Aritz

Necesito escribir tu nombre, se me atraganta tenerlo tan callado… Como no tengo ocasión de pronunciarlo tanto como quisiera, escribo sobre ti.

13090085_10207670579256172_274456814_n.jpg

Bordados por una amiga de mi madre durante sus embarazos 

 

Te echo de menos. Echo de menos no haberte conocido fuera de mi.

Siento tu ausencia en cada detalle. Un vacío inmenso que es tu lugar, uno que nadie puede ocupar.

Tengo otro hijo. Un hijo que al que quiero tanto como a ti, porque una madre no hace distinciones.

No es justo que comparen. No puede competir la muerte con la vida.

No puede medir el amor hacia un hijo en meses. El tiempo no puede definir algo tan grande.

Su presencia no me aleja de ti. Estás más cerca que nunca, aunque algunos pretendan que eres pasado.

Tu hermanito me da la vida. Aquella que se me fue contigo.

Él vino a compensar el daño. Aunque el dolor permanece, amortiguado, y endulzado por su llegada.

Sonrío con su presencia. Seguiré llorando por tu ausencia.

Beso a Biel. Cuando lo hago, vuelvo a besarle para intentar darle todo el amor que me quedo para ti.

Veo crecer a mi bebé. Me pregunto como serías tu ahora.

Huelo su piel. Al hacerlo, me duele no poder recordar tu olor.

Tenemos cientos de imágenes y recuerdos suyos. Todos los que me faltan de ti, duele no poder volver a ver tu cara nunca más…

Miro sus manos, son grandes y fuertes. Siento todavía como eran las tuyas, tan diminutas y frágiles entre mis dedos.

Acaricio su piel, tan delicada. Y mientras lo hago, recuerdo la suavidad de la tuya.

Viste tu ropa, usa tus cosas, tiene tus ojos… Vive por ti, por ambos, lleva tu mirada para que te veamos en vida, y parezca que vives a través de él.

Duerme plácidamente mi hijo pequeño. Recordándome tu rostro de sueño eterno, en paz.

Todos se interesan por él, dicen que es hermoso. No fue así cuando tu naciste, no te nombraron, no preguntaban, no saben que eras tan perfecto como él.

Biel recibe el cariño y las palabras que a ti no te llegaron… Por eso repito una y mil veces cuánto te queremos, que precioso bebé eres.

Él es el centro de las miradas y la atención, mientras que nadie parece recordarte…  y cuando alguien lo hace, fugazmente, pronunciando tu nombre, sonrío, orgullosa de que hablen de mi otro hijo.

Tanto te amo, tanto le quiero… Los dos sois parte de mi, uno crece a mi lado, el otro permanece etéreo, presente.

Parí dos hijos, pero en este plano, vivo con uno.

Al tener un hijo vivo estás más presente que nunca. Soy madre de la vida y madre de la muerte.

Te quise antes de que existieras, y te quiero más allá de tu existencia física.

Contigo aprendí a vivir con la muerte presente, para poder ver la vida en su totalidad.

Las madres cuando engendramos vida y la sostenemos, somos dichosas creadoras y protectoras. Después de ti, entendí que también podemos albergar muerte, y mantenerla presente con el amor infinito de quien ama más allá de lo tangible.

Conocedora de que mis entrañas y mi cuerpo son una jaula, una limitación física que me mantienen al margen de tu existencia; acepto ser madre incompleta en esta vida porque desde tu eternidad me enseñaste que existes en mi, en todo.

Soy feliz a pesar de no vivirte, puedo vivir a tu hermano, y abrazar tu muerte.

Aunque no me entiendan, aunque te tengan menos en cuenta, para mi sois dos caras de la misma moneda.

No hay día que no piense en ti, necesito nombrarte, recordarte, hacerte partícipe de nuestra felicidad.

Sigues recibiendo mi amor en cada gesto que le dedico a Biel, siempre.

Mis dos hijos, cada uno en su camino, iluminando el mío.

Aritz, tu hermano pequeño está aquí por ti, gracias por habernos llevado hasta él.

Os quiero mis niños ❤

 

Si te ha gustado lo que has leído, no dudes en compartir, comentar, darle a me gusta y seguir mi blog! Gracias por leerme 🙂

Abrazos mamíferos ❤

Eventos de Octubre, mes internacional de la conmemoración y toma de conciencia de las pérdidas gestacionales, perinatales e infantiles

Octubre es el mes de la concienciación por la muerte gestacional, perinatal e infantil, un mes especial en el que podemos aprovechar para visibilizar nuestro dolor, y de paso honrar a nuestr@s hij@s. Por eso, como algun@s habréis visto, he cambiado mi fotografía de perfil en facebook y twitter, por una de cuando estaba embarazada de Aritz. Usando la app. que encontraréis en twibbon.com, la he coloreado de azul y rosa, con el hastag: #goPINKandBLUE. Una bonita campaña en la que podéis participar si os apetece. Así es como han quedado mis fotografías:

12049218_10206252891854873_7305152684641937732_nnp8May3I

Uma manita, cada año concentra a las familias en Madrid, y hacen diversos actos en conmemoración a nuestros hijos.  Este año, el Día del recuerdo 2015 (en este enlace encontraréis toda la información) es el 3 de Octubre en el parque Juan Carlos I a las 17:00h. Este año, están tramitando poder plantar un árbol, y además como en años anteriores, habrá camisetas y bolsas (puedes registrarte en el link para tener tu pack de bienvenida), corazones y estrellas para dejar como recuerdo, chapas…  y las familias podrán llevar o hacer su banderín personalizado en memoria de su/s hij@/s, entre otras actividades.
En Catalunya, la organización Petits amb llum (aquí encontraréis la información), realizarán la Diada el sábado 17 de Octubre, de 10 a 14h. Habrá juegos inflables para los pequeños, venta de manualidades, bar y la mesa de Información de la Asociación. A las 13:30h. leerán el Manifiesto y se hará la suelta de globos. Disfrutad de la jornada, a la que tampoco podré asistir!
También tienen programados los distintos GAM (grupos de ayuda mutua) de este mes. Los grupos se reúnen en Barcelona:
* 3 de Octubre a las 11AM: GAM nuevos embarazos en el Centro Cívico Can Deu.
* 14 de Octubre a las 7PM: GAM Duelo en el Centro Cívico Guinardó.
* 31 de Octubre a las 11AM: GAM Duelo en el Centro Cívico Can Deu.
Cada mes los van haciendo, y para  participar en ellos debéis enviar un email a la organizadora de cada grupo, podéis consultar los detalles en su facebook.
Se realizarán también encuentros en otras localidades como Lleida, Teruel, o Zaragoza. Para consultar información al respecto, podéis visitar la página de Materinidad Arcoíris. Si no podéis asistir, en esta página hay un email de contacto, por si queréis enviar un mensaje para vuestr@ hij@ o bien hacer una pequeña cartulina para que la suelten en un globo.
Otra iniciativa que me ha parecido preciosa y por eso os lo quiero contar, es el evento de Ola mundial de luz 2015, anunciado en facebook por la revista online Mirar al cielo (sitio muy interesante dónde se habla sobre la infertilidad, pérdidas en el embarazo y muerte perinatal). El 15 de octubre es el día mundial de la concienciación sobre la muerte gestacional y perinatal. Su propuesta es sencilla y muy simbólica, se trata de encender una vela en memoria de nuestros bebés, todos a la vez, desde distintos países, a las 7 de la tarde, y que compartamos ese momento (#octubremesdehablar #rompeelsilencio #habloporqueimporta#oladeluzmundial).
¿Qué os parece, os apetece? Yo que soy muy de poner velitas ya me he unido al evento 🙂
retall espelma
No se si me he dejado algún evento, si alguien sabe de alguno más, sean en España o fuera ( ya que me leéis desde muchos países ), os agradeceré que me lo hagáis saber y lo añadiré a la entrada. El objetivo de éste post es que estas actividades lleguen al máximo de familias posible, así que me ha parecido buena idea recopilar la información. He ido un poco justa de tiempo, ya que algunos son dentro de pocos días, así que no he podido avisar de que voy a mencionar vuestras páginas o grupos. Espero que os parezca bien la idea, y por supuesto si he cometido algún error o no os parece bien que os incluya, podéis hacérmelo saber y modificaré lo que haga falta.
Os deseo un feliz Octubre enviando mucho amor a nuestros pequeños. ❤
L@s que podáis asistir a algún encuentro (yo no puedo), espero que lo disfrutéis, encontréis apoyo, y soltéis mucho. Y si os apetece, compartid por aquí como ha ido la jornada 😉

Si te ha gustado lo que has leído, no dudes en compartir, comentar, darle a me gusta y seguir mi blog! Gracias por leerme 🙂

Abrazos mamíferos ❤

Parto de Aritz, parte IV: te conozco.

Empiezo a estar muy concentrada, lo estoy haciendo bien… pero una mano de ése hombre se posa en mi pubis y la otra en mi periné, estirando, y grito de dolor al sentirlo. Le vuelvo a pedir que no me toque, pero insiste, por más que se lo diga. Pongo yo mi mano, instintivamente, para protegerme de la suya, porque me duele y para sentir si estaba coronando. Me dice que no me toque, me siento anulada, ¿por qué yo no puedo y él si? Es absurdo, es una simple una demostración de poder, y yo tengo que obedecer. Sólo consigue que me desconcentre y pierda confianza en mí misma.

Tanto él como la comadrona parece que empiezan a tener mucha prisa, en plena contracción le pasa un paquete del que saca algo metálico. Mi cabeza me avisa del peligro, no quiero una episiotomia, y veo que va decidido a hacer algo sin explicarme nada. Acerca esa cosa a mi vagina, y mientras le pregunto qué va a hacer, ya me lo ha metido. Son unos fórceps, los mueve y me hace muchísimo daño. Grito que me lo saque, es lo peor que me han hecho nunca, me siento violada. Siento como retuerce y tira de algo, y escucho un «plop»… Me ha roto la bolsa, simplemente porque tiene prisa, y no llevo ni 5 minutos empujando. Me siento como una espectadora sin voz ni voto, este hombre hace lo que quiere sin dignarse a mirarme, ni contestarme si le hablo. Sale el líquido caliente, me vacío de golpe, y siento el peso de mi hijo, noto perfectamente como va bajando por el canal del parto. Empujo un par de veces con todas mis fuerzas, quiero que se acabe para que no me haga más daño innecesario. Siento que estoy en una situación vulnerable, en peligro con éste hombre. Sé que mi hijo está a punto de salir, noto su cabeza dura, abriéndose paso, mi vagina estirándose… Y después de la cabeza, sale de repente como resbalando fuera de mí, escapándose, su blandito cuerpo.

Apenas le puedo ver entre mis piernas, está quieto, callado, y lloro… No me atrevo a tocarlo, es lo más irreal que he vivido nunca. Lo envuelven en una tela azul, cortan el cordón… y por fin, me preguntan si le quiero ver. Me cuesta reaccionar, no sé que hacer, me da miedo la situación… pero estoy segura de que quiero verle y digo que si. Me lo ponen delante, y le miro entre lágrimas… me fijo en cada detalle de su cara, le reconozco… Es como siempre me lo había imaginado, una boca pequeña y ojos como los de su padre, una naricita pequeña de bebé… Le acaricio y es lo más suave que he tocado nunca… Tiene una carita preciosa, todo en él excepto el pelo, está en su lugar, es tan perfecto… Cojo su manita, que es más pequeña que mi pulgar, y sus deditos son tan frágiles y blandos como fideos… Es lo más bonito y diminuto que he visto en mi vida, parece dormido, tan tranquilo… Pero sé que no lo está y me parte el corazón, sé que este momento pasará y me duele tanto separarme de él… es parte de mi, de los dos, se llevará consigo un trocito de ambos.

Todos están mirándonos , es una sensación horrible, me siento como la protagonista de una película morbosa y mala… Me gustaría tanto cogerle, olerle, hablarle, despedirnos con tranquilidad. Llorarlo en intimidad con su padre, dignamente. Pero no parece que quieran dejarnos ése momento, y a mí no me salen las palabras para pedirlo… No puedo soportar más verlo así, todos invadiendo nuestro momento, y dejo ir su manita. Le envuelven y lo dejan en una mesita, como a una cosa sin valor, me hace tanto daño que le traten con tanta indiferencia…

Me hacen volver a la realidad, dicen que debo expulsar la placenta. Pero yo ya no siento contracciones, todo ha parado de golpe al salir mi hijo. No me duele ya nada, no siento ganas de empujar, no creo que sea el momento todavía… Sé que puedo tardar en expulsarla y no es peligroso, pero no me quieren dejar esperar a que mi cuerpo se ponga en marcha. Me hacen empujar, pero sin contracciones no hago suficiente fuerza, no siento que se mueva nada. Estoy superada, agotada, rota, y les digo que no puedo… No me concentro viendo a mi hijo envuelto ahí al lado, sé que sólo es su cuerpo, pero merece ser tratado dignamente… Se me va la mente pensando dónde se lo llevarán, sólo quiero tenerle en mis brazos.

Mi ginecólogo, que tiene prisa, y viendo que no estoy colaborando, me dice que como no salga pronto iremos a quirófano. Me quiere meter el miedo en el cuerpo para que espavile, es lo que me faltaba… Empieza a tirar del cordón, y sé lo peligroso que es éso, le digo que pare. Si estuviera al cien por cien, le diría tantas cosas… pero como no puedo, y veo por dónde va, empiezo a empujar con todas mis fuerzas. Y sale de golpe, caliente y blandita, cayendo al recipiente metálico. Al final he podido, sin que me intervengan gratuitamente…

La comadrona se me acerca, mi ginecólogo le pide que me haga un masaje uterino. No suena mal, pero de golpe, me clava su puño en la barriga, apretando muy fuerte. Me hace muchísimo daño, no sé si es normal, y se lo digo. Para un momento y me dice que es para que se contraiga bien, y vuelve a hacerlo. Todos se van, me dejan con ella, que me pone oxitocina en la vía, y empieza a recoger y limpiarlo todo. Me siento culpable de todo, no me dedica ni una palabra amable, es todo tan frío… Al terminar, y sin decirme nada, se lleva a mi hijo, como a una cosa más. Y no puedo hablar, no le digo nada, sólo puedo llorar. Se lo ha llevado, ya no le veremos nunca más…

Al menos estoy con él, nos abrazamos y lloramos… Nos hemos convertido en unos padres sin hijo… Faltaba tan poco, habíamos superado tantas cosas, tanto tiempo… le teníamos tan cerca… Nos consolamos mutuamente como podemos, hablamos de lo guapo que era… Le echamos de menos, es imborrable, siempre le querremos.

Yo me encuentro físicamente bien, me parece increíble, sin dolores, sólo agotamiento. Y aunque estoy emocionalmente molida, siento una extraña sensación de calma intensa. Deben de ser las hormonas y las medicinas que me han puesto, porque me extraña sentirme así después de lo que acabamos de vivir. De vez en cuando entra una enfermera a ver como llevo el suero, oxitocina, nolotil, diazepam… No sé cuantas cosas me han puesto, ni me explican, ni quiero preguntar. Una enfermera viene a lavarme los restos de sangre, cambiar los empapadores, y me pregunta si necesito alguna cosa, es muy amable.Tengo mucho hambre, le pregunto si me traerán comida, deben ser las dos o las tres… Me dice que si, pero espero más de una hora y sigue sin llegar. Cada vez que vienen a revisarme se lo recuerdo, ya que empiezo a estar muy mareada. Le digo a mi pareja que baje a comer algo, él debe de necesitarlo también, pero no me quiere dejar. Le insisto, me dice que irá a fumar un cigarrillo, y aprovechará para llamar a su madre.

Yo también llamo a la mía, odio tener que darle tan mala notícia… Siento como le parte el corazón, es su primer nieto… Rompe a llorar y me dice que quiere venir. Le digo que no quiero ver a nadie de momento, ni hablar con nadie más, necesito estar sola para asumirlo. Ella no lo entiende, yo sabía que no le gustaría, pero no puedo. Me duele tanto hacerla sufrir… Le pido que llame ella a mi padre y al resto de la familia, yo no soy capaz,  la iré informado a ella para que les diga como estoy. Ella está preocupada por mi salud, y le digo que estoy bien. Me doy cuenta que hasta entonces no me había planteado realmente el riesgo que he corrido, ni me preocupaba. Entiendo que, como madre, es en lo primero que ha pensado. Le digo que más tarde le diré como sigo, y me despido de ella, que sigue llorando. Mi pareja vuelve con la energía por los suelos de haber tenido que explicarlo… nos volvemos a consolar el uno al otro. Me siento afortunada de tenerle a mi lado en un momento así.

Pasada otra hora, por fin llega la comida, comida de hospital, pero la necesito. Una sopa insípida, pan sin sal, y de segundo, un trozo de pollo seco con patatas chips. Él me ayuda a cortar el pollo porque entre la vía y el cuchillo que no corta suficiente, me apaño muy mal. Me lo como todo, me sienta genial, siento como recobro energías en seguida y me sube la tensión. Ya me siento con fuerzas de levantarme e ir al baño, por fin intimidad y libertad de movimientos, aunque sea arrastrando el suero… Él me ayuda mientras me cambio, me siento protegida. Todavía sangro bastante, pero mucho menos que horas atrás.

Le digo que no hace falta que se quede a dormir, que quiero que descanse y vuelva a casa con los animales. Él se resiste, pero le convenzo, me irá bien estar sola y llorar mucho. Me trae agua y una tarjeta para ver la televisión, y me deja todo lo que puedo necesitar a mano. Nos despedimos con mucho amor, le echaré de menos, pero sólo es una noche.

Una vez sola me voy dando cuenta de lo cansada que estoy, tantas noches sin dormir, tanto dolor… Me duelen la cabeza, y el alma. Me siento vacía, qué cambio, como le añoro… Mi útero palpita, contrayéndose, lo siento todavía grande y tan vacío. Ya no hay nadie allí, no hay pataditas, estoy sola. Es tan extraño pasar de ser dos a una, tan de golpe… Desde la habitación oigo bebés llorando y se me contrae el útero de dolor, es un sonido insoportable. Estoy inmersa en mí misma, ni me muevo, pero la cabeza me va a mil. Quiero descansar, pongo la televisión a ver si me distrae. La veo, pero no le puedo prestar atención.

 

Si te ha gustado lo que has leído, no dudes en compartir, comentar, darle a me gusta y seguir mi blog! Gracias por leerme 🙂

Abrazos mamíferos ❤

Por qué escribo sobre duelo, muerte perinatal e infertilidad.

Quiero hablar de la maternidad en un amplio espectro, y eso incluye, ser padres en duelo (la infertilidad también requiere un proceso de duelo). Cuando una familia pierde un hijo o la posibilidad de engendrarlo, la razón tiene pocos argumentos y consejos que sirvan para transitar ése duelo. Más allá de nuestra cultura occidental en la que la muerte (sobre todo de si es de un bebé) y el sufrimiento son un tabú, hay una emoción ancestral que compartimos con los demás mamíferos. Hablaré mucho de nuestra condición de mamíferos, de la parte más instintiva, para indagar en nuestro comportamiento más «animal», ya que al fin y al cabo somos animales-mamíferos de especie humana.

Ése dolor, ésa pena, enfadarse, recordar… no son piedras en el camino, no nos hacen volver atrás, sino que nos ayudan a avanzar y gestionar la pérdida. Ésas pulsiones que nos invaden por más racionales que seamos, tienen que recobrar su lugar y la importancia que merecen. No me refiero a anclarse en el dolor, sino a dejarlo salir, darle espacio, y poderlo expresar. Si dolemos es porque amamos, incluso a los hijos que no hemos podido concebir los amamos antes de que existan físicamente. Por eso es sano permitirnos sentir libremente y durante el tiempo que necesitemos.

No son temas agradables, quizá sería más fácil o entretenido para mi y para quien me lea, ir a parar a un blog con un toque más humorístico, ameno y alegre. Pero hay de todo en éste mundo, y las pérdidas perinatales existen, así como el duelo y la infertilidad, y con ello, la necesidad tanto de leer como de escribir sobre ello. Y éstas son las principales razones por las que he decidido hablar ello:

  • Mi necesidad: Cada persona tiene una manera que le funciona para «dejar ir», la mía siempre ha sido escribir, aunque siempre lo hacía para mi. Normalmente gestiono mis conflictos personales poniendo mis ideas en orden en un texto, reflexionando, y según que casos, hablando con un amig@ en confianza. Pero en el momento en que decidí formar una familia y las cosas se torcieron tanto, he ido acumulando vivencias que pesan demasiado si me las quedo para mí. Las he ido escribiendo conforme han pasado o tiempo después, y me ha aliviado muchísimo soltarlo. Por ejemplo, voy a ir compartiendo el macro-relato de el parto de mi hijo Aritz por partes, y veréis que es muy extenso y con muchos detalles. No sé si puede ser interesante, pesado de leer o sin sentido para los demás, pero yo quiero compartirlo. Ése día marcó un antes y un después en mi vida. Pasé los primeros meses reviviendo día y noche detalles dolorosos, todavía de vez en cuando tengo pesadillas y recuerdos que asaltan mi mente involuntariamente. Hasta que decidí empezar a escribir todo lo que recordaba. Tardé más de un mes en acabar de ponerle palabras a ésas horas, y fue un proceso doloroso pero sanador. A medida que fui expresándolo, dejé de revivirlo tan a menudo. Necesitaba inconscientemente recordarme ciertas cosas, para que no me olvidase que hacen daño y han marcado mi vida. Al haberle prestado la atención que merecían, la intensidad, y el tiempo de gestión, he conseguido poder recordar más a menudo y mejor los detalles bonitos como la cara de mi hijo.
  • Ayudar a quién esté pasando por lo mismo: No a todo el mundo le va bien sumergirse en ésto, pero hay muchas familias que sí lo necesitan. He encontrado muchos grupos y foros de ayuda dónde la gente acudía tanto para expresar cómo para leer y sentirse menos solos en éstas situaciones. A mi misma me ayudaron muchísimo los relatos de otr@s, porque te sientes identificada, y puedes encontrar en los demás puntos de vista y maneras distintas de gestionarlo que te pueden ayudar. Además, cuando te ves en éstas situaciones buscas muchas respuestas, información… Puedes necesitar saber exáctamente cosas como: que pasa durante y después de sufrir un aborto, a que te enfrentas cuando te diagnostican infertilidad, qué derechos tienes cuando tu hijo fallece… Si mis experiencias pueden servirle a alguien, aunque sea una sola persona, me doy por satisfecha.
  • Visibilizar e informar: Si cuento experiencias tan íntimas no es porque me guste airearlas, es porqué falta mucha información y quiero poner mi granito de arena. Éstos temas no son tratados abiertamente y por eso, tenemos pocos recursos para hablar de ellos. Siempre se repite el consejo que no es aplicable: pasa página, relájate, no te hundas, tienes que superarlo… No se aborda el tema en su profundidad, muchas veces porque no se sabe como manejarlo, y las demás porque no queremos que nuestros allegados sufran, y les queremos dar ánimos. Pero es que, los duelos se transitan, no se superan, se convive con ello. Y no son finitos, no llega el día en que dices: ¡ya está!. Y día a día no hay un espacio para el proceso, para recordar, poner sobre la mesa e ir dándole forma a todo lo que sentimos. No hay un intercambio natural de información como lo hay en otros procesos de la vida. Se tiende a evitar temas dolorosos por no remover al que los vive, por no saber que decir, o porque a uno mismo le incomodan. Pero estaría bien poder hablar con naturalidad, y preguntar al doliente si le apetece, si lo necesita o está cómodo hablando de ello en ese momento. Necesitamos visibilizarlo, dar información, que haya cierta «cultura» emocional para poder abordarlo. Cuando alguien está en un proceso de éste tipo, se reciben muchas opinones y consejos, pero poca información relevante, por éso quiero tratar éstos temas. Además, nunca se sabe que puedes encontrarte en el camino, y creo que está bien tener conocimientos y saber de antemano ciertas cosas que nunca te habías planteado.
Memorial del niño no nacido, de Martin Hudáček

Memorial del niño no nacido, de Martin Hudáček

Si te ha gustado lo que has leído, no dudes en compartir, comentar, darle a me gusta y seguir mi blog! Gracias por leerme 🙂

Abrazos mamíferos ❤