Sobre mi parto…

Se que muchos estáis esperando que escriba mi parto, Mamífero es el primero que me lo recuerda a menudo 😉

Si,tengo que hacerlo, quiero hacerlo. Fue el día más bonito de mi vida y merece una entrada, por lo menos. Lo que pasa es que tengo que dedicarle mucho tiempo y energía recabando datos, traduciendo tantas emociones a palabra escrita… Sacando de mi subconsciente desde los pequeños detalles, hasta lo más importante y significativo que se me ha olvidado. ¿Cómo puede ser? He olvidado detalles importantísimos de un día tan esperado!!!

Será que no estaba en plena consciencia, que eso para mi no pasó. Lo viví con tal intensidad que mi cerebro no pudo participar. Mamífero dice que cuando me preguntaban si quería cambiar de postura o algo, yo siempre decía: no se. Y no lo recuerdo, pero, claro, no sabía, no pensaba. Estaba en un trance similar al de la meditación en el que la mente va en piloto automático. La cabeza estaba lejos, yo era puro cuerpo.

Un parto sin epidural se vive desde otro plano, visceral, con la cabeza ida. Ese «planeta parto» del que tanto se habla, existe, y lo que pasa ahí, ahí se queda. No importa el dolor, no es tan grave.  No importan las horas, el tiempo es relativo. No importa si lloras o gritas, no eres consciente. No importan las caras de quienes te atienden, no las recuerdas. No importa si estabas atenta a lo que pasaba, estabas dónde debías, conectada con tu cuerpo y tu bebé.

Del parto de Aritz tengo grabados a fuego cada segundo, cada detalle, recuerdo el lugar al milímetro, cada contracción… Todavía puedo revivir el dolor emocional y físico, tal cual lo sentí entonces. Vivir algo tan duro genera un estrés postraumático que hace que los flashbacks y la ansiedad al recordarlo voluntariamente o no, te acompañen siempre. En cambio, del nacimiento tan feliz y respetado de su hermano puedo escribirlo en apenas un par de líneas.

Si le doy vueltas, recuerdo momentos, y puedo hilvanar los hechos para darle un sentido a mis divagaciones. Tengo que hacerlo con tiempo, calma, y ayuda de Mamífero. Él estuvo presente en todo momento, y puede recordar más cosas. A veces, hablando, le pregunto como fue tal cosa, o me da detalles e información que yo no sabía. Es extraño que otro recuerde mejor tu parto que tu misma! Por eso quiero escribirlo algún día, a todo lujo de detalles, para no acabar de olvidar esas horas tan mágicas 🙂

A líneas generales puedo deciros que:

  • El olor de un recién nacido, de TU cachorro es indescriptible y embriagador.
  • Cuando nace tu hijo no te crees lo que está pasando, es como si, de golpe, cayeses del planeta parto a la Tierra.
  • Fue un parto respetadísimo, me trataron con mucho cariño y profesionalidad aún en los momentos más críticos.
  • La dilatación fue maravillosa, agradable, íntima, fácil y bastante rápida… me sentí como en casa.
  • Mi hijo es un campeón, aguantó un expulsivo de 5 horas sin ningún tipo de sufrimiento, y una salida muy dura para él.
  • El dolor no fue insoportable, en serio, no le tengáis miedo. Recuerdo mucho más doloroso el parto de Aritz, simplemente, porque estaba aterrorizada.
  • Lo peor fueron el calor y la sed, es lo que más me desconcentraba y fue muy agobiante.
  • El agotamiento se disipa en el momento en que tienes a tu bebé en el pecho, es impresionante como el subidón hormonal ayuda en la recuperación.
  • Algo que todos me preguntan: Si, repetiría un parto natural sin epidural, sin duda. En ningún momento pensé en pedirla, no sentí que no pudiese con ello.

Comparto con vosotros una foto de la dilatación, estando de unos 7 centímetros. Ese rato lo recuerdo muy bien, y con mucho cariño. Con la luz ténue, y Mamífero (que no aparece porque estaba haciendo la foto) sentado detrás de mi. Solos los dos, hablando, riendo, comiendo, bebiendo… e imaginando que en pocas horas tendíamos a Biel e brazos. Estoy sentada en la pelota, colgada del fular (que bien me fue ese combo), y comiendo anacardos entre contracciones 🙂

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Quiero también, dejar constancia en el Hospital de Olot de lo bien tratada que me sentí, y felicitarles por la gran labor que hacen para adecuarse a las necesidades de las familias en los nacimientos. Fue clave la buena actitud de la matrona, que creyó en mi cada momento, animándome, acompañando, sin intervenir, respetando mi voluntad y explicándome amorosamente cada paso a dar. Me hicieron sentir muy capaz, fuerte, y adulta. Algo que por desgracia, no pasa en todos los nacimientos, en los que se ningunea e infantiliza a la mujer, dejándola en el plano de la niña que no sabe parir.

Pedí una hoja de aclamaciones el día que me dieron el alta, pero todavía no he podido rellenarla….  Intenté recordar los nombres de las mujeres que nos acompañaron en el nacimiento de Biel para mencionarlas, pero no los he podido retener 😛

Cambiar de hospital y escoger ese fue lo mejor que pude hacer, y repetiré,  en un próximo parto. El personal tanto de paritorio, como de la planta de maternidad son excelentes, están bien actualizados en cuanto a cuidados en el nacimiento y postparto, y la lactancia. Ojalá todos los centros y personal evolucionen en esta línea, que la violencia obstétrica termine, que nadie más tenga que sufrir la mala praxis y faltas de respeto en momentos tan delicados.

Espero tener tiempo pronto para compartir con vosotros el nacimiento de Biel, que fue muy emocionante y intenso. Con mi empoderamiento, mis falquezas, y el final más feliz.

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Abrazos mamíferos❤

Primera clase de maternidad: el parto

Ayer empezamos las clases de maternidad, las imparte la matrona que me ha llevado los dos embarazos (no es la del hospital en el que pariré). Por lo que ya asistimos a casi todas las clases el año pasado, y aunque sea un poco repetitivo por haberlas hecho antes, siempre va bien refrescar la memoria. Este año somos solamente dos mujeres (el descenso de la natalidad es alarmante…), el año pasado éramos cuatro, y Mamífero, claro.

En esta primera clase hablamos básicamente del parto, de como deseamos que sea, como transcurre, como controlar el dolor mediante la respiración, que expectativas tenemos y qué puede ocurrir… También nos puso unos vídeos de parto en casa, los mismos que vimos el año pasado, lo que me parece muy bien ya que es un tipo de parto que normalmente no se enseña, y pocas veces se da en un hospital.

Mi matrona parte de la base de si quieres o no epidural para enfocar el parto de una u otra manera. Y en parte es cierto, porque eso determina muchos factores, pero no es determinante, porque nunca se sabe si finalmente dará tiempo a que te la pongan, o si no la querías y al final no te sientes capaz. Lo más importante es estar preparadas para cualquier eventualidad, y abiertas a todo, como dijo ella misma, que no nos frustremos con el tipo de parto que finalmente tenemos si no se ajusta a nuestras expectativas.

También hablamos de lo que tenemos que llevar al hospital, para el bebé y la mamá, pero eso ya os lo cuento en otro post 😉

Hasta aquí todo correcto, ahora, me voy a permitir opinar y hacer un poco de crítica constructiva…

Mi matrona es bastante partidaria del parto natural, y tal como enfoca las clases, parece que en su hospital las cosas se hagan de una manera muy respetuosa. Según ella: no rompen la bolsa (a mi si me la rompieron y no hacía falta porque el niño se me salía, literalmente…), hacen piel con piel (pero apuntando que si el bebé tiene frío lo visten y ponen en cuna térmica, que es un sinsentido…), no hacen episiotomía sistemática (como debe ser, pero muchas se la llevan…), te dejan moverte mientras dilatas y que hagas lo que sea para estar cómoda (a mi ni me dejaron moverme, ni ir al baño, ni comer ni beber y me hicieron parir en litotomía aunque les pedí que me dejasen poner de cuclillas sobre la cama), como atendemos pocos partos no aceleramos el proceso (yo con un parto de menos de 15 minutos me sentí muy presionada e incluso insinuaron llevarme a quirófano para sacar la placenta)…  y una larga lista de afirmaciones en las que me tuve que morder la lengua…

A lo mejor, si me hubiese atendido ella el parto, hubiese tenido una mejor experiencia… Pero sabiendo que no solamente está ella, y que es una lotería quien te pueda tocar, es un error pintarlo tan bonito cuando hay tanto por mejorar en ese hospital… Y sobre todo, sabiendo que hay compañeros que dan un trato pésimo y que muchísimas mujeres (todas las que conozco que han parido allí lo corroboran) han tenido muy malas experiencias. La actitud de: lo hacemos todo super bien, es peligrosa.  Ni siquiera en el hospital al que fuimos ayer, en el que pueden presumir, tienen ese ego, al revés, desean mejorar.

También nos dijo que en lugares dónde hay mucha presión asistencial se debe de acelerar el parto con oxitocina porque hay mujeres esperando. Pues no, lo que se debe hacer, es exigir a dirección que se adapte el servicio a las necesidades de trabajo. La atención al nacimiento, tiene que ser igual de digna, haya muchas o pocas mujeres de parto.

Otra cosa que nos dijo es que hay mujeres que se ponen histéricas, que están enfadadas, gritan y se descontrolan… Y que a esas mujeres, a veces hay que ponerles la epidural antes de tiempo porque no aguantan, y entonces como la anestesia parará el proceso, claro, ya aceleramos el parto con oxitocina… Obviamente pasa que muchas mujeres estén fuera de si, pero me parece lo más normal del mundo. Si es tu primer parto, sobre todo, tienes sensaciones desconocidas, dolores y mucho miedo, y no todas pueden estar modo zen.

Cada una aguanta hasta dónde puede, y, por supuesto, si una mujer dilatada a 3 centímetros está rabiando, no la van a hacer esperar para ponerle la epidural a los 7, no tiene porque sufrir si no quiere. Pero no puede ser que ya se de por hecho que esa mujer no va a aguantar las horas que le quedan de dilatación, y que tendrán que acelerar el parto. Las matronas, además de asistir al parto propiamente, están para acompañar y dar alternativas, seguridad y alentar a la mujer e intentar calmarla. No solo con medicinas se calma a una mujer, y claro que hay situaciones en que ni la medicina lo consigue, pero una mujer pariendo, como todos los mamíferos, se siente vulnerable, y es comprensible que se aterrorice o se bloquee. No se la debe considerar una histérica ni infantilizar su conducta, porque es una situación que, por incómoda que sea para el profesional que la atienda, entra dentro de la normalidad.

Por último, no me gusta nada que cuando se habla del parto, el protagonista sea el dolor. Por experiencias que nos cuentan, por lo que se ve en las películas, por lo que nos imaginamos cuando visualizamos un bebé saliendo de nuestra vagina… Todas pensamos en el dolor, el sufrimiento, lo «malo» del parto… Como dijo mi comadrona, somos una sociedad que no está acostumbrada a sufrir dolor, tenemos una baja tolerancia, ya que por cualquier cosa tomamos un analgésico y nos olvidamos del dolor. Estoy de acuerdo con esa afirmación, la mayoría actúan así, pero no comparto esa actitud (yo no tomo analgésicos si no es algo extremo), ni creo que sirva para ejemplificar el dolor de un parto. Principalmente, y esto es vital entenderlo, porque el parto es un proceso fisiológico, no patológico como un dolor de muelas.

Afirmar que en el trabajo de parto se siente un dolor horrible, insoportable, lo peor, es ya, un mal comienzo. Las contracciones duelen porque tenemos el útero rígido (útero espástico como dice la gran Casilda Rodrigañez), por eso cuando este se expresa, sentimos dolor. Pero algunas mujeres han logrado parir con placer. No hay mucha diferencia entre una contracción de parto y un orgasmo, el mecanismo y las hormonas en juego son las mismas. Lo que determina que la experiencia sea más o menos agradable es la predisposición, el ambiente y como lo vivimos.

Normalmente acompañamos a las contracciones de placer, por eso no nos duelen, pero con las de parto nos tensamos. Es como si cortases un estornudo, molesta porque estás creando una resistencia a algo que pasa espontáneamente, pero estornudar no es desagradable en si mismo. La misma palabra, contracción, tiene un significado que desentona con lo que realmente es y le da una connotación negativa. Me gusta más el concepto expansión, que es lo que realmente logran, abrir el canal de parto.

Quizá todo esto os suene demasiado extremo e irreal, y os doy la razón, porque somos animales culturales, y es muy difícil que concibamos las cosas de manera distinta a como nos las han explicado toda la vida. No pretendo decir que el parto no sea un momento extremo y que no exista el dolor, sino que, cambia mucho la percepción de este según como lo enfrentemos. La sensación del dolor se ve condicionada por la mente, y aumenta con el miedo, y el sufrimiento. Por eso existen personas capaces de soportar situaciones muy extremas sin sentir dolor, mediante el control de la mente.

Cuando escucho a profesionales del parto como a mi comadrona hablar de que el dolor del parto es algo tan horrible e insoportable, siento que el enfoque está mal, que se obvia mucha información. Durante el parto se segregan analgésicos de manera endógena, el cuerpo es sabio y no nos causa un dolor que no podamos soportar. Nadie muere de dolor. Es una decisión personal y igual de digna tanto si quieres ahorrarte ese trance, como pasarlo a pelo. Pero me da pena por esas mujeres que temen al dolor, que pasan el embarazo con miedo al parto y rezando para que les de tiempo a ponerse la epidural.

Con afirmaciones así, se generan muy malas expectativas, y es normal que llegado el momento se viva el trabajo de parto con mucha tensión y sufrimiento. A veces, por tiempo, o porque no te hace efecto la analgesia, los partos acaban siendo sin epidural, y es algo para lo que todas tenemos que prepararnos. Imagino lo traumático que debe ser para una mujer que deseaba no sentir dolor, tener que enfrentarse a un parto sin anestesia y sin ninguna preparación previa.

El enfoque de matronas como la que nos atendió en el nuevo hospital es completamente distinto en ese aspecto. El dolor no era el malo de la película, es algo que de entrada, consideran que se puede sobrellevar si se dan ciertas condiciones. Escuchar a nuestro cuerpo, dejarnos ir, y estar en un ambiente seguro es lo principal para que no nos anclemos en él, para avanzar con las contracciones, y no pese a ellas. Es vital informar de que hay muchas maneras de pasar ese momento de una manera agradable, íntima y disfrutar el parto, no sufrirlo.

Motivarían mucho más a las mujeres afirmaciones como: estamos preparadas para parir, podemos soportarlo perfectamente. Que se nos empodere, y nos animen a confiar en nuestro cuerpo. Que no nos quedemos con el concepto de que nuestro cuerpo nos juega una mala pasada y nos hace sufrir sin sentido. El nacimiento es un proceso maravilloso y las contracciones son una ayuda, no el problema.

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Abrazos mamíferos ❤

El hospital donde nacerá Biel y visita con la nueva matrona

Llegamos media hora antes de la cita al nuevo hospital, ya que fuimos con tiempo, y tardamos menos de media hora en llegar, ya que había poquísimo tráfico. Está a las afueras de la ciudad, rodeado de montañas, campos y naturaleza. Así que el lugar es de por si relajante, invita a dar a luz, la verdad. El edificio es muy nuevo, de construcción sencilla, sin ornamentos, pero con muchos ventanales por dónde entra la luz natural y se puede disfrutar del paisaje. Hacía un día cálido y soleado, y me imaginé lo bonito que sería despertar allí el día después del parto, con esas vistas, y sobre todo, con Biel pegadito a nosotros…

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Vistas desde una terracita de hospital

Nada más llegar, introduces la tarjeta sanitaria en una máquina, que registra cuando has llegado, y te da un papelito, en el que tienes un código. En esa misma máquina, después, puedes recoger el justificante de visita para llevarlo al trabajo según vi hacer a una señora, y seguramente tenga otras utilidades. Vas a la sala de espera en la que está el consultorio que te toca, y hay unas pantallas en las que van saliendo los códigos asignados cuando llega el turno. Todo muy práctico, ya que al estar informatizado, el médico o enfermera no tiene que salir a llamar, y si llegas antes, ellos pueden saberlo y agilizar las consultas. Quizá ya habéis visto este sistema en vuestros hospitales, yo no, y me parece un método sencillo y cómodo para todos. Si que he visto cosas parecidas en otros lugares como la seguridad social, pero nunca antes en centros sanitarios.

Así que, aunque íbamos con tiempo, nos llamaron en seguida. La matrona que me llevará el final del embarazo es una chica joven, muy agradable y se la veía interesada e implicada en su trabajo. Le expliqué de dónde venía, por qué, de cuántas semanas estaba, y los controles que me tocaba pasar. Estuvo un rato leyendo la cartilla para empaparse de mi historial obstétrico, que tiene miga, e iba haciendo preguntas para saber algunos datos más, incluso, anotó cosas que faltaban y eran importantes. Seguimos con la rutina de las visitas: tensión, peso, altura uterina, y escuchar el corazón de Biel. Todo correcto 🙂

Como os dije ayer, le comenté ese dolor que tenía, y al palparme la barriga y auscultar a Biel, me dijo que era muy probable que estuviese en cefálica, algo que me alegró mucho. Después, para completar el historial, me hizo más preguntas, y fue anotando todos los datos de la cartilla para más tarde poderlos introducir en mi historial. No escatimó en tiempo para que todo quedase bien documentado, algo que me dio mucha tranquilidad.

Después, empezó a programarme citas: la visita con la que será mi ginecóloga, analítica y ecografía. Le comenté que me deberían haber hecho una este mes pasado, pero que ya al ser muy tarde, veía que se solapaba con la del tercer trimestre. Me dijo que si, que ya no era necesario hacerla dos veces, y que en la última ecografia me verían el cuello del útero sin problemas. Hizo una llamada para agilizarlo, así que tenemos la ecografía para el viernes que viene, ¡que ganas!! En semanas sucesivas, tengo la analítica, en la que, según me dijo, me verían la hepatitis B y C, ya que en mi hospital no la miran, pero ellos lo hacen de rutina. Y para principios de febrero, conoceremos a mi ginecóloga, que ya tendrá los resultados.

Me preguntó por la vacuna de la tosferina, a lo que le contesté que no me la quería poner, y bien, sin juicio alguno, pasamos a otro tema. Hablamos del parto, me dio el plan de parto del hospital, que es bastante respetuoso de por si y viene a ser un 80% de lo que yo he puesto en el mío. El resto que falta, simplemente es por omisión, porque son partidarios de todos los puntos que cito en el mío. También nos dio una hoja con información sobre la administración de la vitamina k al recién nacido, nos explicó las dos vías de administración, para que rellenemos la opción que elegimos. Dijo que tanto su protocolo con las casillas que deseemos marcadas, como lo de la vitamina K y mi propio plan de parto, los lleve el día que nazca Biel. Añadió que cualquier cosa, la hable con las matronas que me asistan, que velarán porque se respeten nuestros deseos.

Por último, le comenté que queríamos ver las salas de parto, y familiarizarnos con el lugar, saber por dónde se entra a urgencias… y sin problemas, llamó a paritorios para comprobar que estuviese libre y limpio, y sin problema, nos mandó para allí a hacer la visita. Nos atendió una matrona muy simpática y con muchas ganas de explicarnos todo el material del que disponen, resolver dudas, y sobre todo, dejarnos muy claro que el objetivo era hacernos sentir a gusto, respetar nuestras necesidades, y dar una bienvenida al mundo cálida y serena a los bebés.

En paritorios había una ginecóloga, y 4 chicas más, supongo que eran matronas y enfermeras. Disponen de 4 salas, 3 de ellas de parto-dilatación, circundando el mostrador, las salas de material, limpieza, y sus dominios (una salita en la que comen y descansan). Hacen guardias de 12 horas, y según nos dijo, tienen una media de 1 parto y medio al día, con lo que la tranquilidad está prácticamente garantizada. Los paritorios están al lado de los quirófanos, y es un lugar a parte en el que intentan guardar silencio y tener un ambiente agradable. Todo está limpio, y no hay material quirúrgico a la vista en las salas para hacerlas más agradables, sino que tienen unos carritos con todo lo que puedan necesitar en la puerta de cada una.

La única sala que no pudimos ver, porque estaba ocupada, es la del ecógrafo, en la que  hacen la primera valoración según llegan las mujeres. Las otras tres, ya son destinadas a dilatación y partos, cada una con un tipo de material adecuado a las necesidades de cada mujer. Todas las salas, disponen de baño privado con ducha, una cunita térmica por si el bebé la necesitase, monitores para el control del bebé, muebles con material (gasas, empapadores…), sillones cómodos para la pareja, y camas de parto, reclinables, y ajustables para que puedas parir en la posición que desees.

No hay ningún potro de «tortura». En lugar de eso, el final de la cama se puede adaptar para subir unas plataformas en las que puedes apoyar los pies para poder empujar mejor. En todas las salas puedes disponer del material básico: silla de partos, pelota de dilatación, espejos para ver el nacimiento, poner música, aromaterapia, calor para el dolor… Y en todas ellas se puede regular la temperatura, las luces, y por supuesto, comer y beber durante la labor de parto. Lo que no tienen, por ejemplo, es el óxido nitroso, porque están en una planta que queda un poco bajo tierra, además está cerca de los quirófanos, y podría ser problemático por la poca ventilación.

La primera sala es la más sencillla, viene a ser la que usaría una mujer que desee la epidural, ya que puede usar todos los métodos que he mencionado mientras dilate, y una vez se la anestesie, pariría en la cama. Como nos dijo la matrona, el objetivo es hacer lo que desee la mujer, si ella quiere monitoreo constante y una matrona pegada a ella, eso tendrá, y si prefiere estar a solas con su pareja e ir haciendo el trabajo sin que se les moleste, ellas estarán al margen respetando su deseo de intimidad.

La segunda sala, dispone además de todo lo anterior, de un fular colgado al techo con el que te puedes ayudar colgándote, instalado encima de una silla de parto, con un sillón detrás para la pareja. También tienen una pelota con base que se puede poner en lugar de la silla de partos, y una mecedora para pasar las horas más cómodos. Esta sala y la primera, disponen de un tragaluz por el que entra luz natural.

La tercera es la más completa, y es la de la introspección total, allí no entra luz, solamente habrá la que la pareja quiera, regulándola mediante un foco orientable. Esta dispone de todo lo que tienen las otras dos, y además, tiene una bañera de dilatación espectacular. Muy grande, con asiento blandito, luces…  Mientras nos enseñaba las salas, la matrona iba enseñándonos posturas para dilatar, como usar los materiales, y en esta última sala, apagó las luces para que viésemos el ambiente tan íntimo  que se creaba. De momento, según nos comentó, todavía no les dejan atender partos en el agua, pero es un buen método paliativo del dolor, y muy relajante. En este punto, nos dijo que todo era empezar, que lo que deseaban era que a la larga les diesen el permiso desde dirección para atender partos en el agua, lo que demuestra que desean avanzar, y eso es muy bueno.

Como véis, no es que sea un gran equipamiento, realmente no es tan difícil ni tan caro tener salas de parto natural, es sencillo tener a todas las mujeres contentas. Lo que realmente marca la diferencia es la actitud, el mimo con el que se toman el trabajo de traer personitas al mundo, el respeto por ese momento sagrado y la voluntad de que sea una grata experiencia. Por supuesto que hay personal así de cualificado en muchos centros, pero, siempre dependes de quien te toque ese día. Y claro, si el protocolo de nacimiento del hospital no contempla ciertas cosas como indispensables y obliga a otras, eso lo condiciona todo. Allí, por lo que hemos visto y las experiencias que nos han contado, todos son partidarios del parto respetado, de escuchar a las mujeres, y que el proceso sea lo menos intervenido posible (si es lo que se desea y no es necesario) para que sea un acto fisiológico. De hecho, en nuestra provincia, es el hospital que más ha logrado aumentar el número de nacimientos, ya que muchas parejas de otras poblaciones nos desplazamos allí para dar a luz de una manera más respetada.

Nunca se sabe como irá un parto, pero aquí al menos, sabemos que de ir bien, de entrada no nos interrumpirán, no me vestirán de «paciente» si no deseo la bata, no me monitorizarán contínuamente si no hay motivos de peso, no me harán tactos si no los deseo, me explicarán cualquier procedimiento y pedirán permiso en cada uno, no nos separarán de nuestro bebé ni entre nosotros, no iremos a quirófano si no es por necesidad de una cesárea, no me negarán ir al baño, deambular, comer ni beber, no tendrán prisa por acelerar nada, no dirigirán la labor de parto si no lo solicito, no entrarán a la sala si no es necesario y lo harán pidiendo permiso, se guardará silencio, no habrá intervenciones si no son una emergencia médica, nadie estará de espectador innecesariamente, ni se alumbrarán mis partes si para su comodidad visual… y un largo etcétera.

La filosofía del centro es: haz lo que tu cuerpo te pida, y dinos lo que necesitas, nosotros estamos para tu comodidad y seguridad. Es sencillo, no intervenir si no es necesario, confiar en la capacidad de la mujer, dejarla ser protagonista junto a su pareja, y que se sienta tan cómoda y arropada, que su cerebro desconecte y el trabajo de parto fluya por si solo. La matrona nos dijo todo lo que quisimos escuchar, y más. Con lo que hemos vivido en mi anterior hospital, esa actitud me pareció un viaje al futuro, o un sueño. Nos dio tal confianza, seguridad, y nos dejó tan claro que lo principal era que estuviésemos a gusto, que parecía que en vez de una sala de partos fuese un hotel.

Además estuvimos un buen rato hablando de mi anterior parto, de las cosas que pueden suceder, como actuarían, las opciones que teníamos… Pude hacer todas las preguntas que me apeteció, sin prisas, ni juicios ni intentos de justificarse de antemano para que no esperásemos demasiado, al revés, pintaba las expectativas de éxito muy altas. Todas sus respuestas me parecieron correctísimas, y dentro de los esquemas de lo que para mi, es un parto respetado.

Como os dije, muchas de las matronas que trabajan allí, lo hacen también atendiendo partos a domicilio, por lo que tienen una visión clara de lo que puede necesitar una pareja que no desea un parto excesivamente medicalizado o intervenido sin necesidad, y a la vez, disponen de medios para atender a quienes si deseen un parto más controlado. Parten de la base que las cosas suelen ir bien, y que el éxito es mayor si discurre todo en un ambiente «como en casa», de hecho, nos confirmó que son poquísimas las veces que tienen emergencias serias.

Pregunté si atienden partos de nalgas, y nos dijo que siempre lo intentan, que tiene que complicarse mucho el parto para que se vaya a cesárea solamente por una presentación de nalgas. Que dejan la cesárea como ultimísima opción, siempre que la mamá esté dispuesta a intentar el parto vaginal claro, y que en todo caso, se esperan a que la labor de parto empiece por si misma en vez de ir a quirófano de manera programada.

También nos dijo que si deseamos emplear algún método alternativo para el dolor o de relajación (acupuntura, meditación, moxibustión, masajes, homeopatía, reflexología…), no tienen ningún problema en que hagas lo que necesitas. Ellos no tienen personal preparado para ello, pero si el acompañante o la mujer tienen esos medios, pueden hacer lo que deseen.

Por último, le pregunté que hacer en caso de emergencia, o duda de si estoy de parto, si iba directamente, o avisaba… Me dijo que podía llamar a cualquier hora, ya que siempre están de guardia, y pedir hablar con una matrona. Que me harían ciertas preguntas, verían mi historia y me darían consejo sobre que hacer, sin problema.

Nos dieron mucha confianza, el lugar, el personal y sus protocolos. Nos fuimos encantados, y comentando lo sencillo que sería dar una atención así para todas las familias. Está claro que este tipo de atención se da mejor con poca presión asistencial, pero, igualmente, es uno de los hospitales con mayor asistencia (y mejor resultado) en partos de nuestra provincia. Atiende más del doble de nacimientos que el hospital en el que di a luz a Aritz, y no hay color. En el caso de los hospitales que atienden muchísimos más partos, es una pena que se baje el nivel por el volumen de trabajo, más bien debería de adecuarse a las necesidades de asistencia, no dar una peor atención por ese motivo.

Por supuesto, si la atención es así de buena como nos la pintan, pienso poner una hoja de aclamación para felicitar al personal y al centro. Es una manera de que los estándards de atención al parto mejoren, o al menos, que sigan avanzando en esta línea.

Estoy deseando que llegue el día del parto y disfrutar de la experiencia, me parece un lugar perfecto para sanar mi anterior parto 🙂

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Parte del edificio

 

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Abrazos mamíferos ❤

Esperanzada…

Hoy he cumplido 29 semanas. Me parece un sueño estar a estas alturas del embarazo!!

Ayer tuve visita con mi comadrona, y todo genial. Altura uterina, peso, tensión… todo correcto. También nos dijo que en enero empezaríamos el grupo de educación maternal. Ya estaré de 33 semanas, así que espero que Biel no se adelante demasiado y poder acabarlo.

Biel, como siempre, estuvo pateándole el doppler a la pobre mujer! Se ve que no le gusta nada que le escuchen el corazón, porque es estirarme en la camilla, y empieza a revolverse. Tuvo que buscarlo un buen rato mientras lo veíamos escurrirse para todos los lados, parecía que se escondía del aparato! XD

Lleva unas semanas que está muy, muy movidito, tanto que me duelen las costillas y siento el abdomen cansado de tanto jaleo. Ayer, no paró en todo el día, y me pregunto: ¿Cuándo duerme? ¿no se cansa?! Pero no me quejo, me encanta, disfruto sintiendo lo grande y fuerte que se está haciendo día a día. Además, cada día tiene hipo durante un buen rato, y es muy gracioso. Por las patadas que me da, y el hipo, imagino más o menos como está colocado, y es cada día, o a cada rato de una manera distinta.

Volviendo a la visita de ayer, por fin hablamos del parto, y creo que no le hizo demasiada gracia que no quiera parir en su hospital… Me dijo que tenía que ponerme yo en contacto con el otro hospital, que ella no me podía derivar, pero que seguro que no me ponían ningún problema. Y que debía de ir pronto, que lo mejor era que ya las últimas visitas con el ginecólogo, pruebas y ecografías me las hiciesen allí. Que ella puede seguir llevándome, pero que el tema obstétrico mejor que lo siga allí.

Comprobamos que tuviese todos los informes y analíticas impresos para llevarlos, y me recomendó que cogiese cita lo antes posible para ir conociendo a mi nuevo ginecólogo. Según ella debía de haberlo hecho antes, y hubiese sido mejor que me llevasen el control obstétrico allí… Pero la comadrona que me atendió el primer trimestre (la substituía durante las vacaciones), me dijo que no había ningún problema (yo lo primero que hice fue preguntarle dónde me tenían que llevar si quería el parto en otro centro), y que solamente debía de llevar los informes al otro hospital, por lo que estaba tranquila.

Así que ayer mismo llamé al nuevo hospital, me abrieron historia por teléfono, y pedí cita. Pero me daban para mediados de enero, demasiado tarde, así que me dijeron que volviese a llamar hoy por la mañana y hablase con una comadrona para ver que podían hacer. Hoy he hablado con una comadrona, muy amable, que me ha dicho que ahora tienen pocas horas libres de cara a las fiestas. Pero me ha dicho que no hay prisa, que sin ningún problema podía seguir los controles en mi hospital. Le he dicho que me quedaría más tranquila si al menos agilizábamos algo antes de fiestas, llevarles mi historia, conocer el centro… Ya que si en cualquier momento tengo una urgencia o lo que sea, me sentiría más tranquila acudiendo allí y que tuviesen mi historia.

Y sin ningún problema, me ha dicho que el lunes la llame por la mañana a ver como van de trabajo, y que si están tranquilos, esa misma tarde no veríamos. Que le llevase todos los informes, e intentaría agilizar las citas, programarme las ecografías allí, y que nos enseñará el hospital. Así que estoy satisfecha, ilusionada, y tranquila.

Tengo muy buenas referencias de este hospital, y he leído partos preciosos y empoderantes. Al personal lo describen como muy respetuoso, y de trato delicado y cálido, algo muy necesario para no descentrarte durante el parto. Y algunos, trabajan en un equipos de atención al parto en casa, por lo que, confío en encontrarme con profesionales que entiendan nuestras necesidades. Tienen protocolo de atención al parto natural, unas instalaciones muy nuevas, bañera de partos… Y además apoyan la lactancia natural y el colecho. Comparado con el hospital en el que parí a Aritz, ¡me parece un viaje al futuro!

Así que me estoy animando mucho, al ver que aunque no pueda parir en mi casa, lo podré hacer en un entorno respetuoso y sin tener que pelear demasiado. Es pensar en todo esto, e imaginar las instalaciones (que ya os contaré como son cuando las visite), y me dan ganas de parir. Debo de ser de las pocas embarazadas que piensan en el parto con ilusión, pero es así, tengo ganas. Si, quiero que llegue, me apetece. No me da miedo el dolor, no me angustia el momento, solamente me importa que Biel esté sanito y nos respeten. Es un día que quiero vivir intensamente, disfrutarlo, y tener un grato recuerdo. Parir es un acto de amor, y me apetece muchísimo tener una buena experiencia y sacarme la espinita de mi anterior parto.

Se que pueden pasar muchas cosas, que es un momento delicado en el que todo puede salir perfecto o torcerse, pero confío en que todo irá bien. Y sobre todo confío en mi capacidad, en el apoyo de Mamífero, en que Biel lo hará todo lo mejor que pueda… Y si además puedo depositar mi confianza en ese centro y su personal, la seguridad que obtendremos será un gran condicionante para tener una grata experiencia.

Así estoy, a apenas 11 semanas del parto, aproximadamente, y soñándolo, esperándolo, imaginándolo y deseando que llegue. El adjetivo que me define ahora mismo es: esperanzada.

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Abrazos mamíferos ❤