Un estudio, en mi opinión sensacionalista y mal planteado, publicado el pasado agosto en el diario Demography, concluye que convertirte en madre o padre, te hace infeliz, estadísticamente hablando, claro… Uno de los indicadores es que, después de el/la primer/a hij@, las personas que querían tener más de un hij@, cambian de opinión y se plantan en el primer@. Me parecen datos preocupantes, pero no por la incidencia negativa de los hij@s en la vida de sus padres, no creo que el problema sea ese. Más bien, diría que se trata más de una frustración general, del ritmo de vida, o de como afrontemos la ma/paternidad.
Una quiere ser positiva, pero luego, estando felizmente embarazada, te empiezan a llover mensajes alarmantes…
Cuando vas a tener un hij@, recibes un montón de consejos y comentarios, la mayoría sin que los pidas, y muchos no son muy alentadores. Parece que, cuando esperas un bebé, los padres experimentados, sienten la necesidad de alertarte, por si te lo quieres pensar mejor… Y los padres novatos, recibimos amenazas, del tipo:
Ya verás como te cambia la vida, aprovecha ahora, que luego…
¡No vas a tener tiempo para nada!
Es agotador cuidar de un bebé… y cuando crecen ¡es peor!
Se te acabará la buena vida, y con tu pareja no va a volver a ser igual…
No sabes lo caro que es criar a un/a hij@…
Vas a perder tu privacidad/ independencia/ cuerpo/ tiempo libre/ vida social/ juventud/ belleza/ salud/ libertad etc…
Parece que te quieran asustar, incluso convencerte de que te has equivocado para que no corras su misma suerte. Más que aconsejar, parece que te adviertan: no sabes dónde te metes ¡ilusa! Y no digo que no sea verdad, seguro que nos cambia la vida, es inevitable. Pero creo que el tinte negativo, e incluso amenazador, sobra. Pensar en que va a ser horrible, agotador y todos los inconvenientes que puede haber, no es la mejor manera de afrontar la ma/paternidad.
La mayoría suelen hablar pensando en su propia experiencia, y dicen lo que ellos sienten, sin ponerse en el lugar de los futuros padres. No se plantean qué necesitan escuchar o no. Ser padres primerizos ya es suficientemente estresante, no hace falta que nos lo pinten tan mal. Cada uno vive las cosas como las vive, y lo que para unos es terrible, para mi puede no serlo, y viceversa. Depende de muchas variables, pero sobre todo, influirá la manera como enfoquemos las cosas.
Nosotros, que hemos perdido a un hijo, y que nos ha costado tanto conseguir y mantener los embarazos, creo que lo vemos de una manera muy distinta. Estudios como el que os he comentado, y comentarios sobre «lo duro que es ser padre/madre», creo que son una falta de respeto hacia las parejas con problemas de fertilidad, que hemos sufrido por no poder tener hijos durante años o los hemos perdido. Eso si que es duro, te cambia la vida, agota, y desestabiliza la pareja.
Creo que cuando nos embarcamos en esto de traer hij@s al mundo, siendo responsables y conscientes de buscarlos, lo hacemos con madurez y realismo. Ya sabemos que no es fácil, que puede ser muy duro, pero si lo hacemos es porque lo asumimos como contrapunto. Así que, no es necesario que vayan avisando, ni dramatizando tanto. Yo ya me he imaginado cansada, sin tiempo libre, durmiendo poco y menos, e incluso superada por situaciones que ni llego a saber. Pero acepto ese reto, entiendo que es parte de la maternidad encontrarse con momentos desagradables, imprevistos, agobios… Y he decidido que me compensa tener un hijo por encima de esos factores.
Tampoco preferiría que alguien cuidase de mis hij@s (si me lo pudiese permitir) para descansar, quiero vivirlo, creo que es parte del rol de madre/padre. Al menos, a mi modo de enfocar la maternidad, es algo que, por duro que sea, creo que nos vincula a nuestros hijos. Si lo vivimos en paz, aceptando lo bueno y lo malo, puede ser una experiencia muy enriquecedora dar tanto por ellos. Me llena superar situaciones en las que pueda dar lo mejor de mi, que requieran esfuerzo, dedicación. Si es gratificante subir una montaña, ¿como debe ser criar a un hij@?
Sabemos que es un gran sacrificio, que tendremos que prescindir de muchas cosas, cambiar rutinas, hábitos, y dedicar nuestro tiempo por completo a nuestro hijo. Somos conscientes que tener un hijo es una gran responsabilidad, y que sufriremos por su bienestar durante toda la vida. Tener hijos es irreversible, nunca dejaremos de ser sus padres. Es una gran obligación, pero la escogemos a voluntad, y con gusto deberemos llevarla.
Tener a un pequeño ser tan dependiente y demandante puede ser agotador, física y emocionalmente. Puede agobiar sentir que tienes una vida distinta, que estás atad@, que dejas de ser tu mism@ para ser padre o madre casi en exclusiva (al menos durante los primeros años de su vida). Pero, aunque entiendo que pueda ser agotador e incluso desquiciante en ciertos momentos, para mi, es algo que no me hecha para atrás. Tengo ganas de pasar de ser pareja a familia, de ser mujer y madre, todo a la vez. Será que estoy muy maternal, pero es lo que me apetece hacer desde hace años.
Creo que los padres que lamentan haber perdido su anterior vida, o lo dicen porque están en un mal momento, o bien, no tomaron la decisión de ser padres con la suficiente consciencia. Es una pena que una familia sea infeliz, y que sus hijos sean criados por padres dolidos, simplemente por no plantearse con madurez qué implica ser padres.
A algunos les preocupa no poder tener vida íntima, o que esta cambie, y pase a un segundo plano. Esto puede hacer mella en la relación de pareja, y es algo que no sabremos como lo afrontaremos hasta que pasemos por ello. El cansancio y la dedicación que requiere un bebé, obviamente, cambia el orden de prioridades de la pareja. Por eso tenemos que tener en cuenta que es una etapa, es temporal, y aceptar, no podemos pretender que todo siga igual. Simplemente tendremos adaptarnos a la nueva situación, y sobre todo, no culpabilizar a tu pareja porque las cosas han cambiado.
Ambos deciden ser padres, así que, si hay algún punto que desequilibre la relación, se debe equilibrar también en equipo, no como enemigos. Es importante mantener la comunicación, compartir como nos sentimos, hablar de cuáles son las cosas que nos molestan sin recriminar nada, y buscar soluciones entre los dos.
Mamífero y yo, tenemos claro que nuestra vida cambiará, y es lo que queremos, por eso hemos querido tener hijos. Sabemos que pasarán a ser prioridades, estarán por encima de nuestras necesidades y serán el centro de nuestra vida. Por tanto, siendo responsables del camino que tomamos, no podremos pretender volver a nuestra antigua vida, tenemos que tenerlo claro. Por duro que sea, seguro que tiene muchas más cosas que lo compensarán de lleno, y queremos vivirlo. Además, tenemos muy claro que ya tendremos tiempo de volver a ser pareja, de volver a estar solos cuando nuestros hijos crezcan. Esos años pasarán rápido, y son pocos comparados con la vida entera.
Quizá, el hecho de tener tantos impedimentos para tener un hijo nos ha hecho idealizarlo, o a lo mejor, es que por eso, sabemos valorarlo más. En cualquier caso, yo siempre había imaginado dedicarme a mis hijos y sumergirme en ello. Nunca he temido perder mi independencia. He ido «a mi rollo» muchos años, y he sido muy feliz sin responsabilidades (al menos no tan grandes como un hijo) y creo que ya disfruté la libertad. No me preocupa nada tener prescindir de mis lecturas, aficiones y tiempo de relax. Y si tengo que pasar unos años dedicando mi poco tiempo libre a obligaciones, y dejar de jugar a juegos de mesa para jugar a juegos de niños, pues lo haré encantada, y disfrutaré con ello.
Por muy malos momentos que se pasen, creo que hay infinitamente muchas más vivencias enriquecedoras. Quizá a muchos les cueste verlo cuando están inmersos en una situación complicada, y entiendo que las cosas se pueden ver muy negras en ciertas circunstancias. Pero creo que a la mayoría de madres y padres, cuando ven a su hij@ sonreir, se les olvidan todos los males.
Yo me quedo con los consejos que me sirven, los que dicen con amor, como:
Ya verás cuanta felicidad os trae este bebé, ¡le vais a querer tanto!
Por mi hij@ daría la vida.
Gracias a mi hij@ soy mejor persona.
De lo malo ni me acuerdo, tener un hij@ es lo mejor que me ha pasado en la vida.
Disfrutadl@, ¡crecen tan rápido!
Formar una familia es la etapa más bonita de la vida.
Nada es tan potente como el amor que sientes por un/a hij@.
Ser madre/padre, te cambia la vida, la mejora.

En conclusión, por mucho que digan y adviertan, no creo que ningún padre o madre responsable, se arrepienta nunca de haber tenido hijos. La gente se suele quejar y minusvalorar lo que tienen, pero realmente, creo que solo es de «boquilla». Muy mala tiene que haber sido tu experiencia, o tu situación para que desees no haber tenido hijos. Al final, son etapas, duras quizá, pero un hij@ es un tesoro para toda la vida.
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Abrazos mamíferos ❤