Terrorismo, como lo percibimos bajo la influencia de los medios de comunicación y las redes sociales

Me centraré en mi propia reflexión sobre como la mass media nos posiciona, y la repercusión que tiene a nivel social. Para no extenderme, dejo al margen la desinformación, el alarmismo y las múltiples evidencias de que nos dan información manipulada, y parcial. Para quién quiera saber algún detalle más, he ido dejando algunos enlaces que me parecen interesantes.

Me enteré de los atentados de París con un día de retraso al no ver la televisión, ni entrar en las redes sociales durante el sábado. Lo supe por la noche cuando Mamífero me lo contó al llegar del trabajo. Inmediatamente pensé: no veas la tele, no mires el facebook, que te vas a cabrear…

Como me cabreé cuando se hizo viral la fotografía del niño fallecido en la playa… ¿De verdad era necesario ver una imagen así para que el mundo se conmocionase y empatizase con los refugiados? Parece que aunque sepamos que hay una guerra hace ya cinco años, con muertos, refugiados, crueldad, heridos… Si no vemos al niño, no existe.

Seguramente muchos somos conscientes, pero los muros no se llenan de comentarios hasta que trasciende algo tan morboso, hasta que sale en prime time en todos los medios… Me enfurece la hipocresía… Durante años he compartido en mis redes sociales noticias sobre esta guerra u otros conflictos, campañas, frases, reflexiones… Y la mayoría no han recibido ni un mísero like, comentario ni se han compartido.

Mamífero me hizo un resumen de lo había trascendido y de las opiniones generales de la gente, incluyendo los más fuera de lugar como las de aquellos que deseaban que algo así nos pase a Catalunya. Eso ya es otro extenso tema, aunque tiene mucho que ver con como nos adiestran los medios de comunicación, lo desinformados que andamos, y a dónde nos lleva la manipulación: al odio y a la segregación entre grupos de opiniones opuestas. En una era en la que parece que podemos opinar más que nunca, decir lo que pensamos con libertad, sólo nos sirve para atacarnos, en vez de aprender de la pluralidad, intercambiar ideas, y enriquecernos.

Cada día asesinan a seres humanos, en el caso de Siria se han superado los 250.000 muertos y hay más de 10 millones de seres humanos desplazados. Mueren en guerras que duran incluso décadas, en ellas o en su éxodo, y en actos terroristas, secuestros… Son conflictos lejanos a Europa o EEUU, de los que sabemos pocos detalles, porque no ocupan tanto tiempo en la programación y no les dan ese enfoque trágico. Nos sirven ciertas noticias desde la fría distancia, mientras que otras están cargadas de sentimentalismo, detalles, y juicios morales hacía los culpables de la tragedia. Nos dicen lo que tenemos que sentir y pensar. Por eso no hacemos homenajes a las víctimas de todos los conflictos por igual, ni actos de solidaridad por ellas.

No nos cuestionamos de d12227698_766811250113713_3428967046794620863_nonde surge tanta masacre, nos quedamos con el mensaje de que es una guerra por religión, que «debemos» intervenir para liberar a un pueblo de un gobernante extremista o bien protegernos del terrorismo. Pero no es tan sencillo, vivimos en un mundo globalizado, y todo pasa por alguna razón. No son actos de fe, ni las guerras santas, sino personas a las que han llevado a hacer una locura por intereses bajo mano.

Las guerras mueven dinero, las fomentamos entre todos, apoyando a países con intereses, y los mismos miembros de la OTAN como Turquía, (fuentes en «¿De dónde consigue ISIS las armas?») suministran armamento a ISIS. Sin olvidar las armas que fabricamos y vendemos impunemente para servir a los bandos que luchan contra el EI, las empresas que se frotan las manos esperando reconstruir el país, etc. Los conflictos tienen tras de si intereses geoestratégicos y políticos bajo mano, nos enseñan la «portada», pero hay que leer el libro entero (lo detalla muy bien Nazanin Armanian de lamarea.com en «Las tres dimensiones del conflicto de Siria»). Los extremistas, y con ellos sus actos de barbarie, son la excusa perfecta para seguir con la ofensiva, se retroalimentan.

Casualmente, suelen ocurrir estas tragedias en ciertos momentos clave, como dicen en el blog «El robot pescador» en un interesante artículo sobre en el que habla sobre el timing de los hechos:

«Los brutales atentados se producen pocas horas antes de ambas cumbres, cuando la opinión pública está más afectada y conmocionada por los atentados y por lo tanto, más dispuesta a aceptar cualquier medida que los mandatarios tomen como respuesta a dichos ataques.»

La cruda realidad es que los bombardeos no llegan únicamente a los extremistas, sino a toda su población civil, ya sea en muertes o heridos directos, o indirectamente privándoles de infraestructuras, servicios básicos, vivienda, la posibilidad de vivir en paz y dejando a las familias rotas.12247123_10207606413135271_4845156858383458209_n

Francia, ya ha vuelto a la ofensiva y han cerrado sus fronteras. No han tardado en responder, tienen la excusa perfecta. En los ataques del domingo, se confirma que no han habido victimas civiles, pero si que se han visto afectados los suministros de agua y luz. Que nos expliquen porque eso no es terrorismo, que nos digan como vivirán esos seres humanos, hay miles de heridos de guerra, sin medios ni servicios básicos. 

Se esfuerzan en hacernos creer que los refugiados son los «malos», cuando ellos son víctimas, oprimidos por todos los flancos. Descubrieron que el único pasaporte de un refugiado que encontraron, finalmente no es de uno de los terroristas, pero ya nos han vendido la asociación: refugiado igual a terrorista. Esa es la idea con la que se ha quedado la mayoría, no les dejemos pasar, que pueden ser terroristas.

Es lamentable que por culpa de ese prejuicio se cierren fronteras y nos hagamos reticentes a ayudar a esa pobre gente temiendo por nuestra seguridad… Es un acto terrorista lanzar bombas a un pueblo al que negamos o restringimos la entrada a nuestra «casa».

El ISIS es un invento, un mecanismo del sistema en el que estamos inmersos, creado por la CIA-OTAN-Israel para que demonicemos al mundo árabe. Para más datos, podéis leer el artículo de Antonio Fernandez en Conjugando Adjetivos: 26 cosas sobre el Isis que no quieren que sepas (V.O. en Globalsearch). Nos quieren hacer relacionar al mundo árabe o los musulmanes con el Isis. Y ellos, en su gran mayoría, son personas como tu y como yo, que quieren vivir en paz. No hagamos distinciones entre razas, culturas, países, religiones… Es absurdo, la única diferencia que hay entre humanos es que hay algunos a los que les tira más el poder que la humanidad.

Cuando pasan estas cosas se beneficia a los gobiernos, que a nivel mundial tienen la excusa perfecta para poner en práctica políticas de control, limitar las libertades, la privacidad de sus ciudadanos y adueñarse de los medios de comunicación. En Francia ya ha ocurrido ( explicado en este artículo de el diario.es), un país que presumía de su «libertad de expresión» para publicar tiras cómicas, controla qué se emite en sus medios porque están en «estado de emergencia» y deben protegerse.  Es una constante en todo el mundo: calificar de terrorista a cualquier periodista que se atreva a defender a los países ofendidos, o a dar informaciones que no convienen.

Quieren con este control, hacernos creer que tenemos que luchar por un «bien común», algo que no existe, que solamente traerá más y más conflictos. El terror que nos venden, ese enemigo común vestido de árabe y de ideología extrema, son ellos mismos moviendo hilos, jugando a las marionetas, adiestrando a radicales, y financiándolos para poder continuar con su plan macabro.

Mientras tanto, estamos todos compungidos porque han matado a nuestros vecinos, no lo podemos tolerar, nos aterroriza que mañana podamos ser nosotros, y debemos prepararnos para la guerra… Es una reacción humana, pero no es correcta, la violencia engendra violencia. Disponemos de suficientes mecanismos políticos, medios y deberíamos darnos soporte entre naciones para frenar cualquier conflicto bélico o grupo terrorista. Si no se hace, no es porque no se pueda, es por una sencilla razón: interesa que sigan las guerras, los atentados, las muertes, la línea divisoria entre el bien y el mal. Como interesa que la opinión pública esté crispada, dolida, se posicione, y apoye cualquier «medida» para frenar a los «malos».

Por eso se crean campañas como la de poner la bandera francesa en tu perfil, y se monopolizan los medios para que se repita una y otra vez la tragedia, la que interesa que nos duela, no la de los «otros». 12240095_899286726815838_9058457237525609931_nComo dice Èric Lluent, apoyar este tipo de iniciativas es es «apoyar una visión del mundo en la que sólo preocupan las muertes de ciudadanos occidentales». Y no es azaroso que una gran empresa, tan influyente como Facebook, nos brinde una herramienta para «solidarizarnos» únicamente con las víctimas de Francia, es un tentáculo más de la manipulación masiva a la que estamos sometidos. Los muros y perfiles en redes sociales extienden esta tendencia: la victimización, el sentimentalismo, el miedo…

Eso no es solidaridad, es un acto simbólico (pues si quieres ser solidario deberás moverte, hacer algo), una manera de politizar a las masas, de sembrar una determinada y restrictiva visión de la realidad. Nos da rabia, no queremos asumirlo porque nos creemos «libres», informados, inteligentes, formados… pero si, nos manipulan. Vivimos en una sociedad global controlada por los grandes medios de comunicación, corporaciones, y lobbies. Estamos condicionados por ellos en muchos aspectos, y eso influye en todo lo que hacemos en la vida real y virtual. A su vez, lo que compartimos, comentamos y apoyamos en las redes, repercute e influencia a todos.

Esa es la verdadera guerra, la de la información, el control de las masas, una guerra que va en contra del sentido crítico. Nos creemos libres dentro de una pecera que nos muestra una única realidad deformada. Por eso, es importante reflexionar, replantearnos lo que creemos saber, analizar nuestros prejuicios y buscar información alternativa para formarnos una opinión propia.

Los seres humanos somos distintos, variados, únicos… ¿a qué se debe que todos queramos vestir igual, llevar el mismo tipo de vida, tener una dieta similar, consumir lo mismo? Todo es tan homogéneo, hay tan poca diversidad de planteamientos, y tan radicalizados puntos de vista, que debemos cuestionarlo todo.

Queremos que nos garanticen cierta seguridad y medios, sin importarnos lo que implica ser un ciudadano del mundo privilegiado ¿Porque algunos no tienen casa y yo me preocupo por tener un móvil nuevo? Vivimos la desigualdad, las tragedias ajenas y lejanas como algo natural, y no, es algo que fomentamos todos, estando en uno u otro lugar del mundo. Si todos tuviésemos lo básico, deberíamos prescindir de muchas cosas, y eso no gusta a la mayoría, todos queremos más.

Estos días, mucha gente afirmaba estar realmente compungid@, no poder dormir bien a causa de los atentados, se siente el miedo… A mi no me quita el sueño un día concreto, me preocupa todo el tiempo que por caprichos como tener un móvil existan guerras, que por el petróleo que consumimos se bombardeen países, que por consumir ropa barata se esclavice a seres humanos, enfermen y se contamine, que por consumir alimentos con aceite de palma se arrasen bosques privando a tantas especies de su hábitat y se destruya el ecosistema… Son cosas que pasan, y aunque no las reiteren en las noticias, me importan cada día. No puedo desvincularme, me causan mala conciencia simplemente por vivir en el lado privilegiado del mundo.

El activismo se debe llevar día a día, siendo consciente de la repercusión de todos mis actos, elegiendo bien lo que consumo y prescindiendo de lo que pueda, planteándome a quien doy apoyo, y siendo crític@ con todo.

 

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Abrazos mamíferos ❤

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