Embarazo: semanas 29 a la 32

Ya hemos superado las 32 semanas, y a poco de cumplir las 33 ya! 🙂

Esto avanza, da miedo y muchísima ilusión pensar en que ya es muy poquito lo que queda para tenerle en nuestros brazos… Se me hace un nudo en la garganta cuando visualizo ese momento, no puedo creerlo todavía…

Ahora estoy lavando la ropa de la cama, sus toallas, baberos, y toallitas de tela. Poco me queda por hacer, una lavadora más de ropa blanca, lavar la tela de la sillita del coche e instalarla, ordenar cosas, preparar su bolsa y la mía para el hospital, imprimir y enviar mi plan de parto, y comprar algunas cosillas que todavía no tenemos… poca cosa, la verdad.

Pero aunque es poco lo que me queda, veo que pasan los días muy rápido, y que ya la energía me da para poco más que cocinar y mantener un mínimo orden y limpieza en la casa. Suerte que Mamífero me ayuda muchísimo, aunque está trabajando mucho, saca horas y tiempo de sus días de fiesta para hacer lo más pesado de la casa.

Durante estas semanas, como os he ido contando, me vio el ginecólogo, y tenía también una cita con la matrona que ella anuló y pasó a finales de mes. Esta semana conoceremos a mi nueva matrona en el hospital en el que nacerá Biel, y también empezaremos las clases de maternidad, estas con la matrona de siempre.

Tenemos por delante un mes cargadito de pruebas, visitas y clases de maternidad, y me da bastante palo… Tengo ganas de que pase enero, tenerlo todo listo, y simplemente poder esperarle, prepararme para el parto, y relajarme todo lo que pueda.

Así estaba mi barriga a las 31 semanas, ahora es algo más grande, pero no hemos podido hacer más fotos… No se aprecia, pero el ombligo está planito, ha desaparecido xD

 

Estas últimas semanas la barriga ha dado un buen estirón, aunque algunas personas me han dicho que no tengo demasiada. Yo me la veo grande, y cuando me miden la altura uterina, está dentro de la normalidad. Lo que pasa es que se disimula un poco porque la tengo más ancha que prominente hacia fuera. Creo que es porque, según parece, Biel suele estar en posición horizontal, y la cinturita que tenía ha desaparecido para darle espacio al peque.

Ya los movimientos y las patadas son muy fuertes, y a veces incluso dolorosos, y veo bultos de pies y manitas salir de mi barriga! Ahora los giros son más lentos, parece que le cuesta más moverse, pero sigue dando vueltas ahí dentro. El hipo, que tiene muy a menudo desde el segundo trimestre (hasta 3 o 4 veces al día), ha pasado de ser unos leves saltitos, a que me bote la barriga de manera exagerada 🙂

En cuanto a malestar no me puedo quejar, la verdad. Si que este trimestre es físicamente mucho más cansado, ya no aguanto tanto tiempo de pie, ni sentada tampoco, y hasta por la noche tengo que cambiar de postura frecuentemente porque el volumen y el peso extra incomodan.  Pero no tengo ningún síntoma exageradamente molesto, o anormal.

El dolor de espalda es soportable, se me carga con el paso de las horas, lo normal. Habiendo tenido tantos dolores de espalda en mi vida y muchos ataques de ciática, esto no es nada, realmente. De vez en cuando se me resienten un poco los nervios al estar un par de horas sentada, pero se me pasa si me levanto y ando un poco. De vez en cuando tengo alguna rampa en la planta de los pies, o se me montan los gemelos según como muevo las piernas, sobre todo estando en la cama.

Lo más molesto podría decir que es el dolor de costillas según la posición que tome Biel, siento una presión muy grande, pero son ratos. Y luego, como males menores, están la acidez, el peso extra  (que apenas he cogido 6 quilos y medio), la poca agilidad, el cansancio, la necesidad de dormir muchas horas para recuperarme, flujo más abundante…. Algo que cada vez siento más, y me angustia, es la sensación de ahogo cuando hago algún esfuerzo, entro en un ambiente muy caldeado, o hablo y hago algo a la vez. Los picores de barriga y espalda solamente los siento días puntuales, y son muy leves, por lo que creo que me está yendo muy bien la manteca de karité.

Algunos días como mucho, y otros apenas me cabe un platito escaso de comida. Y el apetito, lo mismo, algunas veces comería sin parar, y otros como porque toca. Supongo que al tener las digestiones más lentas, hay momentos en los que estoy más vacía, mientras que otras comidas se me solapan con la digestión anterior y por eso no me entran cantidades normales de comida. También debe influir la posición de Biel, ya que en algunos momentos siento el estómago muy oprimido.

Sigo con el hierro, que me sienta bastante mal, pero es muy necesario. Por las noches, sobre todo, se me hace muy pesado en el estómago, y me da muchísima acidez. He descubierto unos cuantos remedios que funcionan bastante bien: comer manzana, zanahoria, almendras, o masticar chicle me calman bastante. Y para los momentos más desesperados: leche. Yo no la tomo, entre otros motivos porque me desagrada mucho el sabor y me sienta mal, así que he tardado en descubrirlo. Lo paso mal tomándola, pero la verdad es que da buen resultado, con un par de dedos de leche, soluciono el problema y puedo dormir.

Hace un par de días me apareció una pequeña almorrana, algo molesta, pero no es dolorosa, ni sangra. Por suerte no tengo problemas para ir al baño que puedan dar lugar a que aparezcan muchas más. Y sigo, claro con las encías sangrando, parece que algo menos, pero siguen mal. Aumenta la presión en la vejiga, por lo que voy al baño más a menudo. No he tenido ninguna contracción, ni siquiera de Braxton Hicks, y si ha habido, ni las noto… Como veis, son síntomas de embarazo muy normales y soportables, estoy contenta 🙂

La semana pasada fuimos a comprar el portabebés, hemos optado para los primeros meses por un fular elástico. Es de algodón, muy suave, y me parece muy cómodo e ideal para hacer piel con piel desde que nazca. Este tipo de fular, al ser elástico, se puede llevar preanudado y colocar después al bebé. Yo quería algo más sencillo para no andar aprendiendo nudos y porque me parecía más sencillo de colocar un mei-tai o una mochila. Me daba bastante apuro el tema de los nudos, pero hablando con Mamífero me animó ya que el se siente muy capaz ( es que es un experto en nudos), decidimos que era lo mejor.

Llegamos a la conclusión después de hablar con varias asesoras de porteo y mamás en los grupos. Estaba ya casi decidida por una mochila que me recomendó una amiga, pero las asesoras me dijeron que no era adecuada para recién nacidos, y que además, los portabebés atados a la cadera hacen sufrir el suelo pélvico. Así que nos decidimos por probar primero el elástico (hasta los 9 quilos) y después, si nos sigue pareciendo la mejor opción, uno tejido (hasta final del porteo). Seguiré investigando si realmente no existe otro portabebés más sencillo de colocar y tenga todas las características que buscamos, sobre todo para cuando sea más grandecito y quiera subir y bajar a menudo.

Este es el fular que hemos comprado, en color naranja para que Biel se relaje como si siguiese dentro del útero, calentito y cómodo. Por cierto, lo compramos en una tienda que se llama La lloba i la lluna, en Vic, la llevan dos chicas muy majas, una de ellas asesora de porteo. Además de portabebés, podéis encontrar ropa artesana preciosa, complementos, y además hacen muchos talleres interesantísimos 😉

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No me disgusta mi cuerpo, me encanta estar redondita, pero no me siento especialmente guapa en este embarazo. Será porque voy vestida como una cebolla al ser invierno, con capas y capas de ropa ancha (de Mamífero sobre todo) por el frío. Tengo cara de cansada casi siempre, y cuesta sentirse atractiva en estas condiciones. Además la abstinencia pasa factura, se hace muy largo y pesado… Menos mal que a Mamífero le gusta mi cuerpo embarazado, y se lo toma con filosofía, como algo temporal.

Anímicamente estoy bastante mal, no por el embarazo, porque siento que todo marcha estupendamente. Tengo problemas con alguien muy cercano, he dedicado mucho tiempo y energías estas semanas intentando hacerle ver lo absurda e innecesaria que está siendo la situación, y no ha servido de nada porque se empeña en complicarlo más y más. He evitado el conflicto mucho tiempo, callándome para no entrar en discusiones. Es algo que he sobrellevado durante toda la vida como he podido, y empeora con el paso de los años.

Mamífero y Biel me dan fuerzas para no hundirme, y el consejo que más escucho de quienes conocen esta situación, es que debo tomar distancia, no solo física, sino emocional. Me está afectando demasiado, y siento que afecta a mi-nuestra salud… Es una pena que tenga que pasar el final del embarazo con estas preocupaciones, ansiedad y nervios. Ahora que debería estar más relajada que nunca, preparando y esperando la llegada de un hijo tan deseado… 😦

Me he planteado incluso dejar este blog, ni ganas de escribir tengo… No he hablado apenas sobre esta persona, precisamente por no herirla, e igualmente, se ha ofendido. Pero este es mi refugio virtual, y no lo voy a dejar de momento, porque necesito el desahogo, y me aporta muy buenas sinergias que compensan con creces. Aunque me censure, y me ahorre muchos detalles por no molestar a nadie, me reservo el derecho a tener mi espacio. Y a quien le moleste, que no lea, y menos si es para sacar conclusiones de algo que le han contado, sin saber realmente lo que está pasando.

Esto último no tiene que ver con el embarazo en si mismo, pero si que me afecta emocionalmente. Lo cuento porque no puedo decir que esté estupenda cuando estoy en un momento muy triste. Si no fuese por ese conflicto, creo que me sentiría muy animada porque, por fin, empiezo a creerme que todo irá bien. Tengo las emociones a flor de piel como toda embarazada, estoy agotada, y con los nervios propios de tener el parto tan cercano. Por suerte, apenas tengo miedos, a parte de los grandes (que le pase algo a Biel…). Creo que estoy muy preparada para enfrentarme al nacimiento de nuestro hijo, me siento capaz y fuerte.

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Abrazos mamíferos ❤

 

 

 

Embarazo: segundo trimestre, ¡llegamos al ecuador! ( semanas 17 a 20)

50% completeHemos llegado al ecuador, las 20 semanas, el cincuenta por ciento del «trabajo», ¡¡está hecho!!

Estas semanas han sido muy bonitas, sintiendo al/la bebé moverse, cada semana con más fuerza 😀

Cada mañana nos damos los buenos días, pongo mi mano y el/ella me responde, y así me quedo un rato. Si me toco a un lado de la barriga, allí me da un golpecito, y así jugamos. Además solo lo hace conmigo, si el papá pone la mano en un lado de la barriga, y yo me toco el otro, me pega en el lado de mi mano. Es increíble como sabe perfectamente quién le toca… Igualmente, espero que vaya cogiendo más «confianza» con su padre, que nos cuesta mucho que le pille en movimiento.

Fui a la revisión del dentista, y como me temía, vuelvo a tener las encías muy mal… Me deprime mucho porqué en Abril terminé con el raspado… Estoy haciendo todo lo que me recomiendan: enjuague y pasta de dientes para prevenir la inflamación, cepillo interdental, y muy cuidada la higiene y la alimentación… Pero según el dentista es hormonal… ya que sarro es imposible que tenga. Una amiga me recomendó probar el oil-pulling, que consiste en hacer enjuagues de 20 minutos con aceite vegetal una vez al día. He estado haciéndolo un par de semanas con mucha fe, ya que, por más que haga caso a los dentistas, no mejoro para nada. Pero estoy igual… es desesperante. Probaré otros remedios naturales, pero creo, que este problema persistirá mientras esté embarazada. Esto y más os lo conté ayer en Dientes, dientes…

Desde la semana 17 que fuimos al ginecólgo, no hemos tenido más controles ni ecografías. La visita fue muy corta, escuchamos su corazoncito, ni cinco segundos (mira que es «soso» el tio…). Me dijo que el día de la ecografia morfológica, le dijese a la doctora que me mida la longitud del cuello del útero. La verdad es que tengo interés en saber si eso pudo desencadenar el parto prematuro, ya que conozco un par de casos en mi familia de incompetencia cervical. De ser así, para evitar que dilate antes de tiempo, me pondrían un cerclaje o un pesario hasta que se pueda desencadenar el parto con seguridad.

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La ecografia me toca a las casi 21 semanas (20+5), y a las 22 me verá la comadrona, y también me haré la higiene dental. Las semanas que vienen serán intensas, ¡la agenda está a tope! Y tenemos muchas ganas, en cuestión de 5 días le volveremos a ver y sabremos si es niña o niño.  En el embarazo de Aritz desde el principio tuve la intuición de que era un niño, y así fue. Ahora, me da que es una niña… Además algunas personas me han dicho que han tenido sueños e intuiciones de que es niña… ¡lo sabremos la semana que viene!

Realmente me es indiferente, no tengo ninguna preferencia, así que, nos pondremos contentos sea lo que sea. Lo que más ilusión me hace es poderle llamar por su nombre. Si es niña, tenemos el nombre muy claro, y si es niño, hay un «finalista», ya que su padre tiene uno que le gusta. Y me gusta también a mi, pero no sé, no me he hecho a la idea todavía… Pasé años (antes de buscar el embarazo, y lo que tardamos en concebir) pensando en los dos nombres que elegimos, el de niña, y Aritz si fuese niño. Y como ya hemos usado el de niño, no me ha dado tiempo a pensar en otro nombre. Así que si es otro niño, tocará una buena jornada de reflexión.

Ha sido un mes con algunas visitas de familiares importantes, en la época idónea, ahora que me encuentro tan bien.

Vino mi padre que vive en Tenerife, con su mujer, ya hacía mas de un año y medio que no nos veíamos. En el pasado embarazo no pudo venir, y al menos en este me ha visto ya medio gordita. Estuvieron un día en casa, y volverán el verano que viene, ya para conocer a su niet@.

12166380_10206319920570549_802479483_nOtro día fuimos a Barcelona a comer con la madre de mi pareja, que desde mi último embarazo, en Mayo, (el que fue un aborto al final) no nos habíamos visto. Nos hizo una paella buenísima, y nos enseñó todo lo que tenía para nosotros guardado desde el año pasado. Mucha ropa y cosas de segunda mano que nos consiguió mi cuñada (bañera, sillita, carrito, parque de juegos, mochila…), y todo lo que compró para Aritz.

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Por la tarde fuimos a visitar a la abuela de mi pareja que vive allí cerca, y se puso muy contenta de vernos porqué nos vemos muy poquito. Volvimos a casa por la noche, con el coche a tope, y la mañana siguiente, estaba todo tan lleno de bolsas que parecía que habían venido los reyes. Estuve un par de días entretenida mirando la ropita, clasificando, haciendo hueco en los armarios… Estas semanas empezaré a lavar y ordenar todo, y tengo faena porque hay muchísima ropa. Tenemos de todo hasta el año del bebé, es una tranquilidad muy grande, les estamos muy agradecidos.

También vino mi prima de Algeciras, a la que no veía desde el verano pasado, con mis tíos y mi madre. Nos trajeron la ropita que mi tía le había tejido a Aritz, y todo lo que compraron el año pasado ella y mi madre. También un montón de ropa holgadita para cuando no me quepa la mía, calcetines de invierno y ropa interior, que ya necesitaba renovarla. Un par de semanas después, volvieron a venir mi madre y mi tía, para ver la ropa de bebé y ayudarme a clasificarla por tallas (me lío mucho, ¡la veo toda tan pequeña!). Además, nos trajeron arroz con bogavante, buenísimo, que hizo mi tía, y un televisor enooorme, que les sobraba, y que ahora reina en nuestro comedor. Nos están ayudando mucho toda la família, ¡no se que haríamos sin ellos!!

En cuanto a síntomas, poco que contar, me encuentro muy bien. Y me alegra que no pueda contaros mucho, es buena señal que todo vaya tan bien. Solamente alguna noche he tenido reflujo y ardor de estómago, dependiendo de lo que cene. Cuando me pasa, lo único que me alivia un poquito es comer manzana. Empiezo a notar la espalda un poco más cargada según que días, pero no es demasiado, el pasado embarazo lo pasé peor. Siempre he padecido de la espalda: escoliosis y cifosis, y mi punto débil es el nervio ciático. He tenido calambres (rampas) en los pies y gemelos un par de días solamente. En el otro embarazo tuve muchas, y eso que me comía hasta 2 y 3 plátanos al día… Y los picores de la espalda persisten. He empezado a poner manteca de karité y parece que me alivia un poco más.

Estoy empezando a comer bastante más, tengo mucho más hambre. Esta última semana he empezado a tener mucho antojo de chocolate, me gusta sólo el negro. Pero como es excitante, dulce (y le hago la guerra a todo lo dulce) y además ácido, no me conviene tomar mucho… Así que me como un cuadradito o dos cuando me entra la gula, y me quito las ganas. Ha empezado la temporada de otoño, y me encanta todo lo que se le asocia culinariamente… Éstas semanas he cocinado y comido con gusto: boniatos ( pollo con salsa de boniato), calabaza… y estoy deseando ir a coger avellanas (por aquí hay muchos avellanos). También me encantan las manzanas al horno (thay muchas para coger por aquí) y ahora que empieza el fresquito, me apetecen calentitas… Van muy bien para la flora digestiva, así que he estado comiendo muchas, junto con yogur natural, sin endulzar. Y ya he hecho caldo para acompañar al mal tiempo. Empieza la temporada de comidas de cuchara, ¡que me encantan!! Sólo me falta comprar castañas y granadas y completaré el menú otoñal!12167770_10207675243670242_2052577378_n

Durante estas 4 semanas, he ganado un quilo y cien gramos, que creo que es lo adecuado. Y he pasado de los 87 cm de contorno de barriga, a 89. Una semana si, y otra no, aumento un centímetro, y el peso también en semanas alternas. La barriga, como veis en las fotos, ya está bastante grande 🙂

Sigo notando que el/la bebé prefiere el lado izquierdo para descansar. Cuando se mueve me da por todos lados y tengo la barriga bastante centrada. Pero la mayoría de veces que está tranquil@, o dormid@, se me abulta más el lado izquierdo, como si se recostase ahí. Como duermo para ese lado, supongo que se ha hecho su «camita» ahí ❤

Ya no tengo tanto sueño, comparado con el primer trimestre. He empezado a alargar muchísimo las noches. Lo bueno es que, cuando me duermo, descanso bien y del tirón, ya no me despierto a medio dormir con insomnio. Cuando tengo algo que hacer por lo que tenga que «madrugar», lo paso un poco mal, pero luego hago una buena siesta para compensar.Tengo mucha energía y ganas de hacer cosas, así que el tiempo me está pasando bastante rápido.

Emocionalmente, estoy bastante serena. Con los altibajos normales de una embarazada claro, sensible… ¡no me pongas un vídeo de un parto que lloro! Pero lo llevo bastante bien. Haber pasado la barrera psicológica de las 17 semanas, que fue cuando tuve mi primer sangrado en el embarazo de Aritz, y seguir adelante sin ningún síntoma preocupante, me está animando mucho. Cada semana que pasa estoy más aliviada y tranquila. Este embarazo, aunque es de alto riesgo, está siendo físicamente menos duro.  A estas alturas con Aritz ya había tenido muchas amenazas de aborto, estaba en reposo, me encontraba muy mal, y al no poder hacer nada, el tiempo me mataba. Ahora me siento saludable, con fuerzas, y con muchísima esperanza de ver que es todo tan distinto, me siento muy positiva. Creo que ya empezamos a ver un final feliz más claro, tanto el papá como yo.

Como veis, por fin nos hemos animado a hacer algunas fotos, que ya tocaba… Espero que os gusten e ir haciendo más para compartirlas con vosotr@s. Espero seguir así de bien, estoy deseando superar la siguiente meta, llegar a las 24 semanas, y vivir a partir de ahí, la parte del embarazo que no pude con Aritz. Tengo muchas ganas de que llegue el frío intenso, y de pasar este invierno bien redondita, abrigada y cerquita del fuego ¡esperando a nuestr@ bebé!

 

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Abrazos mamíferos ❤

Embarazo de Aritz: la parte positiva

El embarazo de Aritz, aunque tuvo momentos muy complicados, fue feliz, muy feliz. Llegó a alegrarnos la vida, después de dos años buscando, con abortos, con problemas de salud y muchos disgutos, y ya a las puertas de ir a inseminación artificial. Fueron 6 meses de felicidad infinita, siempre le estaremos agradecidos de que nos eligiese como padres.

Como ya os conté en la entrada: Las pruebas de infertilidad y los milagros que ocurren , estábamos bastante seguros de haber acertado el día de su concepción, la madrugada del 6 de Junio de 2014. El primer síntoma que me hizo sospechar estar embarazada, fue que me encontraba muy bien. Normalmente, una semana antes de que llegase mi período me pesaba todo, estaba muy sensible, con dolor y malestar general. Mis reglas eran muy duras, empezaban molestando una semana antes, y se extendían a una semana de sangrado muy abundante y doloroso, en total, medio mes hecha polvo.

Pero esa vez, estaba como una rosa, así que los días 12 y 13 por la mañana me hice los test de embarazo. Dieron un positivo muy suave, difícil de ver, pero era real, no nos lo creíamos… Esperé hasta el día 17 para repetir el test, confirmar que la línea se marcaba con más fuerza y acabar de creerlo. Ese día nos emocionamos y nos llenamos de felicidad, nos lo empezábamos a creer. Fuimos a comer para celebrarlo, en secreto, tan secreto que no tenemos ni fotos. Igualmente, por si acaso, esperamos al día 25, repetimos test, y reconfirmándolo, nos atrevimos ya a llamar a la familia y dar la noticia. Todos se alegraron muchísimo, llevábamos muy mala racha en muchos aspectos, y dar una noticia así fue un respiro, parecía que empezaba una buena etapa.

Estaba embarazada, por fin, y evolucionaba favorablemente, así que inocente de mí, pensaba que habíamos superado lo más difícil. Todo me era nuevo, y maravilloso, cada síntoma, cada semana… Aunque era mi primer embarazo, nunca tuve miedo excesivo, confiaba en mi cuerpo, en nosotros. El parto no me angustiaba, ya que llevaba años informándome, estaba (y estoy) convencida de que lo podía afrontar, incluso disfrutarlo. Todo lo que teníamos que hacer era empezar a contar las semanas que faltaban para que llegase nuestro mayor deseo.

Era verano, y estábamos viviendo en una casita, en plena montaña, con un jardín estupendo. Recuerdo con mucho cariño que cada mañana salíamos a desayunar y tomar el sol, mi pareja, los gatos, el camaleón y la tortuga. Poníamos unos altavoces con música, y allí nos pasábamos la mañana hasta que llegaba la hora de comer.

Desayunando en el jardín

Desayunando en el jardín

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Con mi gato Flip y la perrita del vecino en el jardín

Con mi gato Flip y la perrita del vecino en el jardín

Todo iba estupendo, lo único que me encontraron fue infección de orina ya a las 5 semanas, con lo que tuve que tomar antibiótico. A partir de ahí, empecé a tener candidiasis, que no se me iba por más cremas, pastillas y óvulos que me recetaron. Las tuve molestando todo el embarazo, y es que, a ningún médico se le ocurrió recomendarme tomar probióticos y una dieta prebiótica. Después de parir, los tomé y cuidé la alimentación, y se han ido, sin tomar nada más.

El primer trimestre, exceptuando los vómitos, fue muy bonito y tranquilo. Me hicieron una ecografía a las 6 semanas, para confirmar que había anidado bien. Le vimos, y escuchamos su corazón por primera vez, que emocionante… Recuerdo que mi pareja quería, desde ese día, tatuarse las ondas de su corazón latiendo, los del primer día. Después, llegó la ecografia de las 12 semanas, a la que pudo acompañarnos mi madre que se emocionó también mucho. Ese día, mi pareja puso la grabadora del móvil para tener el sonido de su corazón, y en alguna otra visita con la comadrona, también lo grabó.

Primera ecografia, a las 6 semanas

Primera ecografia, a las 6 semanas, con el latido de su corazón debajo

Estaba muy delgada, empecé el embarazo en 42kg, y en el primer trimestre, aunque vomitaba mucho, gané casi 5 kg. Tenía muchísimo hambre, cada dos horas comía, y por las noches, me despertaba con hambre y tenía que reponer combustible. Mi cuerpo me lo pedía, necesitaba reservas. Así que en seis meses de embarazo, engordé 12kg, que me vinieron muy bien. En toda mi vida no había conseguido subir de peso, así que estaba (estoy) muy contenta con mi nuevo cuerpo. La barriga en seguida se me empezó a notar, al ser tan poca cosa, sólo se me veía barriga. Hicimos fotografías cada semana para ver su evolución, queríamos tener muchos recuerdos del embarazo.

Un bonito día en la playa

Un bonito día en la playa

Me compré un libro sobre la evolución del embarazo muy detallado, día a día. Disfrutaba mucho leyendo cada semana su evolución, qué se había formado, el tamaño que tenía, y mirando las ilustraciones que me hacían visualizarlo. Empecé a leerme un libro de Carlos González, (Comer, Amar, Mamar), que lo tenía pendiente de años atrás, pero nunca me atrevía a leer, ya que no estaba convencida de poder tener un hijo. También empecé un diario en el que quería ir explicándole a mi hijo como era su embarazo, para regalárselo cuando fuese mayor. El diario no pude escribirlo más que las primeras semanas, ya que, primero con los vómitos y el cansancio del primer trimestre, lo fui dejando, y más adelante, empezaron los problemas.

No nos iban las cosas muy bien en el aspecto económico, pero toda la familia hizo lo posible para ayudarnos y empezar a pensar en lo que nos haría falta. Mi tía, empezó a tejer ropita preciosa, mi madre empezó a comprar cositas, la madre de mi pareja también nos regaló ropa y un juego completo de ropa de cuna. ¡Hasta nos llegaron regalos de amigas de mi madre! La hermana mayor de mi pareja, además de regalarnos unas bambas, consiguió de sus amigas un montón de bolsas de ropa de 0 a 9 meses, una bañera, sillita para el coche, zapatos, un carrito, parque de juegos… Vamos, que no tuvimos que comprar nada, estaba casi todo preparado. Solamente nos dimos el capricho de comprarle un gorrito y unas manoplas muy bonitas.

A las 16 semanas, antes de irme a dormir, estirada boca arriba en la cama, noté a mi hijo por primera vez. Eran unas burbujitas muy leves, en un principio pensé que era otra cosa. Pero me di cuenta que si ponía la mano en mi tripa, él me contestaba, y siempre lo sentía por la noche. Le dije a mi pareja que creía que lo había sentido, pero que no estaba segura porqué era muy pronto, y cada noche fui comprobando que el patrón se repetía. Se lo comenté a mi madre, y a mi prima, y las dos me dijeron que, esa sensación que tuve, era mi hijo con toda seguridad. Y lo era, cada día fue notándose más claro y fuerte ese burbujeo, hasta que a las 19 semanas, ya eran movimientos inconfundibles.

Tomando el sol en el río

Tomando el sol en el río

De los movimientos de Aritz en mi barriga tengo recuerdos muy bonitos, estábamos muy conectados. Una tarde, estaba tumbada en el sofá, con mi gato Flip pegado a la barriga, y Aritz le dio una patada tan fuerte que se despertó, me miró indignado, y se fue. Nos reímos mucho. Las dos gatas (Maru y Joy), estaban muy cariñosas, siempre encima de mí, sobre todo Maru, que era la «bebé» de la casa con meses entonces. Se dormía encima de mi cabeza por las noches, y como buena mamífera, intentaba siempre estar en contacto físico conmigo (su mamá adoptiva). Otro día, poco antes del parto, me llené la bañera, pues ya estaba con contracciones y quise ver si me aliviaba el agua caliente (se lo comenté a mi comadrona y me dijo que, ningún problema, pero ahora pienso que no debería haberlo hecho). Aritz estaba juguetón, era un bebé con mucha energía, y se movía tan fuerte, que generaba ondas de agua en la bañera. Aunque estaba con mucho dolor, me hizo reír mucho.

Hasta en los peores momentos, disfrutamos del embrazo, no dejó de hacerme sonreír sentirle tan vivo dentro de mí. En la siguiente entrada, os contaré los recuerdos más oscuros del embarazo de Aritz. Sin duda, los que prevalecen en mi mente son los que os he contado aquí, los bonitos.

 

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Abrazos mamíferos ❤