Puerperio con y sin bebé

Desde que llegó Biel no puedo evitar comparar los embarazos, partos, y  sobre todo, este puerperio con el de Aritz, que distintos… Del embarazo ya he hablado durante todos estos meses, y del parto tengo pendiente escribir largo y tendido; así que me centraré en los post-partos por hoy.

Tampoco puedo evitar comparar a mis dos hijos, me emociono al mirar a Biel, que tiene los ojos iguales que su hermano, achinaditos como Mamífero. Según como lo mire, sobretodo mientras duerme, parece que esté viendo a Aritz y me parece tan bonito que pueda revivir esos instantes en que vi su carita…

El tercer día cuando me había subido la leche, me di una ducha, y al verme los pechos tan hinchados, recordé como me sentí cuando mis pechos se llenaron y Aritz no estaba. Reviví el vacío, el dolor de tener el cuerpo preparado para alimentar a mi hijo y no tenerle a él. Comparé la subida bestial que tuve con Aritz: que me produjo fiebre, quemazón y dolor durante días al no poder vaciarlos; con la plácida llegada de la leche con Biel: sin dolor, con mi hijo saciado y mi satisfacción al poder alimentarle. Tan diferente estaba siendo todo, que lloré de pena y de alegría a la vez, de tanta espera y tensión acumulada estallé, y solté…

Los loquios, es decir, la sangre y restos que se expulsan después de dar a luz, también han sido distintos. Con Aritz fueron más días, con coágulos, y un nudo en el estómago cada vez que veía la sangre que me recordaba lo vacía que me había quedado. Con Biel apenas me ha molestado, y la cantidad de sangrado disminuyó pocos días después del parto, pasando a ser un manchadito ligero.

Los entuertos, esos dolorcillos que son mini-contracciones para reubicar el útero y que vuelva a su tamaño, han sido mucho más efectivos al dar el pecho. Con Aritz sentía como me palpitaba el útero de tanto en tanto, recordándome las pataditas que ya no sentía. Se me hizo eterno el proceso, y la barriga que tantas emociones removía, parecía que no disminuía nunca. Tres meses después del parto, recuerdo perfectamente como me puse un vestido ajustado y se notaba tanto, que temía que me preguntasen si estaba embarazada…

Esta vez, sin embargo, los dolores de las contracciones al dar el pecho eran potentes, pero creo que no duraron ni una semana, lo mismo que tardó en desaparecer la barriga. En pocos días me quedé con el mismo peso que antes del embarazo, y ni un triste michelín de reservas de energía me ha quedado. Ahora soy feliz al poder vestirme con la ropa de siempre, mientras que en el postparto de Aritz me quedé en un limbo de no estar embarazada pero seguir barrigona.

En este postparto inmediato he sufrido las hemorroides más terribles que he tenido nunca, fruto de un expulsivo brutal de 5 horas, que han sido la secuela más molesta. Además también de unos puntitos por un desgarro de primer grado, ya que Biel salió bruscamente con ventosa… Suerte que tengo el suelo pélvico y el periné en muy buena forma y no he tenido mayores consecuencias, porqué con lo que llegué a empujar… Los primeros días sentía los bajos inflamadísimos, y no era para menos, porque tener el aparato ahí metido succionando un buen rato, y el tirón final, sin anestesia, y de golpe, fue muy doloroso.

Luego quedaron por curar los puntos, que molestaban al sentarme, levantarme, al estar mucho rato andando sentía presión, y escocían, además, uno de ellos estaba al lado de mis amigas almorranas. Para curarlos me lavaba con agua y jabón, y los primeros días también con infusión de tomillo, y secaba a conciencia con gasas estériles. Usé compresas de algodón ecológico y sin plásticos para que estuviese bien aireada la zona y sin productos agresivos. Y algo que me fue muy bien, tanto para los puntos como para las hemorroides, fue un gel de lidocaina, un anestésico local que me calmaba un poco el dolor. A los 10 días más o menos, dejaron de doler, pero picaban muchísimo y sentía la zona muy tirante, sobre todo después de lavarme. A los 15 días ya habían desaparecido y  las molestias también, solamente se perciben unos bultitos allí donde estaban.

El agotamiento y los dolores han sido llevaderos, supongo que las hormonas y tener a nuestro hijo me han ayudado mucho. Las primeras semanas sentía que los bajos me pesaban, mucha presión, como si se fuese a salir todo por ahí… Sobre todo después de andar un rato, al agacharme, sentarme, tener a Biel en brazos o en el fular un par de horas en pie…Esas molestias supongo que eran de la salida tan abrupta por el canal de parto, y desaparecieron también a partir de la segunda semana. Creo que la recuperación han sido buena y ràpida, y en gran parte se debe a que me sentí muy cuidada y respetada en el parto,  por lo que no he tenido que sanar emocionalmente ninguna herida, y he tenido mucha suerte en lo físico.

Con Aritz tardé mucho en recuperarme físicamente, tuve dolores pélvicos durante tiempo, tan molestos que pedí que me revisasen con una ecografía para ver si quedaban restos o algo estaba mal. Además tuve infección de orina, cándidas, una gripe, el cuerpo trastocado, la mente desubicada, las hormonas locas, además de anemia y la dichosa periodontitis. Me sentía agotada, tenía muchos achaques y síntomas que seguramente se magnificaban por la situación emocional en la que estaba. Puérpera, pasando mi cuarentena sin bebé, y escuchando desde primer momento eso de: eres jóven, ya tendrás otro.

Cuidar de un bebé es difícil, agotador física y mentalmente, y hemos tenido algunas crisis durillas, con lloreras y desesperación de mamá Mamífera al no saber que hacer. No tenemos tiempo para hacer lo mínimo, no duermo más de dos o tres horas seguidas, incluso menos, y estoy en un bucle permanente de: teta-pañal-consolar llantos y volver a empezar… Hay momentos en los que te preguntas hasta cuando aguantarás, pero, no se como, tiro adelante. A ver como se me da cuando me quede sola… supongo que simplemente, sobreviviré.

Pero, en general, el cansancio, la tristeza, el malestar, los dolores… todo, está siendo infinitamente más llevadero, más dulce, hasta los peores momentos, no tienen nada que ver. Tener a nuestro hijo con nosotros me da fuerzas para aguantar el dolor, el sueño, la desesperación y cualquier bache que venga. En cambio, sin Artiz no tenía dónde agarrarme, solamente por amor a él y por Mamífero me prometí seguir adelante.

 

 

5 comentarios en “Puerperio con y sin bebé

  1. Ay, Jess. Te leo y no puedo ni imaginarme como te debiste sentir U_U. Soy optimista y tiro mucho para delante y en general soy bastante zen pero creo que no habría podido salir adelante de algo como eso (ya me estanqué muchísimo después del aborto… No imagino un parto y un puerperio sin bebe). Y sin embargo, aquí estás. Con Biel. Con el recuerdo de Arizt y siendo capaz de comparar ambos momentos.

    Mi puerperio está siendo muy bueno, física y anímicamente. Cuando tuve el legrado lo recuerdo peor. Al dolor físico se unía el emocional. Sinceramente, me quedo con el puerperio de Habi mil veces, pese al dolor, la herida, los momentos sin dormir (pocos, afortunadamente es una bebé muy maja que parece que entienda que una Mami zombie no la iba a cuidar tan bien como se merece xD) y el bucle teta-consolar-teta-dormir-consolar-teta-gases-teta…

    Un abrazo 🙂

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    • Te entiendo Hobbita, mucho peor es pasar por una pérdida…
      Fue un puerperio duro, y largo… tanto que se entremezcló con el siguiente aborto, y el embarazo de Biel. Dicen que el puerperio acaba cuando vuelves a la normalidad a la que no he vuelto, así que todavía dura y se solapa con este.
      La inmensa tristeza y el vacío que nos dejó Aritz ahí siguen, pero muy amortiguados ahora por la llegada de su hermanito 🙂
      Sin duda, este es un postparto fácil en comparación, y sin depre por ahora, doy gracias por ello! 😀
      Me alegro de que os vaya tan bien a vosotras, que dure!!! y no te preocupes, que aunque fueses zombie, lo harías genial igualmente! una saca energias que no sabe que tiene 😉
      Abrazos ❤

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