Semanas 18 a la 20: veranito intenso!!

Biel ya ha cumplido las 20 semanas, un embarazo y medio con nosotros!! De momento lleva menos tiempo fuera que dentro, pero el tiempo vuela…

Está adorable, que voy a decir yo… es un niño muy activo, risueño y divertido. Estas últimas semanas está muy a tope, en todos los sentidos. No duerme tanto durante el día, juega muchísimo, y también llora bastante, sobre todo por la noche. Sigo echándole la culpa a los dientes, porque necesita morder mucho, y lo hace con ansia… Se le ven surcos blancos en la encía (sobre todo en la inferior), pero no acaban de despuntar. ¿Cuanto tardarán en salir? Contadme vuestras experiencias, porque nosotros llevamos más de un mes esperando verlos y no veo que avance demasiado.

Se pasa el día mordiéndose sus propios dedos también por las molestias con los dientes. Cuando está al pecho, intenta meter los dedos a la vez que mama! Y le ha dado por agarrarme tan fuerte que me hace moratones… Menos mal que me han regalado un collar de lactancia y porteo precioso de Mitetestyle! Le va muy bien para mordisquear, pero también para entretenerse tocándolo (y no arañarme ni retorcerme el pecho, o arrancarme el pelo…) y centrarse a lo que tiene que estar.

Algo que me encanta, como os he ido contando, son los arranques de ternura que tiene… Estos momentos son impagables… ❤ _<3

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Para la inflamación le damos mordedores tanto frío como del tiempo, el collar de lactancia, sus muñecos, telas, nuestros dedos… y cuando rabia mucho, un trozo de mi leche congelada, que parece que le alivia bastante. Cuando llega la noche se pone peor, pero en general, pasa el día irritable y necesita estar haciendo cosas constantemente, supongo que para desviar la atención del dolor.

Hace un par de días, que estoy experimentando con la falsa hamaquita (en realidad es una sillita grupo 0 que no usamos) a ver si logro distraerlo. Ésta se reclina completamente, así que no fuerza la posición sentado, y ya la habíamos intentado «introducir» para dejarlo algún momento, pero no la toleraba en absoluto (igual que el carrito). Como en el coche, que va bien mientras estamos en marcha, pero en cuanto paramos, odia estar atado, es un espíritu libre… Ojo! siempre tened en cuenta que el grupo 0 no debe usarse por períodos superiores a 90-120 minutos, ni en casa, ni en el coche, ni como silla de paseo 😉

Bueno, pues me he dado cuenta de que si le dejo y me ve, llora, sin embargo, si no me ve, se puede estar unos minutos ahí. Entonces, se me ocurrió ponerle de espaldas a mi, en el comedor, delante de la puerta del balcón abierta, para que viese la calle. Y le gusta! Se queda tranquilo mirando el cielo y la calle, tomando un poco el sol en los pies, sintiendo la brisa, los pajarillos… Le dejo su abejita colgando del asa por si quiere jugar, y me  pongo a hacer cosas, o a comer… y vaya invento! Hoy hasta se ha echado una cabezadita!!

Eso si, la probé para ducharme para no tener que montar el percal que os conté el otro día, y fue un drama… que horror estar duchándome y él llorando a gritos 😦

Salí de la ducha, le calmé, y a los 5 minutos probé a volver a dejarle mientras me vestía, esta vez delante del balcón de la habitación… bingo! Lo que le gusta es estar en la calle 😀 Me va genial para dejarle un rato y de mientras comer o hacer algo en casa, pero para ducharme… Aunque le dejo con el arnés atado, no me quedo tranquila dejándolo e irme a duchar sin verle… y eso que está a un par de metros y le oigo si llora. No se, ¿exagero demasiado?

Jugando se lo pasa muy bien, pero aguanta ratos cortos haciendo la misma cosa, así que voy un poco de culo 😛 También es porque es muy bruto e insistente, y se empeña en hacer cosas que todavía son difíciles para él, y se cansa mucho. Así que vamos capeando como podemos sus frustraciones, que son parte importante de su desarrollo también.

Como veis, es puro nervio!!

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Como los juguetes que tiene ya están muy vistos y necesita experiencias nuevas, le voy dando objetos para que experimente: tuppers de cocina, tapas, bolsas, moldes de silicona, papel de horno, botellas de plástico, objetos de madera… Le gustan las cosas nuevas, y si hacen ruido mejor, puede estar un buen rato simplemente agitando una bolsa de plástico (lo se, en todas pone que no deben darse a los niños, pero lo hago siempre bajo mi supervisión).

Está muy interesado por la comida, se fija en lo que nos llevamos a la boca y alarga la mano. De hecho, ya le ha robado hojas de lechuga a su padre en varias ocasiones, es un peligro! Con mi no-café de la mañana anda loco por pillarlo. Llora, le dejo tocar el vaso, y luego que lo chupe por fuera (necesita conocer con la boca)…pero el quiere chupar por arriba, dónde yo bebo… tonto no es. Le dejo hacerlo por una parte limpia y con sumo cuidado, pero no le vale… sigue frustrado porque lo que quiere probar es el líquido que hay dentro. Tengo muchas ganas de que reúna las condiciones para empezar la alimentación complementaria! Haremos BLW, y seguro que se lo pasa bomba experimentando ^_^

Bueno, de hecho, ya ha tenido un primer contacto con los sólidos… Es que, cuando salimos de paseo y nos sentamos, le dejamos que explore. Le encanta tocar, arrancar hierba, mirar todas las cosas nuevas que hay en ese suelo distinto al de casa. Y claro, lo que hace inmediatamente después de experimentar con él, es llevarse a la boca todo lo que pilla…

No me preocupa, la verdad, es bueno para formar su sistema inmune estar en contacto con gérmenes (en su justa medida), pero intento que no trague cosas todavía, más que nada porque todavía no tiene madurez para gestionarlo. Así que cuando se lleva la mano llena a la boca, le saco todo lo más que puedo, sin apartarle la mano para no generarle frustración, que pruebe lo justo, evitando que coma quilos de tierra y hojas… Así que después de esos coqueteos gastronómicos con la naturaleza, pasa unos días haciendo caca con hierbajos ^_^

Durante estas semanas hemos descubierto algunos juegos que le hacen reír a carcajadas: los sustos, taparle y destaparle la cara, cuando tengo hipo, y susurrarle cosas al oído… Eso y todo lo que implique acercarte a él, hacer ruidos, caras, o poner voces muy agudas. Y por supuesto, volar por los aires!

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El otro día su padre inventó un parque-tipi de juegos nuevo poniéndole la manta de juegos sobre el gimnasio de muñecos colganderos, y le gusto muchísimo! Cuando no sepa que hacer para entretenerle le llamaré para que me de ideas que cuando tenemos el día tontuno, se me colapsa el procesador y me quedo en blanco…

Aquí tenéis su ocurrencia:

En plena acción:

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Aunque ya se levanta con los brazos completamente estirados, para desplazarse lo hace como los soldados, hincando los antebrazos. Y al hacerlo en las mantas de juegos se encalla… y se frustra. Y en el suelo, va dejando un reguero de babas cual caracolillo y como tenemos un parqué muy liso, resbala… así que no puede avanzar y se cabrea también… Además, como se sale de las mantas (que están en plan decorativo), en el suelo, al hacer la croqueta demasiado alegremente para pasar de boca abajo a boca arriba, se da en la cabeza. No se hace daño, pero el susto del coco se lo lleva, y llora desconsoladamente…

No le gusta nada darse el golpetazo, así que veo que muchas veces sale de la manta con miedito, y cuando se cansa llora para que le rescate porque no quiere darse la vuelta. Si cuando está así le pongo la manta a un lado, se tira encima a descansar, sabe que es blandita y no teme hacerlo ahí. También ha perfeccionado el movimiento para no darse fuerte, girando el tronco lentamente, y después la cabeza, pero a veces se desequilibra, o se deja llevar por la emoción del juego y se lleva el golpe.

Creo que es un proceso más que debe aprender, pero le veo muy frustrado por no poder moverse bien y tener que estar pendiente de los cabezazos siendo tan pequeñito… En principio no queríamos usar alfombras ni nada porque hacemos movimiento libre, y creo que es básico que sienta la textura, dureza y el contacto con el suelo tal como es. Pero le veo tan limitado que al final hemos encargado una alfombra grandota a ver como le va… es finita porque no interesa que sea demasiado mullida para no entorpecer su percepción, pero tengo esperanzas de que allí se desplace mejor y no le asuste tanto rodar por el suelo. A ver como nos va con ella! 🙂

Ya os he ido contando que flipa con los gatos, les persigue, pilla todos los pelos que puede… Aquí está croqueteando para alcanzar a Maru que huye de él >:o

 

El otro día, Joy estaba encima del mueble del comedor, y él sollozaba estirándole el brazo (estuvo así 10 minutos). Cuando vio que esa técnica no servía para acercarla, empezó a cantarle: aaah, oooh, uuuh… La gata, decidió cambiar de lugar, Biel la siguió, y se partía el culo viéndola saltar a la mesa. Entonces, empezó a reír y hacerle monerías a la gata para que se acercase como hace con nosotros… es amor! ❤

 

A sus muñecos también les sonríe y les hace monerías. Con un búho que cuelga de su parque, se pone boca abajo mirándole de frente y se ríe con él. Lo hace por la parte de la cara, no por detrás, sabe perfectamente que eso es un rostro, y como es normal orientarlo para mirarse con él.

Este ha sido el resumen de estas últimas semanas, muy intensas 🙂

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Abrazos mamíferos ❤

 

Animales Mamíferos: Maru

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Maru (arriba a la izquierda) con sus hermanitos

 

Maru fue encontrada en la calle con su mamá y sus hermanos recién nacidos. Su madre, una preciosa tricolor como ella, estaba ciega y recién parida, la habían hechado de casa (no era callejera). Seguramente se deshicieron de ella para no tener que ocuparse de la infección que tenía en los ojos, que solamente requería una visita veterinaria y unas gotas.

Vimos un post en la protectora del pueblo de mi madre, Geligats, que , por cierto, hacen una labor increíble. Le enseñé las fotografias a Mamífero, y nos liamos… Quedamos para ir a conocerlos, y elegir cuál nos llamaba. Pero desde que vimos la foto ya lo sabíamos, la tricolor con la M en la frente, y ella era Maru.

Maru nació el 4 de abril del año pasado, esperamos un tiempo para que lactase, pero llegó a casa con menos de tres meses. Nos la llevamos tan pronto porque estaban muy saturados, estaba acogida en una casa particular que da refugio a los rescatados. Había muchos de gatos, y en una sola habitación convivían 3 gatos adultos, la mamá de Maru y los bebés.

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Desde el primer momento se apegó mucho a nosotros, le faltaba su mamá, y con ese vacío, nos adoptó como nuevos padres. Flip en seguida la lamió y la seguía a todas partes, vigilante, y Joy, la ignoraba. Se espaviló en seguida, recuerdo que la primera noche yo temía que no pudiese subir y bajar de nuestra cama, y le monté una rampita, pero no la necesitó, es muy atrevida.

Es la pequeña de los tres, tanto en edad como en tamaño, y sigue todavía comportándose como un bebé. Necesita el contacto, siempre se estira encima de alguna parte del cuerpo, preferiblemente mis manos y brazos. Si las retiro, estira una patita para seguir tocándome. Le encanta coger mi mano con sus patas, lamerme y darme mordisquitos de amor. Así que duermo con dos de los tres gatos pegados literalmente a mi 🙂

Es muy juguetona, corre, salta, se eriza, le pega capones a Flip y se va corriendo… Cualquier cosa le vale para entretenerse:  un palito, un trozo de plástico, papel, pelotas… Pero sus juegos preferidos son perseguir un trozo de trapillo y un cardo seco que trajimos de la montaña, le vuelve loca… y como se le queda debajo de los muebles al jugar, cuando lo volvemos a encontrar es la más feliz del mundo.

Le gusta mucho jugar con el agua también, ahora no lo hace tanto, pero el año pasado tal como me despertaba e iba al lavabo, me perseguía corriendo. Se sentaba en el lavamanos y miraba curiosa, con la cabeza de lado, el agua iba a parar dentro de ese agujero misterioso. Después intentaba cazarla metiendo la patita en el desagüe, y mojándose entera debajo al estar debajo del grifo. Ahora estamos en una casa distinta, y ha cambiado ese juego por el de sacar el tapón (es de esos que está siempre puesto) y jugar con él.

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La llamamos Maru por un gato que tiene un canal el Youtube, que juega con cajas y está regordete. Significa redond@ en japonés, y ha coincidido que se le ha puesto una barrigota redonda y le encanta jugar con las cajas. Siempre que llega una caja a casa se la dejamos para que juegue y se esconda dentro. Os dejo un video divertidísimo para que veáis como se lo pasa con una caja de cartón 😀

 

Las cortinas también son su pasión, la de la ducha la rompió el primer día, así que nos acostumbramos a dejarla recogida arriba para que durase. Y las del salón y habitación, son para su disfrute, pusimos unas muy baratas y si se rompen nos da igual. El juego es algo bueno para ellos y no lo pueden evitar, si te pasas el día intentando prohibirles algo (nunca lo conseguirás con los gatos,  y más empeño pondrán) solamente generas frustración y tensiones en la relación.

 

A Maru le causan curiosidad muchos ruiditos, y cuando los oye, ataca a cualquier objeto que ella imagina que está generándolo. Hacer algún ruido nos sirve para que venga o desviar su atención y que deje de hacer algo que no queremos que haga.

Hay maneras muy respetuosas de redirigir al animal si algo en concreto no debe hacerlo. En vez de un «no» o una bronca, es mejor reconducir al gat@ para que entienda tus preferencias hacia lo que sí puede hacer, y sobre todo ser coherente, constante y mantener la calma. Ellos intentan hacerlo «bien» si les enseñas y les das alternativas (rascadores, juguetes, atención…), pero deben percibirlo como un beneficio mútuo no como una orden.

 

Algunas conductas que por instinto o rutina, nunca conseguirás eliminar y ahí debes sopesar si vale la pena frustrar a tu gato, enfadarte y no conseguir nada, o bien ceder. Suelen ser cosas que si las valoras no son tan graves, como subirse a lugares altos, curiosear, cazar algo en movimiento… Hay gente que pretende que no suban a la mesa, cocina… Para mi es absurdo y contraproducente frustrarlos por algo así.

Hay que valorar antes de tener un animal, si es acorde con tus necesidades y estilo de vida. Por ejemplo, yo acepto que como tengo gatos no voy a tener unas cortinas de seda intactas, o habrá pelo en la tapicería, y me da igual, si eso me importase, no los tendría.

Si les dejas explorar y hacer a su antojo, pasan esas fases destructoras. Antes Maru se encaramaba a las cortinas, hasta arriba, ahora ya no, se limita a esconderse detrás, pasar corriendo y moverlas o darles algún manotazo cazando algo mientras está escondida. Así que no las ha roto, solamente tienen alguna marquita. Ya ha experimentado hasta dónde puede trepar, y ahora que lo sabe se dedica a descubrir cosas nuevas.

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Con los gatos, sobre todo si los tienes desde cachorros, es muy importante crear una relación de igualdad, y apego. Si tu gato se siente respetado y confía en ti podrás conseguir mucho, si intentas ejercer dominancia, será un desastre.

Es esencial desde que son pequeños que entiendan hasta dónde llega el juego, igual que lo aprenden con sus madres y hermanos. Simplemente con hacerles saber cuándo hacen daño y cuándo no es momento de jugar (sin violencia ni movimientos bruscos para no provocar más), ellos entienden perfectamente los límites.

Maru cuando quiere jugar ya sea con nosotros o con sus juguetes, los pisa con las patas traseras. Con la pelota lo hace mucho, y es muy gracioso porque parece que juegue a fútbol. Y cuando quiere jugar con nosotros nos pisa los pies. Si no le hacemos caso, lo siguiente es atacarlos (ya sabe controlar la fuerza, es sólo un ataque simbólico y a veces volviendo a medir sus limites), y ahí es cuando nos tenemos que quedar quietos, retirarla, y darle otra cosa o motivarla a jugar de otra manera.

Nunca se debe incitar al juego de ataque con las manos o cualquier parte del cuerpo (que no asocien «caza» contigo), y si te muerden o arañan fuerte, jamás apartarte bruscamente (aunque sangre y duela), nunca demostrar miedo o dolor, o pasarás a ser una presa a la fuga. Son cazadores y territoriales, por eso es fundamental que no te vean como un rival o una presa y para eso hay que actuar con extrema calma, sobre todo en situaciones límite.

Como buena cazadora, a Maru le fascinan los insectos, los persigue, y se los come cuando los atrapa, todos menos las arañas que deben saber fatal. Cuando ve uno por la pared o el techo y no llega se queda obcecada mirándolo, llorando, maúlla y nos dice que se lo bajemos (no lo hacemos, pero siempre nos lo dice). Lo mismo hace con las cosas que quiere ver o coger y están altas, y si te agachas, sube a tu espalda y lo coge.

En la casita que vivíamos antes teníamos jardín y podían salir a cazar, jugar y tomar el sol. Maru se lo pasaba genial, cazaba insectos (nos llegó a traer lagartijas a casa…), se subía a los árboles, corría… Se que lo hecha de menos porque cuando traemos ropa o calzado que huele a «naturaleza» lo huele con pasión.

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Es muy curiosa, y se fija mucho para aprender. Si me pongo a cocinar se sube al taburete de la cocina y me mira, si me voy a limpiar el lavabo lo mismo, allí donde vaya la tengo pegada observando. Como se fija tanto, ha aprendió que si rascaba una puerta se la abríamos, y ahora se pasa el día pidiendo paso… lo malo es que ha enseñado a Flip a hacerlo también…

Desde bebé, tiene muy claro que no le gusta que la cojan en brazos, y grita porque le da miedo. Aunque cada vez se deja más, Mamífero lo hace muy bien, la coge de vez en cuando y le enseña las cosas que están por arriba de su rango de acción, con lo que le compensa, le genera interés y disfruta de la «altura».

Además de ser divertidísima, Maru es extremadamente cariñosa y sociable. Le gusta tanto el contacto que el simple hecho de mirarla y darle atención la hace ronronear. Muchas veces no puede decidir, y va de uno a otro, sentándose encima y volviendo a cambiar porque quiere estar con los dos a la vez, es puro amor ❤

Al ser tan jovencita, cada día hace un montón de cosas que nos hacen reír con sus inventivas, juegos, miedos, reacciones… Por lo que lo pasamos bien y las penas son menos con ella en casa, es un antidepresivo natural. Todavía le quedan unos añitos de trastear hasta que sea mayorcita, y una vida entera con su presencia en casa.

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Abrazos mamíferos ❤