Sobre mi parto…

Se que muchos estáis esperando que escriba mi parto, Mamífero es el primero que me lo recuerda a menudo 😉

Si,tengo que hacerlo, quiero hacerlo. Fue el día más bonito de mi vida y merece una entrada, por lo menos. Lo que pasa es que tengo que dedicarle mucho tiempo y energía recabando datos, traduciendo tantas emociones a palabra escrita… Sacando de mi subconsciente desde los pequeños detalles, hasta lo más importante y significativo que se me ha olvidado. ¿Cómo puede ser? He olvidado detalles importantísimos de un día tan esperado!!!

Será que no estaba en plena consciencia, que eso para mi no pasó. Lo viví con tal intensidad que mi cerebro no pudo participar. Mamífero dice que cuando me preguntaban si quería cambiar de postura o algo, yo siempre decía: no se. Y no lo recuerdo, pero, claro, no sabía, no pensaba. Estaba en un trance similar al de la meditación en el que la mente va en piloto automático. La cabeza estaba lejos, yo era puro cuerpo.

Un parto sin epidural se vive desde otro plano, visceral, con la cabeza ida. Ese «planeta parto» del que tanto se habla, existe, y lo que pasa ahí, ahí se queda. No importa el dolor, no es tan grave.  No importan las horas, el tiempo es relativo. No importa si lloras o gritas, no eres consciente. No importan las caras de quienes te atienden, no las recuerdas. No importa si estabas atenta a lo que pasaba, estabas dónde debías, conectada con tu cuerpo y tu bebé.

Del parto de Aritz tengo grabados a fuego cada segundo, cada detalle, recuerdo el lugar al milímetro, cada contracción… Todavía puedo revivir el dolor emocional y físico, tal cual lo sentí entonces. Vivir algo tan duro genera un estrés postraumático que hace que los flashbacks y la ansiedad al recordarlo voluntariamente o no, te acompañen siempre. En cambio, del nacimiento tan feliz y respetado de su hermano puedo escribirlo en apenas un par de líneas.

Si le doy vueltas, recuerdo momentos, y puedo hilvanar los hechos para darle un sentido a mis divagaciones. Tengo que hacerlo con tiempo, calma, y ayuda de Mamífero. Él estuvo presente en todo momento, y puede recordar más cosas. A veces, hablando, le pregunto como fue tal cosa, o me da detalles e información que yo no sabía. Es extraño que otro recuerde mejor tu parto que tu misma! Por eso quiero escribirlo algún día, a todo lujo de detalles, para no acabar de olvidar esas horas tan mágicas 🙂

A líneas generales puedo deciros que:

  • El olor de un recién nacido, de TU cachorro es indescriptible y embriagador.
  • Cuando nace tu hijo no te crees lo que está pasando, es como si, de golpe, cayeses del planeta parto a la Tierra.
  • Fue un parto respetadísimo, me trataron con mucho cariño y profesionalidad aún en los momentos más críticos.
  • La dilatación fue maravillosa, agradable, íntima, fácil y bastante rápida… me sentí como en casa.
  • Mi hijo es un campeón, aguantó un expulsivo de 5 horas sin ningún tipo de sufrimiento, y una salida muy dura para él.
  • El dolor no fue insoportable, en serio, no le tengáis miedo. Recuerdo mucho más doloroso el parto de Aritz, simplemente, porque estaba aterrorizada.
  • Lo peor fueron el calor y la sed, es lo que más me desconcentraba y fue muy agobiante.
  • El agotamiento se disipa en el momento en que tienes a tu bebé en el pecho, es impresionante como el subidón hormonal ayuda en la recuperación.
  • Algo que todos me preguntan: Si, repetiría un parto natural sin epidural, sin duda. En ningún momento pensé en pedirla, no sentí que no pudiese con ello.

Comparto con vosotros una foto de la dilatación, estando de unos 7 centímetros. Ese rato lo recuerdo muy bien, y con mucho cariño. Con la luz ténue, y Mamífero (que no aparece porque estaba haciendo la foto) sentado detrás de mi. Solos los dos, hablando, riendo, comiendo, bebiendo… e imaginando que en pocas horas tendíamos a Biel e brazos. Estoy sentada en la pelota, colgada del fular (que bien me fue ese combo), y comiendo anacardos entre contracciones 🙂

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Quiero también, dejar constancia en el Hospital de Olot de lo bien tratada que me sentí, y felicitarles por la gran labor que hacen para adecuarse a las necesidades de las familias en los nacimientos. Fue clave la buena actitud de la matrona, que creyó en mi cada momento, animándome, acompañando, sin intervenir, respetando mi voluntad y explicándome amorosamente cada paso a dar. Me hicieron sentir muy capaz, fuerte, y adulta. Algo que por desgracia, no pasa en todos los nacimientos, en los que se ningunea e infantiliza a la mujer, dejándola en el plano de la niña que no sabe parir.

Pedí una hoja de aclamaciones el día que me dieron el alta, pero todavía no he podido rellenarla….  Intenté recordar los nombres de las mujeres que nos acompañaron en el nacimiento de Biel para mencionarlas, pero no los he podido retener 😛

Cambiar de hospital y escoger ese fue lo mejor que pude hacer, y repetiré,  en un próximo parto. El personal tanto de paritorio, como de la planta de maternidad son excelentes, están bien actualizados en cuanto a cuidados en el nacimiento y postparto, y la lactancia. Ojalá todos los centros y personal evolucionen en esta línea, que la violencia obstétrica termine, que nadie más tenga que sufrir la mala praxis y faltas de respeto en momentos tan delicados.

Espero tener tiempo pronto para compartir con vosotros el nacimiento de Biel, que fue muy emocionante y intenso. Con mi empoderamiento, mis falquezas, y el final más feliz.

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Abrazos mamíferos❤

¡Ha nacido un minimamífero!!

Estoy desaparecida por la mejor razón del mundo:

Biel nació el miércoles 24 a las 3:50 de la madrugada 🙂

Está sanísimo, y nosotros felices, y agradecidos a la vida por darnos este regalazo. Gracias a tod@s los que nos habéis felicitado, poco a poco voy sacando algo de tiempo para leer y contestar vuestros mensajes y comentarios, y espero poder colgar alguna foto y post, pero ahora el primero es el peque!

Este minimamífero nos tiene enamorados ❤

 

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Abrazos mamíferos ❤

Dulce espera…

Sigo con Biel en la tripa, y he pasado muy buena noche, sin contracciones, o al menos no tan fuertes como para que me despertasen.  Por la noche, antes de acostarme si que tuve, coincidiendo, como siempre, con las horas en que Biel más movido está. Ayer por la tarde-noche caí rendida y hice una siesta pre-cena que me fue muy bien. Igualmente, he dormido muy profundamente y muchas horas, casi 12, ha sido reparador. Ya sin ningún síntoma de constipado desde ayer, me siento a tope de energías y me encuentro muy bien en general.

Sigo manchando poquito a poco,  muy poca cantidad, y casi siempre después de ir al baño. Ya no es tan líquido como ayer, por lo que pienso que puede ser que lo que esté expulsando sea el tapón mucoso. Es más consistente y en vez de tener un color rosado es marroncito y a veces con hilillos de sangre. Por lo que se, si es el tapón, tampoco es indicativo de que se vaya a poner en marcha o no el parto. Estamos en las mismas, puede ser dentro de unas horas o todavía tardar semanas. Preferiría que fuese más pronto que tarde, pero no me angustia, que sea cuando él decida.

Me veo y no me reconozco, no solamente por los cambios físicos, sino por la tranquilidad con la que estoy pasando estos días. Yo siempre he sido nerviosa, ansiosa y algo impaciente, y siempre me había imaginado en el final del embarazo con incertidumbre y atacada.

Me acabo de exprimir un zumo, y tal como lo he dejado en la mesa le he dado un golpe (torpeza máxima de preñada) y la he liado mucho, manchándolo todo, pijama y manta del sofá incuidos, y el suelo que tan limpio estaba, anegado…no ha quedado ni una gota para beberme, pero ni me he inmutado, ni he maldecido, lo he recogido todo, me he cambiado de ropa, y a otra cosa. Así de zen estoy.

Creo que alguna hormona fantástica me está ayudando a que esto no sea así porque no me creo lo bien que lo llevo. Puedo tener la mente en blanco sin problemas, estarme estirada mirando el techo una hora sin darle vueltas a nada. Es genial, porque los nervios no son nada buenos para ponerse de parto 🙂

Además tengo la tranquilidad de que todo está preparado, (por fin conseguimos imprimir el plan de parto e instalar la sillita en el coche!!). Si hay que ir al hospital, solamente tenemos que coger las bolsas e ir a recibir a nuestro hijo. Normalmente me pondría nerviosa el simple hecho de no saber, de tener que improvisar un viaje de madrugada al hospital, pero ahora es algo que deseo con ilusión, sea a la hora que sea.

Está haciendo un tiempo estupendo, primaveral, y disfruto mucho de la buena temperatura, del silencio, de los momentos en casa sola que luego no tendré. Esta mañana he salido a recoger la ropa de ayer y a tender la lavadora de hoy en manga corta, espectacular. Disfrutando del solecito, escuchando los pájaros cantar, y con todas las ventanas y balcones de la casa abiertos, disfrutando del aire templadito. Los gatos están contentos también con este clima tan agradable, tomando el sol y oliendo el aire de la calle.

Hoy Mamífero me ha dado dos buenas noticias tal como me he despertado, que bien sienta eso!! Le han dado 3 días de fiesta de lunes a miércoles, porque no se fían de que que haya más falsas alarmas. Nos va a ir muy bien para hacer cosillas para animar la cosa, a ver si Biel quiere nacer, y con la tranquilidad de tener al papi en casa. Además, el martes tenemos ecografía y miércoles otra vez monitores, así que ya nos va bien. La segunda, y mejor noticia es que ya han hecho el recuento de días que podrá estar en casa cuando nazca el peque, juntando los días de paternidad con las vacaciones. En total, serán 35 días fantásticos para estar los tres juntos conociéndonos y adaptándonos a la nueva realidad. Me emociono mucho al pensarlo, ¡serán las mejores vacaciones que hayamos hecho en años!!

Vosotras como llevasteis la recta final, ¿de los nervios, o modo zen? ¿me contáis vuestras experiencias con la expulsión del tapón mucoso?

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Abrazos mamíferos ❤

 

Pródromos de parto, ¡falsa alarma!!

Ya llevamos unos días en los que todo el mundo está en vilo, a Mamífero en el trabajo le preguntan los compañeros cada día, y la jefa si le ve andando con prisas ya piensa que me he puesto de parto. Se acerca la luna llena, y ayer la miraba pensando que va a ser la última que pase con Biel en mi tripa. Según me ha dicho hoy Mamífero, ayer al atardecer que vimos la puesta de sol, él estaba pensando que a lo mejor era la última que veía sin Biel aquí fuera. Antes de ir a dormir, me preguntó como estaba, porque voy teniendo dolores al largo del día y por la noche aumentan, y está pendiente de ir corriendo al hospital. Siento que hay muchas expectativas, y me sabe mal que él esté intranquilo, y todos los que están pendientes también.

Yo la verdad es que estoy muy zen, lo estoy llevando mucho mejor de lo que pensaba. No tengo ansiedad, ni me preocupa cuando va a ser, solamente tengo ganas de que pase, y lo espero con ilusión. No tengo miedo, ni me preocupa el parto. Se que va a ir bien, Biel está sano y que nos tratarán estupendamente. La verdad es que he pasado más nervios durante el embarazo, o antes de las ecografias que ahora que esto ya llega a su fin. Pienso en que se acaba este embarazo tan duro y siento paz, alivio y tranquilidad, no me angustia en absoluto.

He estado un par de días resfriada, hacía muchísimo que no cogía nada, y ha llegado en el momento más pesado del embarazo… Ayer por la noche estaba rara, que es cuando me da el bajón, dolor de cabeza de la mocosidad, y contracciones, así que no le di más importancia. Esta madrugada, además de los despertares de costumbre, a las 3 me ha dado una arcada, que no ha llegado a más, pero el estómago se me ha quedado revuelto hasta la mañana.

Me he despertado poco antes de las 7 con dolorcitos  suaves como de costumbre y la barriga revuelta, pero no me ha parecido nada fuera de lo normal. Me he tomado un vaso de leche de arroz para que se me asentase el estómago con la intención de intentar después, dormir algo más. Entonces he notado que mojaba las braguitas, pensaba que era flujo pero al notarlo más líquido he mirado, y he visto que estaba teñido con algo de sangre, color rosadito.

He respirado hondo y no me he puesto nerviosa, me he agachado para comprobar si salía más (por si había roto bolsa), y no parecía salir en mucha cantidad. Al poco rato he tenido dolores como de regla, pero era muy suavecitos. Mi guardiana Maru se ha pegado a mi ronroneando, y Flip me vigilaba a un palmo, ambos sintiendo que estaba rara, pero tranquilos, dándome paz. He avisado a Mamífero que se estaba preparando para ir a trabajar, y le he dado un buen susto, pobre… Su reacción a los pocos minutos ha sido vomitar en aspersión el café que se acababa de tomar. Que pena me ha dado que estuviese tan nervioso, y a la vez me ha parecido muy cómico, sobre todo porque la ha liado parda al no poder aguantarse. Después de esto, Maru se ha ido a darle mimitos a Mamífero que estaba peor que yo xD

No sabíamos que debíamos hacer, lo que si que tenía claro es que quería comprobar que no fuese fisura o bolsa rota, para no correr riesgo de infección como pasó con Aritz. Así que he llamado al hospital, y he hablado con la matrona de guardia, muy amable, que me ha dicho que lo mejor era que fuésemos y lo comprobarían.

Mamífero ha avisado en el trabajo, y como no tenia dolores fuertes, hemos ido con la calma, esperando a ver si las contracciones se hacían más fuertes y rítmicas. He intentado desayunar, pero nada más me ha entrado un yogur. Luego hemos acabado de pasar la música que quiero tener para el parto, preparado la comida y las últimas cosas que llevar al hospital, hemos dejado a los gatos con suficiente comida y agua… Y nos hemos pegado una ducha, a ver si se activaba la cosa con el agua caliente, y pensando en ponernos guapos y limpitos para recibir a Biel.

Al principio estábamos casi convencidos de que aquella era la última ducha con Biel en mi barriga y que volveríamos a casa con él en brazos, ¡que ilusión pensar en eso!! Pero después de la ducha los dolores han disminuido, y ya hemos empezado a pensar que a lo mejor nos volvíamos a casa poco después. De camino me ha entrado mucha hambre y he podido desayunar, mejor ir con las pilas cargadas por si acaso.

Hemos llegado casi a las 11 de la mañana al hospital, había bastante gente en urgencias con una hora y media estimada de espera. Pero a mi en seguida me han llamado y tras cuatro preguntas de rigor, nos han pasado a paritorios. Una auxiliar de enfermeria me ha tomado las constantes, y después ha venido la matrona de guardia. Me ha tomado una muestra del líquido para comprobar si era o no fisura, y me ha puesto los monitores media hora para ver como iba.

He tenido unas 4 contracciones en ese tiempo, y el corazón de Biel respondía bien. El resultado ha dado negativo, o sea que no he roto bolsa, así que me ha hecho un tacto para ver si había empezado el trabajo de parto con esas contracciones o si no. Ha sido muy doloroso y me ha recordado a los tactos horribles del embarazo de Aritz… Con el agravante de que la mujer ha tenido que apretar muchísimo para llegar al final (me ha pasado como a mi compañera del Pollito Mamífero…). Y cuando no se llega al final, pues claro, es que el cuello está posterior y bien cerradito…

La conclusión ha sido que no estaba en trabajo de parto, sino con pródromos, con el cuello algo acortado, pero todavía no en marcha. El manchado, según la matrona, se debería a que las contracciones que voy teniendo ya están ablandándolo y por eso sangro un poquito. En resumen: que podíamos volver a casa, y a esperar que las contracciones sean más seguidas y dolorosas. Eso puede ser hoy mismo, como me puedo pasar así un par de semanas más, así que a echarle paciencia, e intentar ayudar a que se ponga en marcha la cosa (chocolate, andar, risas, amor, canela, hacer sentadillas…).

De momento sigo manchando lo mismo, y con los dolorcillos que para mi no son de parto, esperando que vayan a más. Y mientras tanto, tengo a Mamífero atacado y preocupado por si me pongo o no de parto, ¡que mal me sabe!! Creo que ahora intentaré dormir algo no vaya a ser que por la noche esto se active y me pille con la batería baja.

Ahora lo que me preocupa es seguir sangrando durante muchos días(dados los antecedentes de mi anterior parto) y no saber hasta qué punto es normal. Se por experiencia que por más que aumente el sangrado, si el cuello sigue cerrado, me harán volver a casa, y no quiero que pase como con Aritz que acabó con infección por la fisura de la bolsa y desprendimiento de placenta por las contracciones.

Esto de estar dudando creo que es la peor parte… lo bueno es que el bebé ya está cocinado, y si me pongo de parto no hay problema. ¿Vosotras tuvisteis muchas falsas alarmas?

 

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Abrazos mamíferos ❤

 

Más síntomas de embarazo

Después de publicar la entrada de ayer, me di cuenta de que me dejé varias cosas por contar. No son de gran importancia, pero son síntomas y sensaciones que quiero tener recopilados en el blog, para cuando quiera revivir el embarazo, y así de paso, me contáis si os pasan o han pasado también.

Algo que me agobia bastante es la falta de aire, que hace meses que me pasa, pero cada vez es más y más angustiosa. Empezó siendo un ahogo cuando subía escaleras, o hacía algún esfuercillo, lo normal en un embarazo. Y ahora es mucho más fuerte, y me pasa haciendo cosas mínimas, como estar demasiado rato de pie. Sobre todo ahora que Biel pesa sus dos quilos y pico, y se mueve más cuando estoy de pie, siento como se me cansa la barriga con sus zarandeos y me cuesta respirar.

Me pasa también cuando entro en sitios que tienen calefacción, ya de por si la tolero poco, me entra mucho agobio del contraste de temperaturas, y ahora además, me pongo colorada y siento que me falta oxígeno. También si estoy mucho rato sentada, con la presión en las costillas siento que no lleno los pulmones del todo. Como mejor estoy es estirada de lado con las piernas semiflexionadas y un cojín entre ellas, pero también se me resienten las lumbares y el culo por el peso extra. Cualquier postura mantenida demasiado tiempo me acaba dando algún dolorcillo, así que tengo que estar cambiando a cada rato.

Por suerte ni los dolores de espalda ni la ciática me están dando mucha guerra, lo normal siendo el final del embarazo, estirando bien, vigilando la postura y los movimientos, lo llevo bastante bien. Imaginaba que lo pasaría peor con eso ya que siempre he tenido muchos problemas.

No está siendo un invierno especialmente frío, por lo que no me abrigo demasiado y evito los golpes de calor. También siento que por las noches tengo calores, duermo sin ropa apenas, braguitas y camiseta de tirantes, y cuando me despierto para ir al baño en medio de la noche, siento la piel ardiendo, sobre todo la barriga, no llego a sudar, pero desprendo muchísimo calor corporal. Sé que es normal estar alta de temperatura durante todo el embarazo, pero últimamente lo noto más que en meses anteriores.

Otra cosa que me pasa, de esto hace mucho, es que cuando bebo agua, o tomo algo fresquito Biel pega botes. Es debido a que como le queda el estómago encima, debe de sentir el frescor, y se queja pegándole golpecitos al vecino de arriba. Es algo normal que les pasa a casi todas, pero me hace gracia. Especialmente desde que se que está en cefálica, y que justo debajo de mis costillas está su culete, por lo que me lo imagino notando el frescor en las posaderas, y revolviéndose indignado.

Hace un par de semanas, calculo que desde que se giró y encajó la cabeza, me apetece mucho sentarme modo indio. Con las piernas cruzadas y bien abiertas, algo que siempre he hecho, pero que ahora me lo pide el cuerpo, como si necesitase darle más espacio. Creo que hace un efecto similar al de la pelota de pilates, que hace que se encaje bien abajo.

En estas últimas semanas también, he escuchado los movimientos de Biel. Es decir, cuando se mueve bruscamente, me suena la tripa, como un ruido hueco de vísceras (una especie de clic), no se como describirlo…

Han vuelto las náuseas, no son tan fuertes como en el primer trimestre por suerte, ni de lejos. Pero si que por las mañanas con el estómago vacío me dan asquitos, y algún día me han entrado ganas de vomitar, aunque no lo he hecho. Sobre todo cuando como de prisa, Biel se mueve mucho, o tengo muchísimo hambre. También ha regresado el olfato perruno, se ha vuelto a agudizar como en el primer trimestre, por suerte, no vomito con los malos olores ni me mareo tanto con los perfumes como las primeras semanas.

No he tenido ni una contracción, ni una!! Ni dolorosas, ni de Braxton Hicks, ni un amago de dolorcillo por el estilo, ni la barriga dura, ni me duele la barriga cuando me canso o Biel se mueve bruscamente… Nada de nada. Dicen que muchas ni las notamos aunque las tengamos, vete a saber. Yo espero seguir así al menos hasta que cumpla las 37 semanas. Se que son normales, que preparan el útero, pero yo soy feliz sin sentirlas. Ya tuve muchas en el embarazo de Aritz, y nunca fueron de las indoloras, pasé directamente a contracciones de parto dolorosas desde la semana 17. Así que no se ni como son las que no duelen. En este embarazo creo que me libraré de ellas hasta el parto o poco antes.

Y bueno, los topicazos del embarazo que están desde primer momento y seguirán son:

  • Muero por un bocata de jamón, es lo primero que quiero cuando haya parido. Cuando paso en el supermercado por la sección de ibéricos, o por alguna tienda de embutidos de por aquí, babeo, literalmente… El cuerpo me lo pide, es superior a mi.
  • Me río mucho, risa tontorrona y fácil que es difícil de parar cuando me da. Es de lo mejor que tiene el embarazo, me pego unas risas con Mamífero, e incluso sola!! que ni estando contentilla, es muy divertido.
  • Me desconcentro mucho, no puedo acabar los libros que tengo a medias… Así que me he pasado a buscar cosillas por internet, leer blogs y cositas amenas porque me pierdo en seguida, tengo la cabeza demasiado a tope. Por lo mismo, estoy despistada, olvidadiza, y torpe también, además de tener el equilibrio anulado del todo.
  • No me crece el bello, y si lo hace, lo hace muy lentamente y en menor cantidad. En el embarazo de Aritz también me pasó, y seguí así unos meses postparto también. Había leído que a muchas mujeres les crece todavía más, pues a mi, al contrario, lo que es de agradecer. En las piernas me crece solamente en algunas zonas, y en las axilas, pues no lo se, porque desde que me depilé hace… ¿3 meses? (algo que he hago de uvas a peras porque no me obsesiona ser una barbie lampiña), no veo pelos. Tampoco me ha salido línea alba, ni creo que lo haga a estas alturas.
  • Como el estómago ha ido desplazándose e instalándose donde buenamente podía, me cuesta identificar el hambre, y es muy raro escuchar que suena en sitios distintos. De las 20 a las 30 semanas más o menos, lo sentía un poco más arriba de los riñones hacía detrás, y lo confundía a veces con dolor de espalda. Ahora está muy arriba, y es difícil a veces diferenciar si tengo mucho hambre o estoy llenísima.
  • Gases, a tope, aumentando el efecto invernadero como las vacas, metano puro. Con las digestiones tan lentas y el poco espacio físico para contenerlos, salen por arriba y abajo sin parar. Y es que, si no salen duele, y no entra nada más, eso seguro, hay que hacer espacio.
  • Estoy amorosa, ñoña, sensible, oxitocínica perdida. Es mirar a Mamífero y me derrito. Le miro y pienso: pero que guapo se está últimamente mi mozo! Y si, está guapo, pero guapo como siempre, pero yo lo veo más. Y ya cuando tiene gestos amorosos, de cuidarme o de padrazo, eso ya es el colmo de la ternura… Como están las hormonas de alborotadas…
  • Me agobio y me preocupo extremamente por tonterías, y me dan taquicardias pensando lo peor. Por ejemplo, si no encuentro a uno de los gatos (cosa que pasa a menudo porque ellos son así, se esconden y no salen por más que les llames), me vuelvo loca dando vueltas por la casa, me da la paranoia de que se han escapado, se han tirado por el balcón, o cualquier desgracia… Y eso que he tenido gatos toda la vida y se que no debo preocuparme por esas cosas, que siempre aparecen en cualquier rincón…
  • Sueño cosas raras, intensas, muchas son pesadillas, y a menudo también sueño que como, mucho en grandes cantidades cosas que me gustan mucho. Sobre todo dulces, y eso que no soy golosa, pero si que últimamente me apetecen guarrerías dulzonas. Yo querría tener sueños bonitos, plácidos, con mi bebé, pero mi cabeza va por libre… He soñado con abortos y momentos angustiantes en el hospital del horror, citas en el dentista terroríficas, abandonos, Mamífero teniendo un lío con otra chica, broncas familiares… Y el otro día soñé con mi parto, pero este no era desagradable, era bonito.

 

Seguro que se me ocurren más cosas… ya haré más posts si hace falta XD

Contadme vuestras cosillas rarunas de embarazada, o las de vuestra pareja, seguro que os pasan un montón de cosas curiosas que antes no, ¿verdad?

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Abrazos mamíferos ❤

 

 

 

Segunda clase de educación maternal, más de lo mismo…

Hoy hemos tenido clase de educación maternal, y esperaba hacer un post con el contenido, pero ha sido un poco flojilla, la verdad. Por no decir que no ha habido contenido directamente… Se han añadido 3 chicas más (¡menos mal!), todas entre 31-33 semanas, o sea, que soy la que salgo primera de cuentas. Hemos seguido con el tema del parto, repitiendo bastante lo que se habló en la primera clase (os lo conté aquí), y poca información nueva nos ha dado, menos que en el primer día de clase. Es que se han pasado algo más de hora y media comentando partos propios y ajenos, de tal o cual conocida, y marujeos varios. Hasta de la vida privada de mi anterior ginecólogo se ha hablado…

Sigo siendo la única que prefiere intentar un parto sin epidural, y contínuamente se repite de lo doloroso que es y lo difícil que es aguantar un parto a pelo. Vamos, que muy empoderante no es… y lo peor, es que mi propia matrona remarca «lo quiere sin epidural y es el primero» (¿hola?), como si fuese una ingenua que no sabe lo que es una contracción y me flipase por el parto natural, como muchas, que según comenta, al final, se rajan… Pues vale, será que mi hijo fue una indigestión y en vez de parirlo se me cayó sin que me enterase…

Además, se escuchan lindezas como: en una cesárea el padre no puede entrar y no podemos dar el bebé a la mamá porque es un quirófano, y ¿como lo va a coger con los brazos en cruz? Entonces, en los hospitales que hacen cesáreas humanizadas, con papá y mamá juntos, y en las que el bebé no se separa de ellos, ¿cómo lo hacen? O que diga que se hace el piel con piel porque los «nuevos» estudios demuestran que es lo mejor, si muy nuevos… Vamos, que el hospital está desactualizado, y encima nos quieren hacer creer que van a la última.

Se ha hablado de lo horrible del parto, y lo dura que es la lactancia y la maternidad (eso las mamás repetidoras), que afirman que no es todo tan ideal como lo pintan, (todo super positivo xD) Y claro, hay que ser realistas, obviamente tiene sus cosas negativas, pero te tienes que plantear si realmente te compensará, hacerte a la idea que la vida te cambiará muchísimo, y que pueden surgir muchos imprevistos. Y si quieres ser madre/padre, deberás apechugar con todo, lo bueno, lo malo, e incluso lo peor. Yo pensaba: si es dura la lactancia, la maternidad y el parto es horroroso… Mejor no  explico como es parir un hijo sin vida, tener los pechos llenos de leche sin nadie a quien amamantar y sentirte madre pero que se considere que como no hay bebé, sigues siendo primeriza.

También se han comentado anécdotas vividas en el hospital (que más bien son negligencias, pero como nadie murió, pues no pasa nada) como que no te hagan caso porque eres primeriza y acabes pariendo en la habitación (me suena…), o que no haya anestesista en el hospital porque se equivocaron cuadrando turnos (muy normal, en caso de urgencia vital, genial…). Nos ha avisado también que no hagamos como algunas, que llegan casi en completa tan panchas habiendo roto aguas, o siendo embarazos pretérmino, que es una irresponsabilidad.

Me muerdo la lengua, one more time… porque yo me pasé desde la semana 17 quejándome de dolores rítmicos (nadie supo ver que eso eran contracciones, y yo claro, no tenía ni voz ni voto porque era novatilla…), que perdía mucha sangre, y que aquello no era normal. Harta de ir a urgencias y que me mandasen para casa con una palmadita en la espalda, diciéndome: es que las primerizas os asustáis en seguida… Entonces claro, una aguanta el dolor porque no sabe de que va la cosa y no quiere ser una blandengue, y se siente mal por haber molestado para nada, cuando todo parece estar bien. Pero resulta que si aguantas como una campeona, y cuando llegas, ya estás dilatada de 6 centímetros como estaba yo, con la bolsa rota (era tal cantidad de sangre la que perdía que nunca supe cuando la rompí), un desprendimiento de placenta, y el bebé fallece por una infección, encima, te tienes que sentir mal por no haber ido antes…

Hemos sentido que perdíamos el tiempo, como si estuviésemos de charla en el bar, no hemos aprendido nada de nada… Hemos salido de allí que Mamífero estaba indignado, dice que pedir el día de fiesta para eso no vale la pena. Si es que hasta él podría dar más datos útiles y consejos sobre el parto sin haber parido. Vale que el chico está bien puesto en materia, pero hombre, la matrona tiene una formación superior, y para hablar del parto de la vecina o de la amiga ya está el resto de la vida, ¿no?

 

Menos mal que tanto en el embarazo de Aritz, como en este, yo ya iba bien informada y preparada para el parto previamente… Porque si me tengo que esperar a las 34 semanas para recibir estas clases, mejor que me vacíen el útero, porque estaría muy perdida… Espero no ponerme de parto demasiado pronto y al menos, hacer alguna clase de cuidados del bebé o lactancia, a ver si me aportan algo nuevo.

Por cierto, me he dado cuenta, y ahora ya empiezo a preocuparme un poco, que tengo poca tripa comparada con las demás… Y hace 3 semanas que apenas cojo peso, y no veo que aumente demasiado la barrigota. Yo me siento grandota, pero veo a las demás que están de menos semanas, y tengo menos panza que ellas… Ya se que cada una es un mundo, pero como ya me han dicho varias personas que no parece que esté de tanto, y como no veo un gran avance, ahora que debería crecer más que nunca, pues me mosqueo. En los controles, igualmente, no me han dicho que vaya mal, así que debo confiar que todo va bien. Menos mal que el viernes tenemos la última ecografía y saldremos de dudas. Espero que Biel esté cogiendo el peso correcto, porque por lo demás, yo me encuentro bastante bien.

Edito y añado: Una pregunta que me hago, ¿dónde están las parejas de las mamás???!! 

Mamífero es el único chico-pareja que viene a las clases, ¿por qué? Y no es que se trate de madres solteras… Me parece muy fuerte que se siga delegando la responsabilidad únicamente en la gestante, la igualdad al traste, la implicación a la porra, los deberes como padres-pareja al margen… Como si no pintasen nada durante el parto, puerperio, lactancia y crianza. Se deja en manos de mamá, y luego ya veremos si la pareja quiere aprender y aportar algo.

Ambos miembros de la pareja tienen el mismo derecho de pedir permiso laboral para ir a las clases, pero seguimos siendo las mujeres las que nos llevamos ese papel. Normal que los empresarios sean reticentes con las mujeres en edad fértil… A todos ellos, les doy las gracias por mantener esa lacra social. ¡Que vergüenza!!!

¿en vuestras clases de educación maternal cuál era el ratio de mamás con pareja? Porque aquí me parece lamentable… El año pasado hubo uno más que vino, al menos eran dos, pero este… 

Cambiando de tema, ayer me dio un venazo, que ya era raro porque en todo el embarazo no he cambiado muebles de sitio y yo soy muy aficionada a eso… y se me ocurrió que poniendo la cama en el lado opuesto a dónde estábamos, nos quedaría más espacio para maniobrar con la cunita. De la otra manera ya cabía, pero quedaba todo muy encajado al milímetro, y a la larga sería un poco agobiante y poco práctico para movernos y limpiar. Sigue quedando todo bastante justito, y eso que la habitación es grande, pero es que con la cama en medio y puertas de armario y balcón a ambos lados, poco espacio queda para muebles sin que molesten. Pues eso, que hoy hemos hecho el cambio cuando hemos vuelto de la clase, y ya está todo en su sitio.

Y, poco más de nuevo por el momento.

El viernes espero tener buenas noticias que contar 🙂

 

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Abrazos mamíferos ❤

 

 

 

 

 

 

La bolsa para el hospital

Antes que nada, deciros que el dolor que sentí hace un par de días ha desaparecido. ¡Menos mal! Pasé un par de días dolorida, pero ahora todo ha vuelto a la normalidad. Según como lo siento,  Biel está en cefálica, y espero que así siga hasta que decida nacer! 😀

También quería contaros que tuvimos otra alegría el miércoles al recibir un paquete de una amiga que nos ha hecho un gran regalo, muy útil. Lleva por título «El niño ya come solo», es sobre BLW (baby led-weaning) o ACS (aprender a comer solo), un método de introducción de sólidos respetuoso en el que se deja al bebé experimentar con la comida en trozos desde el inicio de la AC para que él mismo regule, gestione, aprenda y disfrute de la comida. Es el método que tenía en mente seguir con Biel, y me faltaba leer una buena guía, por lo que, es un gran regalo, te lo agradecemos S!!!

Volviendo al tema de hoy, tenía pendiente hablar de la bolsa del hospital, en las clases nos dieron una lista, pero, la voy a completar con lo que nosotros creemos necesario llevar. Según nos han aconsejado, he preparado dos bolsas, la de Biel y la mía.

Mi matrona aconseja que en una bolsa a parte, pongamos la primera puesta (body, pijama, pañal, gorrito y calcetines si el pijama no lleva pies), y en otra bolsa aparte también las braguitas y compresa de la mamá (o braguitas desechables). Para facilitar en el momento que se necesite que esté lo indispensable a mano y no tener que escoger y rebuscar en toda la bolsa lo que necesitamos. En principio, como vamos a hacer piel con piel, no será necesario vestirle más que con el gorrito y calcetines como mucho, pero bueno, pondremos esa primera muda a parte, por si acaso.

El ingreso en el hospital si ha sido por parto vaginal es de 24 horas, y si es por cesárea 3-4 días o más si hay complicaciones. Para un ingreso de 24 horas, realmente, me parece excesiva la cantidad de ropa que piden que lleves, y más teniendo en cuenta que haremos piel con piel, por lo que irá desnudito la mayor parte del tiempo… Pero nunca se sabe, así que haremos caso de los consejos.

También desaconsejan para evitar alergias la ropa en tejidos de lana de angorina, lana gruesa (u otros tejidos demasiado gruesos), y manoplas. Por supuesto, la ropita debe de haberse lavado previamente con un jabón neutro, y las etiquetas deben estar cortadas.

BOLSA PARA EL BEBÉ

  • 3-4 bodies o conjuntos completos (aquí hace frío así que de manga larga y mejor si son con pies).
  • 2 pijamas o conjuntos.
  • 2 pares de calcetines o patucos (si los bodies y pijamas llevan pies no es necesario).
  • Un par de gorritos de algodón sencillos de poner.
  • Cambiador.
  • Arrullo o mantita.
  • Neceser con lo que consideréis necesario para la higiene y cuidados del bebé, nosotros llevaremos: jabón neutro y esponja natural para el culete, aceite (de almendras o rosa mosqueta), crema de caléndula para pañal, peine, tijeras de punta redonda, alcohol de 70º (o cristalmina) y gasas estériles para las curas del ombligo.
  • Pañales (10-15 desechables talla 0).

Esto es lo que me piden, y yo añado:

  • Unas cuantas gasas (paños de algodón) para las babitas, regurgitaciones y para secarle en los cambios de pañal.
  • El fular elástico.
  • Un abrigo, gorro y manoplas para la salida del hospital que aquí hace mucho frío.

 

 

BOLSA PARA LA MAMÁ

  • Sujetadores de lactancia.
  • 2-3 camisas para dormir o pijamas que faciliten la lactancia.
  • 1 paquete de compresas de maternidad de algodón (o braguitas desechables).
  • Zapatillas (yo en lugar de eso llevaré un par de calcetines gruesos con los que voy más cómoda).
  • Discos de lactancia y crema de lanolina pura (yo llevaré la lana natural para las posibles grietas o irritaciones).
  • Neceser para la higiene personal (cepillo y pasta de dientes, cepillo para el pelo, jabón de aleppo para ducharme, y toallitas).

Y añado:

  • Frutos secos, fruta, agua y bebida isotónica/agua de coco para el parto (y si puedo, un par de sobrecitos de jamón para reponer fuerzas también!)
  • Cargadores para los móviles.
  • Ropa de calle para la salida del hospital.
  • Libreta de embarazo e informes (indispensable!).
  • Empapadores (para no liarla en el coche si rompo aguas camino del hospital, y posteriormente para fugas nocturnas de sangre y/o leche).
  • Pinturas y papel para hacer una estampación de la placenta.
  • Braguitas de algodón cómodas y calcetines.
  • Música para el parto.
  • Cámara para grabar el parto (estamos pendientes de préstamo).

 

Ya tengo ambas bolsas a medio preparar, faltan algunas cosas por comprar en la farmacia que en caso de urgencia se consiguen fácilmente, ya me siento más tranquila teniéndolas a mano 🙂

¿Que llevaste tu, o que llevarás? ¿Creéis que me falta o sobra alguna cosa?

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Abrazos mamíferos ❤

Primera clase de maternidad: el parto

Ayer empezamos las clases de maternidad, las imparte la matrona que me ha llevado los dos embarazos (no es la del hospital en el que pariré). Por lo que ya asistimos a casi todas las clases el año pasado, y aunque sea un poco repetitivo por haberlas hecho antes, siempre va bien refrescar la memoria. Este año somos solamente dos mujeres (el descenso de la natalidad es alarmante…), el año pasado éramos cuatro, y Mamífero, claro.

En esta primera clase hablamos básicamente del parto, de como deseamos que sea, como transcurre, como controlar el dolor mediante la respiración, que expectativas tenemos y qué puede ocurrir… También nos puso unos vídeos de parto en casa, los mismos que vimos el año pasado, lo que me parece muy bien ya que es un tipo de parto que normalmente no se enseña, y pocas veces se da en un hospital.

Mi matrona parte de la base de si quieres o no epidural para enfocar el parto de una u otra manera. Y en parte es cierto, porque eso determina muchos factores, pero no es determinante, porque nunca se sabe si finalmente dará tiempo a que te la pongan, o si no la querías y al final no te sientes capaz. Lo más importante es estar preparadas para cualquier eventualidad, y abiertas a todo, como dijo ella misma, que no nos frustremos con el tipo de parto que finalmente tenemos si no se ajusta a nuestras expectativas.

También hablamos de lo que tenemos que llevar al hospital, para el bebé y la mamá, pero eso ya os lo cuento en otro post 😉

Hasta aquí todo correcto, ahora, me voy a permitir opinar y hacer un poco de crítica constructiva…

Mi matrona es bastante partidaria del parto natural, y tal como enfoca las clases, parece que en su hospital las cosas se hagan de una manera muy respetuosa. Según ella: no rompen la bolsa (a mi si me la rompieron y no hacía falta porque el niño se me salía, literalmente…), hacen piel con piel (pero apuntando que si el bebé tiene frío lo visten y ponen en cuna térmica, que es un sinsentido…), no hacen episiotomía sistemática (como debe ser, pero muchas se la llevan…), te dejan moverte mientras dilatas y que hagas lo que sea para estar cómoda (a mi ni me dejaron moverme, ni ir al baño, ni comer ni beber y me hicieron parir en litotomía aunque les pedí que me dejasen poner de cuclillas sobre la cama), como atendemos pocos partos no aceleramos el proceso (yo con un parto de menos de 15 minutos me sentí muy presionada e incluso insinuaron llevarme a quirófano para sacar la placenta)…  y una larga lista de afirmaciones en las que me tuve que morder la lengua…

A lo mejor, si me hubiese atendido ella el parto, hubiese tenido una mejor experiencia… Pero sabiendo que no solamente está ella, y que es una lotería quien te pueda tocar, es un error pintarlo tan bonito cuando hay tanto por mejorar en ese hospital… Y sobre todo, sabiendo que hay compañeros que dan un trato pésimo y que muchísimas mujeres (todas las que conozco que han parido allí lo corroboran) han tenido muy malas experiencias. La actitud de: lo hacemos todo super bien, es peligrosa.  Ni siquiera en el hospital al que fuimos ayer, en el que pueden presumir, tienen ese ego, al revés, desean mejorar.

También nos dijo que en lugares dónde hay mucha presión asistencial se debe de acelerar el parto con oxitocina porque hay mujeres esperando. Pues no, lo que se debe hacer, es exigir a dirección que se adapte el servicio a las necesidades de trabajo. La atención al nacimiento, tiene que ser igual de digna, haya muchas o pocas mujeres de parto.

Otra cosa que nos dijo es que hay mujeres que se ponen histéricas, que están enfadadas, gritan y se descontrolan… Y que a esas mujeres, a veces hay que ponerles la epidural antes de tiempo porque no aguantan, y entonces como la anestesia parará el proceso, claro, ya aceleramos el parto con oxitocina… Obviamente pasa que muchas mujeres estén fuera de si, pero me parece lo más normal del mundo. Si es tu primer parto, sobre todo, tienes sensaciones desconocidas, dolores y mucho miedo, y no todas pueden estar modo zen.

Cada una aguanta hasta dónde puede, y, por supuesto, si una mujer dilatada a 3 centímetros está rabiando, no la van a hacer esperar para ponerle la epidural a los 7, no tiene porque sufrir si no quiere. Pero no puede ser que ya se de por hecho que esa mujer no va a aguantar las horas que le quedan de dilatación, y que tendrán que acelerar el parto. Las matronas, además de asistir al parto propiamente, están para acompañar y dar alternativas, seguridad y alentar a la mujer e intentar calmarla. No solo con medicinas se calma a una mujer, y claro que hay situaciones en que ni la medicina lo consigue, pero una mujer pariendo, como todos los mamíferos, se siente vulnerable, y es comprensible que se aterrorice o se bloquee. No se la debe considerar una histérica ni infantilizar su conducta, porque es una situación que, por incómoda que sea para el profesional que la atienda, entra dentro de la normalidad.

Por último, no me gusta nada que cuando se habla del parto, el protagonista sea el dolor. Por experiencias que nos cuentan, por lo que se ve en las películas, por lo que nos imaginamos cuando visualizamos un bebé saliendo de nuestra vagina… Todas pensamos en el dolor, el sufrimiento, lo «malo» del parto… Como dijo mi comadrona, somos una sociedad que no está acostumbrada a sufrir dolor, tenemos una baja tolerancia, ya que por cualquier cosa tomamos un analgésico y nos olvidamos del dolor. Estoy de acuerdo con esa afirmación, la mayoría actúan así, pero no comparto esa actitud (yo no tomo analgésicos si no es algo extremo), ni creo que sirva para ejemplificar el dolor de un parto. Principalmente, y esto es vital entenderlo, porque el parto es un proceso fisiológico, no patológico como un dolor de muelas.

Afirmar que en el trabajo de parto se siente un dolor horrible, insoportable, lo peor, es ya, un mal comienzo. Las contracciones duelen porque tenemos el útero rígido (útero espástico como dice la gran Casilda Rodrigañez), por eso cuando este se expresa, sentimos dolor. Pero algunas mujeres han logrado parir con placer. No hay mucha diferencia entre una contracción de parto y un orgasmo, el mecanismo y las hormonas en juego son las mismas. Lo que determina que la experiencia sea más o menos agradable es la predisposición, el ambiente y como lo vivimos.

Normalmente acompañamos a las contracciones de placer, por eso no nos duelen, pero con las de parto nos tensamos. Es como si cortases un estornudo, molesta porque estás creando una resistencia a algo que pasa espontáneamente, pero estornudar no es desagradable en si mismo. La misma palabra, contracción, tiene un significado que desentona con lo que realmente es y le da una connotación negativa. Me gusta más el concepto expansión, que es lo que realmente logran, abrir el canal de parto.

Quizá todo esto os suene demasiado extremo e irreal, y os doy la razón, porque somos animales culturales, y es muy difícil que concibamos las cosas de manera distinta a como nos las han explicado toda la vida. No pretendo decir que el parto no sea un momento extremo y que no exista el dolor, sino que, cambia mucho la percepción de este según como lo enfrentemos. La sensación del dolor se ve condicionada por la mente, y aumenta con el miedo, y el sufrimiento. Por eso existen personas capaces de soportar situaciones muy extremas sin sentir dolor, mediante el control de la mente.

Cuando escucho a profesionales del parto como a mi comadrona hablar de que el dolor del parto es algo tan horrible e insoportable, siento que el enfoque está mal, que se obvia mucha información. Durante el parto se segregan analgésicos de manera endógena, el cuerpo es sabio y no nos causa un dolor que no podamos soportar. Nadie muere de dolor. Es una decisión personal y igual de digna tanto si quieres ahorrarte ese trance, como pasarlo a pelo. Pero me da pena por esas mujeres que temen al dolor, que pasan el embarazo con miedo al parto y rezando para que les de tiempo a ponerse la epidural.

Con afirmaciones así, se generan muy malas expectativas, y es normal que llegado el momento se viva el trabajo de parto con mucha tensión y sufrimiento. A veces, por tiempo, o porque no te hace efecto la analgesia, los partos acaban siendo sin epidural, y es algo para lo que todas tenemos que prepararnos. Imagino lo traumático que debe ser para una mujer que deseaba no sentir dolor, tener que enfrentarse a un parto sin anestesia y sin ninguna preparación previa.

El enfoque de matronas como la que nos atendió en el nuevo hospital es completamente distinto en ese aspecto. El dolor no era el malo de la película, es algo que de entrada, consideran que se puede sobrellevar si se dan ciertas condiciones. Escuchar a nuestro cuerpo, dejarnos ir, y estar en un ambiente seguro es lo principal para que no nos anclemos en él, para avanzar con las contracciones, y no pese a ellas. Es vital informar de que hay muchas maneras de pasar ese momento de una manera agradable, íntima y disfrutar el parto, no sufrirlo.

Motivarían mucho más a las mujeres afirmaciones como: estamos preparadas para parir, podemos soportarlo perfectamente. Que se nos empodere, y nos animen a confiar en nuestro cuerpo. Que no nos quedemos con el concepto de que nuestro cuerpo nos juega una mala pasada y nos hace sufrir sin sentido. El nacimiento es un proceso maravilloso y las contracciones son una ayuda, no el problema.

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Abrazos mamíferos ❤

Puerperio sin Aritz

Los primeros días sin nuestro hijo en mi vientre fueron un doloroso proceso de reubicación. No me sentía cómoda viéndome en el espejo, no me reconocía, mi cuerpo estaba en un impás. No sentía ése cuerpo como mío. La ropa que llevaba durante el último mes me quedaba grande, y la de antes no era tampoco mi talla. Después de dar a luz, se me ensancharon mucho las caderas, un par de tallas de golpe, así que no me iban mis pantalones. Mi nuevo físico me desconcertaba, tenía sentimientos contradictorios al respecto. Por un lado no me gustaba mi barriga recordándome su ausencia, pero también la veía con nostalgia, cómo un único recuerdo suyo. Mi útero palpitaba, encogiéndose, sentía cómo todo se reubicaba y descedía lentamente… Era descorazonador sentir movimientos dentro de mi que me recordaban tanto a mi hijo. La primera ducha sin él, la primera comida, la primera noche… Cada acción y todas las siguientes me recordaban que él no estaba con nosotros.

Cada vez que me quedaba un rato sola, lloraba, me hundía, me enfurecía, me desbordaba la cruda realidad y me consumía la impotencia. Yo dejaba las lágrimas salir, y pasaba horas en la más profunda tristeza, vivéndola, dejándole el espacio que necesitaba. Cuando mi pareja notaba que había estado llorando, me abrazaba, me acompañaba y nos desahogábamos juntos.

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Los desajustes hormonales propios del puerperio, ya te dejan bastante emocional aunque no hayas tenido un parto traumático. Y cuando no tienes a tu bebé para compensar con ésos subidones de oxitocina y endorfinas, la situación y la carga hormonal te superan. Los días de sangrado y los dolores de los entuertos lo hacían más insoportable. Es mucho tiempo, y quieres retomar el ritmo habitual, pero el cuerpo te recuerda tus limitaciones.  Estaba no-embarazada, pero tampoco me ubicaba en ningún punto del ciclo menstrual. Me hacia sentirme todavía más perdida, ajena a mi cuerpo. Estar casi durante cuarenta días expulsando todo aquello que acompañaba a mi hijo dentro de mi, era como despedirme lentamente, día a día, de lo poco que en éste mundo físico quedaba de él. Ahora me doy cuenta de que, simbólicamente es sanador, el cuerpo tiene su ritmo, no pasas de cero a cien en un día. Es un proceso paulatino de reencuentro contigo misma y de adaptación a la nueva realidad.

Un par de días después del parto, tuve un poco de fiebre, y se empezaron a hinchar mis pechos… Mi mente, y mi cuerpo esperaban a mi hijo, todo estaba preparado, y él no estaba. Tuve leche durante un par de semanas, fue doloroso físicamente, y emocionalmente devastador… Pero de ésto ya hablaré en otro post más detalladamente. Además, como os conté en la entrada Resultados de la necropsia de Aritz, tuvimos que hacer las gestiones para autorizarla, lo que supuso tener que volver a ese hospital dos días después del parto, ver a mi ginecólogo, y volver para recoger los resultados un mes más tarde.

La primera semana, cogí un resfriado fortísimo, y también me apareció un eccema muy molesto en la cara. Además tenía mucho dolor pélvico.  Aprovechando que hablé con mi comadrona, le pedí cita para verme, revisarme y hablar un poco. Me hizo un tacto para ver si se iba cerrando el cuello del útero, y me hizo muchísimo daño. Le insistí en que el dolor que tenía me preocupaba, que lo tenía desde antes del parto. Cada vez que orinaba, me sentaba o levantaba, sentía fuertes pinchazos. Así que me hizo una tira de orina y salíó que tenía infección. Me indigné, ya que lo intuía, mi ginecólogo me dió largas los últimos meses del embarazo (habiendo tenido infecciones recurrentes durante el embarazo), llevaba un par de meses quejándome, yendo a urgencias, y no hicieron cultivo hasta que fue demasiado tarde…

Empecé a notar también, que además de sangre, empecé a expulsar unos trozos de tejido de un par de centímetros. Me preocupé, ya que mi ginecólogo traccionó el cordón umbilical, y eso podría haber hecho que quedasen trozos de placenta, con el peligro que éso conlleva. Me agobié mucho, no quería volver a ése hospital, y la posibilidad de tener que pasar por un legrado, después de todo, me ponía de los nervios.

Conseguí que me diesen hora un par de días después para una ecografia, para descartar que hubiesen restos. Mientras tanto, y gracias a la asociación Dona Llum, tuve la suerte de que una comadrona fantástica, me ofreciese su numero personal. Así que pude consultarle a ella, le envié fotografías de lo que iba expulsando, y me aconsejó con mucho cariño y profesionalidad. Me recomendó también tomar probióticos, ya que con los antibióticos (siempre debe hacerse, pero nunca nadie me lo dijo) la flora se desequilibra y por eso después de cada toma, enlazaba con los hongos. Mientras esperaba al día de la ecografia, me dijo que estuviese atenta y acudiese a urgencias si tenía hemorragias fuertes, dolores intensos, mal olor, fiebre… Ella me transmitía seguridad y mucho de soporte emocional, simplemente haciéndome sentir escuchada, y se preocupó de ir sabiendo como evolucionaba. Esa atención tan personalizada y humana no la he encontrado jamás en la seguridad social.

En la ecografía no encontraron restos de placenta, todavía quedaba algo por expulsar, pero se suponía que eran sólo coágulos. Así que volví a casa algo más tranquila, y vigilando los síntomas hasta que acabase la cuarentena.

Pasaron un par de semanas y, aunque noté mucha mejoría después del antibiótico y el probiótico, y conforme fui expulsando los coágulos los dolores aflojaron, no acababa de sentirme bien del todo. Además estaba débil, después de tanto sangrado, seguro que tenía anemia. Así que pedí cita con mi doctora de cabecera. Ella consultó mi historial, y vió que el día del parto me habían hecho citologia y cultivos y di positivo en cándidas e infección de orina. Menos mal que decidí insistirle a mi comadrona y ella me encontró la infección semanas antes, que si fuese por los del hospital todavía la tendría…  Me dijo que los antibióticos que tomé eran los adecuados para la bacteria que tenía, así que la infección debía de estar solventada. Me recetó óvulos para los hongos, pero como no tenía molestias (los probióticos debieron irme muy bien para regular la flora), me dijo que no hacía falta que los usase si no volvían a aparecer.

Fue muy amable, escuchó todos mis síntomas, y me programó analíticas y estudio hormonal para ver como estaba de todo. Me dijo que era normal tener el cuerpo «loco», y que en mi caso, el estrés que había sufrido podía desencadenar que me bajasen las defensas y enfermase. En los resultados me detectaron algunas hormonas alteradas, debido a que hacía muy poco del embarazo y aún tardarían en volver a la normalidad. Las defensas altas, por las infecciones recientes. Y anemia, así que empecé a tomar hierro durante un par de meses.

Después me revisé en el dentista, que me dijo que tenía periodontitis. Debido a las hormonas del embarazo me había avanzado muy rápido. Eso me deprimió bastante, quería estar sana, y me daba la sensación de que no acabaría nunca. Así que me tuve que hacer un raspado completo, muy desagradable y caro, pero era necesario de cara a un futuro embarazo tener las encías sanas.

Sufrí durante meses, pesadillas por la noche y flashbacks durante el día con imágenes del parto. Los días, las horas, los minutos…. se hacían eternos. Deseaba que pasase el tiempo para estar más lejos de ése presente tan doloroso. El peor momento del día era la noche, irme a dormir sintiéndome vacía… se me hacía muy duro. Me había acostumbrado a dormirme hablándole, acariciándome la barriga, darle las buenas noches y decirle cuánto le queríamos… Recordaba como era coger postura en la cama y sentir como él se recolocaba, adaptándonos el uno al otro. Me sentía muy sola sin él, me costaba horrores dormirme.

Por las mañanas no era mucho mejor, despertarme literalmente de una pesadilla, tensa y agotada, y darme cuenta que mi vida era una pesadilla en sí misma. No sabía si era peor seguir dormida o despertarme. Mi pareja, que siempre se despierta antes que yo, iba viniendo a ver si me podía despertar. Me dejaba toda la tregua que pedía, fue muy comprensivo. Vivir ésa realidad era insoportable, todo me recordaba a mi hijo, al parto… Cuando estaba embarazada de Aritz, por la mañana, me quedaba un rato estirada, pendiente de sus movimientos, ésos momentos eran pura felicidad. Después venía mi pareja con el desayuno, y le explicaba orgullosa, todo lo que había hecho nuestro hijo. Así que el cambio drástico de rutinas hacía que por la noche tuviese insomnio, y por las mañanas estaba tan agotada y deprimida que no podía levantarme.

Con mi pareja pude hablar de todo lo que sentía, lloramos juntos todo lo que necesitábamos, y estuvimos muy unidos. Por suerte, él estaba de baja, así que pudimos permitirnos vivirlo en casa, juntos y sin prisa. Desde el principio, tuvimos muy claro que queríamos sanarlo, y quedarnos con la parte bonita. La felicidad que nos trajo su llegada a nuestra vida, como nos unió, la alegría de los meses de embarazo y de cada pequeño avance, todo lo que hemos aprendido… Por respeto a nuestro hijo, no queremos recordarle con tristeza, él nos trajo luz, así que debemos recordarle con una sonrisa. Para poder llegar a ése punto, tenemos que soltar todo lo negativo, y conseguir estar cada día más en paz con lo que sucedió. Tenemos claro que el dolor y su ausencia son imborrables, pero intentamos vivirlo con naturalidad, sin pretender no estar rotos, pero tampoco anclarnos en la rabia o la depresión.

Necesitábamos, nos faltaba, tener un recuerdo suyo. Nos dolía quedarnos con las manos tan vacías. Le dije a mi pareja que quizá podíamos pedir que nos guardasen sus huellas, o una fotografía, y estuvo de acuerdo conmigo en pedirlo. Nos daba miedo que fuese demasiado tarde, pero queríamos intentarlo. Nos hacía muchísima ilusión podernos hacer un tatuaje en su honor con sus huellas. Y lo pedimos, nos costó y no nos aseguraron nada, (os lo cuento aquí). Todavía tenemos pendiente hacernos el tatuaje, en cuanto podamos.

Tanto él como yo, preferimos pasar esos momentos en la intimidad. No quisimos ver ni a familiares ni amigos. A lo mejor otros buscan apoyo, pero nosotros no lo necesitamos. En casa nos sentíamos cómodos, seguros y libres de empezar el duelo a nuestro ritmo. No es que nos encerrásemos en nuestra tristeza, es que no nos sentíamos preparados para compartirlo. Pero, yo parí el 7 de diciembre, así que, en poco tiempo se nos echaba encima la Navidad. No nos apetecía en absoluto. Ése año tenían que ser unas fiestas especiales, con nuestro hijo, y todos nos habían preparado regalos para él. Así que se hacía muy cuesta arriba, nos hubiese gustado posponerlas, parar el tiempo, saltar ésos días…

Poco más de un mes después del parto, el 10 de enero, empecé a manchar un poquito, y tres días más tarde vino mi primera menstruación. Me alegró mucho poder volver a coger el «ritmo», identificarme otra vez con mis ciclos. Fue muy suave, yo siempre las he tenido muy abundantes, de una semana larga y mucho dolor. Las siguientes también fueron así, solamente un día fuerte, un par de manchado ligerito y sin dolor. Me sorprendió gratamente que fuese tan fácil y agradable volver a menstruar. A partir de entonces, ya podíamos empezar la cuenta atrás, 3 ciclos para volver a buscar un nuevo embarazo. Me daba vértigo, mucho miedo… pero era la única ilusión que teníamos a la que acogernos. Así que le echamos paciencia, ganas, ilusión, y valentía. Así que empezamos a hacernos a la idea de hacia dónde iba nuestra nueva vida… y nos ha llevado a reencontrar la felicidad con el bebé que estamos esperando.

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