Madres guerreras

Despierto de mis no-vacaciones/ausencia del blog porque esto es importante, ya os lo conté hace unas semanas, pero insisto…

Se ha gestado una movida para visibilizar la no-conciliación que sufrimos todas las familias, con hijos o sin, esto nos afecta a todos. Por eso, desde el movimiento Madres Guerreras, que somos todas y todos, estamos aprovechando esta semana de «vuelta al cole» para hacer mucho ruido, intentar ser trending topic, y a ver si desde arriba por la presión mediática y social, se empiezan a mover fichas.

Se han convocado quedadas en twitter, el objetivo es twittear con los hastag el dia que toque, y esto es importante, tiene que seguirse el orden de # para que cuente, no otros ni en otro momento 😉

Aquí tenéis la información más detallada por si os queréis unir!

https://madressiguerrerastambien.wordpress.com/2016/08/29/quedadas-en-twitter-porque-conciliaresvivir-y-necesitamos-conciliaccion/

Si no usáis twitter, igualmente moved la información, hablad de ello en vuestras redes sociales o círculos de amistad. Si tienes un blog, anímate a hacer un post hablando de esto, cada pequeño gesto suma!!

Nuestros cachorros nos necesitan, hagámoslo por ellos… Fuerza guerreras!!!

El primer mes de Biel

El día 24 de marzo Biel cumplió un mes, increíble, ¡un mes!!

Hemos adaptado nuestra vida a sus rutinas y también a los imprevistos. El tiempo es oro, y hay que aprovechar cada momento de calma y cada sueñecito del peque para hacer en minutos un montón de cosas. Me maravillo de como tiro adelante a pesar de las pocas horas de sueño, el hambre, estar siempre disponible y pendiente de él hasta cuando duermo. Las hormonas me ayudan, pero sobre todo, ver su carita me recarga las pilas 😀

IMG_20160224_085914.jpg

Sus primeros minutos de vida

Un mes…

…durmiendo pegadita a ti, para que entiendas que puedes confiar, que ahí estoy si me necesitas, para que nunca te sientas solo o desprotegido.

…siendo mi pecho tu alimento, tu consuelo, la calma y la seguridad que necesitas.

…aprendiendo contigo la ardua tarea que es empezar a vivir, acompañándote en cada dificultad, y disfrutando cada logro.

…siendo lo primero y lo último que veo cada día.

…de plena felicidad por tenerte en nuestras vidas, regalándonos risas con tus muecas, enamorándonos con tus gestos y llenando de ternura nuestro hogar.

…siendo el centro de todo, protagonizando nuestra vida, dejando la nuestra propia a un lado para que tu, nos marques el ritmo.

…de trasnochar, comer a deshoras, y dejar a un lado todo lo que no sea indispensable, priorizando por tu bienestar.

…siendo más tuya que mía, estando felizmente disponible para lo que necesites en todo momento.

…practicando lo que tanto he soñado, ejercer de madre, darte lo mejor de mi.

Biel, eres el motor de nuestra vida… ❤

IMG_20160309_133809

Biel co 15 días de vida

En este tiempo nos hemos conocido, los primeros días todo es nuevo, no entendíamos del todo tu lenguaje, tus necesidades, tus preferencias… Día a día te comprendemos mejor, y también tu sabes que siempre estamos cuando nos necesitas, y te sientes seguro si nos tienes cerca. He escrito algunas de tus peculiaridades para poder recordarlas cuando tu etapa de bebé recién nacido quede lejos, seguro que será bonito recodarlas 🙂

  • Estornudas mucho, y cada vez que lo haces, después dic es: oh! con una voz muy dulce.
  • Por las mañanas sueles estar muy risueño, cuando te hablo o me ves sonríes, y también lo haces si te acaricio la cara o la espalda, y después de regurgitar (te debes quedar a gusto xD).
  • Frunces mucho el ceño como tu padre y levantas las cejas, al hacerlo, te salen unas arruguitas en la frente muy graciosas.
  • Tienes hipo al menos 3 veces al día, eso ya te pasaba cuando estabas en mi barriga.
  • Cuando duermes rebufas de placer y haces muchos ruiditos, te retuerces, te estiras y casi siempre pones un brazo o mano en tu mejilla… y te espatarras bien ancho como tu padre!
  • Te gusta tener las piernas cruzadas, una sobre la otra.
  • Cuando duermes te sobresaltas y estiras los brazos como si te fueses a caer, también te sirve para comprobar que seguimos cerca.
  • Siempre te agarras a lo que puedas: pelo, ropa, e incluso a ti mismo si no encuentras otra cosa. Eres un monete!!
  • Cuando acabas de mamar y te quedas satisfecho: te sueltas, haces una pedorreta con la boca, y echas para atrás la cabeza para volver a acomodarte sobre mi pecho a modo de cojín.
  • Te encanta el movimiento, junto con el pecho, es lo que más te relaja y te ayuda a dormir.
  • En el coche te duermes en segundos.
  • Eres muy caluroso, el agua del baño no te gusta si está demasiado caliente.
  • No te molesta la música alta para dormir, pero la luz del sol si.
  • Te puedes pasar largos ratos estirado viendo lo que hay a tu alrededor muy entretenido, o mirando al infinito muy concentrado.
  • Te gusta dormir boca abajo encima nuestro, y por la noche te giras tu solo.
  • Cuando estás profundamente dormido podemos moverte, hacer ruido, incluso cambiarte de ropa sin que te enteres.
  • Si tienes hambre lloras extremadamente agudo.
  • Te tiras unos pedetes enormes!!
  • Mueves los deditos de los pies hacia todos los lados continuamente.
  • Tienes las manos y los pies grandes, y los tobillos muy finitos como tu padre.
  • Te relajan muchísimo las caricias en la espalda y desde la cabeza hasta la punta de la nariz.
  • Cuando lloras estiras las piernas, te pones rígido, te arañas la cara y te tiras de las orejas.
  • Tienes mucha fuerza y levantas la cabeza mucho rato desde que naciste.
  • A veces, cierras tan fuerte los puños o aprietas los brazos y piernas tanto que se te ponen morados.
  • En vez de chuparte un dedo, te metes todo el puño en la boca.
  • Naciste con las uñas de las manos muy largas y te crecen rapidísimo, las de los pies no.
  • Si te despiertas y no nos sientes a tu lado no tardas en llorar.
  • Sacas la lengua continuamente, es muy graciosa la cara que pones.

 

Feliz cumplemes hijo, te queremos ❤

12939458_10207477554070663_1947615824_n

6 semanas, riendo después de regurgitar 

 

Si te ha gustado lo que has leído, no dudes en compartir, comentar, darle a me gusta y seguir mi blog! Gracias por leerme 🙂

Abrazos mamíferos ❤

 

 

Primeros dias con Biel

Saco la cabecita por aquí un momento, el tiempo que el peque me conceda para poder escribir algo (en realidad han pasado días desde que empecé este post hasta que he podido publicarlo… ) sobre estos primeros días de pa/maternidad terrenal. Somos inexpertos, sabemos poco de bebés y nos ha cambiado la vida en todos los aspectos, pero creo que lo llevamos bastante bien.

Biel nació la madrugada del día 24 de febrero, a las 3:50, con 3,020 kg de peso y 47 centímetros, un bebé pequeñito pero bien proporcionado. Al salir del hospital se quedó en 2,800 kg y con nueve días de vida, lo llevamos a la enfermera y ya había subido a 3,070 kg, y había crecido 2 centímetros 🙂

Lo primero que hizo al llegar a esta realidad fue llorar y patear enfadado, lo normal cuando sales a un ambiente tan hostil comparado con la tranquilidad uterina. En su caso, la salida fue especialmente brusca, (algo que ya explicaré más detenidamente cuando pueda ponerme a escribir sobre el parto), pero aún así, el test de APGAR fue 9-10-10.

Me lo pusieron en seguida encima, calentito, húmedo y desprendiendo ese olor tan dulce y especial que me emociona tanto al recordarlo… Estaba espabilado, mirándonos, y moviéndose con energía, y nosotros muriendo de amor… Inmediatamente después, se hizo el apacible silencio cuando se cogió al pecho, que instintivo, y con qué fuerza mamaba… Tenemos un vídeo de ese primer momento, espero poder colgarlo y compartirlo con vosotr@s.

Mientras mamaba me iban cosiendo, y una de las chicas que me asistió en el parto nos fue corrigiendo la postura, nos fue de gran ayuda empezar la lactancia tan pronto y bien asesorados. Luego, nos dejaron solos a los tres un par de horas, en la penumbra, conociéndonos, piel con piel, oliéndonos y enamorándonos de nuestro cachorrito. No nos lo creíamos, él estaba con nosotros, era real, y estaba todo perfecto. La revisión se la hicieron después, sin prisas y sin separarnos, Mamífero le puso su ropita, todo le quedaba grande… y a las 7 de la mañana nos fuimos a la habitación a empezar el primer día de nuestra nueva vida.

IMG_20160224_045948

Primera toma en la sala de partos

El primer día en el hospital, tardamos una eternidad en cambiar un pañal entre los dos, y menos mal que estaba mi madre en ese momento, que le lavó el culete en el baño porque no sabíamos por dónde coger esa plasta de meconio. Los primeros cambios de ropa y pañal fueron en equipo, vestir a este monete que se retuerce mientras tanto nos parecía tan difícil… Uno le levanta las patitas y el otro coloca el pañal, uno limpia y el otro lo aguanta para que no meta los pies en la caquita… Pero con las veces que hay que hacerlo al día, al segundo día cogimos velocidad, práctica, y seguridad, así que nos atrevimos a quedarnos a solas con el cachorro y enfrentarnos a sus cacas explosivas, los pipís sorpresa, vómitos y lloros mientras tanto.

Nuestros días ahora transcurren en esa rutina: mamar, cambiar pañal y volver a empezar. Y aprovechar cuando duerme para hacer todo lo demás, amoldándonos a su ritmo. Biel mama cada 2-3 horas, a veces alarga algo más (no muchas veces) y otras menos, y es casi continuo. La primera noche en el hospital apenas dormí una hora, pero me sentó de maravilla. Me despertaba a cada movimiento o ruidito suyo, y me costaba volver a coger el sueño de lo feliz que era teniéndole al lado… Y aunque estaba recién parida y llevaba tres días sin dormir, estaba fresca y me sentía con fuerzas (¡benditas hormonas!).

Colechamos desde el primer momento, y aunque teníamos la cuna de colecho adosada a la cama, Biel necesita contacto contínuo, por lo que duerme en nuestra cama. Es muy cómodo tenerle al lado y no tener ni que moverme para comprobar que está bien o calmarle si se despierta. Le doy el pecho estirada por lo que descanso bastante entre tomas, y muchas veces nos dormimos los dos mientras mama. Hoy hemos decidido darle la vuelta al colchón, dejándolo horizontal, y hemos anexado la cuna a los pies de la cama. Con esto, hemos conseguido tener una cama de colecho de 1’80 para estar los tres bien anchos 🙂

La lactancia como veis, nos va estupendamente, en el hospital nos dieron muchos consejos y ayuda. He ido perfeccionando la postura y con eso, ha mejorado el agarre, con el pecho derecho nos cuesta algo más, por alguna razón no se coge tan bien como con el otro y tengo una pequeña grieta. Algo que nos aconsejaron es no dejar que llegue a tener hambre, ya que cuando llega a ese punto se desespera, le cuesta encontrar el pezón, y succiona demasiado fuerte. Estando pendientes de sus señales nos anticipamos al llanto y todo es más fácil.

Por lo general, se queda muy satisfecho después de cada toma y duerme apaciblemente, solamente tiene un ratito al día (entre la hora de la cena y la de dormir) en el que le llora inconsolable, suponemos que es porque al final del día acumula gases y le duele la barriguita. Cuando se desespera da mucha penita e impotencia, la leche me gotea de los pechos y me da por llorar a mi de verle sufrir y no poder aydarle… Es desesperante y te sientes tan mal cuando no puedes calmarle 😦

La peor de noche fue su segundo día de vida, creemos que fue por la subida de la leche y el cambio que supone digerir más cantidad. Para que no pase ese mal rato estoy tomando infusiones de manzanilla con anís (para evitar los gases), e intentamos que vaya sacándolos a cada toma, le masajeamos la barriguita, le ayudamos subiéndole las piernas a que se tire pedetes o haga caca, le cogemos por la barriguita boca abajo… Parece que algo mejora, ayer, además le dimos un baño antes de la cena, y apenas se quejó, pero si que le costó dormirse. Se ha despertado cada hora quejoso, y de madrugada ha hecho una caca explosiva que ha rebasado el pañal.

Somos afortunados, Biel es un niño tranquilo y sano, y aunque si que estamos mucho más cansados, no es tan grave. Realmente, es mejor de lo que esperaba, pensaba que estaría más superada por todo, y no, me siento con fuerzas y buen ánimo para seguir así los años que haga falta. Únicamente me dan bajones cuando no puedo calmarle, y es porque se me junta con mi cansancio al final del día, la falta de sueño contínua y el dolorcillo de los puntos y los achaques del puerperio. Por suerte, Mamífero es un padre genial, se le da muy bien calmarle, y él siempre está ahí para lo que haga falta.

Lo pasamos muy bien con él, reímos con sus caras, nos emocionamos con él, y se nos cae la baba… Mamífero no para de hacerle fotos, y yo aunque me pase la mitad del día con él pegado a la teta, lo disfruto. Mirarle me llena de paz y no me puedo quitar la sonrisa de la cara, puedo pasarme horas mirándole, acariciándole y agradeciéndole que haya llegado a nuestras vidas.

IMG_20160225_115422

Antes de salir del hospital al día siguiente de nacer

 

Si te ha gustado lo que has leído, no dudes en compartir, comentar, darle a me gusta y seguir mi blog! Gracias por leerme 🙂

Abrazos mamíferos ❤

¡Ha nacido un minimamífero!!

Estoy desaparecida por la mejor razón del mundo:

Biel nació el miércoles 24 a las 3:50 de la madrugada 🙂

Está sanísimo, y nosotros felices, y agradecidos a la vida por darnos este regalazo. Gracias a tod@s los que nos habéis felicitado, poco a poco voy sacando algo de tiempo para leer y contestar vuestros mensajes y comentarios, y espero poder colgar alguna foto y post, pero ahora el primero es el peque!

Este minimamífero nos tiene enamorados ❤

 

Si te ha gustado lo que has leído, no dudes en compartir, comentar, darle a me gusta y seguir mi blog! Gracias por leerme 🙂

Abrazos mamíferos ❤

Reflexiones antes de ser padres

Estos días he estado pensando que se nos acaba la etapa de noviazgo. Se lo dije el otro día a Mamífero con lagrimillas en los ojos, pero no con tristeza, sino con melancolía e ilusión a la vez. Ha sido una etapa larga, ocho años juntos, conociéndonos, la mayoría de ellos conviviendo, no han sido cuatro días… Aún así, cuando algo acaba, miras atrás, y te acuerdas de lo bueno, dejas a parte lo malo, y te das cuenta también, de que hay cosas que no volverán a ser igual.

No se trata de terminar, más bien, empezamos otro capítulo distinto. Y es bonito, el que tanto deseamos y nos ha llevado estos últimos años a luchar y unirnos más que nunca. Tenemos muchas ganas de todo lo que implica tener a nuestro cuidado a un hijo. Hace mucho que imaginamos como seremos como padres, como queremos educar, qué cosas nos hace ilusión vivir y compartir.

La melancolía aparece cuando me doy cuenta de que hemos estado juntos tanto tiempo, y todavía, por ejemplo, no hemos ido de viaje juntos, ni una escapada de vacaciones a la vuelta de la esquina, ni un fin de semana lejos de casa… nunca. Eso ahora no lo podremos hacer, y si lo hacemos con un hijo, será distinto a hacer un viaje en pareja. No será peor, ni mejor, será diferente.

No es que me arrepienta, ni siento que hemos perdido esa oportunidad, nunca es tarde. Realmente, si no lo hemos hecho (además de porque nunca nos ha sobrado el dinero) es que no era tan vital para nosotros. De hecho, siempre hemos tenido otras prioridades como dedicarnos a nuestros animales, y todo no podía ser. Por lo que no es ningún drama, no me preocupa, pero si que me paro a reflexionar.

A una parte de mi, le gustaría alargar esto, darle más magia, sumar recuerdos bonitos (aunque ya tenemos muchos), escaparnos y que se pare el mundo. Salir a pasear porque si, cogernos de la mano y disfrutar de la compañía del otro sin más. Ponerme guapa e ir a cenar con él, o a tomar una cervecita como hacíamos tiempo atrás. Sentirme especial a sus ojos, ser esa persona que le alegra el día y el plan más esperado de la semana.

Es una tontería, lo sé, cualquier etapa es buena para seguir haciendo estas cosas. Pero me pongo romántica, (benditas hormonas), y me entra la nostalgia de que no será como antes. Con todo esto no quiero decir que no me sienta especial, o que esa ilusión haya desaparecido. Porque lo haremos, pero el marco cambiará, seremos padres. Y también me da por pensar si con el ajetreo que nos viene encima, tendremos tiempo, energía, y empuje para dedicarnos el uno al otro como pareja.

Seguro que si, pero me da miedo porque es algo que no hemos vivido, y porque estoy en baja forma mental y física después de estos años tan duros. Y como últimamente no hemos tenido ni tiempo, ni ocasión, ni medios, ni humor o energías para hacer esas cosas románticas, pues lo echo de menos. Además, le sumo que estoy con la autoestima a mínimos, que me siento cansada, poco atractiva, más madre que mujer, y muy lejos de aquella que años atrás enamoró a Mamífero.

Reitero: no es peor, es diferente. La relación ha evolucionado, y ahora estoy mucho más segura de los lazos que me unen a él que años atrás. He ido descubriendo poco a poco nuevas facetas que me han ido enamorando más y más. Y ahora que le veo como padre, todavía me atrae más como hombre. No somos los mismos, ni lo seremos dentro de 10 años. Ahora priman unas cosas, y compensan otras, como la comodidad que sentimos el uno con el otro, la confianza, la seguridad, y lo mucho que nos conocemos. No quedan secretos, ni vergüenzas o inseguridades que ocultar. Y eso es precioso, no se consigue en dos días, nos lo hemos trabajado durante años.Valoro mucho la relación que tenemos, la que tuvimos, y la que tendremos, siempre en constante cambio.

Aunque siento que una parte de mi quiere aferrarse a ser la moza que le hacía perder horas de sueño para disfrutarlas pasando las horas. Pero la otra quiere ser la madre de sus hijos, su familia, su hogar.

En cuestión de semanas, o días, seremos responsables de un bebé y pasaremos a ultimísimo plano como individuos, como pareja… Es emocionante, y lo estoy deseando, pero es imparable, no volveremos atrás. Nos lo hemos pensado mucho, no es que ahora me de cuenta de esto y me arrepienta, pero da vértigo, ¿verdad?

¿Es algo que me pasa a mi sola? o ¿a alguien más le ha dado por reflexionar en este punto?…

Si te ha gustado lo que has leído, no dudes en compartir, comentar, darle a me gusta y seguir mi blog! Gracias por leerme 🙂

Abrazos mamíferos ❤

251657_10150212103594544_1925274_n.jpg

 

 

Nuestros hijos no nos pertenecen

A escasas dos semanas de cumplir las 37, momento en el que Biel será, oficialmente, un bebé a término, me siento como en un sueño. Incapaz de creerme que esto es real, que quizá nos sonría la vida y nos conceda el deseo que tanto hemos perseguido estos últimos años…
Imagino el momento de su nacimiento, la emoción, la oxitocina a raudales invadiéndome, el calor y la humedad de su delicado cuerpo sobre el mío… Su primer llanto, su olor, sus ojos clavados en los míos, su boca buscando alimento, sus manitas agarrándome un dedo… La mirada de Mamífero a su cachorro, que ternura… cuanto amor sentiré al verle acunar a nuestro bebé. La primera noche juntos, los tres, ya inseparables, amándonos como nunca. Convertirnos en familia a los ojos de los demás, porque Aritz ya nos hizo serlo. Llegar a casa, esta vez con un bebé en brazos al que presentar a nuestros gatos. Hacernos a la idea de que ese ser será para siempre nuestra prioridad y que nuestra vida va a orbitar alrededor de la suya.

images

Cuando pienso en esta aventura que está por empezar, sé que el tiempo correrá muy rápido, y deseo disfrutar cada momento. Quiero pasar etapas con él y con Mamífero de la mano, no anclarnos en que siempre será nuestro bebé, nuestro niño. Saborear cada momento sabiendo que no volverá, pero que siempre vendrán cosas nuevas, emocionantes que vivir. Podemos aportarle mucho como padres, pero, seguro que no es comparable a lo que él como hijo nos enseñará.
Seremos por unos años su referente, su mundo, su modelo a seguir y su guía. Responsables de atender a todas sus demandas y cuidados, dejaremos a un lado muchas cosas para centrarnos en esa vida que hemos creado. Darlo todo por él, y recibir la mejor de las recompensas: acompañar su vida.

Ver como poco a poco va aprendiendo y necesitando menos, ganando independencia y seguridad. Aprender a estar en la sombra, pendientes de su reclamo si nos necesita, sin intervenciones innecesarias que entorpezcan o desvirtúen sus propios logros. Sufrir con él y reír con él. Verle alejarse, equivocarse, llorar, caer, y confiar en su capacidad para gestionar sus errores y aprender de ellos. Darle la consideración y la autonomía que requiera, de niño a adolescente, y luego a adulto. Respetar sus decisiones y tener siempre presente que lo que a él le haga feliz, será nuestra felicidad. Le dimos la vida, suya es.
Espero dar lo mejor de mi en todas las etapas, y saber estar a la altura de las circunstancias. Y no culparme si me superan o verter esa impotencia en él. Lo que más deseo es que sea una persona feliz, sana emocionalmente y saludable en lo físico. Para eso, me esforzaré en no ahogarle, no exigir y no condicionar su vida. Respetar su autonomía, su libertad, y apoyar incondicionalmente sus decisiones aunque no comparta su opinión. Animarle a desarrollar sus capacidades, a creer en si mismo, a seguir sus instintos y luchar por sus deseos. Estar presente siempre que me necesite, y no esperar nada a cambio. Ser conscientes de que es el ser al que más amaremos su padre y yo, pero que no nos pertenece. Saber que él a su vez, deberá volcar ese amor en otra persona cuando le llegue el momento de enamorarse, o de invertir su energía en cualquier proyecto de vida y recomenzar este mismo ciclo.
Que viaje tan intenso este de ser padres, que duro y que bonito a la vez dar tanto amor, regalarlo a una personita para que haga con él lo que desee. Estoy deseando vivirlo con sus luces y sus sombras, de principio a final.

Os dejo con una gran frase de Khalil Gibran:

«Tus hijos no son tus hijos. Son los hijos e hijas de la vida deseosa en sí misma».

Si te ha gustado lo que has leído, no dudes en compartir, comentar, darle a me gusta y seguir mi blog! Gracias por leerme 🙂

Abrazos mamíferos ❤

 

 

Vulnerable

1779879_10202993797117004_74176154_n

Vulnerable. Así me siento, así llevo uno años sintiéndome y hoy me ha dolido el alma de tanta vulnerabilidad.

Soy fuerte, pero como los muros de la fotografía de arriba, me puedo desmoronar. Estoy hecha de un material resistente, que ha aguantado muchos golpes de la vida, resistiendo. Pero al final, cedo, me rompo y me caigo.

Desde que empecé con esto de «intentar»/ser madre, he pasado por situaciones límite que me han ido debilitando: hemorragias fortísimas, anemias, embarazos de alto riesgo, amenazas de aborto y abortos, un parto, infecciones, cuarentenas, puerperios sin bebé, desajustes hormonales, vacío, miedo, ansiedad, soledad, dolor físico y emocional, juicios sobre mi persona, culpabilidad, duelos, rabia, frustración, comparaciones odiosas, incomprensión, tristeza…

No me he instalado en el papel de víctima, agradezco lo vivido porque me ha fortalecido como persona. Pero tampoco me adapto a la fragilidad que de mi situación de embarazada de alto riesgo. Yo soñaba un embarazo sano, con los controles rutinarios, confiando en mi cuerpo, en mi bebé… y me ha tocado todo lo contrario, como de costumbre.

Debes hacer reposo, tienes que cuidarte, mira por ti, no te canses, no hagas esfuerzos, no te agobies, cuidado con hacer eso, no cojas peso, tómatelo con calma, el estrés no es bueno…

Si, no hay otro camino, pero es agotador estar permanentemente autolimitándote. Tener que pedir ayuda porque no debes, o no puedes, cuesta, hay que aprender a hacerlo. No se me da bien, y es eso, o hacer algo que no debes porque «no es para tanto» y en vez de sentirte una heroína, verte como una temeraria.

Soy consciente de que debo trabajar eso, que no me puedo menospreciar a mi misma por estar en una situación de vulnerabilidad, con los demás no soy tan mala. Además, yo me lo he buscado, estoy en esto porque quiero, no me puedo quejar.

La sociedad, tan competitiva, tan egocéntrica y poco respetuosa con sus cuerpos, no valora a los vulnerables. Y hay que ser muy fuerte para ser vulnerable.

Tantas mujeres que te dicen orgullosas: pues yo trabajé hasta que salí de cuentas. Tantas personas que pueden con tantas cosas, como yo pude en el pasado, y te empequeñecen con su fortaleza. Tanta lucha de egos, tanto yoísmo, tanto ver desde una perspectiva sesgada, desde el ombligo propio para compararse con el otro y subirse así la autoestima, a costa de los demás…

Ya he aceptado hace mucho que no estoy en ese grupo de afortunadas que tienen un embarazo perfecto. No es algo que yo pueda controlar y me alegro por las embarazadas trabajadoras, sanas y fuertes. No quiero ser más una «puedo con todo», porque es mentira, puedes, pero después de duele la espalda, te deprimes o coges una gripe, es una mentira. Y me dan pena aquellos que necesitan sentirse por encima de los demás para crecerse. No, ese no es mi problema.

Simplemente se me hace difícil sentirme dependiente durante tanto, tanto tiempo. Normalmente voy por el camino de la aceptación, me repito que es temporal, aunque se esté alargando demasiado. Pero a veces me desvío, y me siento mal por sobrecargar a Mamífero.

Se que él está en esto conmigo y hace todo lo que necesite con gusto, pero a veces nos sobrepasa, a los dos. Cansa, es terrible psicológicamente, es un castigo.

Soy consciente de que no estoy en una situación límite, que simplemente tengo que «medir mis energías», y precisamente por eso, me cuesta tanto. Es decir, puedo hacer, pero limitándome, y eso me genera frustración. Lo mío no es medir mis fuerzas, lo mío es trascender, superarme, sacar pecho ante la adversidad. He sacado los genes de mi madre que es una luchadora…

 

Soy de matarme a limpiar a fondo, de pegarme caminatas por la montaña, de mover los muebles de toda la casa sola 10 veces al año, de cargar peso y agotarme, e irme a dormir con dolor de espalda, pero satisfecha de todo lo que he podido hacer.

221955_1908925596504_957811_n

Cuando me pierdo de vista, busco fotos como esta, que me recuerdan lo que he superado en la vida. Quizá este sea de los momentos más insignificantes, pero tiene un gran significado simbólico para mí.

En ese instante, sonreía porque estaba aterrorizada por pasar un paso que daba a un acantilado, pero estaba lográndolo, dejando mi terror a las alturas a un lado y disfrutando del paisaje, de la aventura, de la superación. Ese día, la montaña y su climatología nos puso muy al límite, y con respeto y prudencia, pero con determinación y esfuerzo a la vez, lo conseguimos.

En esta aventura de la maternidad, llevo mucho tiempo dejando de lado cosas que me llenan, que me hacen sentir fuerte. Como por ejemplo subir una montaña. Si, no pasa nada, no es tan grave, ya las subiré. Pero a veces echo de menos poder hacer esas cosas aunque solo fuese por un día, y decirme: si, sigues ahí antigua yo.

Cualquiera estaría encantad@ con las «vacaciones» que me estoy pegando, yo no. Querría hacer tantas cosas, y me tengo que frenar continuamente… Me cabrea tener que sentarme porque me agota limpiar la casa, me da rabia subir unas escaleras y que me falte el aire, me deprime tener que dejar las cosas a medias porque no doy abasto, me desmotiva verme tan lejos de lo que era.

Sabiéndome una persona fuerte, tanto en lo físico como en lo emocional, me cuesta encontrarme conmigo misma en esta situación. Y cada cierto tiempo, reviento por no poder ser quien era, quien soy realmente. Me planteo si algún día volveré a ser la de antes… Me hago mayor, lo vivido me pasa factura, y estos años de inactividad me lo ponen difícil para remontar.

Normalmente me río de mi misma, de mis limitaciones para quitarle hierro al asunto, pero hoy no. Si, es una pataleta sin sentido. Estoy haciendo un drama de algo insignificante. Que problema de mierda el mío.

Debería estar contenta por poder contar con la ayuda de Mamífero, por sentirme tan protegida y cuidada, le estoy agradecida, muchísimo. Y en el fondo, se que mi nueva yo es mucho más fuerte que la de antes. Pero es como me siento a veces, y lo tenía que soltar.

 

Si te ha gustado lo que has leído, no dudes en compartir, comentar, darle a me gusta y seguir mi blog! Gracias por leerme 🙂

Abrazos mamíferos ❤

 

 

 

Cuando los hijos se hacen esperar…

Para muchos, tener hijos es algo que sucede, sea buscado o encontrado. Se supone que es tan sencillo como dejar de poner medios y quererse mucho. Pero para muchas otras personas, es una verdadera odisea, que conlleva mucho sufrimiento, esfuerzo, valor, dedicación, energía… Tanta implicación repercute en nuestro estado anímico y en la salud. Pero no solo eso, también puede afectarnos como pareja, o a nuestra economía, a la vida social y familiar, al trabajo…

Los que no han pasado por ello no nos entienden, para ellos es un regalo de la vida al que no han esperado y desesperado, sufrido por su ausencia, ni luchado para consguirlo, ni perdido cuando pensaban tenerlo, ni llorado cuando lo imaginaban… Nosotros si, durante años quizá, y duele cada día, cada ciclo perdido, cada aborto, cada problema que se cruza en nuestro camino.

Nos sentimos solos, incomprendidos, nadie parece querer escuchar tu dolor, tu duelo, tu pena… Pocos preguntan, y muchos opinan. Te dicen que eres joven, que no te preocupes, que cuando menos te lo esperes lo conseguirás… o peor, te dicen que con esa actitud no lo haces bien, y te sientes culpable, impotente, no puedes tomártelo bien.

Solamente tú y tu pareja sabéis por lo que estáis pasando, todo empezó con alegría y optimismo, como todas las parejas, ¿que habéis hecho mal? Ya lo habéis probado todo,  y nunca llega. ¿Porque nosotros? Te repites esa pregunta mil veces, y no hay respuesta.

Tus amigas, hermanas, cuñadas, compañeras de trabajo, vecinas, la clienta a la que atiendes, conocidas y desconocidas van quedando embarazadas. Todo a tu alrededor rebosa vida, y tu tan vací@. Te duele en el alma sentirte así, pero no lo puedes evitar. No puedes compartir el dolor que sientes al verles, no lo entenderán, te juzgarán.

Síndrome-del-Ovario-poliquístico-y-la-infertilidad

 

Nadie entiende porque no puedes sonreír, te lo recriminan, y te sientes egoísta por no estar a la altura. Eres tu quien actúa distinto, te sientes fuera de lugar, y te lo hacen saber: estás mal, lo haces mal, no te queremos ver así, cambia la cara, no te lo tomes así, no es para tanto, peor sería si… O simplemente no dicen nada, te ignoran a ti y a tu realidad. Quieren que seas la persona que eras antes, ahora no les sirves.

A tu alrededor ves familias con hijos, algunos no parecen felices, otros se quejan… Que dura es la maternidad, que cansad@ estoy, mi vida no es lo que era, a ver cuando empieza el cole y desconectamos, no tengo tiempo para nada, mis hijos me agotan… Y tu piensas lo injusta que es la vida.

Lo deseas demasiado, quizá no sea el momento, ser madre no es lo único en el mundo, se puede ser feliz sin hijos, si no te relajas no lo conseguirás, no pasa nada por adoptar, tómate un respiro, no puedes tomártelo tan a pecho, no es tan grave, ya está bien de darle vueltas al tema, no te lo tomes así, cuando seas madre/padre ya te enterarás de lo que es sufrir, no pasa nada, hay muchos avances en tratamientos de fertilidad, fulanita no podía tener hijos y ya va por el cuarto, menganita lo consiguió relajándose y yendo de vacaciones, cuando menos te lo esperes ocurrirá, ya está bien con ese tema, piensa en otras cosas …

Tantas tonterías te dicen, tan fáciles de pronunciar desde el otro lado, tan vacías de sentido, consuelo y empatia…

Y tan pocas veces escucharás: te comprendo, tienes derecho a sufrir, lo estás haciendo muy bien, lo que sientes es normal, te apoyaré en lo que necesites, me importa lo que estás sintiendo, respeto tu sentir, entiendo que esto os afecte, es muy injusto lo que os pasa, es humano derrumbarse, respeto tu dolor, es lógico que te duela ver niños/bebés/embarazadas, la situación es muy difícil pero sois capaces de superarlo, admiro vuestra determinación, estáis haciendo lo correcto, si lo necesitas hablamos de ello, ¿como lo lleváis?

Vas al médico y te pregunta si tienes hijos y te parte el alma la respuesta que le tienes que dar. Ves un bebé y sientes que tu estómago se encoge de dolor. Te cruzas con una embarazada o una pareja con un bebé y sientes que eso nunca os pasará a vosotr@s. En las noticias hablan de un bebé abandonado y quieres matar por él. Ves a un padre/madre gritar, ignorar o despreciar a su hijo y te dan ganas de partirle la cara. Llega la menstruación y te duele como si perdieses un hij@… Realmente lo has perdido, todas las esperanzas puestas en ese óvulo se van cañerías abajo.

Volver a empezar cada ciclo, cada tratamiento es esperar una eternidad, quizá para nada. Cada día parece tener el triple de horas. Mes a mes te desgarra la realidad de sentir que estáis siempre en el mismo punto. Cada pérdida sientes que has perdido un trozo de ti mism@ que no recuperarás. La candidez y la inocencia se han ido, hay huecos que debes reparar para continuar y se te agotan los recursos.

Un test de embarazo negativo os fulmina, un test de embarazo positivo os da miedo. No dais nada por seguro. La desconfianza y el miedo a volver a tener una decepción os corta las alas y solo podéis esperar con el corazón en un puño, desde la distancia para que duela menos. Pero si duele, y no por más acostumbrarse duele menos.

No quieres cumplir años, eso lo hace más difícil, más lejano. Las fechas señaladas son otro contador más del tiempo que ha pasado. Cuesta seguir viviendo mientras tanto, y nadie te lo pone más fácil porque no te pasa nada.

El mundo se empeña en convencerte de que no es tan grave y tu solo necesitas algo de empatia, reconocimiento, saber que no estas loc@. Te dicen que no tienes motivos para llorar, que eres débil, exageras, que debes seguir adelante, no te puedes hundir. Y eso te hunde más y más.

Te preguntas si volverá a ser como antes, y sabes que no, que esta experiencia os ha cambiado. ¿Merece la pena? Si, claro que si. Seguiremos persiguiendo nuestro sueño hasta que podamos.

A tod@s mis compañer@s con problemas de infertilidad, esterilidad, pérdidas a sus espaldas, o que carecen de medios, pareja o posibilidades para concebir un hijo; que llevan tanto luchado, tanto perdido y tan poco valorado:

Os admiro, sois más fuertes y valientes que la mayoría, que no os digan lo contrario. Los que hemos pasado por esto sabemos lo que vale un/a hij@, lo que somos capaces de soportar, lo buenos padres y madres que somos aunque no tengamos a nuestros hij@s aquí.

Somos madres y padres invisibles en esta sociedad, pero lo somos.

 

Si te ha gustado lo que has leído, no dudes en compartir, comentar, darle a me gusta y seguir mi blog! Gracias por leerme 🙂

Abrazos mamíferos ❤

 

 

 

 

 

 

 

 

Padres primerizos vs. padres experimentados

Un estudio, en mi opinión sensacionalista y mal planteado, publicado el pasado agosto en el diario Demography, concluye que convertirte en madre o padre, te hace infeliz, estadísticamente hablando, claro… Uno de los indicadores es que, después de el/la primer/a hij@, las personas que querían tener más de un hij@, cambian de opinión y se plantan en el primer@. Me parecen datos preocupantes, pero no por la incidencia negativa de los hij@s en la vida de sus padres, no creo que el problema sea ese. Más bien, diría que se trata más de una frustración general, del ritmo de vida, o de como afrontemos la ma/paternidad.

Una quiere ser positiva, pero luego, estando felizmente embarazada, te empiezan a llover mensajes alarmantes…

Cuando vas a tener un hij@, recibes un montón de consejos y comentarios, la mayoría sin que los pidas, y muchos no son muy alentadores. Parece que, cuando esperas un bebé, los padres experimentados, sienten la necesidad de alertarte, por si te lo quieres pensar mejor… Y los padres novatos, recibimos amenazas, del tipo:

Ya verás como te cambia la vida, aprovecha ahora, que luego…

¡No vas a tener tiempo para nada!  

Es agotador cuidar de un bebé… y cuando crecen ¡es peor!

Se te acabará la buena vida, y con tu pareja no va a volver a ser igual… 

No sabes lo caro que es criar a un/a hij@…

Vas a perder tu privacidad/ independencia/ cuerpo/ tiempo libre/ vida social/ juventud/ belleza/ salud/ libertad etc…

Parece que te quieran asustar, incluso convencerte de que te has equivocado para que no corras su misma suerte. Más que aconsejar, parece que te adviertan: no sabes dónde te metes ¡ilusa! Y no digo que no sea verdad, seguro que nos cambia la vida, es inevitable. Pero creo que el tinte negativo, e incluso amenazador, sobra. Pensar en que va a ser horrible, agotador y todos los inconvenientes que puede haber, no es la mejor manera de afrontar la ma/paternidad.

La mayoría suelen hablar pensando en su propia experiencia, y dicen lo que ellos sienten, sin ponerse en el lugar de los futuros padres. No se plantean qué necesitan escuchar o no. Ser padres primerizos ya es suficientemente estresante, no hace falta que nos lo pinten tan mal. Cada uno vive las cosas como las vive, y lo que para unos es terrible, para mi puede no serlo, y viceversa. Depende de muchas variables, pero sobre todo, influirá la manera como enfoquemos las cosas.

Nosotros, que hemos perdido a un hijo, y que nos ha costado tanto conseguir y mantener los embarazos, creo que lo vemos de una manera muy distinta. Estudios como el que os he comentado, y comentarios sobre «lo duro que es ser padre/madre», creo que son una falta de respeto hacia las parejas con problemas de fertilidad, que hemos sufrido por no poder tener hijos durante años o los hemos perdido. Eso si que es duro, te cambia la vida, agota, y desestabiliza la pareja.

Creo que cuando nos embarcamos en esto de traer hij@s al mundo, siendo responsables y conscientes de buscarlos, lo hacemos con madurez y realismo. Ya sabemos que no es fácil, que puede ser muy duro, pero si lo hacemos es porque lo asumimos como contrapunto. Así que, no es necesario que vayan avisando, ni dramatizando tanto. Yo ya me he imaginado cansada, sin tiempo libre, durmiendo poco y menos, e incluso superada por situaciones que ni llego a saber. Pero acepto ese reto, entiendo que es parte de la maternidad encontrarse con momentos desagradables, imprevistos, agobios… Y he decidido que me compensa tener un hijo por encima de esos factores.

Tampoco preferiría que alguien cuidase de mis hij@s (si me lo pudiese permitir) para descansar, quiero vivirlo, creo que es parte del rol de madre/padre. Al menos, a mi modo de enfocar la maternidad, es algo que, por duro que sea, creo que nos vincula a nuestros hijos. Si lo vivimos en paz, aceptando lo bueno y lo malo, puede ser una experiencia muy enriquecedora dar tanto por ellos. Me llena superar situaciones en las que pueda dar lo mejor de mi, que requieran esfuerzo, dedicación. Si es gratificante subir una montaña, ¿como debe ser criar a un hij@?

Sabemos que es un gran sacrificio, que tendremos que prescindir de muchas cosas, cambiar rutinas, hábitos, y dedicar nuestro tiempo por completo a nuestro hijo. Somos conscientes que tener un hijo es una gran responsabilidad, y que sufriremos por su bienestar durante toda la vida. Tener hijos es irreversible, nunca dejaremos de ser sus padres. Es una gran obligación, pero la escogemos a voluntad, y con gusto deberemos llevarla.

viñeta de

viñeta de Papá 2.0

Tener a un pequeño ser tan dependiente y demandante puede ser agotador, física y emocionalmente. Puede agobiar sentir que tienes una vida distinta, que estás atad@, que dejas de ser tu mism@ para ser padre o madre casi en exclusiva (al menos durante los primeros años de su vida). Pero, aunque entiendo que pueda ser agotador e incluso desquiciante en ciertos momentos, para mi, es algo que no me hecha para atrás. Tengo ganas de pasar de ser pareja a familia, de ser mujer y madre, todo a la vez. Será que estoy muy maternal, pero es lo que me apetece hacer desde hace años.

Creo que los padres que lamentan haber perdido su anterior vida, o lo dicen porque están en un mal momento, o bien, no tomaron la decisión de ser padres con la suficiente consciencia. Es una pena que una familia sea infeliz, y que sus hijos sean criados por padres dolidos, simplemente por no plantearse con madurez qué implica ser padres.

A algunos les preocupa no poder tener vida íntima, o que esta cambie, y pase a un segundo plano. Esto puede hacer mella en la relación de pareja, y es algo que no sabremos como lo afrontaremos hasta que pasemos por ello. El cansancio y la dedicación que requiere un bebé, obviamente, cambia el orden de prioridades de la pareja. Por eso tenemos que tener en cuenta que es una etapa, es temporal, y aceptar, no podemos pretender que todo siga igual. Simplemente tendremos adaptarnos a la nueva situación, y sobre todo, no culpabilizar a tu pareja porque las cosas han cambiado.

Ambos deciden ser padres, así que, si hay algún punto que desequilibre la relación, se debe equilibrar también en equipo, no como enemigos. Es importante mantener la comunicación, compartir como nos sentimos, hablar de cuáles son las cosas que nos molestan sin recriminar nada, y buscar soluciones entre los dos.

Mamífero y yo, tenemos claro que nuestra vida cambiará, y es lo que queremos, por eso hemos querido tener hijos. Sabemos que pasarán a ser prioridades, estarán por encima de nuestras necesidades y serán el centro de nuestra vida. Por tanto, siendo responsables del camino que tomamos, no podremos pretender volver a nuestra antigua vida, tenemos que tenerlo claro. Por duro que sea, seguro que tiene muchas más cosas que lo compensarán de lleno, y queremos vivirlo. Además, tenemos muy claro que ya tendremos tiempo de volver a ser pareja, de volver a estar solos cuando nuestros hijos crezcan. Esos años pasarán rápido, y son pocos comparados con la vida entera.

Quizá, el hecho de tener tantos impedimentos para tener un hijo nos ha hecho idealizarlo, o a lo mejor, es que por eso, sabemos valorarlo más. En cualquier caso, yo siempre había imaginado dedicarme a mis hijos y sumergirme en ello. Nunca he temido perder mi independencia. He ido «a mi rollo» muchos años, y he sido muy feliz sin responsabilidades (al menos no tan grandes como un hijo) y creo que ya disfruté la libertad. No me preocupa nada tener prescindir de mis lecturas, aficiones y tiempo de relax. Y si tengo que pasar unos años dedicando mi poco tiempo libre a obligaciones, y dejar de jugar a juegos de mesa para jugar a juegos de niños, pues lo haré encantada, y disfrutaré con ello.

Por muy malos momentos que se pasen, creo que hay infinitamente muchas más vivencias enriquecedoras. Quizá a muchos les cueste verlo cuando están inmersos en una situación complicada, y entiendo que las cosas se pueden ver muy negras en ciertas circunstancias. Pero creo que a la mayoría de madres y padres, cuando ven a su hij@ sonreir, se les olvidan todos los males.

Yo me quedo con los consejos que me sirven, los que dicen con amor, como:

Ya verás cuanta felicidad os trae este bebé, ¡le vais a querer tanto!  

Por mi hij@ daría la vida.

Gracias a mi hij@ soy mejor persona.

De lo malo ni me acuerdo, tener un hij@ es lo mejor que me ha pasado en la vida. 

Disfrutadl@, ¡crecen tan rápido! 

Formar una familia es la etapa más bonita de la vida.

Nada es tan potente como el amor que sientes por un/a hij@.

Ser madre/padre, te cambia la vida, la mejora.

IMG_0416

En conclusión, por mucho que digan y adviertan, no creo que ningún padre o madre responsable, se arrepienta nunca de haber tenido hijos. La gente se suele quejar y minusvalorar lo que tienen, pero realmente, creo que solo es de «boquilla». Muy mala tiene que haber sido tu experiencia, o tu situación para que desees no haber tenido hijos. Al final, son etapas, duras quizá, pero un hij@ es un tesoro para toda la vida.

 

Si te ha gustado lo que has leído, no dudes en compartir, comentar, darle a me gusta y seguir mi blog! Gracias por leerme 🙂

Abrazos mamíferos ❤

Desmintiendo tópicos… El embarazo tras una pérdida gestacional.

imgres

Cuando te vuelves a quedar embarazada después de perder un hij@, todo son buenas esperanzas, alegría e ilusión. Y aunque así lo vivas la mayor parte del tiempo, y te sientas afortunada y feliz, un embarazo no pone fin a un duelo. Así que no siempre estás en esa nube. Te das cuenta de que por lo general, sólo por estar esperando un bebé, se suele dar por hecho, que estás mejor, que lo has superado, ya que ahora tienes una nueva alegría y las penas deben quedarse atrás. Y en parte es verdad, seguramente una nueva alegría, ya sea un hijo o cualquier proyecto que te ilusione, te hace los días más llevaderos. Pero que los días pasen más livianos, no implica que el vacío no siga existiendo, y que tengas días en los que la tristeza haga sombra a la felicidad. Un sentimiento no sustituye al otro, ya que un hij@ es insustituible, y lo que le pasa a una familia en ésta situación es que tiene el corazón dividido. Por una parte vives el momento, lo disfrutas y agradeces, pero por la otra, sigues echando de menos al que te falta. Precisamente ahora que estoy embarazada, es cuando más le hecho de menos, es inevitable. No puedo no pensar que éste nuevo ser, tiene un hermanito, que no es mi primer hij@.  Aunque pase el tiempo, el dolor se revive cada vez que lo recuerdas. Aunque aprendas a sobrellevarlo, llores menos, o pienses menos, el amor que sientes siempre será el mismo, así como su vacío. Lo que se ve por fuera, no refleja todo lo que sentimos. Que yo hoy sonría, solamente implica que he transformado mi llanto en algo distinto, o que ahora no necesito manifestarlo de ésa manera. Pero tampoco significa que no le vaya a llorar más. Por eso, pensar que alguien que rehace su vida, olvida, supera, o deja atrás el dolor, es una mala premisa. Ya que lo que estamos haciendo es, precisamente, lidiar con ése vacío lo mejor que podemos,  pero éso no implica que no tengamos presente la ausencia de nuestro hij@.

Además, ocurre que, la mayoría no vuelven a preguntar cómo lo llevas, o nunca más mencionan al hij@ que se fué. Y aunque muchos no lo hacen precisamente para no revolver las heridas, duele más que eviten nombrarlo. Se queda en el olvido ése ser al que tu nunca olvidarás, y que llevas cada día en tu mente como parte inseparable de tí mism@. Y es bonito que te recuerden que creaste un ser único e irrepetible, que ya no está, pero que los que te quieren también le tienen presente. Te quedas sol@ en el proceso de duelo porqué se supone que estás en un momento mejor, y si, quizá estás mejor, pero nunca se acaba ése proceso, pueden haber altibajos y el apoyo siempre viene bien.

Ante la noticia de un nuevo embarazo, lo más probable que te digan es algo como: «Éste embarazo si que irá bien.», «No tiene por qué volver a pasar.»,  y en general, se anima a la familia como si se tuviese la seguridad de conocer el futuro. Aunque obviamente tengan la intención de ofrecernos seguridad y buenas esperanzas, nos puede incomodar, al menos, a mí me pasa. Y es que, a veces dudas, te hundes, y te preparas para lo peor, nada más que «por si acaso», no nos lo vayamos a creer del todo.

No hay nadie más realista que una madre que ha sufrido una pérdida, y si son varias como en mi caso, sabes que nunca hay nada seguro. Siempre dudas, y cuando escuchas una afirmación así, piensas: no, nadie lo sabe. Aunque la intención sea buena, es solamente un buen deseo. Y claro que soy positiva, ser realista no me quita la esperanza ni las ganas de pensar que sí, puede ir bien ésta vez. Pero me lo tomo como una posibilidad, no como un hecho, ya que duele demasiado dar por sentado algo tan delicado para mí. Agradezco infinitamente a tod@s los que creéis que va a ir bien y así me lo decís, de verdad que sé que es un bonito gesto. Pero para mí, creerlo o no, no cambia las cosas, yo creí que mi hijo sobreviviría hasta el último momento, y te das cuenta que al final, lo que tiene que ser, es. Así que prefiero ni siquiera plantearme si va a salir adelante este bebé o no, solamente disfruto y vivo el momento. Así que, creo, que en cualquier caso, es siempre mejor escuchar y preguntar cómo lo vives, cual es el enfoque de la persona en particular, antes de hacer frases hechas, por muy buena intención que lleven.

Otro tópico que encuentro a menudo, es el de que un hijo que no está no ocupa un lugar al mismo nivel que los que viven.Este nuevo hij@, aunque lleve más semanas de gestación, aunque viva una larga vida a nuestro lado, no es más hijo que el que perdimos. Normalmente los que no han perdido un hij@, no lo ven así. Pero para muchas familias, el que se fue, siempre tiene un lugar. Al igual que entre hermanos los padres no hacen distinción, una familia en duelo quiere y tiene presentes a todos sus hijos. Cuando unos papás esperan el nacimiento de un hij@, ya le han dado un nombre, han imaginado su vida con él o ella, le han dado un lugar en sus vidas, y tantas cosas más, que ése hueco es imborrable e insustituible. Comparar a un hijo con vida con uno que no puede volver a hacer todo lo que el vivo hará, duele, y es injusto. Por eso no podemos quererle menos por lo que no pudo ser, sino que le queremos sólo porqué existió y nos dejó su huella. Es difícil de entender desde fuera, por no decir imposible, ya que sólo los padres saben la implicación que tenían con su bebé y lo presente que lo tienen. Evidentemente hay personas que deciden gestionarlo de distinta manera, y para algunas, es más práctico intentar olvidar, o minimizar la pérdida y eso también es respetable.

Algo que suele pasar, es que acostumbran a no considerarte madre simplemente por no tener un hijo vivo. La mayoría no te ven así, y siguen esperando que el embarazo acabe en final feliz para hacerte merecer ése título.  Suelen dar la enhorabuena cuando pares un hijo vivo, y al estar esperando un bebé, se dice que vas a ser mamá, en un futuro.  Yo, personalmente, llevo muy mal que no se entienda que una cambia en cuanto gesta una vida, incluso antes, cuando te planteas buscar un embarazo, tu perspectiva y tus prioridades se ven drásticamente modificadas por ése deseo. Para mí, el día de la madre, fue muy doloroso vivirlo sin mi hijo, y todavía lo agudizó más el hecho de que nadie me felicitó… Nadie pensó en mi como madre, excepto mi pareja, que sabe lo doloroso que es, y me mandó un precioso mensaje felicitándome por ser la mamá de nuestro hijo y de los que quedan por venir. Obviamente no tengo ciertas experiencias maternales como cuidar a mi bebé, pero tengo las mías, que desgraciadamente son otras, y me han cambiado la vida por completo. Debemos abrir la mente y dejar de entender el papel de madre, únicamente como lo percibimos en la amplia mayoría de la población, hay muchas maneras de vivir la maternidad. El duelo por muerte perinatal, es una experiencia que es inherente al hecho de ser, de sentirse madre y amar a un hijo, así que es innegable que, una es madre con o sin hijos vivos.

Al haber pasado por una pérdida, te insisten mucho en que debes vivirlo con alegría, calma, paz… y no sucumbir a los miedos por el bien de tu bebé. Y es muy negativo sentir la obligación de tener que estar tranquila porqué no quieres que tu bebé sufra por tu culpa. Sobre todo, porqué es imposible estar siempre bien, y te sientes muy culpable y angustiada cuando te asaltan los fantasmas, que son incontrolables. Así que es importante no presionar diciendo cómo debería sentirse a la mamá embarazada, que una ya se autoexige mucho. El duelo transcurre con altibajos y es sano y normal sentir inseguridad y expresarlo, que nadie te frene.

A todas las que estamos en ésta situación me gustaría darles mi apoyo, y el consejo de que no se juzguen, que se permitan sentir y soltar, que no se sientan obligadas a estar en una nube por esperar otro bebé. Si nos quedamos las cosas dentro acabarán doliendo y pueden salir en el peor de los momentos, como en el puerperio. Es mejor llorar si lo necesitas, que reprimirlo, ya que tu hijo va a saber igualmente que a mamá le preocupa algo. Los nuevos embarazos siempre remueven cosas, y después de una pérdida, todavía más. Así que si nos vuelven los miedos, no pensemos que hemos vuelto atrás, simplemente prestemos atención a lo que nos quieren decir, ya que, creo que son una buena oportunidad para trabajarlos más a fondo.

 

Si te ha gustado lo que has leído, no dudes en compartir, comentar, darle a me gusta y seguir mi blog! Gracias por leerme 🙂

Abrazos mamíferos ❤