Semana 13, tengo un bebé independiente!!

Aunque no se con que frecuencia podré publicarlos, voy  ir haciendo posts con los logros más significativos de la/s semanas y algunas cosas que nos pasan, para que no se nos olviden sus momentazos. Durante la semana 13, Biel ha hecho algunos descubrimientos importantes, como tocar sus propios pies 😀

Ya os comenté que había aprendido a decir la G hace un par de semanas, y después del exitazo del «NGUÉ», el GGGG pasó a ser su sonido preferido. Pues ahora hace sus pinitos con la P, lo que se traduce en una pedorreta con chirimiri de babas de regalo 😀 Y va intercalando: GGG, OOOH, PFFF, EH!, GGGG, AAAI, UHUH!… Algunos los transcribo con exclamación porque literalmente los grita cual pastorcillo, sobre todo después de estornudar o hacer cacota con mucho esfuerzo.

Otra monada que hace nuestro hijo, esto desde siempre, es reciclar las regurgitaciones… Tal como llegan a su boca, se las vuelve a tragar, que eso de tirar la comida está muy mal y nos ha salido muy ecologista como su madre. Pues bien, ahora ha combinado la G con la regurgitación y le salen unas gárgaras la mar de graciosas xD Usa su vómito de colutorio y le hace una gracia el sonido que emite!! Espero que no le de por combinarlo con la P…

Algo que hace desde las primeras semanas, es hacer un ruido agudo, como si se ahogase (de hecho es el mismo que hace cuando se atraganta con la leche) para llamar mi atención (humor negro…). Ahora lo ha combinado con poner cara de loco: ojos muy abiertos, boca apretada, muy serio, y l barbilla pegada al pecho, marcando papada. Todo eso, mientras que estira los brazos. Eso significa: mami ven a mi!! Cuando lo hace y me acerco se ríe y me abraza con los brazos acercándome a él, adorable!!!

Las sonrisas y risotadas son lo mejor, y las regala a destajo, es más majo!! Ahora se transforman ya en carcajadas acompañadas de gritos de loker y se hace muy contagioso… Sobre todo cuando me acerco a él, le hago cosquillas, le doy besos o le digo tonterías, se nos mea de la risa el tío!

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Como os he ido contando, le dan venazos de independencia, algunos días, o ratos largos en que se queda a su rollo. Mirando a la nada, jugando con sus muñequitos colgados de la manta de juegos, hablando con cualquier cosa, rascando el sofá… Se entretiene, y puedo hacer cosas!!! Incluso, ha llegado en un par de ocasiones a dormirse solo: deja la teta, se gira y se queda mirando a la nada hasta que se duerme. Conmigo al lado, claro, pero es un logro que no tenga que estar amorrado a la teta o en movimiento para relajarse 🙂

Creo que esos ratos que se pasa tan a gusto se deben a que tiene mejor rango de visión, y que comprende mucho mejor lo que pasa a su alrededor, y sabe que estoy siempre cerca, entonces confía. Se pasa largos ratos observándolo todo, al detalle, ve perfectamente a distancias medias. Si estando un poco lejos (hasta dos o tres metros) le sonrío, me devuelve la sonrisa. Ahora cuando tiene hambre, deja de llorar si ve que me saco la teta, aunque todavía no le tenga en brazos, sabe lo que sucederá después de eso. Ahora, cuando ve la teta, cambia el llanto por un HE, HE, HE nervioso, abriendo la boca y con las manos estiradas, listas para agarrar mi pecho en cuanto me acerque.

Hay muchos días en que todo sale redondo, él está tranquilo, entretenido, no llora, no le da por hacer caca 3 veces seguidas cuando se cae de sueño… Y el día transcurre con normalidad: teta, juego, teta, se duerme, teta, juego, teta, se entretiene solo… Entonces, en esos intervalos en los que entre tetadas se entretiene o se duerme, su madre aprovecha para comer, hacer cosas en casa, cocinar, escribir un post… y voy ampliando el listado de tareas a medida que él está más sueltecito.

La manta de juegos ha sido un gran descubrimiento, yo no pensaba usar nada de este estilo, pero nos está siendo muy útil!!

Mirad que fotos más chulas le hizo su padre jugando:

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Una de mis «normas» era: nada hiperestimulante. Es decir, ni cosas colgantes de colores, ni con sonidos estridentes. Por eso, pensaba que este tipo de gimnasios para bebés no entrarían en casa por reunir esas condiciones, además de por la postura que toman en él. Pero una amiga nos dio el suyo y dije: bueno, vamos a probar ratos cortos, ya que no tiene ningún juguete ni se entretiene con nada…

El primer día que le pusimos pasó un par de minutos bien, tratando de alcanzar los muñecos, y después: llanto horribilis. Esperamos unos días, y lo mismo, no quería ni ver esos muñecos que volaban sobre su cabeza, los miraba como si no entendiese que p… gracia tiene que te miren desde ahí arriba esos animalitos de tela. Un par de semanas más tarde, empezó a tolerarlos 5 minutos, luego 10… Al principio dándolo todo, muy animado, pero siempre llegaba a un tope de saturación y se quedaba bastante hiperestimulado con el juego. Parece que se cansaba de moverse tanto y acababa llorando y mirándolos mal.

Ahora, hemos llegado al punto en que casi, tengo que sacarle yo del gimnasio porque se pasaría más de una hora. Por supuesto, ahora ya ha normalizado el juego, y en vez de ir a tope, se lo toma con más calma. Tiene sus momentos de darle caña a los muñecos con pies y manos, pero lo que más hace es cogerlos con ambas manos y observarlos detenidamente, moverlos, acariciarlos, hablarles… y va rodando para ir saludando a todos y verlos en distintos ángulos. Cuando se cansa de mirar para arriba, se gira y mira cualquier otra cosa tranquilamente. No se hasta cuanto durará esta etapa, a lo mejor la semana que viene ya le parece aburrido, no? Que experiencias habéis tenido vosotr@s con este tipo de parques de juegos?

No se cuando debo añadirle más «chicha» y ofrecerle más juguetes, creo que todavía es pronto, pero por otra parte le veo tan interesado en coger, tocar, llevarse a la boca y saber que son las cosas… Mi idea es prepararle una panera de tesoros con objetos de diferentes materiales, peso, tacto, sonidos… Pero creo que debemos esperar a que se siente solito, verdad? Y mientras tanto, no hay que ofrecerles nada? Yo le voy enseñando y le dejo coger las cosas por las que muestra interés, siempre que no sean peligrosas y con supervisión. Veo que necesita saber, muchas veces, llora y tira la cabeza hacia un lado porque quiere ver algo y no deja de llorar hasta que le acerco y lo toca. Es muy pequeño, pero comunica muy bien lo que quiere, y tiene mucho genio cuando no consigue alcanzar algo o no le entendemos.

Está muy fuerte, rueda con bastante soltura, se levanta boca abajo con los brazos y el cuello muy estirados y se tira boca arriba. Se impulsa con las piernas para avanzar, repta, usa las cosas de apoyo para moverse o me coge y hace fuerza o tira de mi para girarse… Y cuando hace esas cosas, se motiva mucho viendo que tiene muchas posibilidades para ver, tocar, alcanzar cosas y desplazarse. Es un bebé muy activo y nervioso, le va la caña, el jaleo, la gente, los movimientos… Tenemos que vigilar porque se activa demasiado si hacemos horarios distintos o estamos con gente, deja de dormir durante el día para estar pendiente de todo y acaba agotado. Creo que no tardará mucho en moverse, sentarse, y empezar a liarla…

La crisis de los tres meses tuvo un pico de locura, y ahora se va calmando poco a poco. Todavía está muy distraído y tiene ratos de tirar del pezón, parar y continuar, etc.. pero son ratos al día y es mucho más leve que los primeros días (bien!). A esta crisis, como hemos ido viendo, le han seguido un montón de cambios en el desarrollo de Biel, así que no hay mal que por bien no venga!

Con la lactancia, seguimos a pelo, sin pezoneras, como os he ido contando, no hay problemas, ni dolor, y ya apenas escucho chasquidos cuando mama. Con esto de no usar pezoneras, me he despertado ya varias veces que Biel se había enganchado solito a la teta sin despertarme. Como las tiene cerca y destapadas, él se sirve a modo de buffet libre y si no me he movido ni me despierta, se autogestiona solito! Dar teta y colechar son la combinación perfecta para descansar bien con un bebé aunque sea hiperdemandante como Biel 😀

Ayer, gracias a los avances de mi hijo, he conseguí un gran logro: ducharme estando sola con él! Aprovechando lo bien que nos está yendo el parque (cuánto te lo agradezco L.!), lo he trasladado al baño, y me he dado una ducha tranquilamente. Nos teníamos ambos a la vista, y le iba hablando. He temido tener que salir a media ducha como otras veces a consolarle, pero no. Hasta me ha dado tiempo de vestirme, peinarme, recoger el baño, y empezar a prepararme la comida tranquilamente. Poder ducharme es un gran hito, porque si tengo que esperar a hacerlo cuando llega Mamífero, me dan las mil y vamos de culo… A él le había dado el baño antes de ducharme yo,  así que otra cosa menos por hacer por la noche. Normalmente a esas horas Biel tiene mamitis y si desaparezco un rato, monta un pollo… Llega a las 8, y tenemos que sincronizar las duchas de ambos con las tetadas y cenar, por lo que en seguida se nos hace tarde, y Mamífero se cae de sueño porque se levanta a las 6 😦

Después, comí mientras le daba teta, a las 3, (una hora la mar de decente comparada con las de días anteriores) y durmió un poquito. Al despertarse, quería seguir jugando, así que le «aparqué» e hice la cena de hoy y de mañana, recogí la cocina y fregué los platos, barrí todo el piso y fregué la cocina, preparé la cafetera para hoy (que las mañanas las carga el diablo y como no me lo ponga fácil…), y hasta me dio tiempo a merendar después de todo!!… Como cunde el tiempo cuando tienes las manos libres para hacer las cosas, y cuando es sin portear ya, es otro nivel… Es como el entrenamiento de Goku con el caparazón de tortuga, cuando vas sin bebé encima, has ganado skill!!

Y hoy, también está siendo productivo!! Biel se ha despertado sobre las 12, y yo me he levantado y he desayunado tranquilamente. DESAYUNAR!! Eso no lo hacía desde que estaba embarazada!! Me he PEINADO y ARREGLADO como las personas normales, al despertarme por la mañana, en el baño, sin correr, sin un bebé llorando… Y como Biel seguía en la cama entretenido hablando con un cojín, he seguido recogiendo y doblando la ropa tendida, recogiendo la cocina, he barrido todo el piso… Si, hay que hacerlo cada día porque tenemos un parquet preciosísimo que recomiendo mucho para verlo de visita, pero no para vivirlo a diario… Es color marrón oscuro y brillante, así que cualquier cosa se ve a leguas, y habitamos 3 gatos, dos adultos peludos y un bebé babeante que va dejando lamparones :p

Bien, una de las veces que he ido a ver como estaba, se había quedado dormido solo!!! Así que, me he sentado a su lado a escribir, un lujazo!!! En días como este podríamos salir a pasear ya que tenemos todo hecho, lástima que estamos de tormentas y no tenemos paraguas (prefiero chaqueta impermeable, pero no tengo una para portear todavía). Después comeré e intentaré ducharme con él en el parque como ayer, deseadnos suerte 😀

Espero que sigamos en esta línea, porque la verdad, es que estos días están siendo una gozada…  Él se lo pasa muy bien, puedo comer y hacer cosas… la verdad es que en semanas como esta se me hace bastante fácil tener un hijo. Tenemos mucha suerte de que Biel esté tan sano porque cuando están malitos lo pasan muy mal…Tal como fueron los primeros meses con la lactancia, las primeras crisis, los dolores de barriga… y hasta ahora que ha estado más demandante, imaginaba que todo iba a ser cada vez más duro, pero es al revés, al menos por ahora… Parece que me lo imaginaba más complicado de lo que realmente esta siendo, o que al no tener por la mano las cosas, se me hacía un mundo. Ya veremos como me apaño cuando gatee, ande, y haga trastadas xD

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Abrazos mamíferos ❤

 

Feliz día madres invisibles

Casi no me da tiempo a publicar este post, que por otra parte no tenía planeado pero ha brotado de mi, porque estaba ejerciendo de madre. Agradecida estoy de poder estrenarme con el título de madre en prácticas y practicante, después de años de sentirme madre sin hij@s, por tanto sin derechos ni títulos o celebraciones. Por eso, lo dedico a felicitar el día a todas aquellas personas que forman familias fuera de lo normativo (porque he visto seres más maternales con sus animales que algunos padres con sus hij@s), a las que cuidan de los suyos y también de si mism@s (que no son madres abnegadas sino dignas y respetuosas con sigo mism@s), y  a todos los que ponen su esencia maternal en todo aquello que hacen.

Maternal a secas, sin feminidad ni género, ni adjetivaciones tipo madre-coraje. Porque ser madre no significa todo el adorno que envuelve al pastel, ni ser una figura-tipo del belén social: madre, trabajadora, femenina, independiente, emprendedora, atractiva… Ser madre es un concepto más allá y se manifiesta en tantas formas como casos concretos existen. Es un título que no debería limitarse a roles de género o a libros de familia.

Ya no me gustan los días tipificados para celebrar por la vinculación consumista en masa de dedicar un día X a una figura X para comprar/celebrar X. Además en el día de la madre, no se puede negar la influencia patriarcal, además de la restricción de que las madres deben ser mujeres y además, con hij@s. Por no hablar de su celebración dominical, el día de la semana de las madres por antonomasia…

Muchos pensaréis: Mamífera, mira que eres puntillosa, si celebrar mola, si es para darles importancia a las madres. Pues no, lo siento, pero no comulgo, soy así de punki y le veo el lado oscuro al sistema sea por dónde sea.

Como ejemplo práctico de como se denigra a la figura de la madre, podéis ver como son las campañas de venta de muchas marcas:

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Todo muy tipificado, y en muchos casos, con un concepto muy rancio de lo que es una «buena madre», de las de toda la vida vamos. No me extenderé en esto porque se han escrito ya, numerosos posts y libros acerca del rol de  madre.

Normalmente se felicita en este día a las mamás estándar, aquellas que, con hijos de la edad que sea, hay vivido lo que es cuidar de ellos. Las madres de hecho y derecho, las que han ejercido o no, las que han concebido o adoptado… Todas ellas son reconocidas sobradamente, pero, yo desde aquí, quiero felicitarles el día a todas, sin excepción. Por eso quiero remarcar que considero que son madres todas las mujeres que:

  • Esperan la llegada de sus hijos activa o pasivamente, ya sea en actos o en deseos. Tanto las que están en su búsqueda, o ya en embarazo, como las que permanecen con ese deseo pausado por las razones que sea.
  • Las que han perdido a alguno de sus hij@s durante el embarazo, parto o después de este.
  • Por las circunstancias que sea, no han podido ser madres de ninguna de las maneras, pero lo han deseado.
  • Quienes han volcado ese instinto maternal en otras causas, ya sea cuidar de sus animales o seres queridos, o ayudar a quien lo necesite.
  • Las personas que bien están fuera de la heteronormalidad o/y  del cisgénero, habiendo formado una familia en la forma que sea y sintiéndose indentificad@ con el concepto de madre.
  • Quienes sea que hayan ejercido o sentido el rol de madre, más allá de su género o el vínculo familiar.

La maternidad se vive de muchas maneras, en diversos planos, y formas infintas. Espero no haber obviado ninguna de sus múltiples caras, y si lo he hecho, tendré a bien rectificar e incluir a aquell@s madres que se sientan invisibilizadas.

¡Feliz día madres invisibles!!!

 

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Abrazos mamíferos ❤

¡Ha nacido un minimamífero!!

Estoy desaparecida por la mejor razón del mundo:

Biel nació el miércoles 24 a las 3:50 de la madrugada 🙂

Está sanísimo, y nosotros felices, y agradecidos a la vida por darnos este regalazo. Gracias a tod@s los que nos habéis felicitado, poco a poco voy sacando algo de tiempo para leer y contestar vuestros mensajes y comentarios, y espero poder colgar alguna foto y post, pero ahora el primero es el peque!

Este minimamífero nos tiene enamorados ❤

 

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Abrazos mamíferos ❤

Dulce espera…

Sigo con Biel en la tripa, y he pasado muy buena noche, sin contracciones, o al menos no tan fuertes como para que me despertasen.  Por la noche, antes de acostarme si que tuve, coincidiendo, como siempre, con las horas en que Biel más movido está. Ayer por la tarde-noche caí rendida y hice una siesta pre-cena que me fue muy bien. Igualmente, he dormido muy profundamente y muchas horas, casi 12, ha sido reparador. Ya sin ningún síntoma de constipado desde ayer, me siento a tope de energías y me encuentro muy bien en general.

Sigo manchando poquito a poco,  muy poca cantidad, y casi siempre después de ir al baño. Ya no es tan líquido como ayer, por lo que pienso que puede ser que lo que esté expulsando sea el tapón mucoso. Es más consistente y en vez de tener un color rosado es marroncito y a veces con hilillos de sangre. Por lo que se, si es el tapón, tampoco es indicativo de que se vaya a poner en marcha o no el parto. Estamos en las mismas, puede ser dentro de unas horas o todavía tardar semanas. Preferiría que fuese más pronto que tarde, pero no me angustia, que sea cuando él decida.

Me veo y no me reconozco, no solamente por los cambios físicos, sino por la tranquilidad con la que estoy pasando estos días. Yo siempre he sido nerviosa, ansiosa y algo impaciente, y siempre me había imaginado en el final del embarazo con incertidumbre y atacada.

Me acabo de exprimir un zumo, y tal como lo he dejado en la mesa le he dado un golpe (torpeza máxima de preñada) y la he liado mucho, manchándolo todo, pijama y manta del sofá incuidos, y el suelo que tan limpio estaba, anegado…no ha quedado ni una gota para beberme, pero ni me he inmutado, ni he maldecido, lo he recogido todo, me he cambiado de ropa, y a otra cosa. Así de zen estoy.

Creo que alguna hormona fantástica me está ayudando a que esto no sea así porque no me creo lo bien que lo llevo. Puedo tener la mente en blanco sin problemas, estarme estirada mirando el techo una hora sin darle vueltas a nada. Es genial, porque los nervios no son nada buenos para ponerse de parto 🙂

Además tengo la tranquilidad de que todo está preparado, (por fin conseguimos imprimir el plan de parto e instalar la sillita en el coche!!). Si hay que ir al hospital, solamente tenemos que coger las bolsas e ir a recibir a nuestro hijo. Normalmente me pondría nerviosa el simple hecho de no saber, de tener que improvisar un viaje de madrugada al hospital, pero ahora es algo que deseo con ilusión, sea a la hora que sea.

Está haciendo un tiempo estupendo, primaveral, y disfruto mucho de la buena temperatura, del silencio, de los momentos en casa sola que luego no tendré. Esta mañana he salido a recoger la ropa de ayer y a tender la lavadora de hoy en manga corta, espectacular. Disfrutando del solecito, escuchando los pájaros cantar, y con todas las ventanas y balcones de la casa abiertos, disfrutando del aire templadito. Los gatos están contentos también con este clima tan agradable, tomando el sol y oliendo el aire de la calle.

Hoy Mamífero me ha dado dos buenas noticias tal como me he despertado, que bien sienta eso!! Le han dado 3 días de fiesta de lunes a miércoles, porque no se fían de que que haya más falsas alarmas. Nos va a ir muy bien para hacer cosillas para animar la cosa, a ver si Biel quiere nacer, y con la tranquilidad de tener al papi en casa. Además, el martes tenemos ecografía y miércoles otra vez monitores, así que ya nos va bien. La segunda, y mejor noticia es que ya han hecho el recuento de días que podrá estar en casa cuando nazca el peque, juntando los días de paternidad con las vacaciones. En total, serán 35 días fantásticos para estar los tres juntos conociéndonos y adaptándonos a la nueva realidad. Me emociono mucho al pensarlo, ¡serán las mejores vacaciones que hayamos hecho en años!!

Vosotras como llevasteis la recta final, ¿de los nervios, o modo zen? ¿me contáis vuestras experiencias con la expulsión del tapón mucoso?

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Abrazos mamíferos ❤

 

Embarazo: ¡37 semanas!!

Exactamente estoy hoy de 37+3!! 🙂

Muy ilusionada, gordita, y expectante, pues en cualquier momento Biel puede decidir nacer porque ya es un bebé a término. No me acabo de creer que en cuestión de días lo tendremos aquí, llevamos tantos años esperando y soñando este momento que no me parece real…

Lo siento enorme, sus movimientos y golpes son muy fuertes, y aunque dicen que a estas alturas debería moverse menos, yo lo veo tan animado como siempre. Pero ya me va bien, me tranquiliza que sea así, aunque tenga las costillas echas polvo, prefiero que esté activo. Hace un par de días que siento pinchazos un poco más fuertes de lo normal en el pubis, y he empezado a tener dolorcillos como de regla (aunque mucho más flojos que los que suelo tener), sobre todo cuando estoy un rato de pie, o incluso sentada, pero se me pasan si me estiro. Girarme en la cama es bastante incómodo, así como levantarme, sentarme, y sobre todo agacharme, cuando lo hago parece que se me vaya a partir en dos el hueso púbico.

Ya he llegado a los 61,100 kg, y un contorno de barriga de 101 centímetros, creo que he llegado a mi tope. Tengo las articulaciones muy aflojadas, durante el todo el embarazo lo están, pero ahora lo noto mucho más. A veces parece que se me salga la pierna de sitio y me da un dolor agudo en el culo-espalda-pierna que no me permite estar en ninguna posición de reposo. Entonces, tengo que levantarme y «reiniciarme», ando un poco (los primeros pasos son dolorosos), basculo la pelvis sacando el culo, me muevo, y entonces vuelve a su lugar y se pasa bastante el dolor.

Siento a Biel muy encajadito, bien abajo, y mi cuerpo se va preparando… Es emocionante, cada día pienso que ojalá sea hoy el día. Aunque se que esto puede alargarse un mes más, pero tal como me siento, a punto de reventar, no me veo un mes más embarazada… pero será lo que tenga que ser.

Los días se hacen largos, me canso, me caigo de sueño, y cada vez se me agotan las pilas antes. No consigo llegar a dormir las 8 horas casi nunca, y me despierto todas las noches a cada hora, o dos como mucho, para ir al baño, cambiar de posición, o porque si, luego me cuesta retomar el sueño, y muchas veces ni lo consigo. Así que durante el día voy medio zombie, con dolor de cabeza, y me tengo que estirar en el sofá a menudo para reponerme.

Parece que los ardores y la acidez me dan tregua, no han desaparecido, pero estoy mucho mejor ahora que semanas atrás. Y las náuseas han vuelto, vienen con el cansancio, o cuando tengo mucho hambre, sobre todo a primera hora del día y por la noche. El otro día llegué incluso a vomitar un poco de la cena por lo cansada que estaba. A parte del agotamiento y lo torpe que me siento, no me puedo quejar de este final de embarazo porque está todo dentro de la normalidad.

El otro día, haciendo la compra en el supermercado, me paró un señor para preguntarme. Se ve que tenía cara de moribunda porque me dijo que me veía cansada y muy avanzada. Me preguntó lo típico, que si era niño o niña, y que que para cuando se le esperaba. Le dije que ya podía nacer cuando quisiera, y que era niño, y me contestó señalando a una niña que debía ser su nieta: muy bien, así ella será una asaltacunas! Vale… ¿me quedo con su teléfono para concertarles una cita? Es surrealista lo que se llega a oír de boca de un extraño xD Pero bueno, el hombre fue muy amable y me deseó un buen parto.

Mamífero me está mimando mucho, es todo un padrazo, nos cuida tantísimo!! En sus días de fiesta es el motor de la casa, animales y nuestro. Además de acompañarme a médicos y hacer la compra, lo deja todo hecho a fondo para que entre semana yo haga mantenimiento, y lo del día a día. Eso me tranquiliza pues en cualquier momento puedo ponerme de parto y prefiero tenerlo todo en orden. Por las mañanas, cuando está en casa, aprovechamos para contemplar los bailoteos de Biel, y saborear estos últimos días solos, e imaginar como será nuestra nueva vida dentro de unos días.

Maru en nuestro momento mañanero, le encanta ponerse encima de Biel ❤

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Esta semana vimos al anestesista para tener preparado y firmado el consentimiento por si finalmente necesito la epidural. Y la semana que viene empezamos con los monitores, ¡que ganas!! Tenemos casi todo listo por si decide nacer, aunque sigue quedándonos el coche por limpiar, la sillita por instalar, y no hemos podido imprimir el plan de parto todavía… Nos faltan horas y energía los días de fiesta de Mamífero, pero lo conseguiremos!!

Un par de fotos saliendo del hospital 🙂

 

Hemos tenido también la última clase de educación maternal, ¡hemos conseguido hacerlas todas!! Hablamos de los cuidados del bebé, las curas del ombligo, y las cosas necesarias a tener. Poca cosa la verdad, por eso ni me extiendo en contaros. Ya me despedí de mi matrona, quedando en que la avisaría cuando nazca Biel para que me hiciese la visita a domicilio y hacer el seguimiento post-parto con ella. Hay un grupo de mamás para después del embarazo, pero es mas un evento social que para solventar dudas. Yo no soy muy de ir a socializar porque si, así que no creo que vaya a pasar el rato, si tengo cualquier duda iré a la consulta con la matrona.

Cambiando de tema, nos han salido humedades en la habitación de matrimonio y en otra, y no me hace ninguna gracia tenerlas cohabitando con un bebé. También hubo filtraciones de nuestra ducha a la casa del vecino de abajo, por lo que ayer vino un señor a arreglarlo, y aproveché para apretar a la propietaria con lo de las humedades. Ya se lo había dicho hacía días pero no parecía muy por la labor de arreglarlas, se ve que mantener el piso en condiciones (gastar dinero), no le apetecía. Para arreglar el problemilla del vecino antes de que fuese algo grave/caro, se ha movido rápido, pero que su piso se llene de moho le parece algo sin importancia… Le dije que así no lo podía dejar, que con un bebé en casa no era plan de tener la pared verde. Le ha costado entenderlo, para ella son algo normal y no lo ve como un problema para la salud… se ve que es saludable respirar moho.

En estos últimos 2 años y pico hemos cambiado de casa 4 veces, y en todas había humedades (otros problemas a parte). El moho nos persigue, y lo odiamos. De la última casa que nos encantaba, nos fuimos por la cantidad de humedad que había, era exagerada. Me pilló embarazada de Aritz, un verano de lluvia diaria e intensa, poco sol y fresquito montañero (era una masia en alta montaña), terrible… Tuvimos que pasarnos a dormir-vivir al comedor-cocina (en un incómodo sofá cama, muerte para una embarazada) porque en la habitación era insufrible. Llegaba a vomitar del olor a humedad que había en el ambiente, y no era exageración, había mucho. Se nos llegaron a pudrir zapatos, ropa, objetos de todo tipo, muebles, comida… todo se ponía verde. Aguantamos 6 meses allí, hasta que nos mudamos a el piso en el que estamos, en el que no hemos tenido problema alguno hasta ahora. Cambiar de casa 3 veces en poco más de un año ( esta última embarazada y con amenaza de parto prematuro ) es un horror, y lo que hemos llegado a pasar da para unos cuantos posts…

Volviendo al tema: al final cedió, dice que rascarán y pintarán la pared a poder ser, antes de que nazca Biel, o sea, pronto. También me ha soltado que no me preocupe si nace antes, que podemos dormir sin problema con la habitación recién pintada, que ahora las pinturas «no huelen». A lo que contesté que, huelan más o menos, son tóxicas y no es lo más adecuado respirarlo, cuanto menos, un recién nacido… Es muy buena mujer esta señora, pero tiene unas cosas «old school» que me dejan el culo torcido.

Por otro lado, le han dado una buenísima noticia  a Mamífero, le han subido la categoría, ¡por fin!! Después de pasados 5 años en la empresa haciendo de todo y más, con la categoría de ayudante de camarero, ahora, por fin, es camarero!! Eso se traduce en una subidita de sueldo, no para echar cohetes, pero buena y necesaria es, y ya era hora de que su nómina fuese acorde con el trabajo que desempeña.

Así que ha sido una semana positiva, todo se va poniendo en su lugar 🙂

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Abrazos mamíferos ❤

 

 

 

Mi visión de la crianza

Hoy quiero hablar de crianza, para eso, me baso a nivel teórico en nuestras necesidades biológicas como especie, en los procesos madurativos, pero sobre todo, en mi instinto. Esa vocecilla que desde antes si quiera de plantearnos ser padres, me decía que cuando llegase el momento, cuidaría a mis crías en base a ciertos principios. Y que a partir de esa intuición, he ido encontrando evidencias, respuestas, y métodos que se ajustaban a mi manera de sentir. He ido hilando poco a poco, informándome, y sin duda, todo me lleva al mismo lugar: apego, respeto, atención a la demanda… 

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Mujer Sioux porteando a su bebé

Somos una especie altricial, esto significa que nuestras crías nacen vulnerables, inmaduras, sin aquellas características que en la edad adulta nos permiten sobrevivir por cuenta propia. Esto nos condiciona desde la bipedestación, ya que a raíz de ese cambio, la gestación humana se acortó debido al estrechamiento pélvico. Para que el cráneo del bebé pueda atravesar el canal del parto, nacemos prematuros, dando como resultado, una cría totalmente dependiente.

Esto se traduce en que los humanos necesitamos durante muchos años el cuidado, la vigilancia, el contacto y la protección de nuestros cuidadores. No es por capricho que los bebés lloren para comunicar sus necesidades, que nos necesiten cerca, y que durante años, busquen nuestra cercanía para sentirse seguros. Esta necesidad no sólo asegura la supervivencia básica, sino que es clave para el desarrollo en todos los aspectos.

 

Por el contrario, las especies precociales son aquellas que nacen pudiendo desplazarse, ver, oír y demás funciones básicas prácticamente desde el nacimiento. Por lo que su crianza es muy distinta, ya que son más autónomos y requieren de menos cuidados. Un ejemplo de especies precociales son los caballos que se ponen en pie rápidamente, aunque siguen cerca de su madre un tiempo, u otras todavía más precoces como algunos peces, que no necesitan ningún tipo de cuidado para su supervivencia y desarrollo.

Este hecho se debe al grado de maduración del cerebro en el momento de nacer, lo que condiciona el grado de dependencia de las crías. Precisamente, nuestra especie, entre todos los primates, es la que nace con el encéfalo menos desarrollado. Para que os hagáis a una idea, para que un bebé humano naciese con el grado de desarrollo equivalente al de un chimpancé recién nacido, deberíamos tener gestaciones de entre 18 y 21 meses.

Por eso, el período desde el nacimiento hasta que el bebé adquiere la capacidad de desplazarse autónomamente, se llama exerogestación o gestación extrauterina. Es un intervalo de tiempo en el que cubrir las necesidades del  bebé es primordial para su desarrollo físico, neurológico, afectivo, digestivo, sensorial… Esta etapa madurativa es tan importante como la gestación intrauterina, es de hecho, la continuación de esta en el exterior.

Durante este tiempo, el bebé necesita un acompañamiento y presencia constante, alimentación a demanda, calor corporal, contacto físico y afectivo, sentir el latido del corazón o la respiración de su cuidador/a, movimiento de balanceo para su calma y consuelo (similar al que se da intrauterina), que se respeten sus patrones de sueño y actividad, etc.

Gorila con su bebé (encontraréis otras tiernas imágenes aquí )article-2534679-1A725E8600000578-741_634x466

 

Aunque nacen más maduras, las crías de chimpancé (el animal más estrechamente emparentado con el humano), permanecen al lado de su madre durante años, con un vínculo afectivo estrecho. Crecen con una supervisión y aprendizaje garantizados por ella principalmente, y con el apoyo del resto de hembras del grupo. Acunan a sus bebés cuando duermen como hacemos los humanos, y se arman de paciencia, ya que en ningún momento se separan de sus crías.

Las mamás chimpancé ofrecen lactancia a demanda hasta los 5 o 6 años de edad a sus crías, mientras que inician a sus retoños en el aprendizaje de la alimentación complementaria. También los cargan encima hasta el destete definitivo, que puede continuar algo más allá de los 6 años. Desde ese momento y hasta los 13 años, edad en que se consideran maduros físicamente, sus madres siguen educándoles en la supervivencia, roles sociales, uso de herramientas, comportamiento en comunidad, cultura… Todo un ejemplo de crianza e implicación para que sus crías lleguen a ser adult@s con plenas capacidades.

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Chimpancés abrazándose

La vulnerabilidad de nuestras crías ha determinado el desarrollo biológico de nuestra especie en aspectos muy determinantes. Eso afianzó nuestro carácter gregario, y nos condujo al emparejamiento estable. Las necesidades de los bebés, fueron un factor de cohesión social que llevó a el cuidado aloparental (a cargo de otros miembros del grupo). La implicación de todos sus miembros por el cuidado y protección no sólo de las crías, sino también de los miembros «no productivos», es decir las gestantes y las cuidadoras.

Esta nueva manera de organizarnos, se debe al desarrollo de la empatia, algo indispensable para nuestra supervivencia como seres altriciales, que determina que seamos capaces de reaccionar ante el sufrimiento y las necesidades ajenas. Todos estos cambios incidieron directamente en la longevidad de las abuelas, ya que ejerciendo el comadreo, eran figuras importantísimas en nuestra estructura social a las que se les brindaba protección.

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Monas de las nieves acicalando a una cría

Eso me hace reflexionar, hasta qué punto las crías de nuestra especie, las más inmaduras y vulnerables, deben «madurar» (o más bien, separarse de sus criadores) excesivamente pronto… La mayoría de padres se ven forzados a dejar a cargo de otros cuidadores a sus bebés de pocos meses, cuando todavía, su cerebro no está preparado para esa separación. Por no hablar del destete temprano en nuestra especie, del deseo o necesidad de los progenitores de que duerman solos y sean autónomos cuanto antes, del desapego físico que impone nuestra sociedad, o de que delegamos muchísimos años de crianza a las guarderías y escuelas.

Muchos pensaréis que para eso somos una especie avanzada, civilizada, y preparada para confiar esos cuidados a organismos institucionalizados, y que eso no tiene ninguna importancia a nivel del desarrollo. Pero a mi manera de ver, es un error gravísimo pensar que se puede sustituir el calor de un cuerpo, o que la figura y presencia constante de un cuidador con un vínculo emocional, no es un factor imprescindible.

Obviamente los bebés siguen creciendo, desarrollándose y aprendiendo, en cuestiones básicas de supervivencia y a nivel cognitivo. Pero creo que si la naturaleza nos ha dotado de medios para criar de determinada manera, y ha hecho que nos adaptemos a nivel biológico para que nuestra implicación emocional nos lleve a protegerlos durante años, es que debe ser el método más adecuado. Es un modelo de crianza ajeno a las modas, común a muchas especies similares a la nuestra, y que da buenos resultados, sin embargo, nosotros nos empeñamos en ir en direcciones opuestas.

Desde pequeña me han gustado los documentales de animales, con ellos, he aprendido y reflexionado mucho acerca de nuestro comportamiento como mamíferos. Desde que se me encendió el reloj biológico, me fijo todavía más en aspectos como la reproducción, la maternidad, la crianza, y las bases biológicas que hacen de la nuestra, como a otras especies altriciales y a su vez sociales, una sociedad estructurada en base a fuertes lazos de cooperación.

Hoy, viendo un documental sobre los monos de las nieves, no dejaba de ver señales, esas cosas de las que te das cuenta cuando te planteas el tipo de crianza que quieres dar a tu bebé, y que te hacen enfocarte en detalles sumamente claves. Por todas partes veía apego seguro, sororidad entre las hembras, instinto maternal, vínculos afectivos, protección,  aprendizaje libre y mediante el juego, calidez, porteo, lactancia a demanda, colecho… Y mucha dedicación y cariño hacia las crías… Las mamás, tías, hermanas, abuelas y comadres en general, dedican su vida a ello, una gran labor. La crianza a tiempo completo es algo que está subestimado en nuestra sociedad, sin ánimo de ofender a quienes no la pueden practicar, claro.

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Hermana mayor porteando a su hermanito

Nosotros hemos decidido traer a un ser a este mundo, y deseamos que su maduración, aprendizaje y sus necesidades a todos niveles sean cubiertos por sus padres. Sin que se vea sometido a cumplir expectativas madurativas si no está preparado, o que no respeten su condición de bebé-niño en proceso de crecimiento. La crianza con apego, el respeto a sus ritmos, atender a sus demandas, la dedicación y el tiempo que merece cuidar de un hij@ en todos los aspectos… Son principios básicos que tanto para mi como para Mamífero son básicos e indiscutibles en la crianza.

 

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Abrazos mamíferos ❤

 

 

 

 

 

 

Embarazo de Aritz: la parte positiva

El embarazo de Aritz, aunque tuvo momentos muy complicados, fue feliz, muy feliz. Llegó a alegrarnos la vida, después de dos años buscando, con abortos, con problemas de salud y muchos disgutos, y ya a las puertas de ir a inseminación artificial. Fueron 6 meses de felicidad infinita, siempre le estaremos agradecidos de que nos eligiese como padres.

Como ya os conté en la entrada: Las pruebas de infertilidad y los milagros que ocurren , estábamos bastante seguros de haber acertado el día de su concepción, la madrugada del 6 de Junio de 2014. El primer síntoma que me hizo sospechar estar embarazada, fue que me encontraba muy bien. Normalmente, una semana antes de que llegase mi período me pesaba todo, estaba muy sensible, con dolor y malestar general. Mis reglas eran muy duras, empezaban molestando una semana antes, y se extendían a una semana de sangrado muy abundante y doloroso, en total, medio mes hecha polvo.

Pero esa vez, estaba como una rosa, así que los días 12 y 13 por la mañana me hice los test de embarazo. Dieron un positivo muy suave, difícil de ver, pero era real, no nos lo creíamos… Esperé hasta el día 17 para repetir el test, confirmar que la línea se marcaba con más fuerza y acabar de creerlo. Ese día nos emocionamos y nos llenamos de felicidad, nos lo empezábamos a creer. Fuimos a comer para celebrarlo, en secreto, tan secreto que no tenemos ni fotos. Igualmente, por si acaso, esperamos al día 25, repetimos test, y reconfirmándolo, nos atrevimos ya a llamar a la familia y dar la noticia. Todos se alegraron muchísimo, llevábamos muy mala racha en muchos aspectos, y dar una noticia así fue un respiro, parecía que empezaba una buena etapa.

Estaba embarazada, por fin, y evolucionaba favorablemente, así que inocente de mí, pensaba que habíamos superado lo más difícil. Todo me era nuevo, y maravilloso, cada síntoma, cada semana… Aunque era mi primer embarazo, nunca tuve miedo excesivo, confiaba en mi cuerpo, en nosotros. El parto no me angustiaba, ya que llevaba años informándome, estaba (y estoy) convencida de que lo podía afrontar, incluso disfrutarlo. Todo lo que teníamos que hacer era empezar a contar las semanas que faltaban para que llegase nuestro mayor deseo.

Era verano, y estábamos viviendo en una casita, en plena montaña, con un jardín estupendo. Recuerdo con mucho cariño que cada mañana salíamos a desayunar y tomar el sol, mi pareja, los gatos, el camaleón y la tortuga. Poníamos unos altavoces con música, y allí nos pasábamos la mañana hasta que llegaba la hora de comer.

Desayunando en el jardín

Desayunando en el jardín

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Con mi gato Flip y la perrita del vecino en el jardín

Con mi gato Flip y la perrita del vecino en el jardín

Todo iba estupendo, lo único que me encontraron fue infección de orina ya a las 5 semanas, con lo que tuve que tomar antibiótico. A partir de ahí, empecé a tener candidiasis, que no se me iba por más cremas, pastillas y óvulos que me recetaron. Las tuve molestando todo el embarazo, y es que, a ningún médico se le ocurrió recomendarme tomar probióticos y una dieta prebiótica. Después de parir, los tomé y cuidé la alimentación, y se han ido, sin tomar nada más.

El primer trimestre, exceptuando los vómitos, fue muy bonito y tranquilo. Me hicieron una ecografía a las 6 semanas, para confirmar que había anidado bien. Le vimos, y escuchamos su corazón por primera vez, que emocionante… Recuerdo que mi pareja quería, desde ese día, tatuarse las ondas de su corazón latiendo, los del primer día. Después, llegó la ecografia de las 12 semanas, a la que pudo acompañarnos mi madre que se emocionó también mucho. Ese día, mi pareja puso la grabadora del móvil para tener el sonido de su corazón, y en alguna otra visita con la comadrona, también lo grabó.

Primera ecografia, a las 6 semanas

Primera ecografia, a las 6 semanas, con el latido de su corazón debajo

Estaba muy delgada, empecé el embarazo en 42kg, y en el primer trimestre, aunque vomitaba mucho, gané casi 5 kg. Tenía muchísimo hambre, cada dos horas comía, y por las noches, me despertaba con hambre y tenía que reponer combustible. Mi cuerpo me lo pedía, necesitaba reservas. Así que en seis meses de embarazo, engordé 12kg, que me vinieron muy bien. En toda mi vida no había conseguido subir de peso, así que estaba (estoy) muy contenta con mi nuevo cuerpo. La barriga en seguida se me empezó a notar, al ser tan poca cosa, sólo se me veía barriga. Hicimos fotografías cada semana para ver su evolución, queríamos tener muchos recuerdos del embarazo.

Un bonito día en la playa

Un bonito día en la playa

Me compré un libro sobre la evolución del embarazo muy detallado, día a día. Disfrutaba mucho leyendo cada semana su evolución, qué se había formado, el tamaño que tenía, y mirando las ilustraciones que me hacían visualizarlo. Empecé a leerme un libro de Carlos González, (Comer, Amar, Mamar), que lo tenía pendiente de años atrás, pero nunca me atrevía a leer, ya que no estaba convencida de poder tener un hijo. También empecé un diario en el que quería ir explicándole a mi hijo como era su embarazo, para regalárselo cuando fuese mayor. El diario no pude escribirlo más que las primeras semanas, ya que, primero con los vómitos y el cansancio del primer trimestre, lo fui dejando, y más adelante, empezaron los problemas.

No nos iban las cosas muy bien en el aspecto económico, pero toda la familia hizo lo posible para ayudarnos y empezar a pensar en lo que nos haría falta. Mi tía, empezó a tejer ropita preciosa, mi madre empezó a comprar cositas, la madre de mi pareja también nos regaló ropa y un juego completo de ropa de cuna. ¡Hasta nos llegaron regalos de amigas de mi madre! La hermana mayor de mi pareja, además de regalarnos unas bambas, consiguió de sus amigas un montón de bolsas de ropa de 0 a 9 meses, una bañera, sillita para el coche, zapatos, un carrito, parque de juegos… Vamos, que no tuvimos que comprar nada, estaba casi todo preparado. Solamente nos dimos el capricho de comprarle un gorrito y unas manoplas muy bonitas.

A las 16 semanas, antes de irme a dormir, estirada boca arriba en la cama, noté a mi hijo por primera vez. Eran unas burbujitas muy leves, en un principio pensé que era otra cosa. Pero me di cuenta que si ponía la mano en mi tripa, él me contestaba, y siempre lo sentía por la noche. Le dije a mi pareja que creía que lo había sentido, pero que no estaba segura porqué era muy pronto, y cada noche fui comprobando que el patrón se repetía. Se lo comenté a mi madre, y a mi prima, y las dos me dijeron que, esa sensación que tuve, era mi hijo con toda seguridad. Y lo era, cada día fue notándose más claro y fuerte ese burbujeo, hasta que a las 19 semanas, ya eran movimientos inconfundibles.

Tomando el sol en el río

Tomando el sol en el río

De los movimientos de Aritz en mi barriga tengo recuerdos muy bonitos, estábamos muy conectados. Una tarde, estaba tumbada en el sofá, con mi gato Flip pegado a la barriga, y Aritz le dio una patada tan fuerte que se despertó, me miró indignado, y se fue. Nos reímos mucho. Las dos gatas (Maru y Joy), estaban muy cariñosas, siempre encima de mí, sobre todo Maru, que era la «bebé» de la casa con meses entonces. Se dormía encima de mi cabeza por las noches, y como buena mamífera, intentaba siempre estar en contacto físico conmigo (su mamá adoptiva). Otro día, poco antes del parto, me llené la bañera, pues ya estaba con contracciones y quise ver si me aliviaba el agua caliente (se lo comenté a mi comadrona y me dijo que, ningún problema, pero ahora pienso que no debería haberlo hecho). Aritz estaba juguetón, era un bebé con mucha energía, y se movía tan fuerte, que generaba ondas de agua en la bañera. Aunque estaba con mucho dolor, me hizo reír mucho.

Hasta en los peores momentos, disfrutamos del embrazo, no dejó de hacerme sonreír sentirle tan vivo dentro de mí. En la siguiente entrada, os contaré los recuerdos más oscuros del embarazo de Aritz. Sin duda, los que prevalecen en mi mente son los que os he contado aquí, los bonitos.

 

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Abrazos mamíferos ❤

Trámites después del parto de Aritz

La primera mañana en casa después del parto, me despertó una llamada de teléfono, no lo cogí. No tenía ganas de hablar con nadie. Pero, arrepentida, y miré el número, un móvil, y llamé por si era del hopital. Me responde alguien que debía ser el ginecólogo de guardia, le explico quién soy y le pregunto si sabe por qué me han llamado. No sabe nada, pero llego a la conclusión de que había llamado mi ginecólogo. Llamo al hospital directamente, como siempre, tardan en coger la llamada. Cuando consigo hablar con alguien, me pasan la llamada a la consulta. Tardan en cogerla, y al final, me atiende la enfermera, que dice que ya se ha marchado. Le explico, y en seguida me dice que lo siente mucho. Me dice que sabe que me ha llamado por algo de la necropsia, pero nada más, así que me quedo con la duda. Me dice que me llamará al día siguiente.

Así fue, me llamó por la mañana, para decirme que teníamos que ir al hospital a firmar el consentimiento y rellenar unos papeles. Me dice que es bastante urgente porque hasta que no lo hagamos no se lo pueden llevar. Yo me pensaba que ya lo habíamos hecho, al menos lo hablamos… Podríamos haber hecho este trámite cuando estaba ingresada, y así no tendríamos que volver a ese lugar y ver a ese hombre… Además, justamente teníamos el coche en el taller, ya que las desgracias no nunca vienen solas. Así que, le dije que ese mismo día no podríamos ir, que al siguiente estaríamos allí. Aproveché y le pedí por favor que le sacasen las huellas a nuestro hijo. Me contestó que sería complicado, que estaba en formol y eso podía deformar los tejidos. Otra vez su falta de tacto, y poca predisposición a ayudarnos. La imagen de mi hijo en formol me parte el alma…  Aunque sé que hablo con una piedra, insisto, que lo intenten al menos, que es nuestro único deseo. Se sacó la responsabilidad de encima contestándome que lo diría a los de anatomía patológica del hospital al que lo mandarían. Le di las gracias, y nos despedimos hasta el día siguiente. Ni siquiera me preguntó cómo me encontraba…

Se lo conté todo a mi pareja, que se indignó tanto como yo al pensar que podrían haber hecho esa gestión mientras estábamos allí. Ese día lo pasé nerviosa al pensar que teníamos que volver allí, era lo último que queríamos hacer… Pasé muy mala noche, y me desperté muy nerviosa. Tomé un cafe, y cuando me vestí no me entraba ningún pantalón. De un día para otro mis caderas se habían ensanchado muchísimo… Me puse el más ancho que encontré, aunque no me cerraba y parecía que iba a romperse de un momento a otro. De camino allí, hablamos de que teníamos que hacer todo lo posible para conseguir sus huellas, era nuestro derecho, y deberían habérnoslo ofrecido ellos. Parece obsesivo, pero sentía que no podía, otra vez, perder la oportunidad de conservar algún recuerdo suyo.

Cuando llegamos al hospital preguntamos por él, nos hacen esperar mientras le avisan. Yo tiemblo, él está también nervioso. Cuando por fin llega, nos dirigimos hacia un despacho, nos sentamos, y saca un formulario. Nos dice que es un trámite burocrático que debe hacer, pero que le parecen absurdas algunas preguntas como si estoy casada o no, desde cuándo estamos en pareja… que es como de la época de Franco. Con desgana, empieza a rellenarlo, con datos míos, datos del parto, de mi pareja… Son un par de hojas a dos caras, y veo arriba del todo un espacio dónde indicar el nombre del bebé. El sin dudar, ni preguntar nada, escribe hijo de… y mi nombre, sólo el mío, y se queda tan ancho. A mi me duele ese detalle, tiene dos padres, y un nombre muy bonito, que pensamos para él especialmente, mucho antes de concebirlo. Ahora, además de no aparecer en el registro de nuestra familia por ser demasiado prematuro, en el único documento en el que constará su existencia, consta como hijo de… Cuando acaba de rellenarlo, firmamos los dos, y nos dice que aproximadamente en un mes recibiremos los resultados.

Le vuelvo a comentar lo de las huellas, y nos mira con incredulidad, contestando que no es el protocolo, que no nos puede asegurar nada. Mira a mi pareja, como si él fuese el más «racional» de los dos, ya que es el que está más callado. Y continúa argumentando que es muy tarde, que deberíamos haberlo pedido antes, que el formol puede impedir que salgan bien… Mi pareja responde, enfadado, que lo intente, que no le cuesta nada pedirlo, y que las queremos salgan como salgan. Al ver su determinación, parece que entra en razones y se lo toma más en serio. Nos dice que esperemos fuera, que va a llamar al hospital a ver qué le dicen. Le vemos desde fuera,  se pasa un buen rato al teléfono, se nos hace muy largo. Mientras tanto, aparece por el pasillo un vecino del pueblo al que tenemos mucho aprecio, que se acerca a nosotros sonriendo. Tal como se acerca, me doy cuenta de que se fija en mi barriga, en segundos,me parece que hace cálculos y llega a la conclusión de que debería estar más gordita… Nuestras caras debían acabar de darle los datos necesarios, y parece que lo entiende todo sin que abramos la boca. Nos saludamos con un par de besos, y nos despedimos con un par de palabras. Siento que ha sido muy respetuoso al no hacernos ninguna pregunta, se lo agradezco de corazón.

Sale mi ginecólogo, diciendo que han sido muy amables y han accedido a intentarlo. Respiramos aliviados, mientras nos aclara que nos están haciendo un favor, que eso está fuera de todo protocolo… Le damos las gracias por pedirlo, y nos despedimos fríamente. En ningún momento me preguntó como me encontraba, si tenía fiebre, algún dolor, qué tal el sangrado… Parecía un administrativo más que un médico.

Nos fuimos bastante aliviados, con la enorme esperanza de recuperar un valioso recuerdo que dábamos por perdido. Pero debíamos esperar un mes largo para saber si lo conseguiríamos, y qué le había pasado a nuestro hijo. Se hizo muy largo, y tuve mucho tiempo para indagar en internet sobre lo que pudo haber pasado. También encontré páginas de apoyo, foros, casos similares, y valiosa información. Lo único que en ese momento me podía tranquilizar era darle una explicación a aquella desgracia.

Leyendo mucho sobre el tema, vi que en otros países, cuando un bebé fallecía, aunque los padres no quisieran, el hospital se encargaba de guardar recuerdos del bebé. Toman fotografías, mechones de pelo, huellas, y hacen una cajita o álbum bonito con todos esos tesoros. Si los padres en el momento no lo quieren, se guarda como parte del archivo, y si algún día lo desean, pase el tiempo que pase, pueden ir a buscarlo. Además, cuando los padres lo necesitan, les dejan quedarse en una habitación con su bebé, el tiempo que necesiten. Son habitaciones bonitas, confortables, con una cama de matrimonio y baño. Y pueden estar allí el tiempo que necesiten para despedirse de su hij@, incluso pueden bañarlo, vestirle, hacerse fotografías, y les dejan un cuaderno dónde pueden escribir, poner sus huellas, o lo que deseen. Me parece hermoso, y humano. Un espacio dónde empezar a asumir y salir del hospital con un duelo bien empezado. Es muy triste que aquí no sea normal tener ese trato deferente y respetuoso hacia las familias. Se hace muy duro salir de golpe al mundo, con los brazos vacíos, y aterrizar en una casa, que normalmente, está cargada recuerdos. Algunos hospitales y personal sanitario empiezan a concienciarse, pero el protocolo «normal», no lo tiene en cuenta. Y, realmente, cuando no te queda nada de tu hij@, tener cualquier cosa suya es un recurso vital para poder elaborar el duelo. De hecho, los psicólogos así lo aconsejan, e incluso animan al personal sanitario a que ofrezcan y les expliquen a los padres que les irá bien conocer a su hij@. Creo que es importante guardar un recuerdo bonito del día que nació, ya que lo que pesa es la parte nefasta, y es sanador tener algo positivo a lo que agarrarse. Al menos, para mí, es importante tener la imagen grabada de nuestro hijo, fue lo único bueno de ese día.

***Se me hacía muy larga la entrada, como de costumbre, así que, en esta entrada os cuento los resultados de la necropsia de Aritz.

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¡Primera patadita para papá!

Estamos muy contentos, ayer 27 de septiembre, (semana 17+5) mi pareja sintió a nuestro bebé moverse por primera vez. Ya hacía días que cuando se movía le avisaba, pero no teníamos suerte, dejaba de patear. Y por más rato que esperásemos no había manera de pillarlo. Además, todavía es tan pequeñit@ que según para dónde se mueva, solamente lo noto yo. Pero, por fin, ayer por la mañana le llamé porqué estaba muy juguetón/a, y lo ha podido notar muy bien. Me ha emocionado poderlo compartir con él, que pueda sentir también a su hij@, y sé que a él también le ha hecho mucha ilusión . Aunque yo le cuento todo lo que siento, tiene que ser un poco frustrante no poder sentirlo en primera persona. No es lo mismo llevarlo dentro e ir notándolo a lo largo del día, que por fuera un, pero es la única opción que tiene, y me encanta que pueda interactuar con su hij@ también.

Los movimientos del bebé, para mí son la sensación más bonita y mágica del embarazo. La tranquilidad que da sentirlo, y esa sensación de conexión tan íntima… es una experiencia única. Doy las gracias por empezar a notar sus movimientos tan pronto, porque me da mucha seguridad.

Es una entrada un poco escueta, pero nada más quería escribirlo para tener un recuerdo, y compartirlo con tod@s vosotr@s.

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