Primer mes de lactancia III

 

Podéis leer la primera aquí y segunda parte aquí.

Seguimos yendo al centro de salud cada semana para pesarlo, le he he cogido aversión a esa balanza, la Pediasauria, la enfermera…Me preguntaban cada vez como era mi leche, si era aguada, que de qué color era… pues es normal, como la leche tiene que ser!! Como dice Laia, ¿acaso hay vacas que dan leche desnatada? ¿Porqué vamos a dudar de nuestra propia leche? Cuantos niños de lugares pobres crecen (incluso familias enteras) y se quitan el hambre gracias a que la mamá tiene leche, y nosotras aquí, poniendo en duda la calidad de nuestro mejor alimento…

Laia me pidió que le mandase un vídeo de Biel llorando para valorar el frenillo, y si, tal como sospechaban, tiene un frenillo submucoso tipo 4. Es un tipo de frenillo que no se ve a simple vista como los otros, y por eso, es difícil de diagnosticar. No es la típica piel que se ve debajo de la lengua, la lengua está simplemente más pegadita toda ella. Además, muchos pediatras no saben verlo (o no quieren para ahorrarse la intervención), pero se ve perfectamente cuando lloran por la manera como se arquea la lengua, y lo cortita que es (a Biel la lengua no le toca el paladar).

En muchos casos, según he leído, no afecta para nada o se soluciona el problema de lactancia con el propio crecimiento del bebé, y espero que eso sea lo que nos pase a nosotros. Al tener este frenillo a Biel le cuesta más trabajo succionar, además no hace el vacío correctamente (por eso los chasquidos) y se le sale de la boquita mucha leche. Por eso estaba tanto tiempo al pecho, me hacía grietas y no ganó peso esa primera semana. Al parecer con las pezoneras, además de ayudar a los pezones a curarse, Biel succiona mejor al tener más dónde agarrarse y eso hace que gane peso correctamente y esté menos ansioso.

Volvimos a pedir cita para que otro pediatra (Pediasaurio para nosotros) valorase el frenillo, y se quedó tan ancho diciendo que no tenía… Le pregunté que entonces por qué le costaba mamar, y la respuesta es para apuntarla en el libro de incoherencias más aberrantes dichas sobre la lactancia… agarraos donde podáis: Que a veces, el agujerito por donde sale la leche está medio tapado y hasta que no se destapa, pues les cuesta coger peso. La respuesta de Laia fue contundente: que este señor estudie anatomía, hay más de 10 conductos por los que sale la leche… Tendrá la carrera de medicina, pero sobre lactancia no sabe nada.

Esto es una locura, no se cuántas lactancias se habrán cargado estos pediasaurios diciendo estas barbaridades, y pautando suplementos biberón alegremente, sin aconsejar métodos alternativos para dar la leche, o recomendar suplemento de leche materna en vez de fórmula… Además, culpando siempre, a la mujer, sus tetas, su leche, y todo lo femenino, de los problemas de crecimiento de los bebés. Cualquier mujer sin recursos para encontrar apoyo, o con poca confianza en sus tetas, abandonaría, y no sería culpa suya perder la lactancia. Porque no es nada fácil dar pecho cuando surgen dificultades, duele, estás cansada, con las hormonas revueltas, y encima, minan tu confianza o no te apoyan. En vez de empoderarnos, darnos información y buscar alternativas, nos hacen sentir como unas irresponsables porque nos «encabezonamos» en dar teta aunque nuestros bebés no ganen peso… Pero los irresponsables son ellos, los profesionales sanitarios desactualizados, o desinformados en lactancia, que aún sabiendo que carecen de formación, se atreven a opinar. Ni siquiera te mandan a la matrona que sí se forma para ello, o a un grupo o asesora de lactancia, es lamentable…

También, existen matronas como la mía que aconsejan dar chupete a un recién nacido cuando todavía no está establecida la lactancia. A riesgo de confundir al bebé con el chupete y el pezón, o que baje la producción de leche (la estimulación es lo que hace regular la producción). Los bebés no usan el pecho de chupete, sino al revés, el chupete sustituye al pecho, y es muy peligroso para la lactancia materna confundir estos roles. Aunque no lo usen propiamente para alimentarse, es importante que se enganchen cuánto quieran para mantener la producción adecuada a sus necesidades. El pecho no es comida únicamente, calma su necesidad de succión, les relaja, les da calor, cobijo, seguridad, les ayuda a sobrellevar dolores y enfermedades, facilita el sueño, les transmite defensas y es una via de contacto directo con su madre. Además, si hubiésemos dado chupete a Biel que tenía problemas para succionar, podría haber agravado mucho el problema. Si a un bebé que coge poco peso le calmas la necesidad de succionar y no lo pones al pecho tanto como quiere, se calmaría, pero estaría perdiendo energía y tiempo que necesita para alimentarse.

Volviendo a nuestro caso, Laia nos consiguió un sacaleches para que empezase a suplementar con mi propia leche, algo que me dio mucha paz de espíritu por poder dejar de darle fórmula a Biel. Con esto comprobé que tengo muchísima leche y que obviamente, mis conductos lecheros (seguro que tienen un nombre más técnico…) están perfectamente destapados. Puedo sacar 100ml. de un pecho en unos minutos, y todavía queda leche para que Biel siga mamando si quiere. Seguí con el dedo-jeringa unos días, aunque no me hizo demasiada falta, porque Biel se queda saciado después de la toma del pecho directamente.

Ahora, seguimos con las posturas que le facilitan la succión, y las pezoneras que también parece que le ayudan a hacer tomas más productivas. La postura a caballito es la que mejor nos va a ambos, y además ayuda a que Biel haga el eructo fácilmente porque traga bastante aire al no hacer el vacío correctamente. La verticalidad para mamar le va muy bien para que se le asiente la toma, por lo que amamantar en el fular u otro portabebés en posición ventral, es ideal.

Las tomas de la noche las hacemos siempre estirados de lado, es como estamos más cómodos y Biel se relaja mucho así, le gusta saber que nos dormiremos juntos y que allí seguiré si necesita mamar más. Intento también hacer posturas ventrales, que eviten tener que luchar contra la gravedad y así no cansarme (os dejo este interesante artículo que me pasó una amiga por si queréis saber más). Y voy probando posturas a ver qué nos resulta mejor, o improvisando según convenga… He llegado a darle pecho sentándolo en el mármol de la cocina mientras me preparo el desayuno o en el cambiador para calmarle el berrinche post-cambio de pañal. Ahora dar teta es algo natural y agradable, también agotador cuando está muy demandante claro, pero por lo general, disfruto con mi monete mirándome a los ojos mientras come, esa cara de enamorado de su teta es impagable!

Entre las pezoneras y las posturas que le facilitan el trabajo, las tomas ya son más normales. Ahora ya no está tanto rato al pecho, y normalmente pasan 2 o 3 horas entre toma y toma ni está ansioso, pero lo necesita más tiempo o más a menudo yo le dejo hacer, está claro que ellos saben lo que necesitan mejor que nadie. Confío en el instinto de supervivencia de mi hijo: si quiere, que mame, cuantas veces haga falta y durante el rato que quiera.  Ya se detectar cuando se coge bien, y se que no se queda con hambre, que hago lo correcto (gracias a que me empoderó Laia ❤ ).

La siguiente semana que fuimos a pesarle, ya sin suplementos, Biel ganó 180 gramos, nos dieron el visto bueno, que estaba dentro de la tabla de pesos, por lo bajito, pero dentro de la normalidad. Respiré tranquila, necesitaba saber que íbamos bien. Y esta última semana ha cogido la directa aumentando 340 gramos, que subidón de peso y de ánimo!! Y lo hemos conseguido gracias a un buen asesoramiento, y a base de mucha teta. Esperamos que todo siga así de bien, incluso mejor, y que Biel pueda alimentarse bien sin ninguna intervención. Más adelante veremos como evoluciona y cuando podemos retirar las pezoneras. Tenemos pendiente ir a un grupo de apoyo a la lactancia, además de para devolver el sacaleches, para que nos vea la profesora de Laia en persona y darle las gracias por su ayuda.

Nuestras aventuras tetiles son una más de las muchas que han pasado tantas madres, algunas solas, otras con poco apoyo de su entorno, y muchas, por desgracia, acaban desistiendo… Como dice otra mamá bloguera en esta entrada, los ángeles de la guardia de la teta son de muchos tipos, y gracias a ellos, muchas seguimos en ello. Por suerte yo he tenido unos cuantos, mucho apoyo, fe en mi hijo y en mi capacidad de alimentarle.

Mi infinito agradecimiento a todos los que han creído en el teta-power y me han animado a seguir, y sobre todo a Laia por su apoyo y sabiduría, a Mamífero por estar sosteniéndonos y a mi hijo por demostrarme que estamos en lo correcto.

Espero que sigamos teteando hasta que uno de los dos se harte!!

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Abrazos mamíferos ❤

Primer mes de lactancia I

 

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Empezamos la lactancia muy bien, o eso pensaba yo, cogido a la teta en su primer minuto de vida. En esa primera toma, me salió un morado en la areola, debajo del pezón derecho. Allí mismo, la enfermera que estuvo durante el parto se dio cuenta, me lo puso bien y se cercioró de que estuviese bien cogido. Dolía, si, y bastante, pero todos me decían que era lo normal, que hasta que se acostumbra el pezón, duele. Yo sabía por lo que había leído que no es buena señal sentir dolor, significa que algo falla.

El día y la noche que pasamos en el hospital recibí mucha ayuda de las matronas y enfermeras que estaban por allí. Siempre que pasaba alguna por la habitación preguntaban como iba la lactancia y se quedaban el rato que hiciese falta para ayudarnos, pero fue muy poco tiempo el que estuvimos allí. Rectificamos posturas, puse atención al agarre, ya sabéis, intentando que Biel pusiese la boquita de pez bien abierta para coger el máximo posible de areola. Un par de días más tarde, volvimos al hospital para hacer la prueba del talón, me lo puse al pecho para que estuviese tranquilo, y la matrona aprovechó para darme algunos consejos para perfeccionar la postura.

En casa, seguí todas las pautas, pero seguía doliendo, tanto el momento del agarre como el resto de la toma, sobre todo el pezón izquierdo. Además, nos costaba mucho que Biel se cogiese bien, hacíamos muchos y dolorosos intentos antes de que pudiese empezar la toma. Aunque intentaba ofrecerle el pecho antes de que estuviese hambriento, tanto repetir el agarre le impacientaba mucho, a mi me agobiaba, y al final, cuando se cogía mamaba con mucha ansiedad.

Días después, me di cuenta que aquello que dolía tanto en mi pecho izquierdo era una grieta. Cada toma con ese pecho era una pesadilla, pero aguantaba, él necesitaba comer y no me podía arriesgar a dejar de darle ese pecho. En la visita post-parto a domicilio con mi matrona del CAP, de la que ya os he hablado, le comenté que tenía una grieta y dificultades con el agarre. Intentamos con ella delante probar la posición de rugby, no nos salió, pero ella no insistió… No me dijo nada nuevo, ni se implicó demasiado, y eso que es la profesional sanitaria que debe asesorar en estos temas…

Le dije también que veía a Biel muy ansioso, que quería pecho a todas horas (luego supe que además del problema de agarre, estábamos pasando el primer brote de crecimiento), y no se quedaba satisfecho nunca. Y me contestó, alegremente, que probase a darle un chupete a ver si se calmaba… Que a veces solamente necesitan succionar y que estaríamos mas tranquilos así. Es cierto que a veces solamente quieren pecho para calmarse, pero yo hablaba de ansiedad real, no de chupar un rato para dormir tan ricamente.

En serio, no hagáis caso de estos consejos, son muy peligrosos, y más con un recién nacido de menos de un mes. Además de ser una interferencia a la correcta succión cuando todavía se está instaurando la lactancia, puede tener más consecuencias.  Para mi no era una opción porque prefiero calmarle con el pecho y creo que es crearle un hábito para nuestra comodidad que después deberemos forzarles a dejar, y no va con mi estilo de crianza. Si queréis darle chupete a vuestro bebé para que se calme, está bien, pero no lo hagáis para tapar un problema, sobre todo, si vuestro instinto (como lo hacía el mío), os dice que algo pasa. En nuestro caso, como veréis si seguís leyendo, si hubiese calmado a mi hijo con un chupete saltándome tomas, podría haber sido muy grave…

Aguanté un par de semanas viendo las estrellas, con el pezón al aire casi todo el día para que se curase, poniéndome aceite de oliva, vigilando la postura… Por supuesto, con el apoyo e implicación de Mamífero que me ayudaba a colocarlo bien y le aguantaba las manitas para que no me arrancase mis maltrechos pezones. Por las noches a veces me saltaba alguna toma de ese pecho porque intentar que se cogiese bien nos llevaba mucho tiempo, pero abusar del otro pecho hizo que el otro pezón empezase a doler también… Llegaba a llorar de dolor, el agua caliente en la ducha me ardía, el roce con la ropa era como tener cristales clavados, y temía las tomas. Me dolía mucho físicamente, pero lo que más temía era que no lograse establecer la lactancia y acabar dejándola.

Biel podía estar una hora al pecho, vaciarlo, y seguir con el otro, para continuar pidiendo como si estuviese muerto de hambre, continuamente, todo el día y la noche. Además lloraba mucho, desde las 7 de la tarde, hasta la madrugada muchos días. Primero pensamos que eran cólicos como os conté en esta entrada , y si, tenía gases porqué al mamar tragaba demasiado aire. Cuando encontramos la manera de que expulsase los gases, caí en que era una crisis de crecimiento y por eso demandaba tanto pecho. Cuando ya casi llevábamos un par de semanas así, estaba claro que algo más pasaba, y me empecé a preocupar en serio.

Entonces recibí un mensaje de una mamá bloguera, Laia (mdemamma) asesora de lactancia y porteo, que me ofrecía su ayuda si necesitaba algo. Le estuve contando las dificultades que teníamos, cuánto le costaba cogerse, y que además, al mamar hacía chasquidos. Biel no hacía bien el vacío, por eso tragaba más aire y se le escapaba mucha cantidad de leche de la boca.

Íbamos hablando casi a diario, se preocupó mucho por nosotros y le estaremos eternamente agradecidos por ello. Me pasó muchísima información, al no poder desplazarnos nosotros, se encargó de hablar con su profesora y entre las dos, asesorarnos a distancia. Me aconsejó probar posturas nuevas, sobre todo el agarre espontáneo, a caballito y rugby, a ver si notábamos mejoras. Me costó mucho experimentar ya que rabiaba de dolor y Biel se ponía ansioso a buscar el pezón ya dolorido, dándole golpes, agarrando con las manos… Pero cuando lo conseguíamos, si que noté que se cogía mejor en esas posturas.

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A caballito

Pero seguía doliendo, y mucho. Así que un día no aguanté más y fuimos en busca de unas pezoneras. No me las puse antes porqué temía que después no supiese agarrarse al pezón, pero no podía seguir así, estaba empezando a cogerle aversión a la lactancia… Y la primera toma que hicimos con pezoneras fue… tan agradable!! Era la primera vez que daba el pecho sin sentir dolor, y eso que todavía tenía los pezones agrietados. Por fin empezaba a disfrutar con esa mirada tan tierna de mi hijo mamando… que se alargasen en tiempo que hiciese falta y cuantas veces quisiera! Eso me dio mucha esperanza para seguir con la lactancia, perfeccionar las posturas, y cuando se curasen los pezones, retirarlas.

A Biel le gustó mucho la experiencia también, no le costó nada cogerse, no tuvo que buscar como con el pezón. Y solamente emitió un quejido (uhm!) cuando vio que debía chupar un par de veces para que saliese la leche ya que estaba acostumbrado a que fuese instantánea. Además, me di cuenta de que al ser más grande que el mismo pezón, abría mejor la boca y parecía sujetarlo mejor, succionaba con más profundidad, sin apenas chasquidos y no se le escapaba de la boca.

Esa misma semana tuvimos visita con la pediatra (la llamaremos Pediasauria a partir de ahora), para hacer el control de peso. Yo iba tranquila sabiendo que, aunque teníamos dificultades, Biel mamaba a demanda, mucho, y yo tenía muchísima leche, por lo que esperaba que hubiese ganado peso correctamente. Pero no, esa semana Biel no ganó nada, 30g… Pediasauria se alarmó, nos dio órdenes de suplementar después de cada toma de pecho con biberón y volver a pesarlo al día siguiente.

Según ella, hay madres que no tienen buena leche… mamás, si oís esto huíd, no hagáis caso!! Además, como le comenté que lloraba mucho, dijo con muy poco tacto: claro, es que estaba pasando hambre… Como si le estuviese negando el alimento! Y cuando le dije que le daba pecho tantas veces como él quisiera (a demanda), y que se podía pasar una hora mamando, puso el grito en el cielo. Dijo que por eso me salían grietas (claaaro…), que máximo 20 minutos al pecho y nada de querer mamar cada hora, cargándose así el principio de lactancia a demanda. Además de la incongruencia que es negarle el pecho a un bebé que no gana suficiente peso WTF!!! Me mordí la lengua y le dije únicamente: es que yo le doy a demanda… Escucho las necesidades de mi hijo y confío en su capacidad para autorregular su alimentación.

En la siguiente entrada os seguiré contando como siguió la historia…

 

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Abrazos mamíferos ❤

 

Ina May Gaskin

Quiero hablaros de una gran mujer, comadrona, a la que debemos mucho, no sólo por su trabajo a nivel práctico, y por sus preciados libros, sino también por la capacidad de empoderar a las mujeres. Ha transmitido mucha seguridad y confianza en la capacidad de las mujeres para parir de manera natural, y lo ha demostrado con su notable experiencia. Con su peculiar visión espiritual del proceso del nacimiento, y sus métodos respetuosos con la mujer y el bebé, ha logrado los mejores resultados, incluso en partos complicados. Esto demuestra que, respetando los tiempos y el proceso fisiológico, la mujer, en compañía de su partera, en confianza y sintonía con ella, puede dar a luz sin problema en la mayoría de los casos.

Ella habla mucho sobre el miedo, de como nos puede llegar a bloquear, a dificultar e incluso imposibilitar el parto. En nuestra sociedad, vivimos con temor al parto, y la mayoría quiere evitar pasar por ese momento con dolor. Cuando estás embarazada, todas las mujeres del entorno nos cuentan horribles experiencias de dolor y sufrimiento. Y así, es como llegamos al parto asustadas, sin información útil sobre el proceso y deseando que pase rápido. Sin conocer la parte bonita, la experiencia, la fortaleza y la capacidad de nuestro cuerpo, es lógico que muchos partos acaben estancándose y por tanto, sobreintervenidos.

El simple hecho de temer, de no confiar, puede hacer que se detenga el proceso, pudiendo causar serios problemas de salud tanto en la madre como en el bebé. Por eso, ella remarca la importancia de no temer al dolor, y de tener un ambiente respetuoso, tranquilo y sin invasiones durante el proceso de dar a luz. A esto añade, que todos los que asisten y acompañan el parto, no deben transmitir inquietud a la parturienta, es fundamental que se respire calma y seguridad, todavía más en las situaciones de riesgo. Destaca la importancia de la visualización del proceso (por ejemplo, el cuello del útero abriéndose) como herramienta empoderante para la mujer que facilita la dilatación y expulsivo.

mujeres en la granja

mujeres en la granja

Más abajo, os he dejado un enlace sobre su galardonada película «Historia del nacimiento» (Birth Story), imprescindible de ver si quieres tener un parto natural, si deseas empoderarte, y ver el nacimiento como algo hermoso, una expriencia vital. Contiene imágenes de partos naturales, bellos, respetados, muy gráficos. Cuenta la historia de como ella junto con las demás mujeres, tomaron la decisión de cambiar la bienvenida de sus bebés.
Estaban afincados en una comuna hippie, con humildes recursos, pero con mucho interés por aprender y cooperar. Su intención era crear una comuna, colaborativa, autosuficiente y en la que los niños se pudiesen criar en un ambiente amoroso.

Ina empezó a ayudar a dar a luz a sus compañeras y a enseñar a sus comadres a asistir partos e implicar a la comunidad en los nacimientos. Se transmitían conocimientos de mujer a mujer, y empezaron a disfrutar el parto en vez de temerlo. Con mucha determinación y dedicación, las parteras de la granja, consiguieron traer al mundo a miles de bebés en un ambiente respetuoso con la maternidad.

Los partos se volvieron un momento digno, de gran respeto, de poder femenino. Muchas parejas entonces, acudían a tener a sus bebés en la granja, hartas del trato de los hospitales, y de tener que separarse de sus parejas para parir. Algo que fue innovador, era que el hombre participase y se implicase en el parto.

Cuando la vi por primera vez, me emocionó, tanto las imágenes, como la fortaleza de su persona, la dedicación y cariño hacia su trabajo y las mujeres, su confianza, respeto y sabiduría… Ahora lo he vuelto a ver, embarazada, y tras un parto no respetado, y se me inundan los ojos de lágrimas al ver lo bonito que puede ser un nacimiento en casa, en un ambiente relajado y dejando a la mamá fluir… Para mi es un sueño que por ahora no puedo cumplir, y me duele.

Muchas mujeres, después de la gran experiencia de parir respetuosamente, afirman que volverían a repetirlo justo después de haber dado a luz. Eso dice mucho de como la vivencia puede cambiar nuestra perspectiva. Durante el trabajo de parto, el cuerpo segrega enormes cantidades de oxitocina, niveles más altos que se tienen en cualquier otro momento. Junto a otras hormonas normalmente implicadas en el sexo, el placer, y el amor; dan a la mujer esa capacidad para soportar el dolor. Es un mecanismo natural de compensación que permite que las especie se perpetúen, es un recurso que se debe aprovechar.

Stephen Gaskin en 1971 hablando con sus seguidores

Stephen Gaskin en 1971

En su libro Spiritual Midwifery (Partería espiritual) se cuentan historias de parto positivas, con el fin de perder ese miedo, de compartir las experiencias. Remarca la necesidad de compartir nuestras historias y experiencias, en comundidad. Solamente escuchando historias empoderantes, podemos adquirir una nueva visión sobre el parto y enfrentarnos a él desde otra perspectiva.

Cualquier apreciación que yo haga a título personal sobre esta gran mujer, se queda corta. Ha cambiado paradigmas, ha sentado bases a nivel obstétrico, y lo mejor, es que ha hecho que muchas mujeres tengamos ganas de parir, de disfrutar la experiencia. Dar a luz a nuestros hijos de manera consciente, ser protagonista de tu parto, participar activamente, tal como la naturaleza lo tiene previsto.

FRASES DE INA MAY GASKIN

«Si una mujer no parece una diosa mientras da a luz, es que alguien no la está tratando bien.»

«Somos la única especie de mamíferos que tiene la habilidad de hacer temer a sus hembras sobre su capacidad de parir.»

«La manera en la que nuestra cultura trata a las mujeres durante el parto, es un buen indicador sobre como las mujeres y su contribución a la sociedad, son valoradas y honradas.»

«Está bien reír en momentos inapropiados.»3510611

«Recuerda esto, pues es muy verdadero: tu cuerpo no es un limón. Tu no eres una máquina. El creador no es un mecánico descuidado. El cuerpo humano femenino tiene la misma capacidad para parir que los osos hormigueros, leones, rinocerontes, elefantes, alces y búfalos. Aunque no lo hayas hecho durante tu vida, te recomiendo que empieces a pensar en positivo sobre tu cuerpo.»

“Es bueno practicar el perdón a una misma. Hay que ser compasiva con una misma como madre.”

“Es posible tener un buen parto en un hospital, pero tiene que haber gente muy sensible para poder asistir a las mujeres. El más mínimo detalle puede hacer perder toda la energía que se mueve en e
l nacimiento”

«No hay un órgano como el útero. Si los hombres tuviesen un órgano así, presumirían de él. Así que debemos hacerlo.»

EXPERIENCIA PROFESIONAL

Ina es la fundadora y directora del Farm Midwifery Center (la Granja), desde 1971, cerca de Summertown, Tennessee. En dicho centro, se han atendido unos 3000 partos, con notables resultados, e Ina, personalmente, ha atendido personalmente más de 1200 nacimientos. El el centro nacimientos de Ina, destaca por sus bajos índices de intervencionismo, morbilidad y mortalidad. Lo que es notable, ya que atienden multitud de partos en diversas presentaciones,inclusive de nalgas, así como partos gemelares y multíparos.

Es admirada y famosa en todo el mundo por su efectivo método de actuación ante la distocia de hombros, con una mínima intervención. Este es uno de las complicaciones más temidas durante un parto, y su método, la «maniobra Gaskin» (el primer procedimiento obstétrico que lleva el nombre de una partera), es seguido por un creciente número de estudiantes. Consiste en colocar a la madre a cuatro patas, lo que hace que el canal de parto se ensanche notablemente y el bebé pueda salir con mayor facilidad.

Sus buenas estadísticas en la atención de los partos de nalgas, han hecho que se replantease la necesidad de aplicar una cesárea en estos casos. Tanto ha cambiado la perspectiva gracias a ella, que el número de cesáreas en presentación de nalgas, los últimos 40 años, ha bajado hasta casi rozar la extinción.

En el año 2000, se hizo famosa en el mundo entero al publicar estas sorprendentes estadísticas, de 2028 partos atendidos entre 1970 y 2000:

Partos completados en casa existosamente: 95,1%

Cesáreas: 1,4%bs_slideshow_06

Fórceps: 0,5%

Mortalidad neonatal: 8/2028

Mortalidad materna: 0

Partos vaginales después de cesárea: 106/108

Depresión postparto: 1%

Perineo intacto: 68,8%

Lactancia exitosa: 99%

PREMIOS Y RECONOCIMIENTO INTERNACIONAL

Es conocida en Estados Unidos como: «La madre de la partería auténtica». Ha dado conferencias alrededor del mundo a médicos, comadronas, y a estudiantes, tanto en escuelas como en centros médicos. Es un referente, y podéis encontrar en internet y youtube, numerosas charlas y entrevistas muy interesantes dirigidas al público en general. En la actualidad continúa ejerciendo, participando en debates, programas de televisión y diversos eventos.

A lo largo de su trayectoria profesional, ha recibido numerosos premios y reconocimientos:

  • De 1996 a 2002, fue la presidenta del Midwives’ Alliance of North America.
  • En 1997, recibió los premios: ASPO/Lamaze Irwin Chabon Award y el Tennessee Perinatal Association Recognition Award.
  • En 2003, fue elegida Visiting Fellow of Morse College, Yale University.
  • En 2009, le concedieron el título de Doctora Honoris Causa por la Facultad de Salud y ciencias humanas de Thames Valley University, en Londres, Inglaterra.
  • En 2011, fue una de los cuatro receptores del premio Right Livelihood Award (conocido como el premio Nobel alternativo) en la ceremonia de premios del parlamento Sueco, en Estocolmo.

Podéis encontrar más información y recursos en su web oficial, y su página en Facebook.

FILMOGRAFIA

El documental «Birth Story»,  Historia del nacimiento, que podéis ver en castellano aquí.

eda26302_birthstory_mailchimp_42513Aparece también en la pelicula «Orgasmic Birth» (2009, dirigido por Debra Pascali-Bonaro) aquí os dejo el trailer ya que no he encotrado el completo.

Así como en el documental «The business of being born» (2008, dirigido por Abby Epstein y producido por Ricki Lake), que podéis ver aquí en versión original.

Y también en «With women: a documentary about woman, midwifes and birth» (2006)

BIBLIOGRAFIA

Durante 22 años, publicó en la Birth Gazette, una revista sobre salud, nacimientos y parteras.

Además, ha publicado:

  • 1987 – Babies, Breastfeeding & Bonding.
  • 2002 – Spiritual Midwifery (Partería espiritual) , primera edición en 1977.
  • 2003 – Ina May’s Guide to Childbirth (Guía de Ina May sobre el parto)
  • 2009 – Ina May’s Guide to Breastfeeding (Guía de Ina May para la lactancia)
  • 2010 – Birth Matters: A Midwife’s Manifesta. En su versión en español, titulado: Nacimientos (lo podéis encargar en la casa del libro)
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Adorable pareja; Ina y Stephen Gaskin

He disfrutado mucho indagando y recopilando información de Ina May Gaskin, merecía una entrada lo más completa posible. Espero que haya sido de vuestro interés, que disfrutéis con los documentales y os animéis a leer alguna de sus publicaciones. Si ya lo habéis hecho, comentádme que os ha aportado.

A mi: mucho poder, y respeto por el método ancestral de dar a luz, en armonía con nuestro cuerpo y confianza en nuestra partera. Creo que, dar una bienvenida al mundo en tales condiciones, aporta mucho a nuestros hijos además de reforzar nuestra concepción de nosotras mismas, el respeto a nuestro cuerpo.

 

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Abrazos mamíferos ❤

Mujeres empoderadas = sistema amenazado

Leyendo el blog de El pollito mamífero, que recomiendo encarecidamente, me dio por pensar, todavía más, en los mecanismos de control masivo que hacen que percibamos nuestra naturaleza mamífera como algo que debemos obviar.

Siempre he pensado que las mujeres tenemos poder, ese tipo de poder que no genera riqueza material, sino algo mucho más allá.  El patriarcado junto con el capitalismo, velan para que no nos demos cuenta de eso. Al sistema le preocupa que nos empoderemos, que vivamos según nos dicta el instinto y nuestra biología.

Un ejemplo de nuestro poder, es la lactancia materna. Se han empeñado, en convencernos de que lactar es algo antiguo, que podemos hacerlo con leche artificial, sin problema alguno y con muchos beneficios. No me malinterpretéis, para nada, quiero menospreciar a las mamás que deciden dar lactancia artificial, las respeto, cada una es libre de decidir. Solamente, me gustaría reflexionar acerca de como nos han manipulado para que olvidemos que tenemos algo muy valioso a nuestro alcance.

LA FALSA LIBERACIÓN DE LA LACTANCIA ARTIFICIAL, Y LA ESCLAVITUD LABORAL

Se supone que dar biberón libera, ya que la mamá deja de ser la única que puede alimentar a su hij@. Y como libera, fue visto con buenos ojos por sectores «feministas», ya que podíamos desempeñar nuestra carrera laboral sin estar atadas al hogar. Nos vendieron la equiparación del hombre y la mujer a nivel profesional, cuando todas sabemos que el mundo laboral no es igualitario. Los salarios y las oportunidades distan mucho entre hombres y mujeres, es un hecho. Te das cuenta cuando en una entrevista, siendo mujer, te preguntan si piensas tener hijos, si tienes cargas familiares, si estás dispuesta a flexibilizar y adaptar tu horario laboral por encima de tu vida personal, e incluso, te pueden «obligar» a nivel contractual, a no reproducirte. Primer error: creerse más libres por dejar de ser «esclavas» de nuestros bebés y pasar a serlo de nuestro trabajo.

La verdad, es que impera el interés económico y social, tenernos amarradas a un trabajo, adormecidas y consumiendo. Esto no  va de la independencia económica de las mujeres. Las familias, difícilmente llegamos a fin de mes, así que continuamos dependientes en muchos sentidos. Ya sea de nuestra pareja, de nuestra familia, o de la guardería, necesitamos recursos, cuidadores, pues la conciliación no existe.3580605813_8779e1f294_b

Nos quieren productivas, fuertes y recuperadas del parto, con nuestros hijos en la guardería. De nada sirve que tu instinto te diga que te duele el alma dejando a un bebé lactante lejos de ti 8 o 9 horas, que sabrá nuestro instinto materno, que locas las hormonas…  Debes de ir en contra de eso, y si no puedes, es que estás desequilibrada, depresiva… Muchas madres sienten culpabilidad (incluso los padres la sienten) se sienten juzgadas y obligadas a hacer lo correcto. El sistema quiere que nos sintamos vulnerables, y no nos da medios para conciliar la vida familiar con la laboral. No está en su lista de prioridades buscar una solución colectiva, que compatibilice maternidad e intereses sociales, que sea beneficiosa para todos.

Lo que ha funcionado durante toda la historia de la humanidad para cuidar de nuestras crías, nuestro instinto protector, resulta que ahora, es algo que no sirve para nada. Pero no, no debemos ignorarlo, ese es otro de los grandes errores. Ya lo sé, diréis que hay que trabajar, que muchas familias tienen muchas cargas y no se pueden permitir quedarse en casa. Es cierto, lamentablemente, hay que decidir. El dilema no reside en si debes o no quedarte en casa, sino en que, si te quedas, lo haces gratis. Y no es justo.

Para que nadie se lo tome como una crítica personal, aclaro: no estoy en contra del biberón, ni de las guarderias, ni de los padres que así lo deciden. Mi crítica es hacia el carente apoyo por parte del Estado, que nos da bajas de maternidad ridículas, que no considera oportuno poner medios para conciliar. Dar lactancia artificial, es una opción muy respetable, si se toma libremente, y no por obligación o por el poco apoyo a la lactancia materna. 

LA LACTANCIA ES MUCHO MÁS QUE ALIMENTAR, ES UN DERECHO DEL BEBÉ

No se da valor a los cuidados, a la comida casera, al tener una figura (sea padre o madre) paterna en casa, a la vida en familia, el calor del hogar… Todo es sustituible, se puede pagar una cuidadora, guardería, o los abuelos pueden cuidar a los niños. Se puede comer comida procesada, o salir a comer fuera. Existen muchas alternativas, pero siempre dependes de que lo hagan por ti.

Los bebés necesitan lactancia (materna o artificial) exclusiva hasta los 6 meses, a partir de ahí, sigue siendo el pilar de su alimentación, pero se empieza a complementar con otros alimentos. Tienes volver a trabajar cuando su bebé tiene 4 meses, antes de que se afiance ese periodo. Puedes pasarte a la leche en polvo, combinarlo con la lactancia materna, o bien, extraerte tu leche. Para las que quieren seguir con la lactancia materna, la cosa se complica. El sistema las ha boicoteado, y les sale bien la jugada. Muchas optan por el biberón, o bien por la mixta. Si das fórmula, aunque sea combinada con lactancia materna, posiblemente, haya un descenso de producción al no dar de mamar durante buena parte del día y tener a su bebé lejos. Eso implica tener que dar más tomas de fórmula para que el bebé no pase hambre, lo que agravará el problema. También suele ocurrir que el bebé prefiera la tetina y acabe rechazando el pezón, aunque le des tu propia leche en biberón. Otra vez, tiene mucho que ganar la industria de leche en polvo.

La lactancia, sea artificial o materna, es mucho más que alimento, así que, pasando horas separados de nuestras crías, estamos privándoles de mucho. Es un derecho fundamental de los bebés tener a sus padres cerca. El bebé está acostumbrado desde el vientre a sentirse seguro, contenido, y físicamente cerca de su madre. Así que una separación tan prematura, es un sufrimiento muy grande para ellos.

Necesidad de contacto

Necesidad de contacto

No todos los bebés lo manifiestan, (consultad sobre la indefensión aprendida) y parecen adaptarse. No lo hacemos por su bien, aunque muchos conductistas se empeñen en querer hacernos creer que deben aprender a ser «independientes». Es por el interés en tenernos alienados y emocionalmente distantes del momento tan delicado que es la crianza de un bebé. Debemos de dejar atrás nuestro comportamiento más primitivo, el de proteger a la cría, estar cerca, ocuparnos de su alimentación y todo lo demás en primera persona. Porque seguir nuestro instinto, es ser voluble, no ser racional, y eso asusta, es incontrolable. No queremos ser como los animales, pero somos animales. El sistema nos intenta tener amansados, controlados, adiestrados.

Pero el bebé, libre aún del peso de la sociedad, no entiende esa domesticación, lo único que puede aprender de ello, es que debe ser sumiso y dejar de manifestar sus emociones. Eso no es nada positivo para su maduración, por eso deberíamos poder pasar el tiempo necesario a su lado, hasta que pueda entender que no le vamos a abandonar, que estaremos ahí siempre. Es un aprendizaje que empieza con el gateo, cuando el bebé decide empezar a explorar e ir separándose de la seguridad materna o paterna. Y continúa asegurando esa independencia a medida que va logrando metas por si mismo, pero sigue necesitando el referente protector de sus progenitores cerca.

Lo más respetuoso para ellos, sería que se quedasen a cargo de alguien cuando estén preparados, no cuando nos obliga el permiso de maternidad. En cuanto a permisos, deberíamos tomar ejemplo de países como Suecia (480 días a compartir) o Noruega (392 días a compartir). En ambos países, los padres tienen la obligación de tomarse 70 días por obligación, lo que hace que puedan dar soporte a la mujer puérpera, a la vez que disfrutan y se implican con el bebé.

EL MENOSPRECIO A NUESTROS RECURSOS NATURALES

El cuerpo de la mujer se concibe como algo pecaminoso. Se les pide a las mujeres que cubran su torso porque la sociedad, enferma, ve su pecho como un símbolo erótico, no como lo que son: proveedores de alimento. Se han cosificado, se les ha dado un papel ridículo, para que olvidemos su verdadero valor. Se valora tenerlos tersos, bonitos, sin estrías, por encima de que desempeñen su función: dar alimento y consuelo a nuestros bebés.

Tenemos un recurso maravilloso a nuestro alcance, y lo estamos menospreciando. Le robamos la leche a las crías de otros animales, cuando la leche materna humana es la más indicada para nuestra especie. Seguramente, muchos se negarían a consumir productos lácteos de origen humano, lo verían aberrante. Para mí, lo extraño, es que (dejando a los veganos a un lado), veámos normal consumir carne, huevos, y fluídos de otros animales, y anormal ver a un niño de 5 años mamar.

Hace tiempo leí que una doctora había hecho yogur con sus propias bacterias vaginales, que son lactobacilos, como las de los yogures convencionales. La gente se echó las manos a la cabeza, la insultaron, y no aprobaron su experimento, alegando que la vagina contiene otras bacterias y podía llegar a ser perjudicial. Obviamente, de comercializarse ese producto, se realizarían tomando únicamente la parte de la flora bacteriana beneficiosa, pero la idea no cuajó. A mi, me pareció de lo más interesante, e informativo, investigar sobre los recursos naturales de nuestra propia especie.

Sabemos que los animales son maltratados y están en condiciones lamentables en las granjas exhaustivas, hacinados, a tope de antibióticos, sucios, infelices… Pero preferiremos un queso de dudosa calidad, fermentado con microorganismos de origen animal, al que podamos hacer con la leche de una mujer sana y de confianza. Yo lo veo muy contradictorio… No se como lo han hecho para hacernos ver la realidad tan distorsionada.

LA LECHE MATERNA ES UN RECURSO INFINITO QUE PUEDE ABASTECER A MUCHOS

Después de parir a mi hijo, ya fallecido, ya os conté en «Puerperio sin Aritz» que mis pechos se llenaron de leche. No sabéis cuanto me dolió desaprovechar ese recurso, pensar que lo estaba dejando perder… Dolía verla gotear de mi, e ignorarla, dejarla ir, como si fuese algo malo. Mi cuerpo la había preparado, tan valiosa, y nadie podría beneficiarse de ella. No tengo ningún hospital cerca con banco de leche, nadie me hubiese apoyado, tendría que haber comprado un sacaleches, conservarla y desplazarme lejos para donarla. Quizá no la hubiesen aceptado siquiera, o me hubiesen mirado como si estuviese loca por querer ayudar en mi situación. Pero os aseguro que me hubiese beneficiado mucho saber que la leche de mi hijo podía alimentar a otro bebé que la necesitara. Me hubiese liberado del peso de sentir que mi leche estaba allí para nada.

Hablando con mi pareja sobre esto, me ha dicho, que es curioso que nos paguen por donar óvulos o esperma, pero nadie compre leche materna, siendo algo tan valioso. El culpable, como siempre, es el poderoso caballero y patriarca mayor, don dinero. Con nuestras células reproductivas se puede hacer negocio, se pueden «vender» hijos a parejas con problemas de infertilidad. Genera beneficios, por tanto, pagan por ello.

Puedes donar tu leche, es un acto de generosidad, precioso, poder compartir algo tan valioso e insustituible. Pero es un bien tan escaso, que una mamá que la necesite no podrá ir a comprarla o a pedirla sin más, se da en casos extremos. Si todas donásemos, todos los bebés podrían beneficiarse de la leche materna. Pero tener bancos de leche bien abastecidos, implicaría dejar de consumir leche artificial, así que, no es buen negocio.

Dar el pecho, es un acto antisistema, es autoabastecer a tu cría, e incluso a otras, es estar al margen del consumo.

Virgo lactans

Virgo lactans

Tenemos en nuestras manos el poder de autogestionar la alimentación de nuestros hijos, el tiempo que deseemos, somos peligrosas para la industria. Muchas mujeres creen que la producción de leche es limitada, o que va decreciendo con el tiempo, e incluso deja de ser nutritiva. Errores que nos hacen interiorizar. En algunas culturas, es normal ver a niños de avanzada edad mamar. Es un recurso valioso y gratuito que se puede mantener hasta que ambos (madre e hij@) lo deseen. 

Podemos abastecer a muchos, pero nadie se lo plantea como algo deseable. Darnos ese poder, es incompatible con la estructura económica de la industria alimentaria, por eso, nos han convencido de que es mejor una alternativa láctea, que nuestra propia leche. Sería peligroso sabernos tan necesarias para la sociedad. No nos lo pueden permitir, arruinaríamos a muchos empresarios, y sacaríamos pecho, nunca mejor dicho. Nos sentiríamos como lo que somos, algo valioso para nuestra especie. Quizá demandásemos derechos, compensaciones por hacerlo, como una baja maternal digna. La mujer empoderada es un peligro para el sistema. 

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Preciosa fotografía de lactancia en tándem

 

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Abrazos mamíferos ❤

Parto de Aritz, parte III: Tengo que parir.

Se me hace una eternidad lo que tardan en preparar la habitación, siento que pariré allí en cualquier momento. Cuando llegué a urgencias ya estaba de 6 centímetros, sin vuelta atrás. Ahora debo estar muy avanzada porqué casi no tengo descanso entre contracciones y son cada vez más potentes. Voy superándolas como puedo, y excepto mi pareja, nadie me acompaña ni me dicen nada para sobrellevarlo. Me retuerzo en ésa estrecha camilla, no tengo dónde cogerme, no puedo incorporarme, estar así es una tortura… Aguanto las ganas de empujar, no quiero parir, y menos aquí.

Por fin llega el celador, a media contracción, me espera, y aunque necesitaría tomar aliento,sé que son tan seguidas que intento bajar tan rápido como puedo a la silla. Cogemos mis cosas y vamos al ascensor, y aguanto el dolor en silencio. Empiezo a estar muy mareada, tengo calor y sed, el estómago vacío y revuelto… Me parece que estoy a punto de desmayarme, y no puedo ni articular palabra. Salimos del ascensor y siento que vamos rapidísimo girando por los pasillos, bajo la mirada para no marearme más. El celador va saludando a sus compañeros, siento que todos me miran aunque no les veo. Llegamos a un pasillo y pregunta a las enfermeras: ¿es vuestra, verdad? Responden que si, y vamos hasta la última habitación del pasillo. Hay una ventana enorme por la que entra el sol, radiante, como me gustaría no estar aquí.

Vuelvo a la realidad, tengo que parir. Al menos tengo una habitación individual, lo cual es un lujo ya que necesito intimidad. Me tengo que levantar, y aviso que estoy muy mareada. Me ayudan, es una cama alta, y en cuanto me apoyo en ella, siento que es blandita, muy cómoda. Un alivio para mi dolorido cuerpo después de la dureza de la camilla y la silla. Cuando se va, le pido a mi pareja que me de zumo, aprovechando que estamos solos. Sé que no me dejarían beber, pero necesito azúcar para seguir con ésto consciente. Bebo poco, pero me ayuda mucho con el mareo y recobro energías.

Aparecen tres enfermeras y mi querido ginesaurio, que sigue serio y sin apenas hablar. Tiene que estar cabreado porqué le voy a ocupar la hora de comer. Me dice que cuando tenga ganas de empujar, avise e iremos a la sala de partos. No me lo puedo creer, ¿otro traslado? Ahora que estaba medio cómoda… Ya tenía ganas de empujar abajo, pero ahora con el mareo y al haber cambiado de sitio no lo tengo claro. Me pregunta si quiero epidural, le digo que prefiero intentarlo sin. Ya que le dicho que no quiero anestesia, aprovecho para preguntar si puedo comer o beber algo para no marearme más, que no he desayunado y lo necesito. No me dejan, de ninguna manera, y se van.

Estoy cómoda en una habitación sola con mi pareja, por fin algo de intimidad. De repente, no puedo aguantar las ganas de empujar, mi cuerpo lo hace sin que pueda controlarlo. Llamamos al personal. Llegan primero las enfermeras. Son muy dulces, me cogen de la mano, me dan ánimos, me tratan como a un ser humano, con el respeto y la delicadeza que necesita una madre que tiene que parir a su hijo ya fallecido. No puedo estar más tiempo estirada, mi cuerpo me pide verticalidad, pero no puedo moverme sola. Se lo digo a las enfermeras, pero no me entienden porqué me expreso entre gemidos. Consigo, al menos, que me levanten el cabecero de la cama. Ya no puedo evitar gritar, mezcla de dolor y miedo por lo que está a punto de ocurrir… Veo en sus caras empatia, no me juzgan y me acompañan con respeto, éso normaliza bastante la situación y me hace pensar que no tengo que temer a mi cuerpo.

El ginecólogo llega con una comadrona, me alegra verla ya que la conozco de cuando tuve mis primeros abortos, y entonces fue muy amable conmigo. Pero hoy está diferente, no me ha saludado, no me mira a la cara, me saca los calcetines bruscamente y prepara cosas mecánicamente, como si estuviese en el matadero. Se queda en segundo plano a las órdenes de «el jefe», ella, que es la persona indicada y formada para atender partos, hace el papel de ayudante… No me gusta el planteamiento, ya me imagino como van a ir las cosas con él al mando…

Mi ginecólogo está nervioso, todos lo están, ven que el parto es inminente y no tienen nada preparado, ni tiempo para ir a la sala de partos. Por el contrario, a mi me tranquiliza, ya que aquí estoy bastante cómoda y cambiar de lugar me haría estancarme otra vez. El ginecólogo, sin pedir permiso, se sienta a los pies de la cama, la pone a la altura que le conviene y me hace abrir las piernas. No me gusta que esté tan cerca, me incomoda mucho… Su pierna toca con la mía, siento el calor de su cuerpo, es desagradable. Pide el kit de nacimiento, y va dando instrucciones desde la cama, todos corren obedeciendo. Parece que su papel de espectador es fundamental, como si tuviese que estar vigilando que pasa ahí abajo para que pueda parir… No me importa en absoluto que me vea desnuda, lo que me molesta es sentirme observada, siento que frena el proceso. Y sobre todo, su actitud altiva, fría y controladora…  No me fío de él, le veo las intenciones, y le pido que no me toque, siento la piel estirándose y me duele muchísimo el más mínimo roce. Ni siquiera me contesta, y mete bruscamente su manaza en mí, todo lo dentro que puede e intenta rebuscar algo con los dedos… Le vuelvo a repetir que no me toque, ésta vez levantando la voz, no hay necesidad de que me haga éso. Saca la mano sin ni siquiera disculparse. Me muerdo la lengua.

Mi pareja se ha quedado en un rincón de la habitación, a mi izquierda, creo que está en shock y no sabe que hacer. Me gustaría que estuviese cerca, pero no le digo nada, ya que no sé si él estaría cómodo. Entiendo que se sienta abrumado y se quede al margen. A cada lado de mi cama tengo una enfermera, que me cogen de la mano, y hacen el papel más necesario, lo único que necesita una mujer pariendo: apoyo emocional. Les pido por favor ponerme de pie, o arrodillada, mi cuerpo me lo pide. Ellas me entienden, y piden permiso al «jefe», ya que él, aunque me escuche, no se dirige a mi (debe ser una norma no hablar con madres desbocadas por el dolor). Decide que no me deja porqué estaba mareada, y le maldigo por dentro… Si me hubiesen dejado comer o beber no lo estaría. Además, yo me siento con fuerzas para hacerlo en pie, ahora me siento con fuerza y determinación. Sé que puedo hacerlo, pero parece que la opinión de la que tiene que parir no cuenta. Me siento muy poco respetada, no me escucha, quiero acabar y no volver a ver a éste hombre más.

Encuentro una manera de ayudar a mi cuerpo, ya que no me deja moverme, me cojo con una mano de un enganche que cuelga sobre mi cama, y cuando viene la contracción, me levanto con todas mis fuerzas para incorporarme todo lo que puedo mientras empujo. Grito, más que por el dolor, por la tensión, la rabia y el hecho de tener que dar a luz a mi hijo sin vida… El señor dice que no lo haga, que pierdo la energía, que respire y empuje. Le diría de todo, a éste listo que nunca ha parido, si al menos estuviese vertical, no perdería la energía tirando de mi cuerpo cada vez… Ni siquiera se ha molestado en explicarme cómo empujar, pero sí abre la boca es para decirme que lo hago mal.

Las enfermeras intentan arreglarlo en la siguiente contracción, y me animan, me dicen que lo hago bien. A la siguiente me dicen: va como lo has hecho antes, que vas muy bien, y mientras lo hago siguen diciéndome que siga así. Me ayudan mucho sus palabras, sobre todo porqué tienen la única finalidad de que confíe, que me crea en mí misma y no me estanque, ya que debo hacerlo yo sola. Gracias a eso, siento que cada vez empujo mejor. Me doy cuenta que estoy apretando tanto, que también le he apretado demasiado la mano a la enfermera de mi izquierda, y le pido disculpas por ello. Me responde que está aquí para éso, que haga lo que necesite, y sus palabras me empoderan mucho. Me siento afortunada de que estén ellas allí, compensando. Ellas, haciendo bien su trabajo, están dejando en evidencia la ignorancia del ginecólogo, que no confía en mi cuerpo, que interviene porqué no sabe esperar. Me doy cuenta de que una de ellas, se ha quedado más al margen, en un rincón de la habitación. De vez en cuando se acerca para cambiar los empapadores, y me doy cuenta de que está llorando. Veo que intenta contenerse y no puede, me da pena por ella… Se que entiende de primera mano lo que estoy viviendo, siento su complicidad y comprensión. Ojalá no me entendiese tan bien, somos demasiadas las que hemos tenido que pasar por esto…

 

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Abrazos mamíferos ❤