12 semanas, la crisis de los tres meses

Ayer miércoles 18 de mayo Biel cumplió 12 semanas!!

Casi tres meses de vida fuera de mi, y casi un año de su vida completa desde que nuestras células se fusionaron y empezaron a dividirse. El 27 de mayo hará un año exacto de mi FUR (fecha de la última regla) de su embarazo, fecha del último aborto que tuve antes de concebirlo. Catorce días exactos después, ovulé y Biel empezó a formarse en mi útero. Como va pasando el tiempo!!!

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El día 24 cumplirá los tres meses, y ya hace algo más de una semana que estamos en la crisis de los tres meses… Supongo que si empieza antes, también acabará antes, verdad?…

Tiene un brote de crecimiento de manual, con todos sus síntomas y peculiaridades. Es duro, mucho, pero se me hicieron peores las dos primeras con tanta demanda junto con los cólicos y los problemas de lactancia que atravesamos. Lo peor de esta es que según dicen, dura más tiempo, pudiéndose alargar hasta un mes.

Como os conté en esta entrada, Biel está muy atento a todo lo que pasa a su alrededor, demasiado. Tanto, que se distrae con cualquier ruido, o cosa que se mueva cerca. Así que dormirle o darle el pecho se nos hace más complicado, porque se distrae y le cuesta volver a coger el hilo. Además estira mucho del pezón, tira todo su cuerpo hacia atrás y se lo lleva como si fuese elástico… Ya los tengo tan dados de si que ni me duelen.

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Como os he ido contando, empezó a hacer algunas tomas sin pezoneras, y en un par de días las hacía casi todas sin, solamente las necesitábamos por la noche. Después de esos dos días, ya no las ha querido más, no las necesita, y las rechaza. De hecho, creo que la crisis ha ayudado, parece que no las quiere para poder estirar bien fuerte del pezón XD

Los primeros días que estuvo entrando en la crisis no sabía si era porque tenía confusión por el cambio, y si lo veía inquieto mamando y dejando el pezón repetidamente, le ponía la pezonera a ver si mejoraba, pero entonces se ponía a llorar. Tan radical ha sido el cambio, que ya llevamos toda esta semana sin usarlas, ya las he esterilizado y guardado, a la espera de no volverlas a necesitar más!! Así que el proceso de dejar las pezoneras que yo imaginaba largo, difícil (al principio no veía claro que supiese volver a cogerse del pezón…), y mucho más adelante… ha sido al final facilísimo, antes de lo previsto, espontáneo, sin pretenderlo y por elección suya, que es lo mejor 🙂

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Hago un inciso, para contaros algo que me pasó el otro día: me quedé con la maneta de la puerta de una habitación en la mano. La puerta estaba cerrada, y di por hecho que se había roto y me había quedado encerrada… Me agobié un montón por un momento, pero por suerte, llevaba a Biel en la mochila conmigo, si me quedo encerrada con él en otra parte de la casa me da algo!! Así que respiré y pensé: buah! menos mal que ya no necesitamos las pezoneras, si no puedo abrir, nos quedamos aquí juntitos teteando hasta que llegue Mamífero, sin problema! Luego recoloqué la maneta y funcionaba perfectamente, pero el susto me lo llevé por unos segundos. Cuando usábamos las pezoneras me angustiaba mucho olvidármelas y no poder darle teta…

Se nota que ha crecido, hace un par de semanas ya que las tomas empezaron a ser muy cortas, 15 minutos como mucho, o menos. Hace tomas muy eficientes al estar más mayorcito y experimentado. Eso, para Biel que antes se tiraba una hora es mucho cambio. Ahora, con esta crisis las tomas se hacen interminables otra vez, pero en otro sentido… da dos chupadas, para y se ríe, balbucea, me hace carantoñas… da dos chupaditas más y se pone tenso, arquea la espalda, se retuerce estirándo del pezón y llora. Cuando se calma, vuelve otra vez, hasta que le distrae un ruido o directamente se gira a mirar algo o a buscarlo. Así mil veces durante la toma.

De de día pasa bastante de la teta, hay que ir recordándole que tiene que comer. Muchas veces quiere mamar mientras me muevo, si me siento la lía, necesita caña. Prefiere ir viendo cosas, hablar conmigo o con las cosas que ve, y chuparse los puños antes que mamar. Le doy lo que quiere para que esté contento y voy con las tetas a aire para que vaya picoteando. Esto pasa durante el día, por la noche todo lo contrario, solamente quiere teta, y con ansia, y hace tomas más «normales», pero bastante a menudo, más todavía que normalmente…

También hace menos cacas, ha pasado de hacer 5 -7, a un par o tres solamente al día. Eso si, está quejicoso durante horas hasta que la suelta, y las hace bien grandotas. De peso no se como iremos, lo normal es que este mes cojan menos peso, ya veremos en la revisión de los tres meses.

Los pechos si que los tengo más blandos, pero eso ya me pasa desde el primer mes de vida. Eso si, se hinchan a medida que pasan las horas, y si no alterno los pechos en alguna toma, la teta olvidada se pone como un globo y dura  (por las noches sobre todo, porque le doy en piloto automático y ni me planteo cambiar de lado muchas veces..).

Se supone que ahora tarda 2,2 minutos en desencadenarse el reflejo de eyección, por eso se ponen nerviosos la mayoría de bebés. En mi caso, eso lo empecé a notar en la anterior crisis, y ahora casi nunca nos pasa. En la moyoría de tomas la leche me rebosa literalmente, de ambos pechos, tanto que se llega a atragantar. Y claro, eso le hace llorar y enfadarse también. Tengo tal cantidad de leche, que  la he visto salir a chorro durante unos segundos cuando deja el pezón xD

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Por suerte, el porteo sigue funcionando de maravilla para dormirle durante el día, lo malo es cuando llegan las 8 de la tarde-noche… Entonces es cuando suele llegar Mamífero de trabajar, y me gusta aprovechar para comer algo, relajarme un rato, ducharme, desconectar, descansar… Pero entonces se le junta el cansancio del día con la demanda de teta, y la crisis hace las tomas muy largas, con lo que se nos tira la noche encima. Ya vamos bastante ajustados de tiempo porque cuando llega Mamífero nos hemos de duchar los dos, bañar a Biel, cenar, y estar juntos un ratito.

Pero estos días vamos de culo, porque no acaba nunca de mamar, me ducho a las mil, y ceno tarde y mal, peor si cabe. Normalmente puedo cenar dándole pecho, pero, estando así, que se mueve tanto y hay que recolocarle, calmarlo… y no ceno bien. Y si hacemos turnos, cuando lo tiene Mamífero no para de llorar, porque solamente se calma con teta, y tampoco ceno a gusto sabiendo que está mal. La mayoría de días me tengo que ir con el último bocado de cena a estirarme con él en la cama, que es la única manera de que haga la toma entera y seguida y se calme. Estirarme recién cenada me hace tener unas digestiones pesadísimas…

Ya me lo tomo con toda la calma que puedo, ofrezco a menudo antes de que se desespere, le doy pecho andando por la casa si hace falta, y le dejo todo el tiempo y las interrupciones que necesite, respetando sus tiempos, sin forzar, ni quitarle el pecho de delante. Y aunque parece que no quiere más, siempre lo vuelve a coger al poco, así que cuanto más a mano lo tenga, más come. Cuando el cansancio y la desesperación me ganan (normalmente por la tarde-noche), pienso que es una etapa más, que eso significa que está creciendo, y que saldremos reforzados de ella. Y si tengo tiempo y Biel no está montando un pollo, me doy una ducha bien larga y caliente y desconecto para volver a la carga de las tomas nocturnas más fresca. Ya pasará la crisis y todo volverá a su cauce 🙂

Por cierto, ayer justamente, Biel hizo su primera toma de contacto voluntaria con Maru, e hizo o que mejor hace como buen monete… Se la quedó mirando, alargó la mano, abrió el puño, agarró pelo de su lomo y tiró de él como nos hace a nosotros. Maru, pobrecita, aguantó estoicamente porque, aunque le tiene miedito, quiere saber que es y empezar una relación, con él. El inicio de una buena y larga relación, ya que son los peques de la casa y compartirán muchos años de juegos.

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Abrazos mamíferos ❤

Bielcornio

Va de pezoneras, again… pero esta vez breve, y en clave humorística.Esta es ya, oficialmente, la semana de las pezoneras en Mamiferizando! Prometo cambiar de tema pronto 😉

Como os conté en nuestra experiencia con las pezoneras, usar este artilugio para dar pecho nos ha ayudado muchísimo, pero también han sido en ocasiones un engorro, y otras, motivo de risa. A menudo nos quedamos ambos dormidos durante las tomas nocturnas, colechamos, y a Biel le gusta estar bien pegado a mi, si puede ser agarrándome un pecho con la mano para tenerlo controlado. Y claro, si hay una pezonera interfiriendo, puede ser que esta acabe en cualquier parte con los movimientos nocturnos.

Después de varias tomas, cuando ambas están sucias, toca ir a lavarlas, pero antes, hay que encontrarlas entre las sábanas… Y muchas veces, me las he encontrado pegadas literalmente a mi hijo… xD

…Porque pone la cara encima, porque se revuelve y van a parar donde sea… y como son de una finísima silicona que se adhiere fácilmente si está húmeda, quedan pegadas allí donde caen.

A veces, lo coge Mamífero cuando está dormido, y se lo lleva con la pezonera pegada, y si no la vemos, puede caerse en cualquier parte… Eso o que la tiremos sin querer porque son transparentes y ligeras, vamos, que se confunden en seguida… yo ya las he rescatado de la basura un par de veces!

Y para muestra de lo gracioso que es encontrarse a tu bebé con un pezón de plástico pegado, os dejo estas fotos en las que se convirtió en un Bielcornio ❤

 

 

Pezoneras y prepararse para la lactancia

Quería añadir a la entrada de ayer unas cuantas cosas que me parece importante que queden claras. Ya que hablé de las bondades de las pezoneras, debo remarcar que no deben usarse a la ligera, tienen un sentido y no están indicadas en todos los casos. Muchas mamás salen ya del hospital con unas pezoneras puestas (e incluso las llevan ya antes del nacimiento por si acaso…), recomendadas alegremente por algún sanitari@, sin que haya verdadero motivo para ello, y es algo que puede tener consecuencias. Introducirlas o retirarlas, es un proceso que puede confundir al bebé, sobre todo en los primeros días o meses de lactancia, por eso, debe ser supervisado y aconsejado por alguien formado en lactancia. La primera impronta que recibe el bebé debe de ser el pecho de su madre, sin interferencias, ya que esto es vital para que se establezca correctamente la lactancia.

Las pezoneras son una herramienta muy útil cuando YA existe un problema que las requiera. NUNCA deben ponerse de manera preventiva (porque dicen que facilitan el agarre, porque creo que no podré dar pecho por la forma de mis pezones, para que no me duela los primeros días…), o por tener los pezones planos o invertidos (eso no impide un buen agarre), o porque te las recomiende una amiga, ni siquiera si te lo dicen en el hospital. Un profesional de la salud que no esté debidamente formado en lactancia no debe hacer recomendaciones de este tipo. Si existe un problema de grietas o agarre debe consultarse con una asesora de lactancia o alguien formado específicamente para ello.

Cualquier interferencia en la lactancia, como el uso de pezoneras, puede repercutir negativamente en el establecimiento de esta y su duración. Las pezoneras de cera de abeja son distintas a estas, y están contraindicadas al poder contener esporas que provoquen botulismo en nuestros bebés. Muchas mujeres creen, o les recomiendan, que hay que preparar el pezón o hidratarlo de más durante el embarazo, nada más lejos de la realidad. No es necesario preparar los pechos para la lactancia, ni hidratarlos, no hay nada que haya demostrado que prevenga futuros problemas, y algunos métodos pueden ser contraproducentes.

En el pezón no hay que aplicar cremas para hidratar, curar (cremas de lanolina) o prevenir grietas de ningún tipo, eso, aunque a muchas les ha funcionado y parece que alivia, puede derivar en otros problemas. Lo único que puede ponerse en caso de grietas, es aceite de oliva y dejar el pezón al aire todo lo posible. Si la herida es más profunda o sangra, consultad con un/a expert@ en lactancia o un médico para saber como curarlas, nunca apliquéis nada en el pecho sin estar seguras de que no es nocivo para el bebé, aunque sea algo natural puede estar desaconsejado.

Tampoco son necesarios los formadores de pezón, recordemos que el bebé succiona la areola, tratar de sacar el pezón no es necesario para amamantar. Tampoco es cierto que los pezones deban endurecerse, hacer callo, o doler las primeras semanas. Si hay dolor, no vayas ala farmacia a por un paliativo, consulta con un expert@ para verificar y solucionar el problema de raíz.

El resto de mamíferas no preparan sus pezones para eso y consiguen alimentar a sus cachorros con éxito. Simplemente confía, tu cuerpo funciona, puedes hacerlo 😉 

Espero que esta información y los recursos que aporto os sean de ayuda para tener una sana y feliz lactancia 🙂

Os dejo un par de fotos de una de las tomas que hicimos ayer sin pezonera!! 😀

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Abrazos mamíferos ❤

 

Nuestra experiencia con las pezoneras

Como os conté en las entradas sobre nuestro primer mes de lactancia (podéis verlas aquí: primera, segunda, y tercera parte), estamos usando pezoneras para que Biel pueda cogerse bien al pecho, ya que tiene un frenillo tipo 4 que le acorta la lengua, dificultando que pueda alimentarse adecuadamente sin esta ayuda. Por el tipo de frenillo, no nos recomendaron la intervención, que es algo más complicada que el simple corte de la piel bajo la lengua, y eso tampoco nos garantizaba que se solucionase su problema. Nos queda entonces, esperar a que crezca su boca y mejore su agarre por si solo.

Las asesoras de lactancia nos recomendaron seguir con las pezoneras hasta que viésemos que a Biel le sea posible mamar sin ellas, y no tener prisa en sacarlas. A mi me preocupaba en un principio que le diesen algún problema, pero no tiene ningún efecto negativo para su desarrollo. Me quedaba todavía la inquietud de que eso afectase a nuestra lactancia, a la producción de leche y el correcto vaciado del pecho, o que, después de tanto tiempo con pezoneras, Biel no supiese agarrarse sin ellas.

Por lo primero, me quedé tranquila al saber que las pezoneras de ahora, que son de silicona muy fina, no interfieren en la correcta succión. Las de antes (de caucho o látex) eran más gruesas y si que podían causar problemas, pero estas son como un guante para el pezón. Podéis ver lo distintas que son las pezoneras de caucho (izquierda) o las de silicona (derecha). Yo uso esta misma, de Medela, tienen 3 tallas, y es importante elegir las adecuadas para que la lactancia no se vea afectada.

Hay muchas marcas y formas de pezonera, y suelen llevar una parte más achatada que se orienta a la nariz del bebé, para no se ahogue si se dan la vuelta o se despegan, algo que pasa muy a menudo.

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Estaba tranquila entonces con el hecho de poder mantener una buena lactancia de esta manera, pero claro, depender de las pezoneras es un engorro… Tienes que llevarlas siempre encima en su estuche, lavarlas, humedecerlas (porque secas no se enganchan nada a la piel), colocarlas bien haciendo el vacío para que no se caigan…

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Y hecho todo esto, poner al bebé al pecho, que seguramente, te dará un manotazo tirando la pezonera al suelo, y vuelta a empezar… Y si eso nos pilla fuera de casa, y porteando, es una dificultad añadida. Eso hace que tanto la madre como el bebé hambriento, pierdan tiempo y ganen ansiedad…con lo fácil que es sacarse la teta y a comer!! Por no hablar de que varias veces en la toma (o muchas si está cansado o inquieto), se saldrá la pezonera (suele ir llena de leche, mojándolo todo…), y la tendrás que colocar tantas veces como haga falta.

Y es que, claro, el instinto de monete de los bebés hace que se agarren literalmente al pecho, y si hay elementos circundándolos, los cogerán seguro. Muchas veces Biel la coge y cierra el puño bien fuerte, enfadado, y es un drama: llora de hambre porque no tiene dónde agarrarse, y no suelta la pezonera que acaba de quitarme. Otras veces la saca, y la coge con ambas manos y sigue chupando de ahí el pobre, hasta que se da cuenta que aquello no da leche… Y cuando se duerme al pecho (el 80% de las tomas), al dejar caer la cabecita, se suelta la pezonera y se desvela, o le queda a la altura del ojo o algún otro lugar molesto que le despierta. Vamos, que son un buenísimo invento, a nosotros nos han salvado la lactancia, pero tienen sus inconvenientes.

EDITO: Para enlazaros esta entrada, en la que he añadido y aclarado varios puntos sobre el uso consciente de pezoneras 😉

Yo iba probando a ver si Biel podía cogerse al pecho sin ellas, para que no se olvidase de como hacerlo, pero no, ya no reconocía el pezón. Y pese a saber que no hay ningún problema en seguir la lactancia el tiempo que sea con pezoneras, me daba mucha pena que hubiese olvidado como hacerlo… Hasta hace un par de semanas, que consiguió cogerse tras varios intentos, pero al ver que no succionaba correctamente me avisaba con un par de gruñidos de frustración (que desembocaban en llanto si no le colocaba la pezonera) que aquello no le funcionaba. Seguí ofreciéndole sin pezonera, muy de tanto en tanto para ir viendo su reacción, pero sin insistir ni agobiarle a menudo para que no cogiese aversión, y siempre me decía que no.

Hasta que la semana pasada, que estaba dándole el pecho, y en una de estas, se cae la pezonera y noté algo distinto, cuando miré, estaba enganchado al pezón directamente! 😀 Me emocioné mucho, sobre todo porqué había sido de una manera tan natural, sin pretenderlo, y salió perfecto! Siguió mamando un par de minutos más solamente, pero me esperanzó mucho ver que él solito se había reencontrado con mi pezón. Y para mayor alegría, hace unos días, hizo una toma entera sin pezonera, sin quejarse! Le di a probar a ver si lo cogía, y a la primera. Al ver que él seguía sin rechistar, lo dejé que acabase la toma, y tan a gusto.

Sigue sin cogerse bien del todo, haciendo chasquidos, pero siento que al tener la boca algo más grande, le cuesta mucho menos que antes. No hace tanto esfuerzo como cuando nació, que me machacaba los pezones de lo fuerte que tenía que chupar para que no se le escapase y sacar algo de leche. La toma no fue más larga de lo normal, y quedó saciado, no como en las primeras semanas de lactancia sin pezoneras que podía pasarse el día mamando y quedarse con hambre.

No sabéis la alegría que siento al ver que ha mejorado por si solo, y que seguramente, algún día podremos prescindir de las pezoneras. Para él será una gran mejora, porque con las pezoneras traga mucho aire y lo pasa mal con los gases… Poco a poco, iremos haciendo más tomas sin ellas hasta dejarlas, sin prisa, pero avanzamos!!  Eso me ha dado seguridad, porque al depender de las pezoneras, era un poco agobiante si Biel se ponía intranquilo en cualquier lugar, tener que ponérmelas para consolarlo. Ahora se que en cualquier momento que lo necesite, puedo darle el pecho sin hacerle esperar. Muchas veces solamente quiere un par de chupadas para tranquilizarse o acabar de dormirse, y era un engorro depender de tener siempre una pezonera limpia a mano.

Espero que esta aventurilla pezonil tenga pronto un feliz desenlace, para que ambos estemos más tranquilos y teteando mucho tiempo sin silicona entre ambos 🙂

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Abrazos mamíferos ❤

Una bisabuela moderna

Hace un par de semanas fuimos a visitar a la bisabuela de Biel por parte de la familia de Mamífero, es decir, la madre de su padre. Es una supermujer, a sus 95 añazos y con sus achaques, vive sola, se lo hace todo ella (incluso lava la ropa a mano!) tiene el piso inmaculado, y la cabeza mejor puesta que gente mucho más joven. Es una republicana de armas tomar, más indignada que todos los del 15M juntos. Si por ella fuese, mandaba a todos los políticos al paro, o a algún sitio peor… Una mujer con mucho carácter, y muchas vivencias a sus espaldas.

Se puso loca de contenta al conocerle, le hacía mucha ilusión conocer al más peque de la familia. Fue muy emocionante verles juntos, les separan 95 años, pero en seguida conectaron: ella le hacía carantoñas y Biel le reía las gracias. Y hablando con ella, me impactó que comparta nuestro estilo de crianza, mucho más que con personas de generaciones posteriores a la suya, o algunos jóvenes de ahora. Nuestro tipo de crianza choca con el de muchos, y a menudo nuestras generaciones anteriores  lo consideran moderneces o modas pasajeras, y fue bueno comprobar que para ella, eran cosas obvias. Y es que ella viene de una época en que las mujeres lo hacían todo tal como les dictaba el instinto y como lo veían hacer a sus comadres, no como ahora, que estamos desconectadas y aprendemos de libros o artículos.

LA TETA ES LO MEJOR

Fue lo primero que nos dijo, que ella crió a sus 4 hijos así, y que a uno de ellos con sólo leche en uno de los pechos. Explicó que le hicieron unos cortes en el pezón porqué los tenía planos (omg, qué barbaridad!!), y aún con las heridas abiertas, no dejó de amamantar. Nos contó también, que uno de sus hijos cogió el tifus, y que gracias al pecho, únicamente con sus nutrientes y defensas, salió adelante. Todo un ejemplo de como las mujeres creían en su capacidad de lactar o de la calidad de su leche, aún con dificultades, no se cuestionó ni un momento poderlo hacer.

Hoy día, desde que estás embarazada, escuchas cientos de veces: darás pecho «si puedes», «ojalá» tengas leche, «intenta» darle teta al menos los primeros días/meses, no pasa nada «si no puedes», si no tienes «suficiente» leche, si tu leche no es «buena» … es tanta la duda por desconocimiento, que siembran la desconfianza en nosotras, y partimos de la base que la lactancia es algo difícil, que no está en nuestras manos, que depende de la suerte. Y claro que existen dificultades, pero lo normal es que se pueda pese a ellas, ya que es muy mínimo el porcentaje de mujeres que de ninguna manera pueden dar el pecho. No hay casi nada que no se pueda solucionar con confianza y con una buena asesora de lactancia. Antes, al no partir de la desconfianza y no tener la facilidad de adquirir leche de fórmula, no fracasaban tantas lactancias como ahora.

Decía orgullosa que ella se sacaba la teta dónde hiciera falta, y que no entiende el pudor y el escándalo que algunos le ven a alimentar a un bebé en público con lactancia materna. Esto es algo que a muchas no nos importa, pero por desgracia existen el pudor y las miradas sucias. Los pechos se tienden a ver más como un objeto sexual que como proveedores de alimento… Se percibe normal llevar un escote sugerente pero para amamantar a tu hijo prefieren que te tapes o escondas.

CHUPETE, ¿PARA QUÉ?.. HABIENDO TETA! 

Me preguntó si le daba chupete, y al contestarle que no, que lo calmaba con el pecho, me dijo que hacía muy bien. Hablamos de como les consuela la teta, de que sirve de mucho más que de alimento, lo beneficioso que es el calorcito y la seguridad que les da el contacto con el cuerpo de mamá. Me dijo: dale toda la teta que quieras, y mímalo mucho! Que esté a gustito ahora que puede, que en la vida ya se sufre mucho.

Lo típico es es que te recomienden las bondades del chupete, ese gran invento, lo tranquilos que se quedan ellos y los padres a su vez. Pero lo mismo consigue la teta, con el beneficio añadido de vincular ese efecto de calma a su madre, en vez del auto-consuelo. A esto, muchos dirían que eso les hace dependientes, que mimar y consentir a los bebés es un error… Nada más lejos de la realidad, está demostrado que debemos atender sus necesidades emocionales ya que ellos no tienen la madurez para autogestionarlas. Mimad a vuestros hij@s, que ya tendrán años por delante de independencia y tenerse que buscar la vida. Aprovechad ahora, que luego echareis de menos que os necesiten tanto! 😉

INSTINTO, CRIANZA CON APEGO Y RESPETO A LAS NECESIDADES DEL BEBÉ

Al ver que lo llevaba en la mochila me dijo: qué a gusto van ahí dentro!! No vaticinó como hace casi todo el mundo, que me dolería la espalda, que cuando pese más ya veré, que el carrito es mucho más práctico, que si puede ser malo ir ahí tantas horas, que se malacostumbrará a los brazos… Ella vio en seguida el lado positivo, y sin haberse informado previamente de los múltiples beneficios del porteo (no me extenderé ahora pues dan para otro post), se centró en que era lo mejor para el bebé.

La bisabuela de Biel entiende perfectamente que esa necesidad de contacto tan pasional que tienen los bebés es sana, normal y necesaria. En ningún momento vio raro que colechemos, que lo portee, y que estemos disponibles para él en todo momento. Para los bebés, el cuerpo de su madre es su lugar seguro, es una cuestión de supervivencia, están programados para eso. Instintivamente saben que sin el calor, la protección y el alimento cerca, morirían. Si no se sienten seguros (aunque no lloren pueden sentir desamparo) segregan cortisol, algo que les hace vulnerables a enfermar y puede marcarles de por vida.

OPINÓLOGOS, NO GRACIAS.

Cuando estás embarazada o eres madre primeriza recibes consejos, sin pedirlos, por todas partes, y además, se pone en tela de juicio como vas a hacer ciertas cosas. Te repiten tanto las cosas (normalmente son siempre los mismos temas) que si no te informas por tu cuenta, o dejas a tu instinto tomar las riendas, puedes acabar haciendo las cosas por inercia y luego arrepentirte de no haber tomado tú las decisiones. Te dicen: si lo coges en brazos siempre te tomará el pelo, si duerme en vuestra cama no lo sacarás nunca, no pasa nada por dar chupete/biberón/papillas… Obviamente no pasa nada, pero se trata de que lo hagas tomando la decisión, no por falta de apoyo o recursos.

Los padres primerizos no necesitan tantos egos con más experiencia que tu, sino creer en ellos mismos y confiar en que hacen las cosas bien. Para eso: menos hablar y más escuchar sus puntos de vista, apoyo, y respeto a su forma de criar. Las frases tipo: todos los bebés son de tal manera, o lo mejor es tal, o lo que le pasa al bebé es que tiene sueño/hambre/dolor de barriga… son erróneas. Nadie conoce mejor a su hij@ que su madre o su padre, es algo que me dijo la bisabuela cuando Biel lloró. Muchas veces, cuando ven a un bebé llorar, no pueden evitar hacer una porra: seguro que tiene sueño, dale teta a ver, tendrá frío que lleva muy poca ropa (esto te lo dicen sin que lleguen a llorar, es la frase comodín), será que le duele la tripa…

Cuando su bisabuela lo tenia en brazos y se le puso a llorar, me lo pasó y dijo: mira a ver tu que lo conoces mejor que nadie, sin más. Es de agradecer, porque aunque una sabe que conoce a su hijo, es bastante agobiante que empiecen a hacer suposiciones sobre qué le pasa, como si tu sola no pudieses «arreglarlo». Supongo que te vas impermeabilizando a los comentarios, pero cuando estrenas maternidad, generan ansiedad e inseguridades. Además quienes dicen esas cosas, suelen ser madres experimentadísimas, por lo que te pueden hacer dudar de tu instinto cuando tienes que estar conectada a él más que nunca. Quienes hablan sin tener en cuenta lo vulnerable que estás, es porque no se acuerdan ya de como lo pasaron cuando estaban en tu situación, es triste que se olviden…

En cuanto a las otras afirmaciones, las consecuencias del tipo de crianza solamente os incumben a ti y a tu pareja. No se trata de quien está en lo correcto, sino de que cada familia haga las cosas a su manera, sin coartarles con opiniones o experiencias.  Creo que todas las madres y padres intentan hacerlo lo mejor posible. Está en su mano informarse o pedir consejo, pero si no lo piden, demos por hecho que son adultos y saben lo que hacen. Si no compartimos, respetemos igualmente, y si no entendemos, podemos preguntar, que seguro tienen motivos de peso para hacer lo que hacen. La maternidad es un continuo aprendizaje y cada familia debe encontrar su camino por si misma, las experiencias de unos no tienen porqué servirles a otros.

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Abrazos mamíferos ❤

Primer mes de lactancia III

 

Podéis leer la primera aquí y segunda parte aquí.

Seguimos yendo al centro de salud cada semana para pesarlo, le he he cogido aversión a esa balanza, la Pediasauria, la enfermera…Me preguntaban cada vez como era mi leche, si era aguada, que de qué color era… pues es normal, como la leche tiene que ser!! Como dice Laia, ¿acaso hay vacas que dan leche desnatada? ¿Porqué vamos a dudar de nuestra propia leche? Cuantos niños de lugares pobres crecen (incluso familias enteras) y se quitan el hambre gracias a que la mamá tiene leche, y nosotras aquí, poniendo en duda la calidad de nuestro mejor alimento…

Laia me pidió que le mandase un vídeo de Biel llorando para valorar el frenillo, y si, tal como sospechaban, tiene un frenillo submucoso tipo 4. Es un tipo de frenillo que no se ve a simple vista como los otros, y por eso, es difícil de diagnosticar. No es la típica piel que se ve debajo de la lengua, la lengua está simplemente más pegadita toda ella. Además, muchos pediatras no saben verlo (o no quieren para ahorrarse la intervención), pero se ve perfectamente cuando lloran por la manera como se arquea la lengua, y lo cortita que es (a Biel la lengua no le toca el paladar).

En muchos casos, según he leído, no afecta para nada o se soluciona el problema de lactancia con el propio crecimiento del bebé, y espero que eso sea lo que nos pase a nosotros. Al tener este frenillo a Biel le cuesta más trabajo succionar, además no hace el vacío correctamente (por eso los chasquidos) y se le sale de la boquita mucha leche. Por eso estaba tanto tiempo al pecho, me hacía grietas y no ganó peso esa primera semana. Al parecer con las pezoneras, además de ayudar a los pezones a curarse, Biel succiona mejor al tener más dónde agarrarse y eso hace que gane peso correctamente y esté menos ansioso.

Volvimos a pedir cita para que otro pediatra (Pediasaurio para nosotros) valorase el frenillo, y se quedó tan ancho diciendo que no tenía… Le pregunté que entonces por qué le costaba mamar, y la respuesta es para apuntarla en el libro de incoherencias más aberrantes dichas sobre la lactancia… agarraos donde podáis: Que a veces, el agujerito por donde sale la leche está medio tapado y hasta que no se destapa, pues les cuesta coger peso. La respuesta de Laia fue contundente: que este señor estudie anatomía, hay más de 10 conductos por los que sale la leche… Tendrá la carrera de medicina, pero sobre lactancia no sabe nada.

Esto es una locura, no se cuántas lactancias se habrán cargado estos pediasaurios diciendo estas barbaridades, y pautando suplementos biberón alegremente, sin aconsejar métodos alternativos para dar la leche, o recomendar suplemento de leche materna en vez de fórmula… Además, culpando siempre, a la mujer, sus tetas, su leche, y todo lo femenino, de los problemas de crecimiento de los bebés. Cualquier mujer sin recursos para encontrar apoyo, o con poca confianza en sus tetas, abandonaría, y no sería culpa suya perder la lactancia. Porque no es nada fácil dar pecho cuando surgen dificultades, duele, estás cansada, con las hormonas revueltas, y encima, minan tu confianza o no te apoyan. En vez de empoderarnos, darnos información y buscar alternativas, nos hacen sentir como unas irresponsables porque nos «encabezonamos» en dar teta aunque nuestros bebés no ganen peso… Pero los irresponsables son ellos, los profesionales sanitarios desactualizados, o desinformados en lactancia, que aún sabiendo que carecen de formación, se atreven a opinar. Ni siquiera te mandan a la matrona que sí se forma para ello, o a un grupo o asesora de lactancia, es lamentable…

También, existen matronas como la mía que aconsejan dar chupete a un recién nacido cuando todavía no está establecida la lactancia. A riesgo de confundir al bebé con el chupete y el pezón, o que baje la producción de leche (la estimulación es lo que hace regular la producción). Los bebés no usan el pecho de chupete, sino al revés, el chupete sustituye al pecho, y es muy peligroso para la lactancia materna confundir estos roles. Aunque no lo usen propiamente para alimentarse, es importante que se enganchen cuánto quieran para mantener la producción adecuada a sus necesidades. El pecho no es comida únicamente, calma su necesidad de succión, les relaja, les da calor, cobijo, seguridad, les ayuda a sobrellevar dolores y enfermedades, facilita el sueño, les transmite defensas y es una via de contacto directo con su madre. Además, si hubiésemos dado chupete a Biel que tenía problemas para succionar, podría haber agravado mucho el problema. Si a un bebé que coge poco peso le calmas la necesidad de succionar y no lo pones al pecho tanto como quiere, se calmaría, pero estaría perdiendo energía y tiempo que necesita para alimentarse.

Volviendo a nuestro caso, Laia nos consiguió un sacaleches para que empezase a suplementar con mi propia leche, algo que me dio mucha paz de espíritu por poder dejar de darle fórmula a Biel. Con esto comprobé que tengo muchísima leche y que obviamente, mis conductos lecheros (seguro que tienen un nombre más técnico…) están perfectamente destapados. Puedo sacar 100ml. de un pecho en unos minutos, y todavía queda leche para que Biel siga mamando si quiere. Seguí con el dedo-jeringa unos días, aunque no me hizo demasiada falta, porque Biel se queda saciado después de la toma del pecho directamente.

Ahora, seguimos con las posturas que le facilitan la succión, y las pezoneras que también parece que le ayudan a hacer tomas más productivas. La postura a caballito es la que mejor nos va a ambos, y además ayuda a que Biel haga el eructo fácilmente porque traga bastante aire al no hacer el vacío correctamente. La verticalidad para mamar le va muy bien para que se le asiente la toma, por lo que amamantar en el fular u otro portabebés en posición ventral, es ideal.

Las tomas de la noche las hacemos siempre estirados de lado, es como estamos más cómodos y Biel se relaja mucho así, le gusta saber que nos dormiremos juntos y que allí seguiré si necesita mamar más. Intento también hacer posturas ventrales, que eviten tener que luchar contra la gravedad y así no cansarme (os dejo este interesante artículo que me pasó una amiga por si queréis saber más). Y voy probando posturas a ver qué nos resulta mejor, o improvisando según convenga… He llegado a darle pecho sentándolo en el mármol de la cocina mientras me preparo el desayuno o en el cambiador para calmarle el berrinche post-cambio de pañal. Ahora dar teta es algo natural y agradable, también agotador cuando está muy demandante claro, pero por lo general, disfruto con mi monete mirándome a los ojos mientras come, esa cara de enamorado de su teta es impagable!

Entre las pezoneras y las posturas que le facilitan el trabajo, las tomas ya son más normales. Ahora ya no está tanto rato al pecho, y normalmente pasan 2 o 3 horas entre toma y toma ni está ansioso, pero lo necesita más tiempo o más a menudo yo le dejo hacer, está claro que ellos saben lo que necesitan mejor que nadie. Confío en el instinto de supervivencia de mi hijo: si quiere, que mame, cuantas veces haga falta y durante el rato que quiera.  Ya se detectar cuando se coge bien, y se que no se queda con hambre, que hago lo correcto (gracias a que me empoderó Laia ❤ ).

La siguiente semana que fuimos a pesarle, ya sin suplementos, Biel ganó 180 gramos, nos dieron el visto bueno, que estaba dentro de la tabla de pesos, por lo bajito, pero dentro de la normalidad. Respiré tranquila, necesitaba saber que íbamos bien. Y esta última semana ha cogido la directa aumentando 340 gramos, que subidón de peso y de ánimo!! Y lo hemos conseguido gracias a un buen asesoramiento, y a base de mucha teta. Esperamos que todo siga así de bien, incluso mejor, y que Biel pueda alimentarse bien sin ninguna intervención. Más adelante veremos como evoluciona y cuando podemos retirar las pezoneras. Tenemos pendiente ir a un grupo de apoyo a la lactancia, además de para devolver el sacaleches, para que nos vea la profesora de Laia en persona y darle las gracias por su ayuda.

Nuestras aventuras tetiles son una más de las muchas que han pasado tantas madres, algunas solas, otras con poco apoyo de su entorno, y muchas, por desgracia, acaban desistiendo… Como dice otra mamá bloguera en esta entrada, los ángeles de la guardia de la teta son de muchos tipos, y gracias a ellos, muchas seguimos en ello. Por suerte yo he tenido unos cuantos, mucho apoyo, fe en mi hijo y en mi capacidad de alimentarle.

Mi infinito agradecimiento a todos los que han creído en el teta-power y me han animado a seguir, y sobre todo a Laia por su apoyo y sabiduría, a Mamífero por estar sosteniéndonos y a mi hijo por demostrarme que estamos en lo correcto.

Espero que sigamos teteando hasta que uno de los dos se harte!!

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Abrazos mamíferos ❤

Primer mes de lactancia II

(Podéis leer la primera parte aquí)

Yo sabía que no hay leches malas, ni aguadas, ni relojes en las tetadas, ni cuentos de vieja… Pero me sentí fatal por no haber «engordado» a mi hijo y haberle hecho pasar hambre, aunque yo lo tenía colgado al pecho todo el día… Así de fácil y gratuito es desempoderar a una madre y hacerle dudar de la calidad de su leche.  Según Pediasauria, ella sabía que en los cursos de lactancia enseñan e insisten (y por algo será) que no existen leches malas, pero, según su gran experiencia, ha encontrado mamás que no logran engordar a sus hijos, y algunas, además, insisten, las muy inconscientes (ironía modo on)  en seguir con la lactancia… O sea, que la mujer se había actualizado yendo a cursos, pero en vez de aprender, y delegar los casos que se le escapaban del entendimiento a alguien con suficiente formación, se pasaba lo aprendido por el forro…

Insistí en que a lo mejor era un problema de agarre, frenillo, intolerancias alimentarias… Pero ella fue tajante y dijo que lo primero era que cogiese un peso correcto, que después ya valoraríamos otras cosas. En ese momento me desmoroné y lloré delante suyo. Puse todo mi empeño por seguir con la lactancia pese al dolor, y parecía no servir de nada… Sabía que si empezábamos a suplementar con biberón, la lactancia estaría vendida. Pero como era realmente urgente que aumentase de peso, fuimos corriendo a comprar leche de fórmula y biberón.

No pudimos optar a comprar una buena leche, ecológica, porque era mediodía y debíamos empezar ya. La única que había disponible era de una gran marca que no mencionaré, a la que boicoteo todo lo que puedo, que tiene cualquier cantidad de guarrerías añadidas e ingredientes de la peor calidad. Mamífero se puso a leer los componentes y al segundo le pedí que parase… Se me partía el alma de saber que le iba a dar todo eso a nuestro hijo, cosas que ni yo no tomaría…

El único biberón que había en el supermercado era de bebé «grande», hasta entonces, no sabía que habían «tallas» de biberón… no estaba informada ni preparada mentalmente para usar eso, incluso tuve que buscar información de como se prepara o esteriliza un biberón. Respeto a las familias que dan biberón plenamente informadas y por voluntad propia, pero yo, en ese momento, sabía que no era necesario y odiaba tener que dárselo. Ni siquiera quise prepararlo, y me morí de rabia al ver como Biel se tomó 30 ml. después del pecho, con hambre, y que, además después quedó saciado y tranquilo (aunque ese primer biberón lo echó entero poco después), durmiendo durante 3 horas, algo que no había sucedido antes. 

Esa misma tarde mandé a Mamífero a comprar un biberón que según dicen, emula al pezón materno, para que no se malacostumbrase, aunque claro, no es teta… Quería hacerlo con la técnica del dedo y la jeringa, pero me agobiaba no saber como medirlo (debía apuntar cuánto tomaba), si podía o debía esterilizarla… me saturé. Y escribí a Laia (no os perdáis su blog mdemamma!) a ver que me aconsejaba ella hacer en las siguientes tomas. Estuvimos hablando por teléfono, y me desahogué mucho, me sentí comprendida, sostenida, y con fuerzas para luchar por nuestra lactancia. Según ella, seguramente Biel tenía tomas poco productivas debido a un frenillo, y podríamos solucionarlo, al margen de la poca ayuda de la pediasauria. Me dio esperanzas, y me aseguró que no pasaba nada por un par de biberones, que seguro que era algo temporal, eso me tranquilizó mucho.

Me animó a darle el suplemento con la técnica dedo-jeringa ya que me preocupaba mucho que perdiese el instinto de succión al no estar establecida del todo la lactancia. Y no quería confundirlo más: primero con las pezoneras, luego biberón.. Yo ya veía que mi hijo no encontraría los pezones nunca más… Así que empecé a darle el suplemento de fórmula con esa técnica. Se trata de introducir un dedo y al lado la punta de una jeringa, y cuando succione, ir inyectándole leche poco a poco. Biel lo aceptó muy bien,  y al día siguiente ya había ganado 30g., pero nos hizo volver un par de días más adelante para seguir controlándole, e ir apuntando cuánto tomaba de suplemento.

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El primer día tomó entre unos 20 y 30 mililitros, según la toma, y en los días posteriores, fue disminuyendo, a veces 20, otras 10, y en algunas ni siquiera quería nada después de mamar. Eso era buena señal, significaba que mamaba mejor gracias a las pezoneras, se quedaba saciado, y el suplemento llegaría a ser prescindible. Como en esos días la pediatra vio la mejora que quería, le dije que quería suplementar con mi leche, que así sabríamos si realmente mi leche era «la culpable», y le pareció correcto, aunque ella seguía sospechando de mi «mala leche»…

Tuvimos que ir muy seguido, cada pocos días a pesarlo, por lo que no se veía mucho aumento de peso, pero si que iba subiendo. Yo estaba segura de estar haciendo lo correcto al insistir con el pecho, en ningún momento hice caso de la pauta de restricción de tomas o tiempo que me dijo Pediasauria. El pecho siempre a demanda, y cuando no quería más le ofrecía suplemento con la jeringa, que normalmente casi ni lo probaba. Aún así, yo me ponía de los nervios en cada visita, porque se ponía en cuestión mi capacidad de alimentar a mi hijo. Y aunque no dejé de creer en mi leche, seguía temiendo que Biel no cogiese peso, que tuviese algún otro problema y no lo detectasen por estar culpando a la lactancia…

Solamente nos hicieron llevar una muestra de orina una semana más tarde para descartar que no tuviese una infección. Eso fue otra aventura, porqué coger la muestra a un bebé es complicado… Te dan unas bolsitas (varias por si acaso) con una ranura que va pegada a la piel de alrededor del pene/vagina, esa es la parte sencilla… Se la pegas, le pones el pañal y esperas a que haga pipí, algo que no les suele gustar teniendo una bolsa  (lo incómodo que tiene que ser tener una bolsa de plástico apretujada en el pañal…). La dificultad es que no se puede contaminar la bolsita para que no salga el resultado alterado, por lo que no debe estar demasiado tiempo (si no hace hay que ir cambiándola), y si se hace caca, algo normal, no sirve la muestra. Otra problema añadido es que no se salga la orina de la bolsita y la acabe absorbiendo el pañal… Nos pasaron todas las opciones hasta que conseguimos una mini-muestra, menos mal que con un poquito ya sirve. En cuanto la conseguimos, debíamos meterla en un botecito con la misma bolsa y guardarla en la nevera hasta la visita. El resultado nos lo dieron al momento con una tira de orina en el CAP, que por suerte fue negativo.

Seguiré contándoos nuestra aventura mamífera en la siguiente entrada! 😉

 

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Abrazos mamíferos ❤

Primer mes de lactancia I

 

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Empezamos la lactancia muy bien, o eso pensaba yo, cogido a la teta en su primer minuto de vida. En esa primera toma, me salió un morado en la areola, debajo del pezón derecho. Allí mismo, la enfermera que estuvo durante el parto se dio cuenta, me lo puso bien y se cercioró de que estuviese bien cogido. Dolía, si, y bastante, pero todos me decían que era lo normal, que hasta que se acostumbra el pezón, duele. Yo sabía por lo que había leído que no es buena señal sentir dolor, significa que algo falla.

El día y la noche que pasamos en el hospital recibí mucha ayuda de las matronas y enfermeras que estaban por allí. Siempre que pasaba alguna por la habitación preguntaban como iba la lactancia y se quedaban el rato que hiciese falta para ayudarnos, pero fue muy poco tiempo el que estuvimos allí. Rectificamos posturas, puse atención al agarre, ya sabéis, intentando que Biel pusiese la boquita de pez bien abierta para coger el máximo posible de areola. Un par de días más tarde, volvimos al hospital para hacer la prueba del talón, me lo puse al pecho para que estuviese tranquilo, y la matrona aprovechó para darme algunos consejos para perfeccionar la postura.

En casa, seguí todas las pautas, pero seguía doliendo, tanto el momento del agarre como el resto de la toma, sobre todo el pezón izquierdo. Además, nos costaba mucho que Biel se cogiese bien, hacíamos muchos y dolorosos intentos antes de que pudiese empezar la toma. Aunque intentaba ofrecerle el pecho antes de que estuviese hambriento, tanto repetir el agarre le impacientaba mucho, a mi me agobiaba, y al final, cuando se cogía mamaba con mucha ansiedad.

Días después, me di cuenta que aquello que dolía tanto en mi pecho izquierdo era una grieta. Cada toma con ese pecho era una pesadilla, pero aguantaba, él necesitaba comer y no me podía arriesgar a dejar de darle ese pecho. En la visita post-parto a domicilio con mi matrona del CAP, de la que ya os he hablado, le comenté que tenía una grieta y dificultades con el agarre. Intentamos con ella delante probar la posición de rugby, no nos salió, pero ella no insistió… No me dijo nada nuevo, ni se implicó demasiado, y eso que es la profesional sanitaria que debe asesorar en estos temas…

Le dije también que veía a Biel muy ansioso, que quería pecho a todas horas (luego supe que además del problema de agarre, estábamos pasando el primer brote de crecimiento), y no se quedaba satisfecho nunca. Y me contestó, alegremente, que probase a darle un chupete a ver si se calmaba… Que a veces solamente necesitan succionar y que estaríamos mas tranquilos así. Es cierto que a veces solamente quieren pecho para calmarse, pero yo hablaba de ansiedad real, no de chupar un rato para dormir tan ricamente.

En serio, no hagáis caso de estos consejos, son muy peligrosos, y más con un recién nacido de menos de un mes. Además de ser una interferencia a la correcta succión cuando todavía se está instaurando la lactancia, puede tener más consecuencias.  Para mi no era una opción porque prefiero calmarle con el pecho y creo que es crearle un hábito para nuestra comodidad que después deberemos forzarles a dejar, y no va con mi estilo de crianza. Si queréis darle chupete a vuestro bebé para que se calme, está bien, pero no lo hagáis para tapar un problema, sobre todo, si vuestro instinto (como lo hacía el mío), os dice que algo pasa. En nuestro caso, como veréis si seguís leyendo, si hubiese calmado a mi hijo con un chupete saltándome tomas, podría haber sido muy grave…

Aguanté un par de semanas viendo las estrellas, con el pezón al aire casi todo el día para que se curase, poniéndome aceite de oliva, vigilando la postura… Por supuesto, con el apoyo e implicación de Mamífero que me ayudaba a colocarlo bien y le aguantaba las manitas para que no me arrancase mis maltrechos pezones. Por las noches a veces me saltaba alguna toma de ese pecho porque intentar que se cogiese bien nos llevaba mucho tiempo, pero abusar del otro pecho hizo que el otro pezón empezase a doler también… Llegaba a llorar de dolor, el agua caliente en la ducha me ardía, el roce con la ropa era como tener cristales clavados, y temía las tomas. Me dolía mucho físicamente, pero lo que más temía era que no lograse establecer la lactancia y acabar dejándola.

Biel podía estar una hora al pecho, vaciarlo, y seguir con el otro, para continuar pidiendo como si estuviese muerto de hambre, continuamente, todo el día y la noche. Además lloraba mucho, desde las 7 de la tarde, hasta la madrugada muchos días. Primero pensamos que eran cólicos como os conté en esta entrada , y si, tenía gases porqué al mamar tragaba demasiado aire. Cuando encontramos la manera de que expulsase los gases, caí en que era una crisis de crecimiento y por eso demandaba tanto pecho. Cuando ya casi llevábamos un par de semanas así, estaba claro que algo más pasaba, y me empecé a preocupar en serio.

Entonces recibí un mensaje de una mamá bloguera, Laia (mdemamma) asesora de lactancia y porteo, que me ofrecía su ayuda si necesitaba algo. Le estuve contando las dificultades que teníamos, cuánto le costaba cogerse, y que además, al mamar hacía chasquidos. Biel no hacía bien el vacío, por eso tragaba más aire y se le escapaba mucha cantidad de leche de la boca.

Íbamos hablando casi a diario, se preocupó mucho por nosotros y le estaremos eternamente agradecidos por ello. Me pasó muchísima información, al no poder desplazarnos nosotros, se encargó de hablar con su profesora y entre las dos, asesorarnos a distancia. Me aconsejó probar posturas nuevas, sobre todo el agarre espontáneo, a caballito y rugby, a ver si notábamos mejoras. Me costó mucho experimentar ya que rabiaba de dolor y Biel se ponía ansioso a buscar el pezón ya dolorido, dándole golpes, agarrando con las manos… Pero cuando lo conseguíamos, si que noté que se cogía mejor en esas posturas.

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A caballito

Pero seguía doliendo, y mucho. Así que un día no aguanté más y fuimos en busca de unas pezoneras. No me las puse antes porqué temía que después no supiese agarrarse al pezón, pero no podía seguir así, estaba empezando a cogerle aversión a la lactancia… Y la primera toma que hicimos con pezoneras fue… tan agradable!! Era la primera vez que daba el pecho sin sentir dolor, y eso que todavía tenía los pezones agrietados. Por fin empezaba a disfrutar con esa mirada tan tierna de mi hijo mamando… que se alargasen en tiempo que hiciese falta y cuantas veces quisiera! Eso me dio mucha esperanza para seguir con la lactancia, perfeccionar las posturas, y cuando se curasen los pezones, retirarlas.

A Biel le gustó mucho la experiencia también, no le costó nada cogerse, no tuvo que buscar como con el pezón. Y solamente emitió un quejido (uhm!) cuando vio que debía chupar un par de veces para que saliese la leche ya que estaba acostumbrado a que fuese instantánea. Además, me di cuenta de que al ser más grande que el mismo pezón, abría mejor la boca y parecía sujetarlo mejor, succionaba con más profundidad, sin apenas chasquidos y no se le escapaba de la boca.

Esa misma semana tuvimos visita con la pediatra (la llamaremos Pediasauria a partir de ahora), para hacer el control de peso. Yo iba tranquila sabiendo que, aunque teníamos dificultades, Biel mamaba a demanda, mucho, y yo tenía muchísima leche, por lo que esperaba que hubiese ganado peso correctamente. Pero no, esa semana Biel no ganó nada, 30g… Pediasauria se alarmó, nos dio órdenes de suplementar después de cada toma de pecho con biberón y volver a pesarlo al día siguiente.

Según ella, hay madres que no tienen buena leche… mamás, si oís esto huíd, no hagáis caso!! Además, como le comenté que lloraba mucho, dijo con muy poco tacto: claro, es que estaba pasando hambre… Como si le estuviese negando el alimento! Y cuando le dije que le daba pecho tantas veces como él quisiera (a demanda), y que se podía pasar una hora mamando, puso el grito en el cielo. Dijo que por eso me salían grietas (claaaro…), que máximo 20 minutos al pecho y nada de querer mamar cada hora, cargándose así el principio de lactancia a demanda. Además de la incongruencia que es negarle el pecho a un bebé que no gana suficiente peso WTF!!! Me mordí la lengua y le dije únicamente: es que yo le doy a demanda… Escucho las necesidades de mi hijo y confío en su capacidad para autorregular su alimentación.

En la siguiente entrada os seguiré contando como siguió la historia…

 

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Abrazos mamíferos ❤

 

Brotes de crecimiento

Llevamos un par de días moviditos, apenas puedo moverme de su lado unos minutos al día para ducharme, para lo demás, me lo llevo  a cuestas a hacer lo que necesite. Aprovecho para escaparme algún momento cuando se duerme, a riesgo de que se despierte llorando al ver que no estoy (es lo que suele pasar, parece que tiene un detector), o cuando está su padre. Normalmente, con él se queda a gusto, pero estos días no, le dejo y vuelvo lo más rápido que puedo porque tiene un llanto inconsolable. Bueno si, le consuela la teta, es su obsesión, su droga, lo único que quiere.

Ya me había acostumbrado a estar pegada a él y ser mis tetas el centro de su universo. Lo colgaba en el fular y a hacer lo que haga falta. Aprovechando entre tomas que está dormidito ponía la directa y me daba tiempo de cocinar, limpiar el suelo, poner una lavadora, fregar los platos… e incluso relajarme leyendo algo o ponerme a escribir. Pero ahora ya estamos a otro nivel: no duerme. Si no duerme se pasa de vueltas, y si está tan cansado que no puede conciliar el sueño está irritable, llora y no se calma con nada. Es la crisis de lactancia o brote de crecimiento de las 6-7 semanas. Si nunca habéis escuchado hablar de esto o os interesa saber más, os dejo este post de Alba Lactancia.

Durante la semana pasada empezó a despertarse más pronto, sobre las 6 o las 7 y a estar muy activo toda la mañana. Teniendo en cuenta que me voy a dormir sobre las 2-3 después de la última toma, son apenas un par de horas de sueño. Las tomas pasaron a ser otra vez (como en la primera crisis) interminables, una y hasta dos horas mamando, parando, volviendo a mamar, parando… El día cunde muy poco así, pero bueno, al menos, después de la toma se dormía un par de horas.

Lo peor ha sido cuando ha dejado de poder dormirse, ahí ya me preocupé, porqué yo puedo aguantar el cansancio, pero verlo agotado a él me superaba… Una noche solamente durmió de 2 a 5, a partir de entonces, estuvo despierto hasta las 7 de la tarde. No quería nada más que teta, y yo le daba a modo buffet libre, pero no parecía tener fondo, y lo peor, se dormía, pero a los 5 minutos se despertaba con los ojos como platos y llorando. Estaba nervioso, quería seguir mamando, pero estaba hiperactivo, moviéndose sin parar, mirándolo todo, tenso… Tan pasado de vueltas estaba que no se calmaba con nada, no quería entrar en el fular, pasear tampoco le tranquilizaba, no le relajaban las caricias… Y daba mucha penita ver como cuando se conseguía dormir un momentito, se despertaba haciendo pucheros porque quería seguir durmiendo y no podía.

Ese día acabé desesperada, más que nada preocupada por él, por si eran demasiadas horas sin dormir, si le pasaba algo más que no sabía ver… Al final, gracias al consejo de una sabia amiga, nos metimos los dos en la bañera. Fue una experiencia preciosa, y funcionó, sobre todo porque nos relajamos los dos, me pegué un bañito que ya me lo merecía, y recargué las pilas para transmitirle la calma que necesitaba. Al principio lo puse a flotar unos minutos, moviéndolo suavemente, y él encantado mirando al abismo. Le puse sentado, estirado, le tiraba agüita por encima, movía el agua para que notase la sensación… Hasta que se cansó, entonces le di el pecho estirados barriga con barriga mientras me mecía con el agua y le echaba agua calentita por la espalda. Se quedó relajadísimo, no llegó a dormirse, pero bajó las revoluciones. Después, ya seco y vestido, lo cogí en brazos y caminamos por casa hasta que cayó rendido, al fin!!

Después de ese día, parece que ha necesitado recuperar horas de sueño, y ahora por las noches duerme más profundamente. Ayer, incluso, me despertaba yo antes durante la noche preocupada porque le «tocaba» una toma y él seguía durmiendo. Y las horas que está más activo entre tomas ahora son las diurnas, pasando mucho ratos mirando a su alrededor con los ojos muy abiertos, incluso cuando mama, para y se queda mirando a algún lado.

Durante estas crisis e enfada mientras mama, y si no lo hace, todavía más. Las tomas son intermitentes, está muy inquieto. Se cae de sueño y al momento se revuelve buscando el pecho nervioso, patea, se araña la cara, respira fuerte, me agarra para seguir mamando, para, llora, sigue, deja el pezón y se enfada al momento porqué quiere más, continúa con mucha ansia, mueve la cabeza, estira, se queja, llora, sigue mamando, para y regurgita, pero quiere seguir, me araña o coge el pezón y lo retuerce, se pone tieso arqueando la espalda y estirándose entero, mama un poco más, gruñe, vuelve a llorar, se coge otra vez y parece que está a gusto, a punto de dormirse, escupe el pezón y abre los ojos como platos buscándolo, no lo encuentra, le ayudo, se calma, al poco, vuelve a cabrearse… Así durante horas, todo el día…

Los días siguientes ( y todavía dura ) ha seguido más demandante de lo normal, haciendo muchas tomas, continuamente, largas, y necesitando muchísimo contacto, más del habitual. Es igualmente agotador, casi todos los días no como hasta las 7 u 8 de la tarde, pero ahora que va durmiendo a ratos es más llevadero. Ahora pasa del estado hiperactivo a dormir profundamente, y de estar modo zen a llorar a pleno pulmón.

Si no supiese que es una crisis me preocuparía, pensaría que mi leche esta mala (no hay leche mala, pero se escuchan tantas barbaridades que se interiorizan minando nuestra seguridad), que no produzco suficiente, o incluso que el bebé está mal, le duele algo, está enfermo, incómodo o le sienta mal la comida. Pero no, a lo mejor la única verdad a medias es que no le gusta el cambio en la leche, la cantidad y el sabor nuevo le extrañan, pero pronto se acostumbrará.

Durante estas crisis es cuando muchas mamás abandonan, o bien siguen pero se frustran porqué no entienden que está pasando, se sienten absorbidas por la lactancia, superadas, y comprensiblemente agotadas. Si lo comentas en la consulta de el/la pediatra y éste/a no está muy informado sobre la lactancia, seguramente te dirá que son cólicos (parece que cualquier cosa que no saben explicar la causa son cólicos…), o peor, te mandará una ayudita de fórmula para que el bebé se quede satisfecho y tu descanses mas. Mal, muy mal.

Precisamente, los bebés están programados para estimular más la producción durante estas crisis, adecuándola a las nuevas necesidades de alimento. Separarse del bebé, darle suplementos o ponerle un chupete para calmarle sería un grave error ya que están «tan pesados» porque deben, y les va la comida en ello. Así que hay que cargarse de paciencia y ponerlo al pecho tantas veces como quiera. Es importante aceptar que durante unos días estarás agotada y no darás para mucho, pero que es algo pasajero y normal que debéis pasar. También te puedes llegar a sentir culpable porque hay momentos en que lo soltarías y te irías bien lejos, te agota, necesitas espacio, tiempo, respirar y despegarte de tu bebé. No vale la pena sentirse mal por ello, sabes que estás haciendo lo mejor, pero es humano sentir que no puedes más.

Apenas me estoy adaptando y sacando lo mejor de mi misma para entender a mi hijo, ponerme en su lugar y darle lo que necesita. No se si tendrá algo que ver, pero me da que éstas crisis están ligadas a los avances evolutivos que hacen. Justamente, la semana antes de la crisis empezó a hacer cosas que antes no hacía, está mucho más espabilado, atento, risueño y interacciona mucho más. Pasó de sonreír mecánicamente a reír con la boca abierta cuando le hablamos. De seguirnos con los ojos y la cabeza cuando nos ve, a girarse a mirar cuando escucha algo y estar mucho más atento a todo lo que pasa a su alrededor. De no controlar nada su cuerpo a hacer intentos de coger o tocar cosas. Empezó a llamar nuestra atención tosiendo, haciendo ruiditos nuevos e incluso parece que intenta repetir los sonidos que le hacemos.

Se da cuenta de muchas cosas, y sabe hasta cuando es el momento en que nos estiramos a dormir en la cama y se relaja. En general, parece que entiende mucho más lo que pasa a su alrededor. Días atrás hemos recibido visitas y ha estado con muchas personas distintas, siempre muy atento e interesado por lo que le hacían o decían. Supongo que ha recibido muchos estímulos positivos y ha madurado muchas cosas. Y claro, tanto aprender siendo tan pequeñito pasa factura, y quizá por eso ha estado más irritable, cansado y a la vez, atento a todo lo nuevo. ¿Que pensáis?

Y vosotr@s, ¿como habéis vivido estas crisis? ¿Algún consejo para sobrellevarlo mejor?

 

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Abrazos mamíferos ❤

 

Primeros dias con Biel

Saco la cabecita por aquí un momento, el tiempo que el peque me conceda para poder escribir algo (en realidad han pasado días desde que empecé este post hasta que he podido publicarlo… ) sobre estos primeros días de pa/maternidad terrenal. Somos inexpertos, sabemos poco de bebés y nos ha cambiado la vida en todos los aspectos, pero creo que lo llevamos bastante bien.

Biel nació la madrugada del día 24 de febrero, a las 3:50, con 3,020 kg de peso y 47 centímetros, un bebé pequeñito pero bien proporcionado. Al salir del hospital se quedó en 2,800 kg y con nueve días de vida, lo llevamos a la enfermera y ya había subido a 3,070 kg, y había crecido 2 centímetros 🙂

Lo primero que hizo al llegar a esta realidad fue llorar y patear enfadado, lo normal cuando sales a un ambiente tan hostil comparado con la tranquilidad uterina. En su caso, la salida fue especialmente brusca, (algo que ya explicaré más detenidamente cuando pueda ponerme a escribir sobre el parto), pero aún así, el test de APGAR fue 9-10-10.

Me lo pusieron en seguida encima, calentito, húmedo y desprendiendo ese olor tan dulce y especial que me emociona tanto al recordarlo… Estaba espabilado, mirándonos, y moviéndose con energía, y nosotros muriendo de amor… Inmediatamente después, se hizo el apacible silencio cuando se cogió al pecho, que instintivo, y con qué fuerza mamaba… Tenemos un vídeo de ese primer momento, espero poder colgarlo y compartirlo con vosotr@s.

Mientras mamaba me iban cosiendo, y una de las chicas que me asistió en el parto nos fue corrigiendo la postura, nos fue de gran ayuda empezar la lactancia tan pronto y bien asesorados. Luego, nos dejaron solos a los tres un par de horas, en la penumbra, conociéndonos, piel con piel, oliéndonos y enamorándonos de nuestro cachorrito. No nos lo creíamos, él estaba con nosotros, era real, y estaba todo perfecto. La revisión se la hicieron después, sin prisas y sin separarnos, Mamífero le puso su ropita, todo le quedaba grande… y a las 7 de la mañana nos fuimos a la habitación a empezar el primer día de nuestra nueva vida.

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Primera toma en la sala de partos

El primer día en el hospital, tardamos una eternidad en cambiar un pañal entre los dos, y menos mal que estaba mi madre en ese momento, que le lavó el culete en el baño porque no sabíamos por dónde coger esa plasta de meconio. Los primeros cambios de ropa y pañal fueron en equipo, vestir a este monete que se retuerce mientras tanto nos parecía tan difícil… Uno le levanta las patitas y el otro coloca el pañal, uno limpia y el otro lo aguanta para que no meta los pies en la caquita… Pero con las veces que hay que hacerlo al día, al segundo día cogimos velocidad, práctica, y seguridad, así que nos atrevimos a quedarnos a solas con el cachorro y enfrentarnos a sus cacas explosivas, los pipís sorpresa, vómitos y lloros mientras tanto.

Nuestros días ahora transcurren en esa rutina: mamar, cambiar pañal y volver a empezar. Y aprovechar cuando duerme para hacer todo lo demás, amoldándonos a su ritmo. Biel mama cada 2-3 horas, a veces alarga algo más (no muchas veces) y otras menos, y es casi continuo. La primera noche en el hospital apenas dormí una hora, pero me sentó de maravilla. Me despertaba a cada movimiento o ruidito suyo, y me costaba volver a coger el sueño de lo feliz que era teniéndole al lado… Y aunque estaba recién parida y llevaba tres días sin dormir, estaba fresca y me sentía con fuerzas (¡benditas hormonas!).

Colechamos desde el primer momento, y aunque teníamos la cuna de colecho adosada a la cama, Biel necesita contacto contínuo, por lo que duerme en nuestra cama. Es muy cómodo tenerle al lado y no tener ni que moverme para comprobar que está bien o calmarle si se despierta. Le doy el pecho estirada por lo que descanso bastante entre tomas, y muchas veces nos dormimos los dos mientras mama. Hoy hemos decidido darle la vuelta al colchón, dejándolo horizontal, y hemos anexado la cuna a los pies de la cama. Con esto, hemos conseguido tener una cama de colecho de 1’80 para estar los tres bien anchos 🙂

La lactancia como veis, nos va estupendamente, en el hospital nos dieron muchos consejos y ayuda. He ido perfeccionando la postura y con eso, ha mejorado el agarre, con el pecho derecho nos cuesta algo más, por alguna razón no se coge tan bien como con el otro y tengo una pequeña grieta. Algo que nos aconsejaron es no dejar que llegue a tener hambre, ya que cuando llega a ese punto se desespera, le cuesta encontrar el pezón, y succiona demasiado fuerte. Estando pendientes de sus señales nos anticipamos al llanto y todo es más fácil.

Por lo general, se queda muy satisfecho después de cada toma y duerme apaciblemente, solamente tiene un ratito al día (entre la hora de la cena y la de dormir) en el que le llora inconsolable, suponemos que es porque al final del día acumula gases y le duele la barriguita. Cuando se desespera da mucha penita e impotencia, la leche me gotea de los pechos y me da por llorar a mi de verle sufrir y no poder aydarle… Es desesperante y te sientes tan mal cuando no puedes calmarle 😦

La peor de noche fue su segundo día de vida, creemos que fue por la subida de la leche y el cambio que supone digerir más cantidad. Para que no pase ese mal rato estoy tomando infusiones de manzanilla con anís (para evitar los gases), e intentamos que vaya sacándolos a cada toma, le masajeamos la barriguita, le ayudamos subiéndole las piernas a que se tire pedetes o haga caca, le cogemos por la barriguita boca abajo… Parece que algo mejora, ayer, además le dimos un baño antes de la cena, y apenas se quejó, pero si que le costó dormirse. Se ha despertado cada hora quejoso, y de madrugada ha hecho una caca explosiva que ha rebasado el pañal.

Somos afortunados, Biel es un niño tranquilo y sano, y aunque si que estamos mucho más cansados, no es tan grave. Realmente, es mejor de lo que esperaba, pensaba que estaría más superada por todo, y no, me siento con fuerzas y buen ánimo para seguir así los años que haga falta. Únicamente me dan bajones cuando no puedo calmarle, y es porque se me junta con mi cansancio al final del día, la falta de sueño contínua y el dolorcillo de los puntos y los achaques del puerperio. Por suerte, Mamífero es un padre genial, se le da muy bien calmarle, y él siempre está ahí para lo que haga falta.

Lo pasamos muy bien con él, reímos con sus caras, nos emocionamos con él, y se nos cae la baba… Mamífero no para de hacerle fotos, y yo aunque me pase la mitad del día con él pegado a la teta, lo disfruto. Mirarle me llena de paz y no me puedo quitar la sonrisa de la cara, puedo pasarme horas mirándole, acariciándole y agradeciéndole que haya llegado a nuestras vidas.

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Antes de salir del hospital al día siguiente de nacer

 

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Abrazos mamíferos ❤