganas de empujar, avise e iremos a la sala de partos. No me lo puedo creer, ¿otro traslado? Ahora que estaba medio cómoda… Ya tenía ganas de empujar abajo, pero ahora con el mareo y al haber cambiado de sitio no lo tengo claro. Me pregunta si quiero epidural, le digo que prefiero intentarlo sin. Ya que le dicho que no quiero anestesia, aprovecho para preguntar si puedo comer o beber algo para no marearme más, que no he desayunado y lo necesito. No me dejan, de ninguna manera, y se van.

Estoy cómoda en una habitación sola con mi pareja, por fin algo de intimidad. De repente, no puedo aguantar las ganas de empujar, mi cuerpo lo hace sin que pueda controlarlo. Llamamos al personal. Llegan primero las enfermeras. Son muy dulces, me cogen de la mano, me dan ánimos, me tratan como a un ser humano, con el respeto y la delicadeza que necesita una madre que tiene que parir a su hijo ya fallecido. No puedo estar más tiempo estirada, mi cuerpo me pide verticalidad, pero no puedo moverme sola. Se lo digo a las enfermeras, pero no me entienden porqué me expreso entre gemidos. Consigo, al menos, que me levanten el cabecero de la cama. Ya no puedo evitar gritar, mezcla de dolor y miedo por lo que está a punto de ocurrir… Veo en sus caras empatia, no me juzgan y me acompañan con respeto, éso normaliza bastante la situación y me hace pensar que no tengo que temer a mi cuerpo.

El ginecólogo llega con una comadrona, me alegra verla ya que la conozco de cuando tuve mis primeros abortos, y entonces fue muy amable conmigo. Pero hoy está diferente, no me ha saludado, no me mira a la cara, me saca los calcetines bruscamente y prepara cosas mecánicamente, como si estuviese en el matadero. Se queda en segundo plano a las órdenes de «el jefe», ella, que es la persona indicada y formada para atender partos, hace el papel de ayudante… No me gusta el planteamiento, ya me imagino como van a ir las cosas con él al mando…

Mi ginecólogo está nervioso, todos lo están, ven que el parto es inminente y no tienen nada preparado, ni tiempo para ir a la sala de partos. Por el contrario, a mi me tranquiliza, ya que aquí estoy bastante cómoda y cambiar de lugar me haría estancarme otra vez. El ginecólogo, sin pedir permiso, se sienta a los pies de la cama, la pone a la altura que le conviene y me hace abrir las piernas. No me gusta que esté tan cerca, me incomoda mucho… Su pierna toca con la mía, siento el calor de su cuerpo, es desagradable. Pide el kit de nacimiento, y va dando instrucciones desde la cama, todos corren obedeciendo. Parece que su papel de espectador es fundamental, como si tuviese que estar vigilando que pasa ahí abajo para que pueda parir… No me importa en absoluto que me vea desnuda, lo que me molesta es sentirme observada, siento que frena el proceso. Y sobre todo, su actitud altiva, fría y controladora…  No me fío de él, le veo las intenciones, y le pido que no me toque, siento la piel estirándose y me duele muchísimo el más mínimo roce. Ni siquiera me contesta, y mete bruscamente su manaza en mí, todo lo dentro que puede e intenta rebuscar algo con los dedos… Le vuelvo a repetir que no me toque, ésta vez levantando la voz, no hay necesidad de que me haga éso. Saca la mano sin ni siquiera disculparse. Me muerdo la lengua.

Mi pareja se ha quedado en un rincón de la habitación, a mi izquierda, creo que está en shock y no sabe que hacer. Me gustaría que estuviese cerca, pero no le digo nada, ya que no sé si él estaría cómodo. Entiendo que se sienta abrumado y se quede al margen. A cada lado de mi cama tengo una enfermera, que me cogen de la mano, y hacen el papel más necesario, lo único que necesita una mujer pariendo: apoyo emocional. Les pido por favor ponerme de pie, o arrodillada, mi cuerpo me lo pide. Ellas me entienden, y piden permiso al «jefe», ya que él, aunque me escuche, no se dirige a mi (debe ser una norma no hablar con madres desbocadas por el dolor). Decide que no me deja porqué estaba mareada, y le maldigo por dentro… Si me hubiesen dejado comer o beber no lo estaría. Además, yo me siento con fuerzas para hacerlo en pie, ahora me siento con fuerza y determinación. Sé que puedo hacerlo, pero parece que la opinión de la que tiene que parir no cuenta. Me siento muy poco respetada, no me escucha, quiero acabar y no volver a ver a éste hombre más.

Encuentro una manera de ayudar a mi cuerpo, ya que no me deja moverme, me cojo con una mano de un enganche que cuelga sobre mi cama, y cuando viene la contracción, me levanto con todas mis fuerzas para incorporarme todo lo que puedo mientras empujo. Grito, más que por el dolor, por la tensión, la rabia y el hecho de tener que dar a luz a mi hijo sin vida… El señor dice que no lo haga, que pierdo la energía, que respire y empuje. Le diría de todo, a éste listo que nunca ha parido, si al menos estuviese vertical, no perdería la energía tirando de mi cuerpo cada vez… Ni siquiera se ha molestado en explicarme cómo empujar, pero sí abre la boca es para decirme que lo hago mal.

Las enfermeras intentan arreglarlo en la siguiente contracción, y me animan, me dicen que lo hago bien. A la siguiente me dicen: va como lo has hecho antes, que vas muy bien, y mientras lo hago siguen diciéndome que siga así. Me ayudan mucho sus palabras, sobre todo porqué tienen la única finalidad de que confíe, que me crea en mí misma y no me estanque, ya que debo hacerlo yo sola. Gracias a eso, siento que cada vez empujo mejor. Me doy cuenta que estoy apretando tanto, que también le he apretado demasiado la mano a la enfermera de mi izquierda, y le pido disculpas por ello. Me responde que está aquí para éso, que haga lo que necesite, y sus palabras me empoderan mucho. Me siento afortunada de que estén ellas allí, compensando. Ellas, haciendo bien su trabajo, están dejando en evidencia la ignorancia del ginecólogo, que no confía en mi cuerpo, que interviene porqué no sabe esperar. Me doy cuenta de que una de ellas, se ha quedado más al margen, en un rincón de la habitación. De vez en cuando se acerca para cambiar los empapadores, y me doy cuenta de que está llorando. Veo que intenta contenerse y no puede, me da pena por ella… Se que entiende de primera mano lo que estoy viviendo, siento su complicidad y comprensión. Ojalá no me entendiese tan bien, somos demasiadas las que hemos tenido que pasar por esto…

 

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Abrazos mamíferos ❤

Parto de Aritz, parte II: Quiero despertar de esta pesadilla…

Estamos llegando, veo las majestuosas montañas… Hace sol, debería ser un bonito día de invierno. Me dice que me dejará en la puerta e irá a aparcar, y no me quiero quedar sola, pero no puedo caminar. Bajo y camino lenta y torpemente hacia la puerta. Mientras le espero, veo como va entrando gente. Es domingo y urgencias está bastante lleno. Él llega en seguida, a paso ligero. Entramos, y le pido que hable él, no quiero explicar qué me pasa, otra vez, a la misma mujer de admisiones. Mientras hace cola, me siento en una silla de plástico, en la puntita, qué plástico tan duro… Veo como unos padres están dando sus datos, tienen un bebé y un niño pequeño enfermos, que pena tan pequeñitos y sufriendo… Después va un matrimonio mayor que he visto en la entrada, el hombre se sienta a mi lado, y su mujer me mira de reojo desde la cola… Debo  tener muy mala cara, miro al suelo para que no vean mi cara de dolor. Por fin le toca, no sé que le dice, pero él me señala, y la mujer llama por teléfono. En seguida un celador me viene a buscar con una silla de ruedas, y me deja delante de la puerta de urgencias, en la sala de espera. Hay mucha gente, y siento que todos me miran, por suerte estoy de espaldas a ellos. Espero no encontrarme con nadie ahora… Hay unos carteles que indican el tiempo estimado de espera, los dos lo miramos, las embarazadas con amenaza de parto están de las primeras. De golpe, la barriga se me pone de lado, se la enseño, contenta, porqué ya hacía mucho que no le sentía moverse así. Le acaricio, gracias hijo, me has hecho sonreír.

Abren la puerta, no han tardado nada, y otra vez toca explicar que pasa, odio ésta parte. Estoy de 26+6, sangro muchísimo y tengo mucho dolor. Pasamos a una sala, dónde me tengo que desnudar y el protocolo de siempre: pulso, temperatura, y volver a explicarlo. Ya me conocen de las anteriores veces, y ven que ésta vez es más grave. Me ayudan a subir a la camilla, que es dura como una piedra, completamente plana, y allí el dolor se hace insoportable. En seguida viene la médico, la misma que la última vez que fui me dijo que ni siquiera sangraba… No quiero tacto, pero me lo como con patatas ya que según ella, me miente, es la única manera de saber si estoy dilatando. Me duele mucho más que las otras veces, saca la mano y no dice nada. Evita mi mirada, eso son malas noticias. Inocente, pregunto si el cuello está cerrado, a ver si tengo suerte… pero me dice que no e intenta poner cara amable, después desaparece. Le pregunto nerviosa a la enfermera que qué harían, y me dice que no sabe, pero que en seguida llegará el ginecólogo. Me dice que me pondrá una vía con suero y algo para calmarme, no se si se refiere a los nervios o al dolor, pero me da igual…

Nos dejan solos unos minutos eternos, preocupados e indignados al no saber cómo está nuestro hijo, podrían haber escuchado su corazón… Llega el ginecólogo, justamente es el que lleva mi embarazo. Hace sólo dos días que me revisó con el especulo porqué le insistí con que tenía dolor y sangraba… Entonces me dijo que sólo eran restos, que me dolía la barriga porqué crecía y que debía de estar deshidratada. Me mira sorprendido, y se extraña ya que según él, hace dos días estaba «perfectamente». Se lo dije entonces que no estaba bien, que desde el tacto que me hizo mi comadrona el miércoles el dolor y el sangrado habían ido a más. Pero no me hizo caso, sólo soy una madre primeriza asustada… y ahora no tengo fuerzas para decirle todo lo que pienso.

No me explica nada, está serio, y le tengo que preguntar qué pasa. Me contesta sin un ápice de humanidad que estoy abortando. Me mata, le digo que no puede ser. Tengo que seguir preguntando porqué no me dice nada, ¿podéis darme algo para pararlo? Me dice que no. Me da miedo seguir preguntando, cada vez es peor… Me dice que el «feto», que ya no es un niño como hasta ahora, no es viable. Dice que nos tendrían que trasladar a un hospital con UCI para neonatos, pero que no me lo recomienda. Me cuenta que la semana pasada le pasó lo mismo a una chica con la misma edad gestacional y que aunque la trasladaron, el bebé murió poco después de nacer. Continúa diciendo que no recomienda intentar salvar a un bebé tan prematuro, que tendría demasiados problemas de salud. Para poner la guinda, dice con total frialdad, que él no tiene ninguna obligación legal de reanimarlo siendo tan pequeño. No me puedo creer que esté hablando de un bebé con tan poco respeto, como si fuese un juguete defectuoso. Darlo por perdido antes de saber como está… ¿Cómo un médico puede no luchar por la vida?, ¿cómo se atreve a decirnos que no luchemos por nuestro hijo? ¿Piensa que nos podemos deshacer de él porqué el protocolo dice que no es viable? ¿Porqué le faltan dos semanas? Este ser tan frío y despiadado, ¿se dedica a traer al mundo vidas? Está claro que él no quiere ayudar a nuestro hijo, ya le ha sentenciado. Le digo que quiero el traslado, cuanto más lejos de él, mejor. Yo si que quiero intentar salvar a mi hijo, haría cualquier cosa por intentarlo. Me ve convencida y no le gusta, dice que primero hará una ecografia y entonces hablaremos. Se va, y nos deja esperando con el corazón en un puño.

Por fin, vienen a buscarnos con la silla de ruedas. Otra vez toca bajarme de la camilla, paso los empapadores a la silla, y me siento, que doloroso… Llegamos a la sala del ecógrafo, otra vez subir al potro… Veo que coge el ecógrafo vaginal, que bien, más dolor… Empieza a moverlo, aguanto las ganas de gritar, y se queda en silencio, muy serio. Me pregunta si he roto la bolsa, le digo que en la ducha he notado algo, pero con tanta sangre no he podido distinguir si era líquido o no. Sin decirme nada, se va a llamar por teléfono. Sigue en silencio, hasta que llega un doctor, es el pediatra. Ambos miran la pantalla, y el ginecólogo le dice al pediatra: es negativo. Me quedo helada. No me miran, y les pregunto qué pasa, aunque ya sé la respuesta… No hay latido, ha habido un desprendimiento de placenta, por éso el feto ha muerto. Se me para el corazón, el mundo, se me hace insoportable oír eso y seguir viva… Tiene que ser una broma, o una pesadilla, no le creo. Le digo que no puede ser, que le he sentido moverse hace un rato, no puede ser verdad. Miro a mi pareja, él tampoco se lo cree…

Sigue en silencio, no me da ninguna explicación más. Le pregunto que pasará ahora, y dice que lo tengo que «sacar». Ante nuestras caras de desolación, hace un intento por ser amable y me dice que en un par de reglas podemos volver a intentarlo. Todavía tengo a mi hijo dentro y me está hablando de sustituirlo… Ni una palabra amable. Me siento en una realidad paralela, no puede ser, no puede estar pasando… y éste señor no puede estar tratándonos así, he conocido veterinarios que tratan a sus pacientes con más delicadeza. No se que como irá, estoy asustada, y no me explica nada,  parece que tenga que estar tan acostumbrada como él a la situación. Excepto mi pareja, nadie parece darse cuenta de lo inhumano del trato, al menos, nadie quiere hacerse cargo. Los doctores no tardan demasiado en desaparecer sin decir mucho más, y nos quedamos con el celador. Ya ni siquiera nos tratan como padres, con sonrisas en la cara y felicitaciones, no somos más que un problema del que se quieren deshacer.

El parto de nuestro tan esperado hijo, no será en casa, como queríamos, rodeado de amor, no tendrá un final feliz… sólo será un trámite, el paso de la inmensa felicidad a la desolación y el vacío. No quiero parir, no así… Me gustaría que todo fuese más lentamente, tener tiempo para hacernos a la idea, despedirnos dignamente… Pero mi cuerpo me recuerda, con una contracción, que sigue avanzando.

Me levanto como puedo, con la ayuda de mi pareja. El cuerpo me pesa, la cabeza se me va, mi alma no está conmigo, se quiere ir con la de mi hijo… El pobre celador nos mira compasivo, dice que es una putada, pero que estas cosas pasan. Es lo más empático que nos han dicho hasta el momento.

Volvemos a la sala en urgencias, moverme para volver a subir a la camilla es ya insoportable. Nos dicen que esperemos mientras preparan una habitación, y que me van a ingresar. Odio los hospitales, y lo que estoy viviendo me reafirma. Me he pasado medio embarazo en urgencias, todos los controles y las pruebas salían estupendas, y mi hijo ha muerto. Nos dejan aquí tirados sin soluciones ni explicaciones médicas, sin acompañamiento emocional. Quiero irme a casa y hacerlo a mi manera, pero sé no me dejarían tal como estoy. Ahora tienen miedo por mi salud porqué ha habido desprendimiento de placenta y estoy perdiendo mucha sangre… A buenas horas se preocupan, a mi éso ahora me da igual. He pasado dos meses con contracciones, diciéndoles que perdía mucha sangre, y nadie me hizo caso. Sé que podrían haberlo hecho mejor, pero no me quedan fuerzas ni ganas para pedir explicaciones. Ni siquiera puedo, ya que el cobarde de mi ginecólogo se ha quitado del medio sin decirme ni «hasta luego».

Estoy desolada, igual que mi pareja. Sólo quiero abrazarle y decirle que le quiero. Tenemos un momento de intimidad para llorar a nuestro hijo, y consolarnos el uno al otro… Pero en seguida empiezo a estar muy mal, el dolor me supera.  De golpe tengo muchas ganas de ir al baño, me quiero bajar corriendo de la camilla e irme. Se lo digo a la doctora, y me dice que éso será que tengo ganas de empujar. Tengo el estómago revuelto, e insisto en ir, pero no me deja, dice que me traerá una cuña. ¿en serio? ¿no merezco un momento de intimidad? Necesito estar sola y no me dejan.

Vuelve con ella, y me hace levantar el culo para ponerme ése trasto metálico horrible que se me clava dolorosamente en mi ya dolorido coxis… Lo dejan esperando a ver si hago algo, como si fuese posible en ésa postura, con ése dolor, y todos mirándome. La situación me parece denigrante, cruel… Le digo que lo saque, y pienso que se lo metan ellos por donde les quepa, o lo usen de cojín y vean lo cómodo que es.

 

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Abrazos mamíferos ❤